Y que de especial me traería una noche de diciembre existiría en mi la incertidumbre de no ser una noche cualquiera, cuando el silencio se apodera y la oscuridad cae, mientras el viento corre a prisa por las calles oscuras de un recorrido y emboscado camino que llevaría al sitio donde habría sido el lugar sereno de esa noche, mientras la resplandeciente y majestuosa luna nos arropaba con su esplendor.
Y que de especial me traería esa noche de diciembre cuanto el reloj marcaria esa brújula sus minutos, segundos sin sentir tiempo alguno, escuchando su voz perdiéndose en aquella música que sonaba esa noche en el lugar, y el viento que nos acaricia sigilosamente.
Y que de especial me traería esa noche de diciembre cuando al sentir aquellas manos frías, que necesitaban calor, traería consigo una caricia interponiendo un beso en ellas, y que me traería esa noche de diciembre sino el rose de sus labios, estremeciendo mi ser en un profundo suspiro al sentir su calor tras ser una noche de diciembre.
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