Llegamos al atardecer Mohamed y yo a Tánger, íbamos en un taxi
de los grandes y aunque la distancia entre Tetuán y Tánger no es
muy grande pero la carretera dejaba mucho que desear, con tantas
curvas, el taxi nos paró justo en la puerta del Al-Marsa que era uno
de los sitios más famosos de Tánger, por no decir el que más.
Cogimos nuestras maletas y comenzamos a subir una empinadísima
escalera, muy vieja, que no sé cómo la gente no se descalabraba
al subir por allí, Moha llamó al timbre de una casa típica de
Andalucía, con sus rejas y balcones estilo andalusí, estábamos bromeando
a ver quién nos abría, yo era la primera vez que estaba en
ese lugar pero Moha ya hacía muchos años que conocía a la abuela.
Nos abrió un magrebí , alto y corpulento , calculo que de unos 46
ó 48 años con bigote y aspecto viejo, Moha y él se saludaron y nos
invito a entrar, la primera impresión que me dio la casa por dentro
es que había retrocedido a los años 60 de España, con su muñeca
de faralai encima de la televisión y su toro, cuadros antiquísimos de
fotografías de ciudades españolas como Lorca, Cádiz, Algeciras que
después supe el porqué de esas fotos, nos dijo que nos sentáramos
y eso hicimos, en una salita pequeñita, donde solo cavia la tele una
mesa camilla , cuatro sillas destartaladas y un sillón que de viejo
que era tenía el hueco de sentarse perfectamente dibujado y de color
indeterminado.
Al momento vemos a Mustafá que así se llamaba la persona que
nos abrió la puerta , ayudando a un anciano a caminar, vestido con
una chilaba de color hueso, nada más entrar en la salita se sentó en
el sillón, claro, Moha lo saludo con dos besos y a mí me presento “
Manolo este es mi amigo David” “ venimos a que conozca Tánger” “
mú bien hombre” dijo el anciano “Y tú de onde ére” Soy de Valencia
le dije “ pué tenei suerte, porque me habéi pillao con solo dó huépede
, son alemáne, se van por la mañana y no vienen hata la noche” “
Nosotros solo vamos a estar hasta el domingo porque yo tengo que
trabajar el lunes” “ Solo dó diá” dijo el abuelo.
Cuando Moha fue al servicio, el abuelo que no hacía nada más
que mirarme me dijo con la mano “ven” y me senté junto a él en una
silla “tú que asé aquí” “tu no ére como elló” pues porque hay que
conocer hasta el infierno le dije “déjate etá que hay sitió que no ganá
ná en conosé” en eso que llego Moha y el abuelo llamo a Mustafá
para que nos enseñara nuestras habitaciones. La impresión que me
lleve al estar solo y ver mi habitación me dio por pensar en cuantas
historias se habrían forjado allí, cuantos (amores prohibidos) se
habrían hecho y cuantos se deshicieron allí, la habitación era más
antigua que el mear, con los techos altísimos con una cama enorme
de muelles antiguos con colchón no se sabe de qué, una llave de la
luz encima del cabezal de la cama de esas que nosotros llamábamos
de pera ó perilla, un armario que sería el primero hecho de madera
chapada y las paredes de la habitación pintadas y requepintadas
miles de veces de un color como el sillón de la abuela indescifrable.
La pensión oficialmente se llamaba PENSIÓN CALATRAVA pero
nadie la conocía por ese nombre, todo el mundo la conocía por la
pensión de la abuela, porque Manolo (la abuela) llevaba en Tánger
desde que era una ciudad abierta, ósea desde antes de que Marruecos
obtuviera su independencia.
En los años 40 y 50 Tánger fue una ciudad de exiliados donde
había un barrio de cada nacionalidad, el ingles, el italiano, el francés
y por supuesto el español, que por cierto aun esta el gran teatro
cervantes allí, derrumbándose.
