No retorno

Y no lo había cuando la vida se encontraba a punto de acabar, en una exponencial adaptación y selección natural en medio de las condiciones más extremas, las especies se habían disminuido a menos de la mitad desapareciendo animales como las ballenas, pingüinos, focas, osos polares, tigre, tortuga de mar, orangutanes, elefantes, jirafas etc. El punto de no retorno se había superado y las consecuencias para el planeta tierra eran incalculables.

Era este el mundo que les habían heredado, un mundo sin futuro… El objetivo de la lucha de clases ya no era la transformación revolucionaria de toda la sociedad, la lucha de clases se centraba en lo inmediato en acabar los privilegios de la burguesía y repartir los pocos recursos por igual. La burguesía no sólo se había apropiado del trabajo de todos, sino que en su afán de acumular y monopolizar había arrasado el mundo entero poniendo en peligro la supervivencia de todas las especies.

Ni con todos los estudios científicos se tuvo una aproximación en lo que se convertiría la vida en la tierra, los avances en tecnología no podían suplir el agua… Quien tenía la información tenía el poder, quien tenía la fuerza tenía el poder como siempre ha sido, pero ahora los costos eran mucho mayores…

CAPÍTULO I

Como muchos jóvenes de su edad, Violeta se sentía atraída por estos nuevos dirigentes que estaban generando un cambio en la forma de cómo los humanos se relacionan con el mundo, palabras como igualdad, libertad, acceso a la información, etcétera, era las que la mayoría de personas estaban esperando escuchar hace ya tanto tiempo y no le iban a dar la espalda a esta renovada esperanza. Ese día fue a la concentración en la plaza de Bolívar con Isabela, no tenían claro que se diría allí, pero sabía que era un momento histórico. Llegaron temprano al lugar, que en poco tiempo se fue colmando de hombres y mujeres de todas las edades, en el centro había una tarima, con luces y pantallas a ambos lados, mientras los asistentes agitaban banderas y coreaban diferentes frases.

Caminaron para acercarse a la tarima por la parte trasera, hasta darle la vuelta quedar justo en frente de la tarima. Violeta tenía la sensación de que algunas personas sabían quién era, por la forma en que la miraban, pero ella realmente no conocía a nadie, sin percatarse siquiera, cuando más se acercaban a la tarima las personas se iban separado para permitirle el paso; fue Isabela quien con un codazo la sacó de su concentración:

– ¿Qué es lo que miras?

– Nada, nada, vamos camina rápido que ya va a empezar. Dijo Violeta

Un joven gritaba algunas consignas para luego anunciar la intervención del secretario general del partido Juan Felipe Martínez, quien recientemente fue elegido en esa responsabilidad, algo joven lo cierto es que su imagen no coincidía con la que se esperaba para alguien con su formación, se veía como de unos 27 años, alto, fuerte, de cejas pobladas, piel trigueña, un cuerpo marcado por el ejercicio, ni muy delgado, ni muy grueso, se le podría considerar bastante atractivo; camino hasta al centro de la tarima, se acercó al micrófono a la boca, empezó un discurso a voz alta, segura, clara, envolvente:

– Fraternal saludo a todos y todas las presentes, el partido se enorgullece de este día y del logro que el pueblo finalmente ha alcanzado, recordamos a cada uno de los que dieron la vida para que hoy estemos aquí, celebrando el triunfo sobre el capitalismo. Es una deuda que le debíamos a la historia, que llega con más de un siglo de retraso y las consecuencias de esta demora afecta nuestra supervivencia. Pero hoy les vengo a decir, que la miseria se dejará de administrar para acabarla, los recursos serán de todos, hasta de aquellos que siempre los han monopolizado. Empezaremos por llevar la información a todos, educar a cada persona en la generación y preservación de plantas y alimentos, esta actividad ya no será monopolizada, todas y todos seremos campesinos, sembraremos plantas en cada rincón y cuidaremos la poca agua que nos queda.

– ¿Será que si existe una posibilidad? – Dijo Isabela-. ¡Violeta!

– ¿Qué sucede?

– ¿Que si crees en lo que dice?

– Le creo – dijo Violeta sin apartar la vista de Juan Felipe

– Sabemos que es una tarea difícil- continuó Juan Felipe- pero el partido está convencido de que no es imposible y que, si la unión nos dio el triunfo, la unión también nos dará la salvación.

Los asistentes rompieron en ovaciones, el calor exasperante propio de la ciudad que ahora se acrecentaba, no importaba solo se escuchaban gritos de júbilo y cantos de felicidad, Violeta e Isabela también gritaban tratando de repetir las consignas, ese 9 de abril pasaría a la historia del país y de la vida de Violeta. En medio de los aplausos, una mujer joven que se encontraba en una esquina de la tarima se acercó a Juan Felipe susurrándole algo al oído y señaló hacia donde estaba Violeta entre la multitud. Juan Felipe nunca la había visto en persona, pero la reconoció, su cabello castaño, ondulado, sus ojos grandes y expresivos eran imposible de ignorar- si ella se había atrevido a llegar sola hasta allí, valía la pena ya era hora de intentarlo- pensó, bajó con rapidez hasta donde ella estaba, pero no pudo acercarse lo suficiente. Todos querían abrazarlo o darle la mano no hubo forma de que pudiera esquivarlos. Para cuando saludo a más de 30 personas ya Violeta no estaba.

Violeta e Isabela compartían un apartamento en el norte de la ciudad, vivían juntas desde niñas habían compartido los mismos privilegios, la madre de Violeta fue una científica al servicio del monopolio e Isabela era hija del segundo esposo de su mamá; más que hermanastras se podían considerar amigas, estudiaban en la Universidad de los Andes derecho y se encontraban en cuarto año. Ese día luego del discurso temerosas por el tumulto, volvieron a su casa antes de que empezara el apagón general y las calles se tornaran oscuras. Ya en el apartamento a la luz de las velas pudo interiorizar lo sucedido, encontró que este discurso confirmó lo que ella quería, había hecho un lugar en el corazón de Violeta, juro ser parte de este cambio antes de caer dormida. Ya en sus sueños se vio en otro tiempo enarbolando un discurso ante una gran multitud enardecida.

Al día siguiente en clases Violeta pudo constatar que varios de sus compañeros no habían asistido, así como algunos de sus profesores y directivos de la universidad, se notaba algo diferente en el ambiente, aunque era muy pronto para saber si era algo bueno o malo, esperaba en su aula la llegada de su profesor de derecho comercial, pero no apareció, en su lugar otra persona que se identificó como nuevo decano, les informo que las clases serían suspendidas una semana por reestructuración, todo en el país estaba cambiando. Con Isabela y sin mucho que hacer salieron de la universidad al restaurante de comida casera que quedaba a media calle, le gustaba almorzar en ese restaurante porque evocaba el comienzo del siglo pasado, con su decoración, sillas y mesas de madera y la forma de preparar la comida, al fuego de una estufa, le daba un sabor fantástico que la impresora 3D jamás conseguía. A cuatro mesas de la entrada sentado en una esquina degustaba un postre Camilo Forero su exnovio, se alegró de verlo, como siempre complaciente, con su sonrisa perfecta, unos ojos azules profundos como el cielo, y la barba espesa, les señalo la mesa para que se sentaran con él.

