Palabras tristes, noches en vela.

Palabras tristes, noches en vela.

Set

12/11/2017

El desaliento, el desánimo, el hastío, el hartazgo, etc… vienen a mi cada vez que pienso en los momentos que no he vivido, en esas palabras que no he pronunciado nunca, aquello que no he dibujado, esas palabras que me vinieron a la mente y no las escribí o no las dije. Todas las cosas en la vida por defecto, muy a mi pesar suceden una vez, no volverán a repetirse y a medida que envejezco veo como el aliento de la vida se escapa, se difumina.

Muchas veces, esté donde esté, me pregunto: ¿Qué hago aquí? ¿Por qué estoy aquí y ahora? Son preguntas que no tienen ningún tipo de respuesta, a no ser que no cojas tu el pincel y dibujes el contorno adecuado. Mis preguntas primordiales, las que más a menudo vienen a mi son: ¿Por qué existo? ¿Cuál es mi función en todo este entramado que es la vida? ¿Por qué me pregunto tantas cosas? De nuevo me encuentro con el muro de mi verdad de lo que en realidad soy. Miro al acantilado, puedo sentir el aire en mi cara, la lluvia me golpea con fuerza, con intenciones de entrar en mi cuerpo de fundirme con el universo. Es entonces, cuando percibo que estoy llorando a mares sin lágrima alguna, me doy cuenta de que soy un naufrago en el mar, el grano de arena en el desierto, el átomo que vaga en el “vacío” interestelar, el grito que nadie escucha.

Ahora echo un vistazo al exterior y me encuentro con más vacío. Nos hacen necesitar objetos que realmente no precisamos, nos engañan con falsa publicidad prometiéndonos esa felicidad que es pasajera y etérea. Cómprate un coche, un teléfono, una bici, una cirugía, una idea, una mentira, una pareja, etc… La sensación al comprarte dicho objeto, idea o lo que fuere, puede resultar placentera en un principio; pero sin duda alguna, antes o después, tendremos la sensación de que dicho placer fenece ipso facto.

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