Perdiendo mi religión

Perdiendo mi Religión: Prólogo

Llevaba ya horas sentado en la banca de la iglesia. Podría decir sin exagerar que al menos el 30% de mi vida he invertido mi tiempo de esta forma, y desde muy temprana edad. ¿Se podría decir que soy un obseso o un fanático? Quizás la respuesta sea sí, pero ¿a quién no le gusta invertir su tiempo en algo en lo que cree? Claro, la gente no se quedaría boquiabierta ni me dijera «creo que debes buscar un pasatiempo» si por el contrario les dijera «ey, pasé todo el día en el gym» u «hoy fue un grandioso día, se lo dediqué enteramente a mi familia». ¿A ellos qué les importa?

Sin embargo debo admitir que últimamente he prolongado las horas en la casa de dios más de lo normal, los recuerdos vuelven, la vida sigue siendo tan dura como siempre lo ha sido, y a pesar de que la pregunta que llevaba muchos años sin formularme ha vuelto otra vez a mi mente, retumbando ahora más que nunca y haciéndome recobrar ese escepticismo que tanto he odiado y que le he pedido a Dios tantas veces que mitigue de mis pensamientos.

(¿Por qué a mí? ) Es verdad, mis «amigos» (o más bien debería llamar «mis compañeros») dicen que hay cosas peores, que hay personas a las que la vida ha tratado peor, personas menos pudientes y/o con alguna discapacidad y sin embargo mantienen una sonrisa en sus rostros y afrontan sus problemas con entusiasmo y la mejor de las actitudes, pretendiendo hacerme sentir mejor con ese discurso barato.

(¿Por qué a mí?) También me dicen que «lo bueno está por llegar». ¿Eso es lo que crees, compañero? Creo que lo bueno llegó y se fue hace ya mucho tiempo, y fui tan estúpido como para no darme cuenta de ello hasta que lo perdí. Ahora solo siento que esta época fue un suspiro y me aterra pensar que poco a poco lo voy olvidando… Poco a poco las imágenes se hacen más opacas hasta quedar en una completa laguna en mi pensamientos

(¿Por qué a mí?) Tampoco falta el clásico «esto es una prueba de Dios» si ese fuese el caso estoy harto de esas pruebas, ya estoy harto de ser un buen soldado del señor, estoy harto de ser «el mejor guerrero para sus mejores batallas» estoy harto de seguir manteniendo mi fe ciega. Estoy cansado. He lidiado lo suficiente, quiero un retiro, ni siquiera pido un premio por todo esto, pido una tregua.

(¿Por qué a mí? ) Desde que tengo uso de razón se me ha inculcado la fe católica. Me enseñaron a amar a dios sobre todas las cosas, tuve mi bautismo, mi confirmación, la eucaristía… Mi padre era muy religioso (o al menos eso era lo que parecía) y también muy agresivo, desgraciadamente a partes iguales, y digamos que él sabía de memoria el 70% de las sagradas escrituras, y además de poder recitarte con exactitud los versículos, hasta podía decirte el número de la página. Aunque yo solo heredé la parte religiosa de mi padre, ya que a mi parecer era lo único admirable que tenía ese hombre (ah, claro, sin contar su estatura y su complexión atlética, una cosa que NO heredé)

(¿por qué a mí?) Llevo días ya cuestionando si hacer o no lo que tengo en mente, a pesar de ya haber pasado por la confesión, son temas que con el pasar del tiempo los he bloqueado, tengo demasiado guardado en mi corazón y la carga se me hace cada vez más pesada, y a pesar de haber sido siempre un devoto, nunca había mencionado nada de esto en voz alta por el simple hecho de que si lo llegaba a decirlo podía hacerlo más real, que los recuerdos volverían y que me acercaría una vez más al viejo amargado, y esos fueron sucesos que siempre he querido olvidar.

Pero basta ya de huir, si esto me va a ayudar a aligerar esta carga entonces debo hacerlo… No, NECESITO hacerlo… Ya es momento de entrar a ese confesionario y hablar de lo que tanto he tratado de escapar durante tanto tiempo…

Decido levantarme, todavía algo indeciso, con las piernas algo entumecidas y con un leve dolor en la nuca. Con cada paso gano un poco de convicción y mi caminata se va tornando más regular, hay pocas personas en la iglesia, contándome somos 4 personas, pero realmente ninguno de ellos me presta atención, deben tener mejores cosas en las que pensar. «Hay gente que está peor» «No eres el único con problemas» sí, sí, ya lo sé. Este pensamiento hace que mi paso vuelva a ser dubitativo, pero ya falta muy poco y decido acelerarlo antes de arrepentirme.

Llegué, y llegó el momento…

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS