Los primeros rayos de luz entran por la gigantesca ventana, redondeada en los bordes superiores, golpeando las paredes del pabellón decorado con colores vítreos. Sobre las cuales impregnan majestuosas y voluptuosas representaciones de historias sangrientas danzando encima de las decisiones ambiguas y carentes de sentido de los hombres.
La vida en un ancestral palacio tallado desde del propio mármol, que está a punto de venerar a su deidad suele ser tranquila en los días de trabajo, pero la festividad merece un tropel de movimiento. En las habitaciones principales residen aquellos que serán formados para profesar la fe en los territorios bendecidos.
Al amanecer completamente ella levanta su cabellera sedosa sigilosamente dejando caerla y reposarla un momento en la cama, a su vez los rayos atraviesan los huecos generados por la separación de los negros filamentos estrechos provocando una porosa sombra chinesca en la pared contigua.
La chica en rojo como se le conoce es llamada así por su amor, un poco obsesivo, al color en las distintas expresiones de arte. Después de algunos segundos sentada en la orilla de la cama confundida por la transición a la vigila, remueve con su mano derecha las sabanas doradas que cubrían su cuerpo, en eso la puerta principal que da al pasillo principal es golpeada tres veces mientras una voz femenina detrás de la puerta, sonoriza con agrado un mensaje de despertar.
—Deberías despertar, los preparativos de la ceremonia comenzarán en unos pocos minutos, los sirvientes están preparando todo—El sonido armónico de la Maestra despierta por completa a Ryeen de su estado transitorio.
—Espéreme! Guarde un momento. Necesito vestirme apropiadamente—Vocifera las palabras una tras otra con esplendor cálido de una joven de 21 años.
¡No puede ser hoy! ¡Es el día de la ofrenda! El día en que me convertiré en una erudita fiel. Su voz interna desbordaba de centellas emocionales tan solo el pensar en las alabanzas de los magistrados.
A lo largo de su recorrido en el laberinto de la memoria a largo plazo comienza a vestirse con el atuendo rojo importado de la Ciudad Ernyanel mientras la Maestra Anny escucha las palabras de aprobación para adentrarse, por lo que decide empujar lentamente la puerta, ornamentada con el mapa de la región del este, para poder avistar la preparación de su aprendiz predilecta.La maestra es una señora de por lo menos 40 años, vestida en un traje verdoso con estampados amarillos con una cabellera corta y grisácea, es muy conocida por ser una fiel seguidora, desde su llegada en su niñez, y estricta con las normas de la comunidad.
Al entrar camina suavemente mientras se acerca hacia ella con un libro en su mano derecha y en la otra una rosa.
—Por Favor, Sostén el libro. Necesito prepararte, en tanto necesito que leas la entrada del versículo 13 de memoria—De un tocador fabricado de ébano es extraído una peinilla naranja con la cual comienza a cepillarle con una delicadeza.
La voz repetitiva cálida de la chica comienza a tornarse un poco monótona al repetir las mismas palabras, al cabo de unos minutos la mente queda impregnada de la palabra del fundador.
—Maestra, Disculpe mi intromisión. Sin embargo, ¿Desearía saber a qué hora comenzarán a llegar los invitados de los reinos y las ciudades portuarias? —Cautelosamente cierra el libro, lo toma con fuerza y elegancia en sus blanquecinas manos, destinándolo en la cama, ligeramente dejándolo caer.
—Será dentro de una hora. Comentando acerca del tema, La familia real y el magistrado de Ernëlek han arribado desde haces dos horas. Fueron inoportunos al hospedarse temprano, se les había avisado con un cuervo a cierta hora y su ofensa no será tomada nada bien por el Gran Hedre. Discípula después de terminar tu preparación necesito que te dirijas a la estadía; Tus otros compañeros esperan impacientemente. La bienvenida debe ser respetuosa y sobre todo debe mostrar la amistad y la fe que hemos tenido por siglos.
—Me dirigiré al terminar de colocar la rosa en agua, ¡Muchas Gracias por el regalo! —Al terminar de ofrecer una respuesta esperada de una adiestrada con un futuro prometedor, la instructora marcha hacia fuera con una sonrisa calculadora y amistosa, de las cuales ella solo es capaz de hacer.
La rosa traída de los campos inferiores refleja la hermosura de su belleza en el esplendor que siempre se le ha encaminado, dejándola en una jarra de porcelana con la mita de agua abandona su habitación con un ruido imperceptible incluso para su compañera, quien es conocida por su capacidad auditiva.
