Oblitus Primera Lección

Oblitus Primera Lección

No sé porque, pero creo que mi vida está a punto de cambiar. Solo digo que el hecho de no recordar quien soy ni donde estoy es algo poco común. A pesar de eso, creo escuchar voces provenientes de todas partes. Me siento muy confundido. Mi cabeza da vueltas.

A pesar de esto, creo que puedo explicarles lo poco que entiendo de mi situación, o tal vez no. Me siento tan confundido que no sé muy bien dónde me encuentro. Para comenzar, estoy en un espacio oscuro, recostado sobre una cama no muy cómoda, pero tampoco puedo moverme. Siento como si mis piernas y mis brazos estuvieran siendo sujetados contra mi voluntad, a eso añádele que el espacio que me rodea está inundado por un fuerte silencio. Me siento en un infierno, mi respiración comienza a aumentar, me estoy asustando, lo único que puedo escuchar es el sonido de mi respiración, la cosa esta empeorando. Aunque, por alguna razón, no siento tanto miedo. Tomo un poco de aire, y comienzo a analizar la situación, mi cabeza da vueltas sobre si misma, hasta que empiezo a observar mi alrededor con mis ojos sin mover la cabeza. La oscuridad es tan profunda, que no logro ver nada, de pronto, la habitación se inunda con voces y sollozos que golpean mí cerebro como agujas afiladas entrando todas en secuencia, en este momento, lo único que quiero hacer es tapar mis oídos, pero no puedo mover mis manos a voluntad. Y en un momento de desesperación, cerré mis ojos con todas mis fuerzas, y todas las voces cesaron. Abrí mis ojos lentamente, y podía sentir como todo mi cuerpo se relajaba, la ausencia de movilidad había desaparecido, como si todo hubiera sido un sueño, ahora ya no estoy rodeado de oscuridad, ahora me encuentro en una habitación bien iluminada, con un balcón a un costado de la cama, y un par de puertas blancas. Esta vez, la cama donde estaba recostado, era más cómoda, casi sentía como si estuviera flotando en el aire, era una sensación muy agradable, hasta que escuche a una mujer que no note que estaba acostada a mi lado, “¿Estas despierto?” Gire mi cabeza para verla mejor, era una muchacha de unos veinte años según su cara, ya que el resto de su cuerpo estaba escondido bajo las cobijas extrañamente blancas, aunque no solo las cobijas eran blancas, todo en la habitación era de color blanco, no dejaba de ver a mi alrededor buscando una explicación, hasta que la muchacha que esta recostada a un lado de mí, tomo mi barbilla y ubico mis ojos frente a los suyos para decirme, “No te preocupes. Todo saldrá bien, ya verás.” No me había dado cuenta de que su brazo estaba cubierto de sangre, de la impresión, me sobresalte y la tome de la muñeca, en eso, se levantó de la cama mientras aun la sujetaba, todo su atuendo estaba ensangrentado y lleno de hoyos, como si le hubieran disparado en varias ocasiones. De repente, toda la habitación comienza a tornarse de un color más sombrío, y la muchacha también comenzó a sangrar por los ojos y a gritar. Y de un momento al otro toda la habitación oscurece, dejándome de nueva cuenta a la deriva del silencio. Inmóvil, mi respiración no deja de aumentar, siento que acabo de despertar de una horrible pesadilla. Y sin previo aviso, logro escuchar a lo lejos un sonido ensordecedor, que cesa después de unos segundos. Con el cuerpo tenso por la experiencia que acabo de sufrir, trago algo de saliva, y con la voz un poco ronca, rompo el silencio diciendo, “¿Hola?”

