Dejen vivir a noviembre,

con su aflicción y su gris.

No le quiten su esencia,

ni su belleza taciturna.

Dejen que las hojas caigan,

y que el viento las arrastre.

Dejen que el sol se esconda,

y que la luna brille libre.

Dejen que la nostalgia,

desborde los corazones de memorias.

Dejen que la reflexión,

nos encamine a aprender de nuestros errores.

No apresuren el tiempo,

no le arrebaten su cadencia lenta.

Dejen que noviembre viva,

con su armonía y su serenidad.

Porque en su quietud,

hay una belleza profunda.

Una belleza que nos habla,

de la vida y su ciclo.

Dejen vivir a noviembre,

y no le quiten su alma.

Porque en su melancolía,

hay una verdad que nos hace crecer.

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