– ¿A dónde fueron ayer las estuve llamando?

– Nos dormimos temprano- respondió Violeta- Isabela la miraba sin saber porque mentía.

– Que juiciosas, bueno ya que en la Biblioteca Central están abiertas todas las áreas, vamos un rato me urge acercarme a un libro de historia- Dijo Camilo con cierta emoción.

En ese instante apareció un mensaje en la vista de Violeta

-Nos vemos a las 10:00 am, camina hacia la esquina SOLA

Otro mensaje como el que recibió ayer, sin que se identificara el remitente, sin mayor información, no decía con quién, ni para qué y esta vez especificaba ir sola, podría ser peligroso pero necesitaba saber quién era y que quieran con ella, ayer acudió a la cita de la plaza y se puso exactamente donde indicaba el mensaje, no pasó nada grave, es claro que estaba relacionado con el partido, siguió divagando en estos pensamientos, dudando en si cumplir o no la cita, pero la curiosidad pudo más, se despidió con rapidez y tomó camino hacia la esquina que daba a un parque, en el que alguna vez hubo una fuente de agua, emocionada e intrigada a la vez, sin saber con qué se iba a encontrar, se sentó a esperar en el bordillo de la fuente, con la ilusión de que esta cita sería algo trascendental, de que iba a conocer al remitente de estos mensajes, a las 10:00 a.m. un vehículo se detuvo a su lado y de él salieron dos mujeres que la sujetaron por sus brazos y empujaron hacia el fondo de la camioneta.

– ¿Qué pasa? ¿Qué sucede? ¡Auxilio! – gritó desesperada pero no le contestaban nada, las mujeres no ocultaban sus rostros, había leído alguna vez de las desapariciones de personas en camionetas a manos de agentes del Estado, temió no volver a su casa, ahora si que se arrepentía de hacer caso de esos mensajes, las dos mujeres amarraron sus manos detrás de su espalda, le vendaron sus ojos le pusieron un pañuelo en la nariz y eso es todo lo que recuerda. Fue conducida por 5 minutos hasta que se detuvieron. La bajaron e ingresaron cargada al interior de una casa, Violeta se encontraba inconsciente la acostaron sobre un mueble y dejaron allí sola.

El cabello largo de Violeta se había venido hacia delante tapando su cara, con un fuerte dolor de cabeza trataba de levantarse, pero tenía los ojos vendados y sus manos seguían atadas, no sabía qué sucedía ni que iba a pasar con ella. Gritó un par de veces, pero nadie le contestaba. A los pocos minutos escuchó unos pasos dirigiéndose hacia ella, del susto se incorporó de un salto, dispuesta a confrontar a quien quiera que fuere:

– No te preocupes estás a salvo, nadie te hará daño… Solo queremos que respondas unas preguntas, te quitaré las cuerdas, pero no vayas a huir, nadie puede escucharte aquí donde estamos- dijo esa voz calmada, pero con autoridad, ella asintió con la cabeza.

– ¿Qué hacías ayer en la plaza? – Era una voz de hombre

– Fui a escuchar el discurso como todos, contesto confundida.

– Los burguesitos no estaban allí ¿Por qué tu sí?

– ¡No sé! Vi la convocatoria en las redes y quise ir, quise escuchar- mintió ya no estaba segura de si los mensajes provenían de la misma persona-, ¿acaso tiene algo malo?, Dime ¿Quién eres tú y por qué estoy aquí?

– Las preguntas las hago yo. ¿Dónde está Isabela y Camilo?

– No lo se

– ¿Dónde está tu madre?

– ¿Mi madre? – grito Violeta contrariada

– Sí ¿Dónde está?

– Mi madre está en algún lugar del océano Atlántico! ya no existe ¡murió hace tres meses.

– Vaya eso no lo sabíamos, lo siento mucho, es decir que ahora estas sola…

– No, no lo estoy, vivo con mi hermana Isabela.

No hubo más preguntas, se hizo un silencio en el que solo se escuchaba su respiración y luego unos pasos alejándose, se recostó nuevamente hasta, no sabía qué hacer intentó desatarse pero no pudo, se estaba haciendo daño con las cuerdas cada vez que tiraba de ellas, si querían hacerle daño ya lo hubiesen hecho, han tenido toda la oportunidad y no ha pasado nada, además se lo acaban de decir nada malo me piensan hacer, se dejó caer acostada de lado le pesaban los párpados hasta que se durmió, pasaron casi cuatro horas cuando despertó todavía seguía amarrada y con la venda; no se escuchaba nada, decidió levantarse y buscar una salida. Algo de luz entraba por debajo de la venda, así que con mucho cuidado caminó despacio hacia esa luz, no sabía a qué se iba a enfrentar, pero cualquier cosa era mejor que seguir sentada en ese mueble, cuando tuvo la certeza de que no había nada entre ella y la que podría ser la salida, corrió con vehemencia. Faltando solo unos pocos pasos para alcanzar su meta, algo la detuvo de forma brusca. Alguien la agarró fuerte por los hombros y le dijo:

– No te puedes ir. – Era la misma voz

– Auxilio, auxilio. – Gritaba Violeta desesperada tratando de soltarse inútilmente.

La levanto por las piernas y la subió sobre sus hombros por unas escaleras, intentó patearlo, pero estaba sujetada por sus piernas. La dejó caer con brusquedad boca arriba sobre una cama y le gritó que se calmara, se sentó en la orilla de la cama viéndola fijamente, a pesar de todo había renunciado a la idea de conocerla, nunca pensó tenerla cerca, su piel se veía muy suave, su cabello muy brillante, sin duda se diferenciaba de todas las chicas que le rodeaban; quiso sentir esa suavidad, pasó un dedo sobre sus mejillas y acarició su pelo. Violeta temió lo peor, se sacudió de su contacto.

– No te asustes no te haré daño. Perdona todo este exceso de seguridad, pero teníamos que estar seguro de que eras una persona de confiar y cambiar tu biomóvil del brazo.

– ¿Mi biomóvil? ¿Quién eres? – Preguntó Violeta.

– Soy Juan Felipe Forero, secretario general del partido. Y no te preocupes lo reemplazamos por un biomóvil más confiable.

– ¿Por qué estoy aquí? ¿Qué quieren de mí? -, dijo Violeta tratando de obtener algún tipo de información.