De pronto, una luz ensordecedora golpea mi rostro al mismo tiempo que mis brazos y piernas son liberados de una especie de amaras que me sujetaba a la cama. Siento como todo mi cuerpo se desentume lentamente mientras hace el intento por reincorporarse, además, me doy cuenta de que tengo intravenosas sacando y metiendo sangre a mi brazo izquierdo desde una máquina, mientras que, desde otra, leen mis signos vitales. Es una escena para llorar, la luz brillante golpeándome directamente en el rostro, me hace sentir mareado, como si nunca en mi vida hubiera visto una luz como esa, de pronto, una pared blanca inundo mi cabeza, seguida por la misma pared, esta vez, manchada de sangre. Tardo unos cuantos segundos en acostumbrarme a la luz, para que al final, pueda empezar a sacar la intravenosa de mi brazo, es muy doloroso, siento como se abría paso por mis venas, y sentir como la aguja sale de mí, es sorprendente como un pequeño tubo de plástico delgado que se extiende por mi brazo, puede doler tanto. Pero ya no hay de que preocuparse, si rompo la funda de mi almohada me puedo hacer un torniquete en el brazo para detener el sangrado.

Ahora, lo único que pasa por mi mente es levantarme y comer un rico chocolate, no sé él porque, pero tengo un fuerte antojo de saborear algo dulce. Y a pesar de ser difícil para mí sentarme en el estado en el que me encuentro, logro sentarme firmemente en la cama, aunque más bien parece una camilla de hospital, con sus barandales metálicos y todo eso. Los cuales me están dificultando el ponerme de pie, y justo cuando mis pies tocan el suelo, mis piernas pierden toda su fuerza, y caigo al piso sin más. Casi sin fuerzas y con un hambre que superaba el desequilibrio, me sujeto a los barandales de la camilla y me pongo de pie. Y a causa de la caída, empiezo a sangrar levemente por mi brazo izquierdo.

Miro a mi alrededor, no sé dónde estoy o como llegue aquí, y a un costado de la almohada se encuentra un control con dos botones, en uno esta dibujada una enfermera, y en el otro esta dibujado algo que parecía un foco encendido. Oprimo el segundo botón y la luz que apunta a la camilla se apaga, y automáticamente el resto de luces se encienden tan rápido, que una de ellas soltó chispas y luego se apagó.

Mi cabeza da vueltas por toda la habitación, o puedo mantenerla en su lugar. Tengo frío, estoy vestido con una bata de hospital que apenas me llega a las rodillas, me siento desnudo, prácticamente. Miro a mi alrededor, no reconozco nada, y lo más importante, no recuerdo nada acerca de mí, claro que recuerdo cosas como la comida, la luz del sol, o una noche llena de estrellas, al parecer cosas básicas de la sociedad, pero no sé porque no recuerdo nada relacionado con mi vida, ¿Quién soy? ¿Dónde estoy? ¿Cómo llegue aquí?, son preguntas que resuenan en mi cabeza, no me dejan pensar, siento que me quiero desmayar, no tengo idea si recordando algo acerca de mí, puedo llenar el extraño vacío que sentía por dentro. O quizás solo sea hambre.

Tomo un poco de aire y me siento sobre la camilla para relajarme, no puedo quebrarme en una situación como esta, siento que debo recobrar la compostura antes de buscar una salida para escapar. Me tomo solo unos minutos para analizar todo mi entorno, me di cuenta de que todas las salidas están cerradas, y la habitación es lo bastante pequeña para albergar a una sola persona, como si estuviera en una zona de cuarentena, sin tomar en cuenta el espejo pegado en la pared en forma de observador, lo que suceda de ahora en adelante solo es cuestión de suerte.

La habitación es de 7m x 5m x 3.5m, la cama está en el centro de la habitación, separada por 3.25m de cada pared, algo estrecha, al lado derecho hay un mueble pequeño con un cajón aún más pequeño. El cual solo tenía dentro un documento con mi foto, y a pesar de que la mitad esta ilegible, todavía se alcanza a ver que dice:

Archivo #3007, J. Fernando F. García

Notas de la Dra. María Reyes. Día de ingreso: 10/04/2017. Numero de descargas del «Prado #23»: 10

Efectos: Sin efectos sanguíneos, ninguna mutación visible, ondas cerebrales trabajando al ritmo normal, no se presenta ninguna especie de cambio, algo inusual. Ya que solo otras (Ilegible) habían reaccionado así al (Ilegible).

