Olores a olvido

Olores a olvido

Katt Raval

01/02/2018

Recuerdo que todo olía a miel, ese ambiente era agradable. El aroma a café me ayudaba engullirme en la lectura. Recuerdo que alguien me interrumpió, pero no hice mucho caso y seguí mirando por la venta como si buscara un alma con la que cambiar mi vida.

Y me perdí.

Y comenzó a llover y no lo note.

Y comenzó a oscurecer y tampoco lo note. Y me quede solo, ahí sentado pero sin estar.

-Por mucho que lo pienses nada cambiara, tus problemas no se solucionaran frunciendo el ceño, porque leer no significa aceptar todo lo que lees, significa razonar todo lo que lees- Me dijo señalando el libro -Deberías aprender a vivir, no sobrevivir.-

Y me soltó aquella frase sin sentido alguno, sin venir a cuento, rompiendo el silencio, y sin decirme nada me lo dijo todo, marcho y me dejo pensando, y de nuevo me quede solo con un café frió y un libro en las manos. Y me pregunte que esperaba para cambiar mi vida si de mi dependía y me pregunte porque me creía a una extraña que no conocía, y de nuevo oscureció sin darme cuenta y regrese a casa con el lama vacía.

Al día siguiente pedí un café de nuevo y me senté en la ventana esperando que algo pasara pero no pasó nada.

Recuerdo que mire al frente pero ya no estaba, tan solo quedaba un asiento frió en un local vacío.

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