El camino a la estadía es cansado si no fuera por la decoración explosiva que muestra la historia de las grandes guerras entre los héroes y los Otros, detrás de las grandes cordilleras, aunque las inmensas paredes pueden desviarte de tu destino ella siempre ha recorrido ese camino desde que fue traída.
Al bajar por los escalones fabricados de granito extraídos de la pequeña cordillera, observa a su auditiva compañera llamada Sery, impacientemente caminando de un lado al otro mientras su compañero llamado Royr trata de que deje su comportamiento inusual sin conseguirlo. Sin embargo, los pasos presionados con fuerza de Ryeen llaman la atención de Sery quien voltea con una sonrisa sarcástica, como si en su mente esperará que Ryeen bajará para hacer sus comentarios fuera de lugar. Presionando con sus pies el ultimo escalón pregunta en voz alta donde están sus compañeros.
—¿Hablas de los inadaptados que crecieron odiándote? —Su sarcasmo es conocido por todos incluso más que su poca educación en clase.
—Están en el comedor, estaban esperándote, pero te retrasaste demasiado por lo que adelantaron— Royr es el tipo de chico sensato capaz de resolver cualquier problema con sus habilidades, pero incapaz de expresar sus emociones.
—Gracias a ambos, por su pronta respuesta. Les agradezco—
—Deja la educación para cuando te vayan a castigar por el libro, estamos entre nosotros, oye que hermoso vestido rojo refleja tu aura. Sus ojos no pueden retirarse de la belleza de su mejor amiga, mientras ella lucia como una reina, ella solo viste un vestido antiguo verdoso usado por las generaciones anteriores en los momentos de ofrenda.
A su vez Royr lleva consigo un traje rojizo y amarillento que en su religión representa la luz de cada día que siempre llegará aun en la oscuridad.
—Cambiando de tema, no te gustaría ir al comedor sirven pescado recién capturado del río Oër y preparado con las recetas exquisitas de los montañeses.
—Me parece adecuada tu propuesta, el día de hoy es especial y mi emoción no puede resguardarse.
—Por supuesto, ¿Quieres venir Sery o estarás merodeando con hambre, esperando la llegada?
—¿Por qué permaneces aquí, faltan algo de tiempo para que arriben? —Su sorpresa se refleja en su cara al darse cuenta que su amiga rechaza una comida, siendo ella quien suele ser la primera en comer, especialmente donde la expresión culinaria esta en otro nivel.
—Discúlpala, espera conseguir un rey soltero y escapar del palacio sin embargo parece que no ha entendido por que estamos aquí. Ni le ha sido suficiente vivir aquí. Pero lo mejor sería que nosotros dos fuéramos por nuestros alimentos. El pez engrasado no sabe bien con la espera— Con un rostro enfadado de Sery al oírse tales palabras dolientes despide con un saludo educado a su apreciada amiga y con una muestra de odio a su molesto compañero.
Los comedores ocupan la parte más importante del palacio, cualquiera que haya crecido a los alrededores habrá escuchado que los teatros de las ciudades son diminutos comedores. Royr y Ryeen entran al teatro culinario con la elegancia de un rey y una reina en su propio castillo, provocando reacciones envidiosas en sus compañeras y reacciones de asombro entre sus compañeros.
Los asientos disponibles más cercanos y dignos de la realeza esta dispuestos en la parte superior en un estrado para aquel que goce debajo, siempre vea quien lo provee. Dentro se encuentran sus nueve compañeros restantes descansado en las sillas de Caoba y algunos niños traídos de las aldeas no menos de 10 años, quienes serán parte importante de la noche, cada niño es traído por el día en que nació, de hecho, son el regalo del De arriba para que cumplan su voluntad.
Las miradas de todo el mundo clavan como espinas al caminar por un desierto a pie, llenas de cargas emocionales frías y denteras que incomodan hasta el más seguro de sí mismo, No obstante, la situación se repite cada día tras noche por lo cual sus miradas no son más que habituales. Ignorando por un momento sus agresiones a su persona, se enfoca en las mesas redondeadas dispuestas en línea donde yacen servidos los platos que degustará.
A pesar de eso las espinas continúan acechándola, aunque esta vez no se trata de algún compañero morboso o envidioso, sino de la maestra Indiee quien esta levantada un poco curvada conversando con Ali, un compañero que iniciará la ceremonia, pese a ello su enfoque no es hacia ella, está centrada en ese traje rojizo que lleva puesto desde la mañana.
El tiempo transcurre lentamente desde que se han sentado y de estar platicando acerca de los comentarios insensatos de Sery en las clases de Filosofía, los comentarios inteligentes sobre diseñados y sobre explicados de Ali, y las ofensas de Dery detrás de la espalda de todos, aunque todo el mundo sabe lo que dice.
El tiempo ya daba la una y la puerta se abre fuertemente sin generar un ruido estruendoso, en la entrada se vislumbra la maestra Anny con su voz resonante y tranquilizadora informándoles que los invitados han llegado.
Terminando sus palabras el crujir de la madera se escucha sincronizado a lo largo del lugar, todo el mundo se para, dispone su silla debajo de la mesa y se dirige a la salida del palacio en orden, A su vez la maestra Indiee entendiendo lo que debía hacer, lleva a los niños detrás de la otra puerta de forma organizada y vestidos de color rojo-marrón cantando una melodía poco legible.
Al salir del palacio y disponerse en línea el sol abrasador calienta con rapidez el cuerpo de los adiestrados haciéndolos sudar mojando un poco sus trajes. El clima soleado de esta región no ayuda en lo absoluto a caminar tales distancias desde el suelo a unos cien metros de altura donde está la gran Blanca.
Desde arriba el asombro en su cara refleja la hermosura al ver las caravanas jalados de los caballos negros que suben al palacio por el camino ancho forrado de ladrillos blancos, junto con las carretas algunas con más regalos que pasajeros, y sin olvidarse de los animales extravagantes que nunca en su vida ha visto.
Los primeros en subir, forrados con platino pertenecen a la ciudad del norte llamada Ernyanel, los últimos en unirse a la unión divina y adorar al De Arriba; Son conocidos vulgarmente como los hombres del viento por su astucia para usarlo a su favor.
Después de ellos con las aves exóticas los Reyes del sur gobernantes de los últimos valles tierras tan fértiles que han estado en disputa por años entre los grandes reinos, y seguidos de ellos los reyes centrales quienes llevan como ofrenda esclavos capturados del océano.
Al subir cada discípulo debe saludar a la máxima autoridad de la casa y llevarlo a los aposentos donde se les solicitara su presencia al caer la noche, para ello los adiestrados deben proferir palabras de alabanza a la grandeza de su majestad y de la divinidad, terminando se les comienza a explicar lo que hará y serán completamente serviciales.
Asustada y preocupada saluda a cada invitado especial recibiendo no más que caras vacías e envidiosas de los llegados al ver su rostro y su vestimenta, camina al despedirse de todos cuando su brazo es tomado con fuerza por su compañero Royr.
—Ryeen, el gran Hedre te solicita personalmente, necesita que vayas es probable que sea por el libro que has estado usando— Últimamente ha leído mucho sobre las fantasías detrás de la pequeña cordillera y como los impuros adoran a su dios de manera aberrantes que no se debieron haber permitido, sin embargo, la idea de tomar algo sin pedir fue su única opción para poder leer las historias magnificas y aberrantes expresadas en el libro antiguo.
—¿Crees que debería llevarlo? —En su mente la idea de ser reprimida la asusta tanto como el hecho de que sea descubierta por su interés en lo prohibido.
—No lo sé, pero deberías ir ya, la impaciencia es algo que le molesta.
El recorrido es bastante pesado, cada paso se vuelve más másico al pensar en sus palabras hirientes y duras por la cual es conocido, es de esperarse de un hombre mayor de al menos 60 años, vestido con una bata blanca mostrando la pureza que se debe tener para ser un fiel servidor, cuando toda su vida ha sido enseñar rectitud a los recibidos.
Al observar la entrada principal decorada con el nombre de HEDRE, suele encontrarse el señor esperando escupir sus rocas afiladas cortadores de piel y alma en formas de palabras secas y carentes de emoción acerca de lo inoportuna que fue al crear esta situación.
Su voz gruesa genera un eco en la estadía que puede escucharse incluso en las habitaciones más alejadas del palacio al decir:
—Siéntate, necesito hablar contigo— Sentada con espera a su castigo, Hedre saca un tubo fabricado de mármol con inscripciones extrañas nunca antes vistas por ella y en la parte superior un espacio lleno de cenizas, desconcertando un poco acerca de su llamada.
—Que es lo que sostiene en la mano, ¿Gran Hedre? —
—Cada 120 años, la llamada de arriba llega a nosotros en la forma de 12 ofrendas, necesitamos prender en llama el recinto ceremonial para que lo vea y nos perdone por los pecados cometidos por aquellos que murieron sin redimirse y por aquello que lo han hecho en vida. Esto que sostengo es la antorcha que se ha usado para prender en fuego durante todos los días de la pureza. El día de hoy tú serás quien tenga ese honor.