– Ayer te vimos en la plaza y nos sorprendió que cumplieras nuestra cita, quise hablar contigo en ese momento, pero la multitud me lo volvió imposible. Por ello te he puesto esta cita hoy.

– ¿Cita? de haber sabido que iba a ser así no hubiera aceptado- Dijo indignada

– Igual te habríamos traído. Pero ya te he pedido disculpas por el mal rato. ¿Te apetece comer algo?

– Me apetece ir al baño, gracias- Dijo Violeta con cierto aire autoritario.

– Claro el baño está en la puerta que está a tu lado.

– Es claro que no la puedo ver.

– Perdón ya te ayudo, pero debes prometer que no vas a huir ni intentar nada estúpido.

– Suéltame ya, es urgente mi ida al baño- Dijo Violeta sacudiéndose.

– Claro, claro, claro.

Juan Felipe se acerca a ella, la levanta de la cama y procede a desamarrar sus muñecas y luego a quitarle la venda, el olor de su cabello era agradable, demoró más de lo necesario soltando sus ataduras. Para cuando terminó el giro y quedaron frente a frente bastante cerca. Violeta al tenerlo tan cerca reaccionó instintivamente con un paso hacia atrás. – ¿Dónde está el baño? – fue lo único que pudo decir.

– Detrás de ti.

Salió disparada tenía muchas horas sin ir al baño, se lavó la cara y respiro profundo, no tenía claro de qué querría el secretario general del partido hablar con ella, porque tanta desconfianza hacia ella. Cuando salió lo encontró sentado en la cama y le ofreció un vaso con agua, se lo tomó todo y muy rápido tenía la garganta seca. Él le hizo señas para que se sentara a su lado ella lo hizo, pero guardando las distancias. Empezó Juan Felipe hablando.

– La razón por la que te he traído aquí es por quien eres, por tu padre, el papel determinante que desempeñó para que hoy se diera este triunfo y lo que necesitamos de él y de ti para garantizar el bienestar de todos- Dijo con toda la solemnidad del caso.

Violeta ahora sí que no entendía nada, sólo puedo esbozar un

– ¿Que?

– Ya lo entenderás, por ahora eso es todo lo que te voy a decir, queremos que milites en el partido, que hagas parte de esto y tenemos una tarea para ti.

– ¿Cómo sabes quién es mi padre? –

– Lo se, pero no hablaremos más de este asunto ahora bajemos para comer y que conozcas a todos.

– Espera, ¿Ahora sí confían en mí? – Preguntó Violeta

– Si – fue todo lo que dijo Juan Felipe.

Bajaron sin mediar más palabras, caminaron a través de un patio con pisos de cuadrados rojos pequeños algunas plantas alrededor, aparecieron en un comedor, la casa era del barrio Teusaquillo al estilo victoriano de las pocas que todavía se conservaban desde hace más de dos siglos. Allí se encontraban varias personas sentadas que la saludaron como si nada hubiera pasado, una a una se fueron presentando, hasta que llegaron a Jacqui y Milena e inmediatamente las reconoció,

– Ustedes…

– Si fuimos nosotras- contestó Jacqui sin el más mínimo arrepentimiento. Era una rubia alta de melena rizada que llegaba hasta sus hombros.

– Perdona, pero era necesario- anotó Milena quien le ofreció la mano con una sonrisa en la boca. Violeta la aceptó, sus dientes se veían notoriamente gastados y su piel muy seca, en su círculo social todas las personas habían sido diseñadas genéticamente para tener los mejores rasgos y fortalezas que la naturaleza pudiera dar, aunque la mayoría seguía, así como Milena al natural, era lo usual pero aun así le sorprendió.

El comedor era una mesa de doce puestos hecho en madera oscura y rústica, todos comían con efusividad cambiando historias chistosas, sin los mejores modales, actuaban normal, hasta se escuchaba música salsa de fondo. A pesar de que la comida tenía pinta de ser preparada artesanalmente y no impresa 3D, Violeta comía sin ganas, trataba de comprender toda la situación, Juan Felipe que estaba a su lado, le dijo:

– Eres bienvenida.

– ¿Quisiera saber a qué? – comentó Violeta señalando a todos con una mano.

– Al cambio, al partido, a militar, a vivir. -Se acercó a su oído y bajando un poco de la voz complemento- Sé que no entiendes, pero ya comprenderás, ahora mismo tenemos la victoria, pero tenemos que asegurarnos que no volverán, que aceptan su derrota y para ello tu juegas un papel importante, conoces a muchas familias de burgueses, de las cuales, necesitamos saber dónde están y qué piensan hacer. En apariencia nos aceptan, pero sabemos de algunos que están buscando volver a monopolizar los recursos. Por eso estás aquí.

No sabía porque, pero Violeta quería ser parte de esto, por eso convenció a Isabela de ir a la plaza el día anterior, ver la familiaridad con que se trataban, sin fingir modales para comer eran algo nuevo para ella, la convicción con la que hablaban, quería con vehemencia pertenecer al partido, tener un propósito para sí. Las palabras de Juan Felipe no le aclararon del todo los motivos de por qué ella estaba ahí, pero la hacían sentir que este era el lugar donde tenía que estar.

CAPÍTULO II

La primera tarea que le dejaron fue verificar de una lista de nombres que le dieron de familias, ¿Quiénes se habían ido? ¿Quiénes se habían quedado? y ¿Cómo se sentían con respecto al giro que estaba dando el país? Todos en su mayoría eran compañeros de su universidad o vivían cerca a su casa. A pesar que con Isabela nunca había tenido algún tipo de secreto, cumpliendo las orientaciones no le informó nada de lo que hacía.

Realizó la tarea sin levantar algún tipo de sospecha, durante esas dos semanas que le dieron nadie se puso en contacto con ella, se volverían a ver en el festival. Cumplió con sus compromisos sociales y siguió su vida como si nada, las clases en la universidad se retomaron una semana después y pudo constatar la información que le hacía falta. Violeta era una persona con mucha empatía y popular, así que no le resultó difícil la tarea, conversó con todos los compañeros de clases de los investigados, habló con cada portero, trabajador o vecino que pudo para saber de aquellos que vivían cerca de su casa, hasta obtener toda la información necesaria, no quería fallar en su primera tarea.

En clases las cosas habían cambiado, los profesores que aún quedaban hablaban de más temas, que siempre habían sido restringido, como el Estado Social de Derecho, la igualdad entre los seres humanos, sin discriminaciones. En la ciudad el cambio era evidente, la confianza y la esperanza se sentía en todas partes. Todo esto hacía a Violeta reafirmarse de su reciente decisión de militar en el partido.

– ¿Esta segura que quieres ir a ese sitio? – comenta Isabela tratando de entender los motivos de su hermana.

– Si vamos, el festival tenía más de 50 años sin realizarse hoy se retoma, vamos será divertido- Decía Violeta mientras se arreglaba emocionada frente al espejo.