A pesar de sufrir distintas situaciones, tanto físicas como psicológicas, no se notó ningún cambio aparente, el sujeto parece tener una fortaleza no tan gigantesca como se esperaba, desde que se le encontró husmeando en la bodega de suministros buscando comida, ¿se le noto un gran “corazón”?, podría decir, no parecía difícil de capturar, pero al final todo se complicó aún más, ya que se ha negado a cooperar, he ordenado una reinscripción automática, (Ilegible) así será más fácil la manipulación del paciente, esperemos resultados, si es necesario, tendremos que hacer una disección para localizar la razón de porque el Suero no tiene efecto en él. Tal vez él sea la clar… (Ilegible).

Fin del documento. El resto de las páginas del documento son hojas llenas de números y letras imposibles de leer, al menos para mí.

Por mi cabeza están corriendo ideas muy extrañas, y para este momento no hay nada más que pudiera sorprenderme, aunque puede que me equivoque.

Pensando en cómo salir de la habitación, encuentro un armario con algo de ropa; un pantalón, un chaleco, unas botas y unos calzoncillos, además de haberme hecho una camisa improvisada con la bata que traía puesta, también tomé la mochila antes de irme para lo que pudiera encontrarme en el camino, aunque, ¿De camino a dónde? No lo sé. Con la puerta cerrada por fuera y la ventana tapiada, no tenía mucho por donde elegir, hasta que me di cuenta de que por el techo cruzaba un ducto de ventilación, que apropiado para la situación. ¿Cómo llego ahí? Solo tuve que usar la camilla como escalón para levantarme hasta el ducto. Y a pesar de que la camilla no tenía ruedas, tengo que arrastrarla hasta el centro de la habitación para poder entrar al ducto de ventilación, la tapa esta algo suelta, así que no tengo dificultades para abrirla. Una vez arriba, solo tengo que arrastrarme un par de metros para saber que ya estaba fuera de la habitación, los cuales no fueron muchos, porque cuando me di cuenta, el camino ya se había terminado, “¿Regresar?, ¿Acaso es una opción?”, y mientras pensaba en regresar el ducto se calló, azotándome contra el piso.

La caída me dejo inconsciente, y cuando desperté, deseaba no haber abierto los ojos. Todo mi panorama ha cambiado bruscamente, ahora, me encuentro en un pasillo de pesadilla. Las paredes son de un color azul claro, pero por la mugre no se alcanza a distinguir bien el color, además, toda la parte baja de la pared esta arrancada a arañazos, como si hubieran arrastrado a alguien por este pasillo. Cualquier persona se sentiría aterrorizada al estar frente a una situación como esta, pero por alguna razón, yo no sentía tanto miedo, como si ya hubiera pasado por aquí antes, alucinante. Pero al mismo tiempo más aterrador aún.

Pero no tengo tiempo para dudar, así que me pongo de pie, sacudo mi ropa y subo mi mochila a hombros, aclaro mi vista, doy un paso al frente, y me vuelvo a desmoronar. Mi mirada se puso borrosa y empecé a escuchar una voz dispersa que me decía: «no tengas miedo», «esto no te dolerá», «solo tardaré un minuto, no te duermas», «ya somos amigos ¿Cierto?», siempre acompañada de un rostro poco familiar; y de pronto, su voz comenzó a cambiar, sonando más enfadada; «él no tiene nada que ver»; parecía hablar con otra mujer que le decía; «Lo necesito inconsciente»; la primer mujer parecía molesta mientras gritaba; «¡Déjenlo!», «¡No lo toquen!», «te lo advierto Karen, él es diferente»; pero la segunda mujer se oía decidida; «Eso no lo decides tú, pónganlo con los otros»; muchos pasos, demasiado ruido; «No lo hagas Karen»; la segunda voz sonaba amenazante; «Hazte a un lado Verónica»; tal parecía que la tal Verónica no se rendiría; «No te dejare hacerle lo mismo a él… Aaahh!”; un grito ensordecedor estallo en mi cabeza, seguido por una voz robusta; «Llévensela de aquí, regrésenla al espejo, en cuanto a él, prepárenlo para el transporte»; Karen sonaba algo confundida al preguntar; «¿Qué piensas hacer con él?»; a lo que el hombre contesto con un aire de satisfacción; «Tengo planes específicos para él»; sentía que la oscuridad seria suprimida y sustituida por otro horrible panorama, cuando aquella mujer dijo; «Duérmanlo»… mi mente se aclaró unos segundos, hasta que volví a escuchar voces que me susurraban; «No lo olvides… tu eres especial… tu eres la clave… no lo olvides… siempre estaré aquí!”

Ese último grito me hizo recobrar la conciencia, pero por alguna razón desperté en otro lugar, como si me hubieran arrastrado por todo el pasillo hasta las escaleras. Oscuridad y frio, el reloj marcaba las 12:00, por motivos obvios debería ser media noche, cada cuarto que veía por el pasillo o estaba completamente sellado o se escuchaban sonidos de tortura desde el interior, esto era más que suficiente, quería despertar de esta pesadilla.

Un sueño o quizás algo más, un pasillo al que no le encuentro el final, perder el interés y morir sin más, o quizás simplemente abrir una puerta y esperar un horrible final, quisiera morir en el intento, pero con cada paso que doy volteo atrás y me arrepiento, porque esto parece algo insignificante, ya que la única luz que hay en el pasillo son un par de lámparas tambaleantes, perdí la esperanza hace ya tiempo, porque este pasillo está lleno de lamento, pero que es eso que puedo ver, ¿es acaso la luz de un atardecer?, al parecer no lo es, solo es la muerte que se asoma, ¿Cómo vez?

Al final del pasillo, se asoma una luz, parece provenir de una habitación grande, si no me equivoco me atrevería a decir que es un quirófano, aunque no se ve tan deteriorado como el resto del edificio, me acercaré para ver que es lo que está pasando aquí. Dios, parece que entre más cerca estoy del quirófano, mi cuerpo me pide que me dé la vuelta y salga corriendo, pero al mismo tiempo, otra parte de mi me grita a que corra en esa misma dirección, golpear la puerta y encontrar una forma de sacarme los ojos, pero no seguiré ninguno de esos dos instintos, lo que hare será entrar y buscar si hay alguien que me pueda ayudar a salir, entonces, podré… ¿Pero que es esto?

Dios. Como me arrepiento de la escena que acabe presenciando, tan desagradable. Tan solo entré a la habitación y mis sentidos fueron golpeados.

Luego de haber pasado tanto tiempo en la penumbra, las intensas luces de aquella habitación me inundaban hasta dejarme ciego, y cuando logré recuperarme de aquella ráfaga de luz, maldije mil veces encontrarme allí, tan indefenso y rodeado de toda esa sangre y objetos punzocortantes, y ese olor a muerte que solo de recordarlo consigue marearme nuevamente. De repente, a través de la única puerta de la habitación, empecé a escuchar una voz femenina que parecía hablar con alguien, sonaba algo aniñada, como si tuviera unos nueve años, por un momento pensé en ir hacia el origen de esa voz, pero mi instinto me dijo que me escondiera, así que, sin poder oponerme a mis propios instintos, me escondí debajo de una mesa antes de que ella abriera la puerta y entrara a la habitación.

Mi sorpresa fue cuando la vi cruzar por la puerta, yo creía que era una niña pequeña, tal vez extraviada, pero no, solo era una enfermera arrastrando lo que parecía ser un hombre inconsciente, y digo inconsciente porque no parecía moverse, aunque si denotaba poder sentir y ver lo que ocurría a su alrededor, ya que su mirada estaba clavada en mi con una fuerte expresión de dolor y miedo, parecía gritar con su rostro “Mátenme Por Favor”. La mesa era un gran escondite, ya que no logro verme en ningún momento esa psicópata, aunque también estaba en primera fila para ver un paraje grotesco, que era simplemente un juego para esa enfermera.