Desde siempre Tánger ha sido una ciudad de espías ó al menos
esa era su fama, por principios del siglo XX. Como era viernes por la
noche y solo estábamos Moha y yo en la pensión, la abuela a través
de Mustafá hizo llamar a dos chicos, cuando bajamos ellos ya estaban
sentados y yo al verlos le dije a la abuela “pero estos chicos son
mayores de edad” “claro” me dijo “mira, lo primero que saben que
tienen que hacé e darme su DNI” y eso? Le pregunte “pa sabé si son
mayoré de eda y así no se atreven a meté jaleo”.
A Moha no le gustaron y dijo “me voy a ver a un amigo” yo me
quedo con Manolo le dije “no “dijo la abuela “tú me puedé llamá
Manué, que me recuerdá a mi cuando era joven” “porque aunque no
te lo crea, yo fui joven” hombre claro supongo le dije y nos echamos
a reír todos. Moha se marcho y la abuela me dijo “ no te gusta ninguno
pá subí” no, a mi me gustan los hombres más mayores y que
me llamen la atención o que me guste algo de ellos, su mirada , su
forma de ser, no sé, tener chispa con él, no sé cómo explicarme “ te
comprendo, como me recuerdá a mi” “ale ya podeí iró” le dijo a los
dos chicos e inmediatamente entro Mustafá y le pregunto si quería
cenar y le dijo que no, que luego comería una fruta antes de acostarse,
cuando nos quedamos solos le pregunte “ este quien es” “quien
é” “ fue mi amante hasta que se izo mayó, depué se casó y yo soy el
padrino de tó su hijó” “ lo tengo aquí ayudándome y su mujé limpia
la pensió y yo soy el que le esta criando su hijo”.
“ Veo que te gusta ecuchá” si, le dije , prefiero escuchar que hablar
“eré buena persona, se nota en tú ojó” gracias pero no se crea,
tengo mi carácter “ Y usted que hace aquí en Marruecos lejos de
España con la edad que tiene y solo, ¿ cómo es que llego a parar
aquí? “ te gustaría sabé mi viá” sí, me encantaría, me gustan mucho
las historias de las personas mayores “ pué me á caió bien, te voy a
contá mi viá”.
Y comenzó a contarme su vida pero con su forma de hablar medio
andaluza medio murciana, pero yo la escribiré normal, para que
sea más fácil de comprender.
“ Yo nací en Lorca, eso está en Murcia y desde muy pequeñito era
muy mariquita, yo me ponía los vestidos de mi hermana que tenía
dos años más que yo, anda que no me pegaron palizas mis padres
cada vez que me veían así vestido, yo aprendí a coser viendo a mi
madre como lo hacía, imagínate en aquellos años como era España,
yo era el hazmerreir de todo el pueblo hasta que en el 36 estalló la
guerra civil y al año siguiente me llamaron a filas, pero claro cuando
me vieron no sabían dónde colocarme, pero un teniente me dijo que
me fuera a su casa a ayudarle a su mujer que estaba enferma, así que
me instale en su casa, su mujer estaba siempre acostada, no sé qué
enfermedad tenia y claro viviendo allí un día y otro pues pasó lo que
tenía que pasar, un día subí a la andana a por patatas y el teniente
me siguió y hicimos el amor, aunque no parezca yo era virgen, me
enamoré perdidamente de él, pasé un año maravilloso con mi teniente,
hasta que entraron los nacionales y se lo llevaron a un campo
de concentración, a mí también me cogieron pero me soltaron un
mes después y siempre recordaré las palabras que me dijo el tío que
me soltó, anda vete de España que aquí no queremos maricones en
la nueva España.
Así que otra vez volví a casa de mis padres, la guerra ya había
terminado pero yo no podía quitarme de la cabeza a mi teniente, así
que un día me arme de valor y me fui a verlo , habían pasado cuatro
años y ya estaba en la cárcel de Alicante, yo como pude en carretas
y camiones llegue a allí, cuando solicité visitar a Gerardo Hernández,
así se llamaba, todos se echaron a reír, pero conseguí verlo y
la entrevista fue muy triste, estaba irreconocible pero se alegro de
verme, su mujer hacia dos años que había fallecido, con un guardia
delante no pudimos decirnos nada, solo en un momento bajo la voz
y me dijo, vete a Algeciras y espérame, no sé cuanto tardaré en salir
de aquí ni si quiera si llegaré a salir pero la única oportunidad que
tenemos es cruzar el estrecho a Marruecos, yo le dije, vale te esperaré
allí, enseguida el guardián comenzó con la porra a darle a él
diciéndole “aquí se habla alto” y se lo llevo.