– Bueno si Camilo estará, yo también iré.

Camilo paso por ellas y caminaron hasta el metro, esta vez usar bicicletas no era lo adecuado, era un día bastante caluroso y ya que los vehículos privados se restringían para circunstancias extremas desde el nuevo gobierno, el metro era la mejor opción. La emoción le invadía sabía que allí se iba a encontrar con sus camaradas y llevaba el reporte de su investigación grabado en su mente hace días para no dejar rastros. Una vez llegaron al estadio trato de ubicar a Juan Felipe, pero fue inútil no lo vio a él ni a sus camaradas cercanos por ninguna parte. Con su hermana y Camilo exploraron todo el lugar, visitaron todas las carpas, jugaron, comieron y bailaron, la familiaridad con que todos los presentes se trataban le recordó su cena con los del partido. La música en vivo retumbaba en tambores folclóricos, que hacían bailar a cualquiera. Bailo con Camilo mientras su hermana probaba la extraña comida, toda artesanal.

El que siempre Camilo estuviera ahí para ella la hacía sentir segura, se habían separado cuando su madre enfermó, pero ahora que ya había pasado unos meses desde su muerte y su vida encontraba un propósito sentía que ya estaba lista para volver con él. Fue su primera vez y no se imaginaba con ningún otro hombre.

Isabela estaba feliz de ver la cercanía entre ellos estimaba mucho a Camilo y sabía que con él su hermana estaba en buenas manos, no los quiso interrumpir, entabló conversación con un grupo de jóvenes que estaban cerca sin ninguna dificultad y en pocos minutos ya estaba bailando, la noche rindió sus frutos y la paciente espera de Camilo fue recompensada, Violeta aceptó volver con él, después de tanto tiempo. Los abrazos de Camilo eran fuertes y suaves a la vez, conocía cada curva de Violeta y esto a ella le encantaba, por más que quiso olvidarlo sus sentimientos por Camilo no cambiaban en lo más absoluto.

– Sabes lo que siento por ti- Respondió Violeta a la pregunta que le hizo Camilo con respecto a sus sentimientos.

– Se te ve tan feliz, no pensé que todo esto te importara.

– Claro que me importa, siempre me ha importado pero mi madre no me permitía acercarme, ahora que ya no está me he dado la oportunidad y en definitiva aquí quiero estar y quiero que tú me acompañes- Dijo Violeta.

– Sabes que te acompañare a cualquier lugar que me digas, sellaron esta promesa con un beso.

Cuando ya se acaba la fiesta, antes del apagón se disponían a ir a la casa cuando alguien se le acercó por detrás, mientras esperaba con su hermana Isabela a que Camilo saliera del baño, el joven le dijo al oído “aquí en 10 minutos”. Ella dijo sí. Espero a que saliera Camilo, le dijo que debía quedarse y que llevara a su hermana la casa, él trató de obtener más información, pero ella insistió y prometió que después hablarían.

Espero impaciente sentada en unas bancas en la entrada del estadio, no sabía de qué forma la iban a abordar así que estaba preparándose para lo peor, pero no fue así. Juan Felipe apareció justo al frente de ella y le tendió la mano, caminaron al interior del estadio entraron a los camerinos, allí estaban todos los que conocía y muchos más.

– Bienvenida camarada- le dijo Milena sonriéndole un poco mareada- ¿le provoca un trago?

– No gracias, no tomo.

– ¿Como? no estoy de acuerdo, discutámoslo al calor de una fría.

– No lo creo- dijo Violeta. Se giró y Juan Felipe ya no estaba a su lado, lo vio en la otra esquina con una cerveza en una mano y un cigarrillo en otra, se le acercó y le dijo:

– Ya tengo la información que me pediste, de todas las familias.

– ¿Si? ¿En serio?

– Claramente, de toda la lista no han vuelto a la Universidad 6 compañeros, investigue y 5 se han mudado no se sabe dónde, al parecer salieron del país; de las que viven cerca de mi barrio se han ido del país 3 las otras 5 se mantienen. De los que se quedaron solo pongo en duda a las familias Fontalvo, Benavidez y Suárez a ellos el cambio solo los aleja de los beneficios y privilegios es lo que me han dicho.

– Muy bien, mañana con detalle analizamos la situación no esperaba tanta eficiencia, por ahora relájate estamos celebrando, este festival es muy especial, sobre todo para los mayores, tomate una- Le ofreció una cerveza.

Violeta esperaba más seriedad y rigurosidad por parte de Juan Felipe, no se imaginó esta celebración, felicidad o tranquilidad que todos transmitían, alcoholizarse no estaba en sus planes.

– ¿Mañana a qué horas nos vemos? – Le preguntó a Juan Felipe

– Ya te avisaremos, por ahora es mantener tu bajo perfil.

– Entiendo, nos vemos mañana entonces- Y se dio la vuelta para buscar la salida, a pesar de la hora todavía podía alcanzar el metro y llegar a su casa. Pero Juan Felipe la detuvo sujetándola de un brazo.

– Espera ¿a dónde vas?

– A mi casa.

– ¿Qué sucede? No te tienes que ir, quédate con nosotros, ya te lo dije hoy toca celebrar- decía esto mientras le balanceaba una cerveza cerca de su cara.

– Entiendo, pero después de dos semanas sin saber nada de ustedes, después de cómo me trataron con sus “protocolos de seguridad”, resulta que hoy están farreando como si nada, perdóname por esperar más seriedad y altura de la organización que se supone va a salvarnos de la extinción.

– Primero ya te pedí disculpas por el “protocolo de seguridad”, pero más adelante entenderás que era necesario, segundo eso de que nos vamos a salvar de la extinción no es tan sencillo y tercero hoy la orientación es celebrar- Término esto último con una gran sonrisa- Vamos Violeta no seas aburrida- Hizo un puchero.

– bueno está bien, pero solo cerveza.

– ¡Eso! brindis por la nueva camarada que superó con honores su pre-militancia- Brindaron y rieron a la par.

Intentó relajarse un poco e integrarse, pero no le resultaba fácil, no conocía a casi nadie, Milena que había sido la más amable estaba pegada a Jacqui; Jacqui le dedicaba miradas asesinas, otro grupo hablaba de temas que ella no entendía y no se molestaban por incluirla en la conversación. Envió un mensaje en holograma a su hermana desde el baño, diciéndole que se había encontrado con unos amigos y estaba en una fiesta muy divertida. Cosa que no era cierta, después de dar tantas vueltas sin encontrar nadie con quien hablar y de haberse tomado unas cuatro cervezas, decidió que ya era suficiente, se dirigía a la puerta cuando se acercó a ella un joven con gafas, delgado, de cabello crespo y una linda sonrisa, le preguntó por su nombre y desde cuando militaba. Entablaron buena conversación y resultó que tenían gustos en comunes, entre esos la música, terminaron bailando salsa en la mitad del camerino.

