Es curiosa la vida de ese árbol
que solamente permanece allí plantado
y no se mueve porque eso sería raro.
Aunque yo se que, a su manera, vive contento
porque sobrevive unido a sus hermanos
ante todo tipo de tempestades y a un silencioso,
pero letal enemigo… Creo que ya saben de quién hablo.
Sí, muchachos, estoy hablando del ser humano
que, con sus fuertes y poderosas garras, simplemente arranca todo a su paso.
Será posible que algún día aprendamos
a valorar aquello que nos es dado?
Que nos demos cuenta de que la naturaleza es nuestra amiga
y la estamos matando?
Yo diría que tengamos cuidado
porque ella también se enoja y puede, también, matarnos.
Por eso propongo que empecemos a cuidarla y, a aquellos árboles…
¡¡corramos a abrasarlos!! porque, al fin y al cabo,
también son nuestros hermanos.
OPINIONES Y COMENTARIOS