—Gracia..sss.—Al escuchar esas palabras la preocupación se desvanece y la felicidad de que el Gran le dé esa oportunidad se refleja en su tartamudez y sus ojos brillosos con algo de lágrimas cálidas.
— Por favor retírese, cuando sea el momento se te entregará y harás lo que se te pide.
—Muchas Gracias.
Incluso el cierre de la puerta, muestra su ráfagas de felicidad, de vuelta a su habitación brincando un poco de emoción al ver que nadie la ve. En eso se encuentra con Sery dando la vuelta en una esquina que despreocupada por la situación actual lleva consigo un ramo de flores azules tomadas del jardín botánico a la habitación de una reina del sur, conocido por su fascinación en las flores azules y los frutos azules.
—¡Por qué tan radiante!, siempre eres así pero hoy molestas—
—El día de hoy ha sido emocionante, las situaciones me han llevado a ser quien encienda el recinto. Estoy contenta— Sus labios predispuestos en medio luna invertida no hacen más que confirmar su aura expansiva que tanto molesta a Sery
—Eso suena aburrido, y aparte recuerda que serás la responsable de la consagración. Si recuerdas lo que harás, ¿No? —
—Lo entiendo, pero la rectitud es algo que me será entregada por mis decisiones. Deberías hacerlo, no hay más en la vida que ser digna—Un poco molesta vocifera con dureza las palabras.
—Bah, no lo ves verdad, yo llegue aquí hace seis años traída desde las ciudades sin gobierno. Crecí escuchando las terribles historias detrás de estos muros. No es lo que parece, la vida no es ser fiel es ser libre, es ser bueno y malo, pero al final saber que siempre debes hacer lo correcto. Entiende—Solo en pocas ocasiones sus comentarios dejaron de ser sarcásticos y son serios con un poco de preocupación.
—Me decepcionas amiga, las palabras que provienen no son pensadas. El mundo está mal y todo lo que debemos hacer es ser fiel y esperar elación.
—Un día veras lo que yo vi, y te darás cuenta que estas mal y será tarde. Ya llegará tu verdad y te dolerá.
—Lo siento, me tengo que retirar, es una lástima que este hogar que te ha provisto mucho sea de tu desagrado.
Su caminar cambio, la preocupación que su amiga inyecto se diluye mientras más piensa acerca de la bendición del camino en la que la han puesto, su sonrisa vuelve a marcarse en su rostro al final del pasillo.
Observando a sus compañeros retirarse a sus habitaciones apresurados y preocupados por no haber aprendido sus líneas, impulsa un poco más su caminar hasta que parece que trota dentro de los muros generando un sonido chocante y ligero alternados.
Al abrir la habitación se percata que ha sido abierta, aunque lo primero que pensó fue en el aire y las corrientes masivas que suelen pasar durante esta época especialmente en las regiones altas, por lo cual entra y se recuesta en la cama junto el libro que coloco hace unas horas atrás, se predispone a abrirlo y lo levanta un poco para poder leer cómodamente cuando se queda perpleja al caer una nota puesta en medio del libro.
La agarra con sus manos finas y frías leyendo en su mente lo que el pedazo de papel expresa, al terminar confundida se levanta de la cama repentinamente, rompe el papel en pedazos y los deja libres para que el viento los reclame. Los observa cuidadosamente flotar mientras se alejan y caen al vacío, mientras se sienta en la ventana viendo hacia abajo preguntándose acerca de la verdad de la nota.
El sol se está poniendo en el horizonte, las primeras estrellas tenues ocultas por la poca luz solar iluminan un poco el frió desconcierto de Ryeen, y las lunas alineadas perfectamente formando una línea cruzada en la bóveda celeste solo confirman que debe hacerlo, “Eso es lo que debe hacerse” pensó muy dentro de ella. Aunque decirlo no hace más que dudar su propia fe.
Puede observarse desde la ventana los habitantes de las aldeas cercanas marchar grandes trozos de kilómetros al recinto solo por Fe. El lugar de las ofrendas se encuentra debajo del palacio, más precisamente en la meseta más pequeña que se encuentra abajo de la grande, donde yace un circulo decorado manchado un poco de hollín en el centro a su vez sostiene doce columnas delgadas dañadas por el tiempo, observándose grietas en la parte inferior.
La noche avanza más y ahora ha caído totalmente y las luces del camino que se esparcen desde la salida del palacio hasta el recinto ahora forman el conocido camino de la luz explicado como en el libro como la señal de redención. Según el itinerario los reyes son los primeros en salir seguidos por los niños que serán entregados y por último los discípulos y maestres que se preparan para conmemorar el nuevo ciclo.
