¿IZQUIERDA O DERECHA EN ECUADOR?

La banca ha tenido peso e influencia en la política de nuestro país; es algo totalmente innegable. La llamada “plutocracia bancaria” manejó los hilos del desarrollo de nuestro país ya que era la que aprobada ajustes políticos y monetarios hasta aquel 9 de julio de 1925 en el que jóvenes oficiales de ejército se toman el poder, dando inicio a la “Revolución Juliana”.

La Ley de Monedas expedida en la presidencia de José María Plácido Caamaño en 1884 estableció que el Peso de ocho reales sea reemplazado por un Sucre dividido en cien centavos. El tener ya una moneda propia hizo que los bancos privados, hasta antes de 1925 hicieran su “agosto”, ya que tuvieron la capacidad de emitir dinero.

¡Sí! bancos como el recordado Banco Comercial y Agrícola, fundado un 2 de septiembre de 1894 y presidida por el “superbanquero” de aquella época, “Pancho” Urbina Jado, hijo de un ex presidente, gozaron del aquel privilegio. Pero no solo su Comercial y Agrícola gozaba del privilegio de emitir moneda. Todos lo hacían (Banco de la Casa Luzárraga, Banco del Ecuador, Banco de Quito, Banco de la Unión, Banco Internacional, Banco Territorial, Banco del Pichincha, por nombrar unos cuantos) aunque en menor cantidad.

Y es que el Comercial y Agrícola no sólo imprimió billetes, sino que fue el financista de los gobiernos de turno, los gobernantes y sus equipos de trabajo eran designados por los altos directivos del banco. Los diputados que “ganarían elecciones” eran también escogidos por éstos. Su poder radicaba en los préstamos que concedía al Estado para pagar sueldos de la burocracia, a cambio de poder emitir billetes a su libre voluntad. Los déficits presupuestarios anuales de los distintos gobiernos eran fácilmente solucionados por el banco ya que inmediatamente empezaba a imprimir billetes. A medida que la deuda del Estado se incrementaba, también crecía la circulación de billetes sin respaldo legal; esto produjo devaluación de la moneda.

Fue así como Ecuador se convirtió en simple instrumento de los negocios de las grandes élites. La inflación producida después de la Primera Guerra Mundial, la disminución de las exportaciones de cacao, y luego la crisis interna de este producto debido a las pestes; la elevación del tipo de cambio en el mercado libre y el alza de precios en los mercados; la falta de estímulos a la producción nacional, la emisión de billetes sin respaldo legal, el progresivo endeudamiento del Estado con los bancos emisores, el malestar social, todo esto se convirtió en un caldo de cultivo que terminó con la caída del gobierno del Doctor Gonzalo S. Córdova y Rivera mediante el golpe de Estado conocido como Revolución Juliana de 1925.

En 1925 la deuda del Estado al Banco Comercial y Agrícola era de 21 millones de sucres más 11 millones en intereses. Francisco Urbina Jado es acusado de ser el causante del deterioro económico ya que dio la orden de emitir ilegalmente enormes cantidades de billetes sin respaldo en oro y usaba el poder económico del banco para ejercer enorme influencia en la política del país. Más tarde su banco fue fuertemente multado y liquidado. Él terminó preso y murió de un infarto en el exilio.

Esta debacle se logró enmendar 2 años después con la orden del entonces presidente Isidro Ayora Cueva de crear el Banco Central del Ecuador, la Superintendencia de Bancos, el Banco Hipotecario, la Contraloría General, la Caja de Pensiones y otras entidades de administración pública. Con esto, solamente el Banco Central sería el encargado de emitir sucres y los bancos restantes estarían bajo el mando de la Superintendencia.

“Los banqueros solo deben ser banqueros”, es un lema que dos gerentes del Banco del Pichincha impulsaron y demostraron con vehemencia ser real y aplicable; sobre todo ahora que Ecuador está en época de campaña electoral y debe escoger entre la tendencia de izquierda o la derecha.

Debemos elegir responsablemente, sin olvidar lo que la historia nos enseña, para evitar otras catástrofes como las vividas en los primeros años del siglo XX y la de finales de siglo, en la que millones de ecuatorianos sufrimos y lloramos por la pérdida de nuestros esfuerzos y ahorros en manos de elites, los cuales «mataron nuestro sucre» y nos dieron el dólar; y la llegada al poder de izquierdistas que se lucraron con dineros públicos y hoy vuelven a la palestra nacional.

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