No se si alguien llegará a leer esto…

No se si alguien llegará a leer esto…

Rafa Simon

20/02/2018

No sé si alguien llegara a leer esto algún día, pero no puedo dejar que lo ocurrido aquí quede en el olvido, empecemos por el principio, mi nombre es Michael, pero a alguien le parecía más divertido llamarme Mickey dada mi tan escasa altura y mi habilidad para escabullirme como un ratón de los problemas tales como mi madre zapatilla en mano en más de una ocasión o al menos eso decía mi querido a la vez que cargante amigo Ray quien siempre solía ser el causante de dichos problemas.

Un día llego a los oídos de Ray un extraño rumor que llevaba días esparciéndose por el pueblo en el que vivíamos pero al que nadie aparte de él le dio importancia alguna, se presentó en mi casa cuando rondaban las 12 de la noche y no se escuchaba más ruido que el viento moviendo las hojas de los árboles que se encontraban alrededor de mi casa y se extendían hasta crear lo que por el día sería un bosque completo de verde y lleno de vida, pero que ahora mismo haría que a más de uno se le rizaran los pelos y se le pusiera la piel de gallina, si te preguntas que por que vivía en un lugar como aquel, la respuesta la tiene mi padre, el guardabosques de la familia, aunque el amor por la tranquilidad del bosque y su cobijo cuando uno necesita estar a solas con sus pensamientos era algo que compartíamos, en fin, volvamos a lo importante, se presentó Ray en mi casa atentando contra mi tranquilidad, mi sueño y mi ventana a pedrada limpia que era tal que aún me sorprendía que nunca se hubiera convertido en mil pedazos con tal agresión que sucedía más a menudo de lo que me gustaría reconocer.

Me acerque a la ventana aún más dormido que despierto para indicarle a Ray que cesara el asalto, pero al asomarme me di cuenta que no estaba solo, a su lado se encontraba Elena una chica del pueblo que solía acompañarnos en alguna que otra aventura por el bosque pero que nunca he llegado a entender del todo, solo sé que vive más en su mundo que yo mismo, al abrir la ventana Ray me hizo señas para que bajara y así lo hice, aunque aún me costaba mantener los ojos abierto conseguí llegar abajo vestido aunque no sabría explicar como logre tal hazaña.

Ray, Elena y yo nos adentramos en el bosque y al llegar donde se encontraban nuestros asientos naturales hechos de piedras y algunas que otras ramas y hojas para poder movernos luego sin que el culo nos doliera como sus mil demonios, Ray entonces nos contó lo que había escuchado y resulto ser que desde hace algunos meses hay personas del pueblo que dicen ver a alguien adentrarse en el bosque a altas horas en la noche para salir unas horas más tarde.

Esta historia le impacto tanto a Ray no por el hombre en sí, sino porque el bosque era como nuestro segundo hogar y el que hubiera un lugar que ni nosotros conociéramos porque nunca habíamos visto a dicho hombre lo tenía más emocionado que a un perro una zapatilla de andar por casa pues le encantaban las aventuras y algo me decía que estaba a punto de embaucarnos para empezar una.

Partimos los tres hasta por donde decían haber visto al misterioso hombre entrar al bosque, encontramos su rastro, habilidad que me enseño mi padre y que resultaba más práctica de lo que en un principio pensaba que lo haría nunca, nos pusimos en camino siguiendo tanto sus pisadas como las ramas rotas que había ido dejado a su paso de tanto ir y venir hasta llegar a una montaña que era imposible de escalar, al menos con los medios de los que disponíamos.

Cuando estaba a punto de darme por vencido y a Ray de darle un ataque de nervios por no ser capaz de continuar su gran aventura, Elena que estaba como no, absorta en sus pensamientos, moviéndose de aquí para allá hasta que una rama se interpuso en el camino de su pie con tal suerte que su nariz acabó en un saludo muy personal con el suelo, Click!, entonces algo había empezado a moverse cuyos ruidos nos habían dejado tanto a Ray como a mi rígidos por no tener ni idea de lo que estaba pasando, y Elena no paraba de frotarse la nariz que estaba igual de roja que un tomate con algún que otro raspón sin enterarse de lo que estaba ocurriendo a sus espaldas.

Después de que los ruidos continuaran durante unos segundos más, una de las rocas que estaba junto a la montaña donde acababan las huellas de aquel hombre se desplazó dejando visible un camino que se adentraba en las entrañas de la montaña.

Aunque aún con cara de sorprendidos tanto Ray y yo como Elena que al fin ya había vuelto a la realidad del momento, nos adentramos a la aventura con Ray como capitán al mando que no podía evitar tener una sonrisa de oreja a oreja.