Nadie había bailado hasta ese momento, pero al verlos a ellos dos se animaron más personas, no sabe si fue en la canción 10 o 20 o en la cerveza 10 o 20 cuando el joven de gafas la agarró por el cuello y la besó de sorpresa, ella intentó separarlo, pero él bajó la mano hasta su cintura y la sujetó fuerte. Era un beso intenso, se cansó de resistir, se enfocó en el placer que sentía, término devolviéndole el beso con la misma pasión. De repente fueron separados, Violeta solo pudo ver como Juan Felipe empujaba a su acompañante y otros dos tipos se lo llevaban.

– ¿Estas bien? – Dijo Juan Felipe bastante preocupado.

– Claro ¿Por qué no iba a estarlo? estaba bien hasta que tu apareciste, no se supone que hoy venimos a celebrar- Decía esto mientras alzaba la voz- A gozar, a pasarla bien, esa es la orientación tú lo dijiste, pues camarada estoy gozando, así que con permiso- Y lo hizo a un lado para pasar.

– A no, no te vas- Y la alzó en sus hombros sujetando sus piernas mientras la sacaba de los camerinos, solo la bajó dentro del vehículo.

– ¿Que te sucede? -gritó Violeta- ¿Quién eres tú para tratarme como a una muñeca?

– Te calmas Violeta, solo me descuido un segundo y ya estás por irte a la cama con el primero que te habla. ¿No se supone que tienes novio, Camilo dónde queda?

– Eso a ti no te importa ¿Así tratan a las mujeres en este partido?

Violeta se quedó callada el recuerdo de Camilo y el reinició de su noviazgo volvió a su memoria estaba feliz, Juan Felipe nunca iba a entender su relación, era un retrograda. Cuando llegaron a su destino pensó que era su casa, pero estaba de nuevo en la casa de Teusaquillo, se bajó con mucha dificultad del carro e intentó caminar, pero cayó de rodillas en el piso. Juan Felipe la levantó y la rodeo por la cintura mientras sujetaba el otro brazo alrededor de su cuello, así la arrastró hasta el segundo piso a la misma habitación en la que ya habían estado. Cuando estuvieron frente a la cama Violeta a penas se sostenía en pie con cuidado la dejo sobre la cama, volvió a sentir el olor de su cabello. Ingreso al baño para cuando salió la encontró sin zapatos y sin pantalón, se había desvestido y se encontraba dormida a un lado de la cama, solo con la camisilla y su ropa interior. Pudo confirmar que su cuerpo y toda ella había sido al igual que él manipulado por la ingeniería genética para preservar los mejores rasgos, ante esa imagen que no estaba muy acostumbrado a ver, resolvió tirar de las cobijas y taparla y acostarse de espalda hacia ella.

Pasarían al menos dos horas cuando Juan Felipe sintió que alguien intentaba acercarse a él, reaccionó de forma instintiva y en un segundo se encontraba encima de Violeta sujetando sus manos a cada lado.

– ¿Calma, calma! soy yo, soy yo- Su respiración agitada movía su pecho.

Juan Felipe se tomó unos segundos para asimilar la escena y tenerla tan cerca con tan poca ropa, agitando su pecho no pudo contener más sus ganas y se abalanzó sobre ella, la beso con ganas, mordiendo sus labios, saboreando su lengua. Violeta que esta reacción la tomó por sorpresa al comienzo trató de separarse, pero él sostenía sus manos con mayor fuerza. No le daba tregua de respirar. Sin pensarlo tomó las manos de Violeta con una sola mano y con la otra se disponía a tocar sus piernas, pero ella como pudo grito.

– ¡No! ¿Qué haces?

El tardo un poco en sentir el rechazo de Violeta y detenerse, se bajó de ella y se acostó dándole la espalda, solo esbozó un:

– Lo siento, pensé que querías.

– Esta bien, perdona por levantarte no sabía dónde estaba y la próxima vez me preguntas.

Violeta que no se había fijado en Juan Felipe más allá de la admiración por su capacidad política y compromiso con la causa, no le gustaba, no era su tipo, menos había contemplado que sucediera algo entre ellos, Camilo ocupaba sus pensamientos.

En la mañana el dolor de cabeza no la dejaba levantarse de la cama, encontró a Juan Felipe sentado frente a su escritorio al otro lado de la habitación totalmente cambiado y trabajando en su computador, no recordaba cómo había llegado allí y casi nada de lo sucedido la noche anterior.

– Hola- Dijo Violeta tratando de sentarse.

– Hola

– ¿Qué sucedió? no recuerdo nada.

– ¿segura no recuerdas nada?

– Recuerdo que bailaba con un tipo flaco salsa y ya no recuerdo más, lo siento esta es la tercera y última vez que tomo en mi vida.

– Me parece buena idea- Contestó Juan Felipe divertido- Tomate esta bebida te sentará mejor.

Era una fortuna para Juan Felipe que Violeta no recordará nada, el rechazo de la noche había calado en él.

– Descansa otro rato si te parece, más tarde tendrás tu primera reunión de célula.

Violeta se durmió, soñó que estaba con Camilo, que lo estaban haciendo sobre esa misma cama y que el placer se intensifica a cada segundo, al punto de que ya no cabía en su cuerpo, amenazaba con estallar y abrió sus ojos para encontrarse con los ojos de Juan Felipe de frente. La miraba confuso.

– Que bien duermes- le sonrió

– ¿Te parece? – Preguntó mientras estiraba su cuerpo- Necesito el baño.

– Ya sabes dónde está.

Entro al baño esperando que Juan Felipe no haya notado que iba el sueño, estaba segura de que no lo había hecho con él esta noche, pero tener ese tipo de sueño, deseando a Camilo delante de otra persona la avergonzaba mucho.

– ¡Camilo! – Grito.

Debía de estar él y su hermana muy preocupados por ella, marcó en su brazo para hablar con Isabela, ella respondió enseguida.

– ¿Dónde carajos estas? Me tenías preocupada ¿Estas bien?

– Perdona, perdóname, si estoy bien, me paso de tragos y termine en la casa de unos amigos.

– ¿Cuáles amigos?

– No los conoces Isabela, pero te prometo que pronto te los presentare. Vuelvo en la noche me voy a quedar un rato.

– Esta bien, te espero- Contesto Isabela.