Yo les dije a mis padres que me iba a Madrid a ganarme la vida
porque en el pueblo no podía, ellos lo comprendieron y les dije que
ya les escribiría y cogí el tren para Algeciras.
Al llegar allí no conocía absolutamente a nadie, yo iba con mi
maleta de cartón y mis andares y la gente me miraba y se reían,
busqué la pensión más barata que encontré para pasar la noche, a la
mañana siguiente me iba a marchar ya cuando me di cuenta que la
señora que llevaba la casa no se le daba muy bien la cocina así que
aproveche y le dije que si quería yo podía cocinar que se me daba
muy bien, me dijo para mi asombro que sí, pero que no me podía
pagar que tendría que hacerlo a cambio de la habitación, yo acepte
enseguida, así comenzó mi vida en Algeciras a la espera de mi amor.
Aunque la señora no me pagaba pero yo como le iba a la compra
siempre le sisaba algo y pude recoger un dinerito y conocer gente,
una vez conocí a la mujer del jefe de policía de Tánger, porque me
pregunto si conocía un sitio donde cosieran yo le dije que yo cosía
y me dio unas prendas para hacerle unas cosas, yo no sabía que era
la mujer del jefe de policía porque era española ó al menos eso me
pareció a mí y así continuo la amistad.
Al año y medio un día en el mercado veo una silueta que me era
familiar, conforme se fue acercando reconocí a mi amado, con mucha
precaución nos dimos las manos y nos marchamos a un café cercano,
yo estaba en las nubes solo que hacía que mirarlo, ten cuidado
que van a dar cuenta me dijo, que importa le dije si nos vamos a ir a
Tánger, de eso vengo a hablarte , ya comencé a sospechar que algo
no andaba bien, es que tengo que decirte me dijo, que me he casado,
es hija de un jefe fascista y así he recuperado mi honor y mi puesto.
El mundo se me vino abajo, en mi mente solo resonaban las palabras,
pero porque, pero porque, y ahora te tengo que dejar porque
es muy peligroso para mí, lo siento, pero tú ya estas colocado aquí,
si claro le dije, no te preocupes por mí, me estrechó la mano y lo vi
irse calle abajo hasta que desapareció.
Seguí varios meses más en la pensión hasta que la mujer del policía
me dijo que porque no me iba a Tánger que ella y su marido me
ayudarían a poner el negocio que yo quisiera.
Entonces decidí que sí, que eso me vendría bien , alejarme de España
y de todos los recuerdos, me marche y cuando llegué a Tánger
fui directo a la comisaria que me dijo la señora y pregunte por su
marido, me llevaron a un despacho donde estaba sentado el hombre
más guapo que yo jamás había visto, me quede con la boca abierta
él también debió de darse cuenta porque sonrió y me dijo, le hemos
preparado una casita , vamos y le acompaño a enseñársela (la casa)
bromeo y nos fuimos riendo hacia la casa.
Era una casa de una planta y no tan pequeña como él decía, yo le
vi las posibilidades que tenia, porque yo aprendí que en la pensión
si la sabes llevar puede ser un buen negocio, pero claro de momento
tendría que vivir allí y ponerme a trabajar en algo para ahorrar dinero
para lo que yo quería y lo mejor es que lo que yo quería coincidía
con lo que él quería en ese momento, fue la primera vez que un
hombre me trato con cariño, con dulzura como se deben de tratar a
las personas tengan la orientación sexual que tengan porque al fin y
al cabo todos somos seres humanos en busca de un poco de cariño.
Y así comenzó mi vida aquí y por esta noche ya está bien, que la
abuela está cansada, me dijo riéndose, Moha llegó a las cuatro de la
madrugada y yo aún estaba despierto pensando en lo que Manuel
me había contado.
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