Llegamos a lo que parecía ser la entrada a un hueco natural dentro de la montaña aunque sus dimensiones eran tales que en su interior tenían un lago y una cabaña a su lado casi más grande que mi propia casa, lo que más nos sorprendió fue ver que toda la cueva tenía unailuminación tenue que solo daba para vislumbrar por encima todo a lo que alcanzaba la vista pero que hacía imposible identificar gran parte de su contenido, todo desprendía un terrible olor a humedad y a su vez el frio se colaba entre nuestras ropas haciendo que nos diera más de un escalofrió, a Elena y a mí al menos, ya que no sé cómo lo hacía Ray, pero allí se encontraba en manga corta sin mostrar el más mínimo síntoma de frio.

Antes de darme cuenta, Ray ya se había puesto en marcha poniendo rumbo a la cabaña que se encontraba al lado del lago, en el cual solo se distinguía el reflejo de alguna que otra luz de la cueva y formas oscuras que sobresalían del agua que no sabría decir bien que eran, seria algún bote o algunos trastos que flotaban a duras penas pensé.

Cuando estábamos a punto de llegar a la puerta, Elena de repente se acercó a mí y tiro de mi chaqueta indicando que mirara al lago, pero al no ver el motivo de su inquietud le pregunté y su única respuesta fue que sentía que algo la estaba observando, pero entonces, Ray al ver lo que estaba pasando solo nos miró y dijo – no tengáis miedo, estamos los tres juntos, que es lo peor que podría pasar?- al decir aquellas palabras aunque me hicieron olvidar lo que había sucedido con Elena en ese momento, también causo que una sensación extraña recorriera todo mi cuerpo.

Al llegar a la puerta, no duró más que un par de empujones de Ray antes de ceder y abrirse, pues resulto que no estaba cerrada, sino que simplemente la humedad había hecho que la madera se expandiera haciendo que abrirla fuera todo un logro.

Al otro lado de la puerta había una habitación bastante grande, en la cual solo se encontraba una mesa con alguna que otra herramienta, y un contenedor en el cual al mirar vimos que estaba lleno de cachivaches que no supimos ni reconocer que eran, ni para que podrían servir, solo me recordaban a algo que vi una vez en aquellas historietas con dibujos raros japoneses y sus macabras historias en más de una ocasión que veía mi hermano mayor, aunque no sabría decir el por qué.

Mientras que yo seguía enredando con los cachivaches varios para intentar descubrir el que eran y para que servirían, Elena se encontraba sentada a los pies de la mesa con herramientas, y Ray antes de que nos diéramos cuenta ya había desaparecido de nuestra vista y se escuchaban ruidos en la habitación que seguía a la que nos encontrábamos Elena y yo.

Al darme cuenta de ello le dije a Elena que me siguiera y que tuviera cuidadoy nos adentramos en busca de Ray quien se encontraba en ese momento sin apartar la mirada de algo que estaba colgando del techo de la habitación, al acercarme para ver mejor que era, Ray me agarró de la oreja izquierda y me tiró hacia él, fue entonces cuando me di cuenta que en su expresión no se encontraba la sonrisa característica de Ray, sino más bien una mirada casi inmóvil y un tono pálido casi azul que se podía ver por todo su rostro, no entendía el por qué actuaba así pero entonces estiró su mano y al abrir el puño que antes se encontraba cerrado a cal y canto como si retuviera algo que nunca debería dejarse suelto, pude ver lo que parecían ser dos dedos humanos de un tamaño un poco más grande que los míos, de repente mi cuerpo dejo de funcionar y la sensación de malestar que me inundó hizo que mi cena saliera a saludar mientras caía de rodillas a los pies de Ray por haber perdido la fuerza en mis piernas.

Al pasar los minutos que mi cuerpo necesitaba para poder recuperar el aliento después de lo que había visto me puse de pie y me sorprendió la mirada de Elena en la cual aparte de preocupación por mi estado actual no se podía notar ningún atisbo de sentimientos causado por lo que Ray nos acababa de mostrar, dejando a Elena a un lado, Ray y yo reunimos las fuerzas suficientes para atrevernos a acercarnos a lo que colgaba del techo, lo agarramos de lo que parecían ser dos piernas y tiramos con fuerza cada uno de una hasta que conseguimos que callera al suelo con un gran ruido que resonó por toda la casa y aún más fuerte en el resto de la cueva.

Ahora que disponíamos de mejor visión una vez colocado en el suelo, nos dimos cuenta de que parecía una especie de armadura que nunca antes habíamos visto puesto que era una mezcla de cables y placas de metal colocados de manera que hasta la forma poco podría parecer humana.

Tras intentar varias veces sin suerte alguna el abrir la extraña armadura, Elena apareció con una de las herramientas de la mesa de la habitación anterior que coincidía con los extraños tornillos que tenía la armadura.