–Muy buenos días, mi paciente. ¿Cómo te encuentras el día de hoy? –Dijo la enfermera mientras acomodaba al sujeto sobre la mesa. –¿Qué acaso no piensas responderme? Que maleducado. –Reitero ella con las manos en su cintura. Hizo una pequeña mueca y después de una gran sonrisa dijo. –No te preocupes. Aun así, podemos jugar. ¿Estás listo? –Preguntó mientras colocaba sus manos en su espalda y se inclinaba hacia adelante para quitarse el delantal que llevaba puesto. El cual, solo servía para cubrir su uniforme todo manchado de sangre por la parte de enfrente, luego solo lo dejo caer frente a mí, y siguió hablando con el sujeto.

–Mmmm… ¿Qué juguete deberíamos probar primero? –Dijo ella, mientras revisaba una caja llena de cuchillos y pedazos de cristal roto. –¡Espera! –Por un momento pensé que me había visto. –Aún no te he revisado. No sé de que estas enfermo. Si. Deberíamos empezar por ahí. –Casi se me salta el corazón, enseguida, la enfermera comenzó a «revisar a su paciente». –Okey. Veo que no puedes mover tus piernas. Mmmm… A mí me parece que tenemos que cortarlas. Si, si, si, si. Eso haremos. Doctor. Mis herramientas. –Dijo ella mientras sacaba un cajón de madera debajo de la mesa. Cuando claramente, el hombre no podía mover sus piernas porque estaba casi completamente sedado. –Pero por supuesto. Aquí tiene sus herramientas enfermera. Puede proceder con la operación. –Dijo la enfermera con una voz más robusta, tratando de imitar a un Doctor. Entonces, del cajón saco un serrucho y lo colocó por encima de su rodilla, y sin vacilar, comenzó cortar su pierna, sin importar si cortaba piel, musculo o hueso. El tipo no podía gritar, pero su rostro mostraba todo el dolor que estaba sintiendo. Cuando ya casi había terminado de cortas su pierna por completo, la enfermera se detuvo y dijo. –Uf… Esto está tardando un poco más de lo que esperaba. Creo que es hora de sacar los juguetes de baterías…–De pronto, saco una motosierra de debajo de la mesa, y termino de cortarle la pierna a ese pobre sujeto, –Ba una, falta otra. –Dijo la enfermera mientras lamia unas gotas de sangre de su mejilla. Enseguida continúo con la otra pierna, primero la golpeaba con el filo de la motosierra, como esperando a que respondiera, pero luego procedió a cortarla por encima de la rodilla, y con una gran sonrisa acompañada de una mirada perdida, apago la motosierra y lamió la sangre del filo de la sierra. –Dulce… Mmmm… Tal como me gusta. –Dijo la enfermera antes de colocar la motosierra a un lado del sujeto y luego darse la vuelta para tomas su «siguiente juguete», –Estas perdiendo mucha sangre. No, no, no, no… No puedes desperdiciar tanta deliciosa… Y dulce… «Limonada Roja»…–~Esta perra esta demente~. Tenía que salir de ahí. Tuve que aprovechar el momento en el que me estaba dando la espalda mientras buscaba en un baúl, pero no pude salir a tiempo, la muy desgraciada volteo antes de que pudiera salir de mi escondite.

–Con esto debería bastar. –Dijo la enfermera mientras sacaba un soplete y se colocaba una máscara para soldador en la cara. La cosa no pintaba bien, y con razón. –Debemos suturar la herida. Con esto es suficiente. –Dijo ella mientras quemaba los cortes que le había hecho al sujeto en las piernas, así dejaría de sangrar tanto, aunque poco después eso no tendría sentido. –Veamos, ¿Qué sigue? –Dijo la enfermera mientras pensaba en como continuar su sádico y retorcido juego. –¡La intravenosa! –Grito mientras sacaba un tubo de plástico de entre sus cosas. Luego, procedió a clavárselo en el brazo con la ayuda de un pedazo de cristal. En ese momento, comenzó a drenar la sangre del sujeto, el cual parecía recuperar la movilidad y la sensación poco a poco.