Quiso llamar lo antes posible a Camilo, pero no sabía cómo explicarle la situación, así que solo le envió un mensaje de texto “Estoy bien, tomé un poco, te quiero”, entró en la ducha y se quedó bajo el chorro de agua un buen rato, disfrutando de la sensación de las gotas en su cuerpo, lavo su cabello y froto todo su cuerpo. Se tomó más del tiempo necesario, pero quería sacar la resaca de su cuerpo a punta de agua. Secó su cabello con la secadora instantánea y salió del baño, encontró en la cama una camisa estampada con la cara de su padre y debajo una frase que decía:

“Solo la Unidad que viene del corazón nos llevará a vencer”

Quedó anonadada ya Juan Felipe le había nombrado el papel de su padre, pero esta visión le indicaba que era mucho más de lo que ella se imaginaba, se la puso y corrió escaleras abajo, llego al comedor y ahí los encontró, estaban Jacqui, Milena, Juan Felipe y otro muchacho que no conocía.

– Siéntate, ya vamos a empezar- Le dijo Milena, siempre ofreciéndole una sonrisa.

En silencio tomó asiento sin saber por dónde empezar a preguntar, pero Jacqui empezó a hablar.

– Hoy tenemos una nueva integrante de nuestra célula la compañera Violeta Jara hija del camarada Simón Jara, quien le da nombre a esta célula, es todo un honor que milite con nosotros y el mejor homenaje que le podemos hacer a Simón Jara. El orden del día es el siguiente:

1. Pre-militancia e informe de Violeta Jara.

2. Informe político a cargo de Juan Felipe

3. Relaciones internacionales a mi cargo.

4. Por último reajuste del plan de trabajo. Violeta tienes la palabra.

Todo esto iba a mil necesitaba saber tantas cosas, tenía tantas dudas y preguntas que hacer, Juan Felipe noto su preocupación y se adelantó a hablar.

– Violeta sabemos que debes tener muchas preguntas por realizar, trataré de contarte todo y aclarar algunas de tus dudas- Dijo con cautela- Tu padre fue militante de este partido, sabemos que murió cuando tenías 15 años y que recuerdas poco de tu papá, que tu madre los alejó, no sabemos hasta qué punto te hablo sobre él, pero queremos que tengas la certeza de que siempre te quiso y que fuiste lo más importante en su vida, por ti hizo todo para ofrecerte un mundo mejor y más justo. Para esos años cuando la victoria era más que contundente la violencia recrudeció en contra de nosotros y tu padre fue asesinado mientras luchaba por encontrar una solución a la destrucción que estaba siendo sometido el planeta- Mientras analizaba las expresiones de Violeta para entender su reacción- Siempre hablaba de ti e hizo prometer al partido que cuando tuvieras la mayoría de edad te buscaríamos y te haríamos parte de esto, decía que veía en ti una persona sensible capaz de indignarse ante cualquier injusticia. Como verás esta promesa no la cumplimos al pie de la letra, pero teníamos serias dudas sobre ti en relación con tu madre y tu crianza. Por ello que aceptaras la cita ese día en la plaza nos tomó por sorpresa, pero nos dio la certeza de que tu padre estaba en lo correcto. Ante nuestra demora solo podemos ofrecerte excusas, pero hoy ratificamos nuestra promesa contigo y tu padre, nos alegra de sobremanera que su hija pueda continuar su legado.

Por las mejillas de violeta corrían lágrimas que se perdían en su camisa, saber todo esto de su padre es algo que siempre estuvo esperando, sabía que la versión que le contó su madre se quedaba corta pero nunca logró conseguir mayor información, lo poco que sabía se resumía a unos escritos que encontró después de la muerte de su madre, pero que por más que había leído no los entendía.

– Si necesitas un momento lo entendemos ¿Quieres agua? – Le dijo Milena

– Si por favor.

– Juan Felipe que torpe, ¿no podías tener un poco más de tacto? – le recrimino Milena.

– Pero si tuve tacto…- Dijo Juan Felipe.

– Perdónanos a todos, mi nombre es Sebastián, no nos han presentado- Le ofreció una sonrisa y se acercó agachándose al lado de ella, Juan Felipe se revolvía en la silla y apretó sus puños- ¿Si quieres posponemos la reunión?

– ¡A no, de posponer nada! Que se tome unos minutos si le parece, pero los tiempos no están para posponer nada- Dijo Jacqui.

– Estoy bien- se tomó el agua que Milena le había traído- Continuemos con la reunión.

– Ok ya escucharon continuemos con la reunión- Dijo Jacqui- Violeta necesitamos saber qué tanto de lo que te hemos dicho hoy sabías y que nos digas el informe de tu primera tarea.

Sebastián, Milena y Juan Felipe la voltearon a mirarla con reproche por la poca consideración que tenía con Violeta. Este último se disponía a hablar, pero se le adelantó Sebastián.

– No tienes por qué contestar, si no estás lista.

– Si lo estoy, no se preocupen- Irguió su espalda y se giró de frente a Jacqui mirándola a los ojos empezó- Recuerdo muy poco a mi padre, mi madre me dijo que nos abandonó cuando yo tenía 4 años, no sabía exactamente si militaba o no en el partido, solo me dijo que era un revolucionario, que nunca le importamos, que no me quería y solo me entere de su muerte hace tres meses, mi mamá me lo dijo poco antes de morir, yo, yo… No sabía que me quería- Trato de mantenerse firme pero las lágrimas ahogaron su garganta.

– Lo siento-, se levantó de la mesa y corrió al cuarto de Juan Felipe.

No solo lloraba Violeta, todos tenían lágrimas en sus ojos, todos menos Jacqui, por supuesto, no era su idea que terminara así la reunión, pero no tenía forma de saber todo lo que la madre de Violeta le había dicho sobre su padre. Decidieron que era mejor dejarla sola mientras aclaraba sus ideas, pero Juan Felipe se moría por subir y consolarla.

Capítulo III

Violeta entró a la habitación cerró la puerta de un portazo y se tiró boca abajo sobre la cama, empezó un llanto ahogado que no la dejaba respirar, agitaba su pecho con vehemencia para encontrar aire, terminó dando gritos de impotencia, la rabia que le daba saber que su madre le había mentido hacía que le ardiera el cuerpo, lloraba por no poder conocer a su padre, lloraba su muerte, lloraba todo lo que tenía que haber llorado y no pudo. Después de un rato cuando sus ojos le ardían se colocó en posición fetal, siguió llorando, pero poco a poco se fue quedando dormida. Cuando despertó no sabía dónde estaba, la oscuridad de la noche no le permitía mirar lo que tenía a su alrededor, estiró sus manos y encontró una persona a su lado y poco a poco fue recordando lo sucedido. Era Juan Felipe, quiso saber la hora y miró en su brazo, las 2:30 am había dormido demasiado ya no tenía sueño. Se levantó con cuidado y se dirigió al baño tenía mucha hambre no había comido nada, reviso el registro de llamadas y tenía un mensaje de su hermana preocupada y de su novio Camilo que también la buscaba. Decidió irse sin hacer el mayor ruido, pero cuando salió del baño Juan Felipe estaba despierto.