Al cabo de algunos minutos de haberse retirado de la ventana un poco más tranquila y segura acerca de lo que debe hacer, escucha las campanas de las torres, por lo cual se prepara para salir de su habitación. El bajar algunos metros vestida como reina es algo cansado en especial si hay un peso emocional encima de ti cada vez que observa a su amiga sonriendo de una forma angustiada. Aunque el peso se aligera cada vez que ve al gran Maestre sosteniendo con la mano derecha el libro sagrado y en la mano izquierda la antorcha la cual usará, mostrando que muchas personas no pueden estar mal.
Al arribar un poco cansados nota la multitud de las personas alrededor orando en sus propios dialectos y pidiendo por redención que se les entregará la noche de hoy. A pesar de que su rostro muestra ahora seriedad, una respuesta esperada para la ocasión una pequeña mueca de gracia suele escaparse en momentos. Sus dudas ahora logran tocar el fondo de la ansiedad, pero el ver el rostro de Hedre mostrando aprobación incita más a realizarlo.
La seriedad se vuelve más cuando observa a los niños colgados de las columnas, sus caras inexpresivas y frías no hacen más que recordar que ser fieles significa hacer todo por Del de Arriba. Los gritos se hacen más fuertes cada vez que se enfoca en los ojos sin vida de los niños y niñas que hacen algunas horas estaban comiendo, es como si el dolor fuera de ellos.
Al mismo tiempo la servidumbre coloca estacas, ramas y hojas secas con un olor penetrante debajo de cada uno de los once cadáveres colgantes. Sin algún remordimiento por lo que ven ahora comienzan a bajar los cuerpos hasta que estos estén completamente encima de la muy pronta fogata.En ese momento se da cuenta que ella será quien queme los cuerpos y su humo tocará las nubes para luego tocar a dios.
Al subir la plataforma especial donde los maestres y adiestrados son recibidos con alabanzas y flores arrojadas desde el balcón por el pópulo, Hedre comienza con su discurso emotivo acerca de cómo los seres humanos han sobrevivido al aceptarlo al único, dentro de nosotros y aceptar sus exigencias.
Por al menos media hora su voz genera un eco incluso con los sonidos de la gente llorando y suplicando por ser como él. “El aceptarlo conlleva derramar sangre de las ofrendas que se nos han dado”, casi al terminar sus palabras mira fijamente a Ryeen, entregándole la antorcha que la maestra Anny encendió al cabo de unos segundos con un fuego especial de origen desconocido, para ello recita en voz alta “Tu serás hoy quien lleve el mundo a un lugar mejor, tu prenderás la ira y el dolor de los humanos para ser más puros” genera inmediatamente un recorrido de nerviosismo, pero de aceptación por parte de él.
Aceptado su trabajo, desliza de la plataforma mientras observa como un grupo de sirvientes amordaza al último niño en la columna doceava, la cual se encuentra enfrente del estrado donde Hedre mira impacientemente que el trabajo se haga. Sus alaridos llenos de un dolor poco conocido por los humanos para algunos es motivación para llegar al éxtasis a las personas que rezan y piden por perdón.
Una vez completamente debajo comienza a encender las columnas en sentido del sol de este a oeste, con el fuego azul ardiente que al contacto con la madera enciende todo rápidamente comenzando a derretir el cuerpo de los niños dejando carne ahumada pegada a los huesos.Camina sin expresión al oler ese hedor similar al pollo cocido provocando el hambre de algunas personas de la villa. El horror de ver lo que ha visto ha matado su sensibilidad al dolor pensando que todo está bien, hasta llegar al último mientras observa al niño tratar de escapar de sus cuerdas. Al estar frente a frente, viendo a sus ojos rojizos llenos de terror y dolor de un pobre niño robado de su familia, la cual probablemente estén observado desde detrás de las caravanas y reyes.
Al levantar la antorcha en símbolo de purificación, los movimientos del niño se vuelven errantes, el deseo de vivir se desvanece en sus ojos lentamente mientras mira acercar la antorcha al ocote. Se prende con facilidad, envolviéndolo en llamas gigantes. La mordaza cae de su boja irritada por el calor cuando sus llantos y bramidos vuelven el ambiente una carnicería humana.
No solo ahora el hedor a carne, sino además el sonido de su lastimosa garganta que se derrite a cada segundo, tortura la mente mientras le da la espalda dirigiéndose al estrado, cuando una frase aparece en su cabeza siempre expresada por sus superiores.“A veces lo malo que hacemos es por algo bueno”
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