¿Resistiría tu cuerpo una noche más bajo las estrellas?

Pienso que no.

Dejad que ahora en adelante sean los ecos de tus antiguas canciones

quienes pernocten por ti en el húmedo lecho.

Canciones y maldiciones hurgueteando la fría oscuridad

o la bamboleante frescura de tus claros reflejos.

Fuerza de canalete rompiendo las olas,

reflejo de espumas o de intocables brillantes nocturnos.

Ellos y el mar, guardarán para sí ,

toda la fuerza de tu expresión

y de vez en cuando

la traerán a mí,

cabalgando en tu oleaje de origen infinito

para recordarte cada vez que llegue el invierno.

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