– Hola- Dijo Violeta

– Hola ¿Cómo te sientes?

– Con hambre, no he comido nada en todo el día, me tengo que ir mi hermana está preocupada por mí.

– No, es muy tarde, no es seguro- Dijo Juan Felipe mientras se sentaba en la cama- ¿Si quieres vamos y te acompaño a comer algo en la cocina o te subo algo para que comas aquí?

– Si subes algo te lo agradezco, la verdad es que no tengo energía.

– Entiendo ya vuelvo- Dijo Juan Felipe mientras salía de la habitación.

Violeta se sentó en la cabecera de la cama rodeando sus piernas con sus brazos, estaba más calmada y todavía tenía muchas preguntas que hacer con respecto a su padre, se lamentó de que el partido no la hubiera buscado cuando cumplió sus 18 años, esto le hubiera dado el tiempo que necesitaba para pedirle explicaciones a su madre. Las razones de su madre para hacer lo que hizo era algo que la atormentaba, tal parece que no la conocía realmente. Diez minutos después apareció Juan Felipe con una bandeja.

– Perdona, pero a esta hora solo puedo conseguir comida impresa. Espero te guste es un sándwich- Dijo mientras le acercaba la bandeja.

– No te preocupes, esto es justo lo que necesito- Sonrió un poco.

– Me alegro de que ya estés mejor- Dijo Juan Felipe que se había sentado a su lado en la cama- Quería ofrecerte disculpas en nombre de la célula y de todo el partido por lo que sucedió esta tarde, debimos…- Violeta lo silencio tapando su boca.

– No quiero hablar de eso, tengo muchas preguntas que hacerles, pero ahora solo quiero comer y nada más.

– Esta bien, te entiendo ¿Si te gusto el sándwich?

– ¡Si! Está muy rico gracias, estoy que me como hasta un zapato- Dijo sonriendo.

– Que bien, si te provoca otro me avisas.

Violeta medito un momento, pero respondió – No así está bien, lo que me provoca es que me resuelvas unas dudas, si no tienes mucho sueño claro está.

– Claro pregunta lo que quieras.

– Sabes que vivo con mi hermanastra y que tengo novio, quería saber ¿Por qué debo ocultarles mi militancia a ellos? yo le cuento todo a mi hermana, es muy difícil inventar cuentos, ella conoce a todos a mis amigos y tarde que temprano se va a terminar enterando. Lo mismo es con Camilo ellos dos son amigos así que no puedo mentirle a uno porque el otro se enterara, en fin ¿Es absolutamente necesario que no les diga?

Juan Felipe pensó la respuesta hay muchas cosas que Violeta no sabe y que hoy en la reunión iban a tratar de abordar y definir un plan de educación para ella.

– Entiendo lo que dices, pero, así como teníamos nuestras reservas contigo, la tenemos con tu hermana y tu novio, por ahora creo que es necesario que te inventes una coartada hasta que podamos estar seguro con ellos.

– Esta bien, ya veré que se me ocurre- Recorrió el cuarto mirando los libros en las repisas y todos los afiches que tenía- por cierto, me gusta tu cuarto ¿Por qué vives aquí?

– Es una historia muy larga- Contestó Juan Felipe bajando la mirada.

– Tengo tiempo, cuéntame.

– No creo que sea buena idea contártelo ahora, de todos modos, te quería entregar algo- Se levantó de la cama y busco entre las repisas de los libros- Este es un libro que escribió un camarada del partido en el que hablan de tu padre y estos son los estatutos, para que los vayas leyendo.

Violeta los examinó con cuidado y los dejó en la mesa de noche, le dijo a Juan Felipe.

– Gracias, no sé qué sucederá con mi vida y no los conozco, no te conozco la verdad, pero siento que tenemos una historia y me urge conocerla.

– Yo también lo creo- Esbozo Juan Felipe con una sonrisa, Violeta le resultaba una mujer muy sencilla a pesar de sus privilegios, sus manos y piel daban cuenta de que no había tenido que sufrir por la escasez de comida o agua. Sus ojos grandes y marrones le resultaban fácil de leer y veía en ellos pasión, consideraba que al parecer Simón si tenía razón con lo que decía de su hija o se quedó cortó.

La última pareja estable que tuvo Juan Felipe fue Jacqui y de eso hace más de un año, con lo exigente de la situación en pleno proceso eleccionario donde el partido se jugaba el todo por el todo, pensar en compartir su tiempo con alguien no era una opción, solo tenía sexo con una u otra, pero nada que exigiera mucho de su tiempo. Y con Violeta algo extraño le sucedía no era común que fuera rechazado las mujeres se le regalaban literalmente, pero ella no ha demostrado interés por él, eso no era normal, había estado con mujeres más hermosa que ella, no estaba acostumbrado al rechazo.

– Violeta- Lo dijo en voz alta sin percatarse.

– ¿Si?

– No nada tengo sueño, hasta mañana- Su cara se puso roja.

– Esta bien Juan Felipe es tarde, gracias por todo eres un gran amigo, hasta mañana- Dijo esto mientras se metía dentro de las cobijas.

A pesar de la hora Juan Felipe no pudo volver a dormir, tenerla tan cerca no le ayudaba de mucho, había jurado que su relación solo sería política, pero el deseo era más fuerte, tendría que buscar la forma de quitarse las ganas.

Cuando se levantó Violeta estaba sola en el cuarto luego de ir al baño bajo las escaleras en busca de Juan Felipe, lo encontró en el comedor, desayunaron juntos. Juan Felipe ofreció el carro eléctrico que le había asignado el partido, pero ella se negó diciendo:

– No es necesario, ya quedé de verme con mi novio en el metro, llevo casi dos días sin verlo, me hace mucha falta.

– Entiendo, si quieres te acompaño al metro- Se ofreció Juan Felipe.

– No, gracias así está bien, he abusado de tu amabilidad- sonrió- ¿Cuando tenemos la próxima reunión?

– Creo que mañana, no tenemos mucho tiempo.

– Esta bien, nos vemos mañana, mientras pensaré que invento a mi hermana y mi novio.

Violeta caminó despacio y sin prisa hacia la estación del metro, lo que había vivido estos dos días le daba un lugar en esta ciudad, se sentía menos represión policial, el programa arborizador ya empezaba a cambiarle el color a las calles, la casi inexistente presencia de carros le daba otro aire a la ciudad y ver estos puntos de hidratación donde la gente llegaba en su bicicleta le parecía gratificante, la tierra por fin les daba otra oportunidad. Se encontró con Camilo en la estación y se dirigieron a su apartamento, su hermana no estaba como ya le había dicho esta mañana saldría a la biblioteca.

– ¿Segura que no me puedes contar nada?

– Segurísima Camilo, no quiero fallarles. El hecho que ya sepas que milito es traicionarlos, pero bueno contigo no puedo tener secretos y te necesito para tener una coartada con mi hermana- Sonrió.