Entonces, llego mi oportunidad, la enfermera psicópata me dio completamente la espalda en un intento de fijar su vista con la de su paciente. Ignorar esa oportunidad pudo haberme costado la muerte, así que salí de debajo de la mesa lo más rápido que pude, pero mi impaciencia casi me costó la huida, afortunadamente, el pobre sujeto al que me toco presenciar cómo lo torturaban y no pude hacer nada para detenerlo, recupero la movilidad de su brazo, y cuando la tipa se dio la vuelta para atacarme, el hombre la tomo sujeto de la ropa y me grito con una voz bastante desgastada; –¡Corre! –Se podía notar la pesadez y esfuerzo que estaba haciendo el hombre. Pero al final, la enfermera se dio la vuelta hacia él, tomo la motosierra, se la clavó en el estómago y luego la agito ferozmente, destrozándolo y librándolo de su sufrimiento. Gracias a él pude salir de ese lugar, pero de tanto correr a ciegas terminé cayendo por unas escoleras un par de pisos.

No tengo muy claro si me golpee la cabeza y estoy aluciado, tampoco si los pisos que baje rodando por las escaleras me causaron un daño interno, de lo que si estoy seguro es que termine en el piso #37, ¿De dónde? No tengo idea. Para lo que sigue, ¿Qué más queda? El elevador, si lo encuentro el me llevara hacia abajo, saldré por la puerta principal, no dejare que nadie me detenga, eso espero.

Según el mapa del piso que acabo de ver, tomando en cuenta que unos cuantos pasillos están bloqueados, puedo decir que se mas o menos la ruta más viable, si tomo el pasillo de los baños, pasando por la lavandería, recto hasta llegar a la cafetería, a la izquierda las escaleras y el ascensor. Del otro lado solo parece haber oficinas y cubículos, pero, al fin y al cabo, ese pasillo se ve bloqueado.

A partir de ahora, debo tomar esto más seriamente, eso si es que quiero salir de aquí. Me dele un poco el costado, no me puedo mover muy rápido, aun así, llego sin problemas a la lavandería, la cual esta extrañamente vacía, a excepción de un par de lavadoras llenas de intestinos y residuos humanos. Que puto asco. Pero es lo que hay.

Puedo ver la puerta de la cafetería, estoy tan cerca de la salida, que casi puedo saborearla… Bueno, talvez no sea lo único que este saboreando, tengo mucha hambre. Me pregunto si habrá algo de comer en esos refrigeradores. Voy a verificarlo, de todos modos, no he visto a esa loca psicópata en un buen rato, no creo volver a verla.

Alguien podría decirme porque mi suerte es tan mala. Apenas comencé a revisar las alacenas y esa maldita entro a la cafetería con un machete en mano. Afortunadamente, mis reflejos me arrojaron al piso detrás del mostrador antes de que ella pudiera verme. Ahora sí está claro, este lugar es un infierno. Tengo miedo, ¿Qué le habrá pasado al otro sujeto?, ¿Me pasará lo mismo? Debo tener cuidado, no debo hacer ni el más minúsculo ruido, incluso mi respiración podría delatarme, por fortuna y por desgracia a la vez, no se ha movido de la puerta, solo está parada en el umbral, moviendo su cabeza, inclinándola de un lado al otro… Parece que ya está por irse, acaba de darse media vuelta y está saliendo de la cafetería, aliviado, suspiro levemente mientras me recargo en el refrigerador, creo que la he cagado de nuevo, accidentalmente desbalancee una lata que estaba ubicada en la sima del refrigerador, entonces, esa perra desgraciada volvió a entrar en la cafetería, esta vez, se dirige hacia donde estoy yo, creo que esta vez sí me encontrara… No debo moverme para nada, porque si muevo un solo musculo, está loca saltará sobre mí y me despedazará. Uf, dios, no lo puedo creer, la tengo frente a mí, y aun no se ha percatado de mi presencia, es como si me buscara a través de un cristal todo empañado de tierra, ella no puede verme, pero yo sí. Y ahora que puedo verla más de cerca, empiezo a notar que el uniforme que trae puesto le queda un poco ajustado, no creo que sea capaz de correr con él, además, las manchas de sangre que tiene, no parecen haberse adquirido de otra persona, sino que parece que fue apuñalada y mancho todo su uniforme por la parte frontal. Además, también puedo notar que el gafete que tiene en el pecho no es precisamente de una enfermera, sino de una paciente; Paciente: Yuleimy Reyes. Dice en el apartado del centro, el resto está manchado, así que no puedo leerlo bien. Como sea, debo aprovechar cualquier oportunidad para salir corriendo antes de que ella me destripe. De pronto, ella comienza a tallar el vidrio con una mano para quitarle el polvo, cuando de detrás del refrigerador sale un ratón y sale de la cafetería por la misma puesta por la que entro esa loca. Entonces, ella va detrás de la rata, como un gato siguiendo una luz o un perro siguiendo una pelota. Y antes de que se fuera, note una leve abolladura que tenía el machete a unos diez o quince centímetros de la punta.

De cualquier manera, ya puedo salir, y esta vez no me voy a distraer… Aunque aun no he comido nada, pero mi vida es mas importante que una tripa, por suerte, el elevador esta a la salida de la cafetería, no veo algo que me bloquee la salida, aplasto el botón del ascensor y… ¡Esta subiendo! Solo debo esperar a que abra y estaré a unos pasos mas cerca de la salida… Pero, ¿Que es eso que oigo al fondo del pasillo? Es la enfermera de hace rato, y ahora viene a por mi con una gran rasuradora, me refiero a una motosierra. «Abrete, abrete, abrete!» El ascensor no abre, y ella esta empezando a correr hacia a mi, esta a una distancia respetable, pero eso no sirve de nada si es que este maldito elevador no me deja entrar. Esta cada vez mas cerca, quince metros, doce metros, ocho metros, ¡Tres metros!

Se abrió la puerta, y esa loca casi me corta la cabeza, apenas me dio tiempo para rodar en su dirección, y evitar el corte, y el cambio brusco de dirección causo que la enfermera perdiera el equilibrio y cayera al piso, en ese momento, aproveche para entrar al elevador, pero dentro de el, todo se miraba muy limpio, y muy tecnológico a la vez, tanto, que a un costado de la puerta no había botones, sino un tablero electrónico. Así que sin mucho en que pensar golpee en el lugar donde decía «plaza central», pero las puertas no se cerraron al instante, y todo lo que tardaron en cerrarse las puertas le dio tiempo a la enfermera de levantarse e intentar atacarme otra vez. Se lanzó hacia mi con la motosierra, pero al momento en que ella salto, yo gire hacia mi derecha para evitar el golpe, y el filo de la motosierra quedo atorada en la pared del elevador, así que aproveche el momento y salí de él antes de que se cerrara detrás de mi.

«Que molesto. ¿Y ahora como saldré de aquí?» Me parece que alguien me esta guiando, porque el ascensor acaba de ir hacia abajo, y el otro ascensor se acaba de abrir y justamente viene del piso de abajo, algo quiere que suba, no que baje, es muy sospechoso, pero no puedo quejarme, iré hacia donde me dirija, y a pesar de no darme buena espina, seguiré su juego.

Una vez dentro del elevador, ya no tuve que oprimir nada, porque en cuanto entre en el ascensor, este se cerró, llevándome hacia arriba. «¿La azotea?» pensaba yo. Pero luego vi el contador de pisos, estaba en descenso, como si en lugar de que el primer piso estuviera abajo, este estuviera arriba, como sea, es grandioso ver como cambian esos números, como una cuanta regresiva que decía; 9, 8, 7, 6, 5, 4, 3, 2, 1… Entonces, las puertas se abrieron, segandome por un momento por una brillante luz blanca frente a mi, di el primer paso fuera del elevador, y apenas pude ver un objeto que se acercó a mi rostro a gran velocidad, entonces, esa brillante luz, paso de nuevo a convertirse en oscuridad…

Ya me harte de esta instalación, me pregunto cuando me asignaran a mi primera misión, estoy ansioso. Parece que mi instructora me esta llamando.

–Te necesito por aquí, ven, acércate, no muerdo.—Dijo ella mientras se sentaba en un andamio.

–Se ven grandiosos.—Dije, mientras miraba atentamente los vehículos militares estacionados en la cochera.

– ¿Verdad que sí? —Hizo una pausa y luego continuó.– ¿Cómo te sientes desde la última revisión?

