En mis días de turbulencia, en mis días de mayor dolor, yo entrelazo mis manos y alzo mi voz al cielo, rogando entre lágrimas que me ayude, que me devuelva la paz, que me envuelve en sus alas y no me suelte jamás.
El mundo duele tanto que ya quisiera volar, quema por dentro, arde en mis huesos, en lo más profundo de mi ser, mi alma llora a gritos, desespera por la calma de aquella tormenta que rasguña hace mucho tiempo y aún así después de tantos años no cesa.
Padre mio el me acecha en la oscuridad, el está acá, lo puedo sentir torturando mi mente una y otra vez, repitiendo frente al espejo todo lo que soy y debería. socavando tan lejos que no podría llegar.
Ahora te pido saques de raíz todo mal, todo dolor y angustia, todo pesar, todo infierno, todo miedo y me devuelvas la paz que tanto anhelo, para que pueda cantar al ver la puesta de sol, con prosperidad poder contemplar las nubes sin tristeza y así con esperanza, admirar las estrellas, con una sonrisa que me desborde de alegría y bailar y bailar de noche y día. Porque sé desde lo más interno de mi, allí en los latidos de mi corazón que todavía el amor me puede curar y que todavía vale la pena soñar.
Padre mio ayúdame a sanar.
OPINIONES Y COMENTARIOS