Después de quitar la gran mayoría de los tornillos que se encontraban en el torso conseguimos que se pudiera abrir y acceder a ver el interior, una acción que tardamos un largo silencio en decidirnos a realizar por miedo a lo que nos esperaría al otro lado y el sí podríamos soportarlo, pero para nuestra sorpresa solo contenía cables sueltos con algún que otro objeto desconocido para nosotros y aire, aunque una vez nuestra vista se acostumbró a la forma y a lo que contenía el compartimento nos dimos cuenta que las paredes de dicho compartimento estaban bañadas en un rojo oscuro que al raspar nos dimos cuenta que no era otra cosa que sangre seca que llevaría a saber cuántos días alojada allí.

No nos dio tiempo a sorprendernos ni a asustarnos, pues antes de que nuestros cuerpos respondieran Elena que miraba a la otra habitación grito asustada que la puerta por la cual habíamos accedido a lo que parecía ser la casa de los horrores se había cerrado de repente, salimos corriendo para tratar de abrirla de nuevo, pero nuestros esfuerzos fueron inútiles, más parecía que alguien la había atascado desde el otro lado, de repente oímos unas pisadas fuera de la casa que se movían al otro lado de la puerta, eran pisadas con un sonido metálico a la vez que rechinaban las maderas del suelo de la entradita, ninguno de los tres supo como reaccionar y solo nos quedamos paralizados por el miedo mirándonos entre nosotros como si esperáramos a que a uno se le ocurriera alguna genial idea, fue entonces cuando las pisadas cesaron y pudimos recobrar el aliento.

El silencio solo duró por unos segundos, pues algo empezó a golpear la puerta con delicadeza, toc….toc….toc,toc…..toc….toc, parecía que trataba de decirnos algo aunque no había manera de saber el que, entonces Ray de repente nos dijo que le siguiéramos y eso hicimos, se dirigió a unas escaleras que subían a lo que sería el piso de arriba entonces pasamos por una habitación de la cual solo recuerdo que había algo blando y viscoso por todo el suelo, lo cual hacía difícil andar, Ray siguió dirección a la siguiente habitación que desde allí se podía ver que tenía una ventana que daba al exterior,una vez sorteado lo viscoso del suelo pudimos correr hacia aquella habitación y nada más pasar la puerta de repente se escuchó un golpe de algo metálico contra algo que no pude reconocer y choqué contra Ray quien se había detenido de golpe haciéndome caer al suelo y a su veza Elena que chocó conmigo también.

Cuando recobre mis sentidos después de aquel golpe me di cuenta que algún liquido se me había vertido por todo mi cuerpo y antes de que pudiera pensar siquiera en lo que era aquel liquido la respuesta vino cruelmente a través de mis ojos, pues Ray se encontraba inmóvil y algo le sobresalía desde su espalda, mis piernas de repente perdieron nuevamente sus fuerzas, mis lagrimas no cesaban de caer desde mis ojos y mi mandíbula se movía sin gesticular palabra alguna.

Entonces me di cuenta que no era el único en ese estado y que Elena estaba tendida a mi lado de igual manera, de repente lo que atravesaba el pecho de nuestro amigo se deslizó saliendo por donde había entrado y Ray calló al suelo sin ningún atisbo de vida ya en él, y pudimos ver que una armadura cubierta de sangre y ojos iluminados en un amarillo intenso parecida a la que encontramos abajo pero con la mitad de su tamaño agarraba el objeto que había acabado con la vida de Ray, por si la situación no fuera la más afortunada ya, detrás de la armadurase encontraban lo que parecían ser tres armaduras casi idénticas que después de un par de ruidos mecánicos y de que se les iluminaran sus ojos se pusieron en pie.

Antes de que las armaduras dieran un paso reuní las pocas fuerzas que me quedaban para tratar de escapar llevándome conmigo a Elena que se encontraba en un estado que fácilmente podría parecer un cuerpo sin vida, solo respondiendo a la fuerza con la que tiraba de su brazo con torpes movimientos que apenas se le podían llamar pasos.

Al bajar por las escaleras vimos que la puerta antes cerrada se encontraba otra vez de par en par, sin dejar de pensar en la broma de mal gusto que aquello me parecía, me dirigí a la salida sin dejar de tirar del brazo de Elena.

Después de conseguir salir de aquella casa la cual nos había cambiado nuestras vidas en el corto tiempo de unos míseros minutos, nos dirigimos a la salida de la cueva sin dejar de correr, cuando estábamos a punto de llegar a la salida, cuando el pensamiento de estar a punto de salir de aquel infierno surgió en mi cabeza algo me agarro del hombro y tiro de mí, use las ultimas fuerzas que me quedaban para empujar a Elena quien calló fuera de la cueva, cuando se dio la vuelta para intentar agarrarme la figura la cual había desbaratado mi huida en el último instante tiró de una palanca y la roca que antes se encontraba tapando la entrada se volvió a colocar impidiendo que los intentos de Elena de ayudarme sirvieran para algo.

