Ofrenda en el día del fin del mundo

Ofrenda en el día del fin del mundo

Una sombra blanca 

recorre la geografía 

de tu rostro, 

esculpido en arena.

Los iris de tus ojos

irradian un azul puro. 

Infinito. 

Que te salva de la muerte.

Un recolector de amapolas 

camina sobre las aguas 

y las va colocando 

dulcemente

en cestas de nácar, 

como perlas delicadas.

Tus pies de cristal 

cierran las heridas del tiempo 

y tus manos 

tejen esperanzas

sobre las azoteas.

Deja que hable el silencio y 

que detenga las horas. 

Que pueda deleitarme 

con la belleza finita 

de este momento 

que me trajo la lluvia,

como una ofrenda

a una reina destronada 

el día del fin del mundo.

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