pensamientos nocturnos de montreal.

pensamientos nocturnos de montreal.

aun en distancia hoy te imagino en lencería. Delicados y diminutos trozos de tela se abrazan a tu pecho y a tu trasero como una segunda piel. Bagatelas insignificantes que disfrutan de una intimidad que a mí solo me está permitido soñar. Te veo en escarlata. No en cualquier rojo básico y anticuado, sino en un rojo vivo, intenso, vibrante; el color de un exquisito vino de cosecha o el de un rubí precioso y exclusivo. Y con encajes blancos. Una excitante brizna de inocencia que hace que la seda roja resulte aún más pecaminosa. Más decadente. Más parecida a la lencería que llevaría una una diosa de diosas.

Y tú… Tú eres una mujer valiente y atrevida con ganas de aventuras. Una mujer preparada para el placer y el juego. ¿Estoy en lo cierto? Creo que sí… volviendo a tus pechos, tus preciosos pechos… Ahora te imagino tumbada sobre sábanas de satén. Tu espléndido cuerpo en el lujoso marco que merece. Supongo que lo de las sábanas de satén está ya muy visto, pero ¿a quién le importa? Aparecen en millones de fantasías sexuales, no solo en las mías. Aunque quizá tus sábanas sean blancas, no negras… Mmm… Sí, ese color también me pone. “Noches de blanco satén”, ¿eh, hermosa? Qué no daría yo por pasar una noche así. Largas noches de oscuridad y fragancias, en las que me atiborraría una y otra vez de los abundantes placeres que ofrece tu cuerpo. Para mí sería el paraíso. Mi deseo más anhelado… ¿Se hará realidad uno y otro día? Estás tumbada. Eres una obra de arte en rojo escarlata y blanco. entonces viene el sueño lucido que me ves junto a la puerta me das la bienvenida con ojos ardientes, pero no por ello dejas de prestar atención a tu coño. Tu sonrisa me abrasa por dentro mientras tus dedos siguen haciendo círculos bajo la seda y el encaje. Tu irresistible pecho traza círculos sobre el satén mientras jadeas excitada. Te ruego que me permitas que me acerque, pero de momento mandas tú y me lo prohíbes. Me quedo de pie en el umbral. Cada centímetro de mi cuerpo es tu esclavo y mi sexo te ansía tanto que me hace daño. Cierras los ojos y tu placer queda encerrado en tu mundo personal y exclusivo. Te frotas cada vez más rápido y comienzas a jadear y a gemir Te deseo tanto que no lo puedo soportar. Es una agonía, como si mi sexo…

cont…

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS