Me estoy ahogando en mis propias palabras, mis propios lamentos, en tus propias miradas.

No pido ayuda, me quedo callada, en nuestro propio silencio cavaré un pozo y haré que me tragues, me mastiques y me hables, para mí nadie me salva, nadie me aguarda, nadie lo sabe, me quedo callada

Me apunta la oscuridad de no ser, y como no es, no soy capaz, tus pasos me apuntan a lo absurdo, a tus puñales, y no me doy vuelta; dicen que siga adelante. Yo, (la que rompe esa locura, y al hundirse, queda muda) no te lo admito, no te creo, no te apaño, me doy vuelta y me largo.

Y yo, al no creerte, me siguen tus labios hacia mí, me siguen, ninguno de sus pies se tropiezan al seguir, me siguen, ninguna de sus conciencias rompen grutas en el candil me siguen, y sin poder llegarme, miran con asombro, miran sin poder sentir.

¡Que nos las delaten, no puedo alarmarme en mi lumbre!, nadie se resiste a sus rayas de perfume, que me paraliza, que me hipnotiza, no es de este mundo esa aroma maldita.

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