Escucha que el sonido de la cansada existencia pide aire de renuevo
Desolada, quieta, fría y voraz no sabe donde se halla el sendero
Se apago el día pero nos dejó el alma en vela
No tiene permiso de volver a nosotros tiene la vista puesta en el cielo
En las vidas olvidadas, en la madre que explotamos, en el ruido que le provocamos
Nos dejo, nos abandono, nos crió pero se avergonzó de nuestras manos
Quién sabrá en que sitio buscarle quizá Dios lo sabe, quizá en él se esconde
Nos dejo, pero antes le dejamos.
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