–Un poco mejor. —Aunque aun tenia un poco de jaqueca.

–Eso espero, ya sabes lo que les paso a los otros.—Y como no saberlo, solo mostraron el primer defecto, y se decidieron de ellos. Idiotas.

–Sí, lo recuerdo. —Hice una larga pausa, y luego ella continuó.

— ¿Y tú qué?

– ¿Yo?

–Si tú, el guapo y joven de ahí.

–No soy guapo, tú eres hermosa.—Simplemente lo dije sin pensar. Pero no le tome mucha importancia.

–Eso dices, aaahh…—Ese fue un gran suspiro.

– ¿Y ese suspiro?

–Olvídalo, debemos irnos, tú eres nuevo, así que me asignaron a mí para ser tu instructora en todo lo que necesites, ¿Alguna pregunta?

–Solo una, ¿eres como nosotros?, ósea un…—Me interrumpió antes de que terminara la oración…

Sí, ¿Por qué?, ¿crees que no soy lo suficientemente humana como para enseñarte lo básico?, ¿crees que no tengo las suficientes cadenas de ADN como para recibir a los nuevos?, pues te equivoca.

–Tranquila, solo decía.—Dije, colocando mis manos detrás de mi cabeza.

Verónica, ¿Podrías venir por favor?— Dijo un cadete, llamando a mi instructora.

–Claro, no te muevas, en un momento vuelvo.—Dijo ella mientras se levantada del andamio y entraba al edificio.

–Que pesada, ¿Qué será esta rara sensación que siento en mi pecho? El medicamento debe estarme haciendo efecto. Me están dando agruras.

–Listo, ¿Continuamos?

–Claro…

Mi cabeza da vueltas… ¿Me pregunto quien es ella? Espero que estos sueños extraños no se me hagan costumbre, de cualquier modo, de algo si estoy seguro, —¡Esto ya es el colmo! ¡Por Dios!

—Oye, tranquilo. No eres el único que necesita descanso.—Me dijo una voz femenina, que no sabia de donde venia.

—¿Quien anda hay? —Pregunte mientras me levantaba de una cama improvisada hecha de retazos de ropa. Cuando una completa desconocida se levantó a un costado mio, parece ser que estoy en el segundo nivel de una litera.

—Solo necesitas tranquilizante un poco, ya estas a salvo. —Dijo aquella chica mientras se sujetaba el cabello con una liga. Si que se ve cansada.

—¿A salvo? ¿A salvo de que? —Pregunté, esperando una respuesta concreta.

—Mañana hablamos, necesitas reponer energía, ¿Quieres comer algo? —Algo me estaba comiendo por dentro, y no se si era el hecho de no saber nada de lo que esta pasando, o la fuerte hambre que tenia en este momento…

—Claro, me encantaría. —Hice una pausa mientras me levantaba, y decía. —A todo esto. ¿En donde estamos?

—En un lugar seguro. Deja de hacer preguntas y sigueme. —Contesto ella si verme a los ojos.

—¿A donde vamos?

—A la cocina. —Dijo ella, justo antes de abrir una puerta doble que llevaba a una cocina sucia y lúgubre…

—¿Que es esto?

—Es la cocina.—Dijo ella sin dejar de caminar entre las estufas.

—… Esta horrible.

—Ya lo se… Sigue caminando. —Después de eso me quede callado, hasta que llegamos al otro lado de la cocina, donde estaba un poco mas limpio, además, había un par de recipientes con verduras. —Listo. Ya llegamos. El especial de hoy es ensalada de hongos. Provecho.

—Mmmm… que rico…

—Toma una bandeja y vámonos. Aquí hace mucho frío.—No me había dado cuenta que estábamos dentro de un refrigerador gigante. Luego de eso, regresamos a donde había despertado hace un rato.

—Bien. Provecho. Disfruta tu ensalada. —La verdad si sabía rico, así que me la comí con gusto.

—Esta muy rico. ¿Tu lo hiciste?

—No. Lo hizo mi amiga.

—¿Quien?

—Yo. —De pronto, otra chica entro a la habitación. Parecía que solo venía para recargar el arma que traía.

—Hola.

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