La angustia es tan grande, tan destructora, que sientes que te ahogas.

No ves el sol salir y ves negro durante el día y los pájaros no cantan como te dicen en los cuentos. No hay final feliz para está historia, y claro, no es la primera ni la ultima vez que esto sucede. Te das cuenta que se volvió parte de la vida, algo cotidiano, algo normal sentirte basura en algunos momentos, los momentos felices son buenos, pero los malos son peores.

Un mar de emociones tristes y suicidas toman el control y piensas que esto aquí se acaba, solo para después quedarte dormida y levantarte tranquila al siguiente día, viendo que estas viva y como sobreviviste esa situación, ahí es cuando olvidas lo que paso el día anterior, pero la vida te lo recuerda otro día y de la peor manera posible, pensado, que esta vez no saldrás viva.

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