La figura me levanto y me llevaba sin el más mínimo esfuerzo mas no me quedaban fuerzas para oponerme y solo podía desear que todo pasara lo más rápido posible.

Entonces aquella figura me llevo a lo que parecía una habitación aparte construida detrás de la cabaña principal y me sentó en una silla que se encontraba en el centro de la habitación.

La extraña figura entonces pulsó un interruptor y después de un par de chispazos que iluminaron la habitación por unos instantes como si de rayos en una noche de tormenta se trataran, se encendieron las luces y mi vista quedó en blanco impidiéndome distinguir nada hasta ya pasado unos segundos, cuando mi vista se empezó a acostumbrar vi delante mía a una armadura exactamente igual que la primera que encontramos, solo que esta tenía los ojos iluminados, cuando ya pensaba que era el fin, me di cuenta que la armadura había escrito algo en un papel más negro que blanco debido a la abundante suciedad del lugar, y me lo acercó como si quisiera que lo leyera.

-Antes que nada, me temo que, aunque todo parezca una terrible pesadilla, no es así, y ya no hay vuelta atrás, me llamo Javier y era un niño con una vida normal como cualquier otro niño de mi edad en aquel entonces, lo único que me diferenció de esos niños fue que el destino me puso en el camino de las ambiciones de un hombre que lo que tiene de inteligente lo tiene de cruel.

Su experimento trataba sobre crear unos robots que fueran tanto útiles, como poderosos, como dóciles, pero en su experimento se topó con un problema, y ese problema fue que no conseguía que fueran más inteligentes que un ordenador corriente, les faltaba el ingenio humano, los instintos que nos hacían aprender y mejorar de las experiencias.

Entonces se le ocurrió la solución y a la vez mi condena, usar una unidad como líder controlada por un humano poco desarrollado para que fuera fácil de sugestionar y de controlar, y así las demás unidades aprendieran lo que la unidad líder aprendiera y la obedecerían.

El Doctor me secuestró dada mi personalidad antisocial de aquella época y la mala relación que tenía con mis padres fui el mejor objetivo que se le podría haber presentado, unió mi cuerpo a esta armadura hasta tal punto que no me puedo considerar humano mas solo me puedo mover por la fuerza de la armadura que llevo y los músculos que aún quedan de mi cuerpo ni siquiera tienen fuerzas para decir palabra alguna, por eso te estoy escribiendo esto.

Ahora tengo un favor que pedirte por el bien de los del pueblo y de la amiga que ha conseguido escapar de este lugar, sé que no estoy en posición de pedirte nada después de lo que has vivido, porque es en parte mi culpa, pero escúchame por favor.

Ahora mismo mi función no es otra que mantener bajo control al resto de armaduras para que no salgan de este lugar y dañen a los habitantes del pueblo y den a conocer los experimentos a su vez del doctor, pero el tiempo de vida de mi cuerpo humano está a punto de expirar y una vez mi vida se acabe, serán libres de hacer lo que quieran, necesito, que alguien, ocupe mi lugar, y no hay nadie más que tú para hacerlo, piensa en ello como una manera de ayudar a tu amiga y a su pueblo, por favor, no dejes que nadie más sufra por mi culpa, te lo pido como mi último deseo.-

No podía creer lo que acababa de leer, parecía una broma cruel pero cada palabra hacía sentir el peso de lo que ha sufrido en su cruel destino y de ser cierto no solo acabaría muriendo yo y Elena, sino que también toda mi familia y todos los habitantes del pueblo.

Después de un silencio que para mí se sintió que duró horas, aunque en realidad solo fueran unos minutos, de mi boca solo salieron unas pocas palabras.

-Javier, el destino nos ha marcado a los dos y como tal no veo otra salida que heredar tu carga, es hora de que tu tortura se acabe-

Entonces Javier se levantó se inclinó hacia mí y me inyecto un líquido azul en mi cuello con una jeringuilla.

Lo siguiente que recuerdo es despertarme confinado en este cuerpo metálico y a mi lado se encontraba lo que aun a día de hoy creo que eran los restos del llamado Javier, pero no puedo estar seguro pues a mi vista solo eran una mezcla de fluidos y partes de carne y hueso.

Si has encontrado esta nota es porque te hallas ante la puerta que jamás debe volver abrirse, más me hallo al otro lado.

Por favor, deja la carta donde la has encontrado y aléjate sin mirar atrás y nunca regreses, ni hables de lo que has leído.

Mickey.

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