– Esta bien, yo confió en ti- Dijo mientras la abrazaba- Recuerda que yo también quiero ser parte del cambio y que quiero acompañarte en todos tus planes.

– Lo sé-

– Extrañaba tu sabor, tu olor, tenerte así tan cerca- Camilo decía esto mientras la besaba en el cuello.

Hacía casi 6 meses desde la última vez que estuvieron juntos y Violeta estaba ansiosa, necesitaba esto, amarrados en un beso se fueron acercando a la cama hasta que cayeron en ella, le quitó la camisa a Camilo de un tirón mientras él le quitaba la de ella y soltaba su sostén, agarró sus senos y presionando su cadera en la de ella, Violeta gimió, se quitaron sus pantalones rápidamente, arrojándolos a un lado de la cama. Camilo sacó un condón del bolsillo del pantalón y se sentó en la cama, Violeta se sentó encima de él dejándose sentar lentamente en su regazo, la abrazó fuerte por sus caderas mientras ella subía y bajaba lentamente, se besaban con desespero, con muchas ganas.

– Te amo- Dijo Violeta

– Te amo- Camilo la levantó por sus piernas y la acostó sobre la cama, llegando más profundo.

– No sabes hace cuánto tiempo deseaba estar así dentro de ti, es mi lugar favorito- Le dio un beso

– Alejarte ese fue un error.

Durmieron un par de horas hasta que llegó Isabela, ese día almorzaron los tres juntos, vieron películas y Camilo se quedó a dormir en el apartamento. Para Violeta todo estaba encajando por fin en su vida, a pesar de que le faltaban muchas cosas por aprender y conocer de su padre y madre, el hecho de saber la verdad por difícil que fuera de asimilar, la complacía. Al día siguiente se fueron en bicicleta a clases, Camilo estudiaba ingeniería de sistemas, su familia era acomodada, su madre había sido compañera de trabajo de la mamá de Violeta, se conocían desde muy pequeños, siempre estuvo enamorado de ella, pero fue solo hasta los 20 años de Violeta que empezó su noviazgo, todo iba bien hasta que la mamá de Violeta enfermo fue un golpe muy duro para ella. Pero Camilo a pesar de que habían roto su noviazgo siempre estuvo ahí fue un hombro para ella, un amigo.

– Me tengo que ir voy a pasar el resto del día donde Camilo, nos vemos- Se despidió con afán de su hermana- Esta fue la coartada que acordó con Camilo.

– Esta bien, te espero en la noche.

Subió en su bicicleta y partió rumbo a Teusaquillo, llegó a la casa que ya consideraba su segundo hogar, las flores de la entrada, los pasillos y el piso de madera se le hacían muy acogedor. Se dirigió directamente al comedor en él que ya se encontraba Jacqui revisando su tablet.

– ¿Hola como estas? – Le dijo Violeta.

– Bien ¿Cómo sigues? – Preguntó con curiosidad y una sonrisa en sus labios.

Violeta quedó sorprendida, ya estaba acostumbrada a su actitud tosca hacia ella.

– Mejor gracias- Contesto.

– Me alegra en serio, lamento mucho lo que sucedió ayer, debí ser más considerada, suelo ser un poco cruda a veces.

– Esta bien, no te preocupes y ¿Dónde están los demás? – Preguntó Violeta

– Ya vienen, Juan Felipe está en reunión del ejecutivo nacional, se demora un poco, Sebastián ya viene en camino se retrasó en la universidad y Milena está en el baño.

– Oh, está bien.

– ¿Has tenido oportunidad de leer los libros que te paso Juan Felipe? Pregunto Jacqui.

– No, realmente no, espero iniciar hoy. ¿Te puedo preguntar algo? – Jacqui asintió con la cabeza- ¿Tú conociste a mi padre?

– Si lo conocí, era muy niña, pero si lo recuerdo, mis padres son del partido desde muy jóvenes y me traían a todas las reuniones. Dijo Jacqui.

– Se puede decir que has militado desde siempre.

– Si así es y esto es lo que me gusta, es mi proyecto de vida.

– ¡Oh qué bien! están socializando como se supone se deben tratar las camaradas, excelente- Dijo Milena quien acaba de llegar del baño- Hola Violeta ¿Cómo estás? ¿Ya se disculpó Jacqui?

– Si ya lo hizo y no era necesario, siéntanse cómodas de ser como son, la intrusa aquí soy yo- sonrió Violeta.

– De ninguna manera eres nada más y nada menos que la única hija de Simón Jara- Dijo Milena en tono teatral.

– ¿Tu conociste a mi padre?

– No tuve la oportunidad, ingrese al partido hace seis años, pero he leído lo suficiente como si lo conociera desde siempre, por cierto, te le pareces mucho- Sonrió Milena.

– Si eso siempre me han dicho, para desgracia de mi madre- Dijo Violeta

– Y Violeta- Inquirió Milena- ¿Qué tal besa Fabián?

Jacqui y Milena estallaron en carcajadas y Violeta seguía sin comprender la situación.

– ¿De qué se ríen? ¿Quién es Fabián?

– ¿No lo recuerdas? En el Festival- Contestó Milena haciendo la mímica de besarse.

– No puede ser, ¿Entonces me bese con el flaco que bailaba salsa?

– ¡Si! – Gritaron Jacqui y Milena al unísono y siguieron sin poder parar de reír.

– Ok, ok lo merezco- Dijo Violeta divertida- Pero les tengo malas noticias, no recuerdo nada de esa noche, así que no sé cómo besa Fabián.

Se percató de que ambas miraban detrás de ella y giro, de pie estaban Juan Felipe y Sebastián.

-Hola ¿Cómo están? – Dijo Juan Felipe

– Hola- Dijo Sebastián- ¿Cómo así? Violeta cuéntame ¿Te besaste con Fabián? ¿Segura que no pasó nada más? – Dijo esto mientras todos menos Juan Felipe soltaban carcajadas.

– No recuerdo nada lo siento, lo último que supe es que bailábamos salsa, no sabía ni que se llamaba Sebastián.

– Bueno Violeta creo que tienes que agradecerle a Juan Felipe que sólo hayan sido besos- Dijo Jacqui- Por Cierto, Juan Felipe, Fabián está que te manda a comisión de garantías- Otra vez todos en coro a reír.

– Ja ja ja- Lo pronunció de forma irónica Juan Felipe- Para que empieces a considerar Violeta quienes son tus verdaderos amigos en esta organización.

– No, no, no- Dijo Milena- En mí y en Jacqui tienes dos amigas, muy consideradas y puedes estar segura que siempre priorizaremos que goces y disfrutes, no como Juan Felipe- le saco la lengua a Juan Felipe- Lo que sucede es que él se cree tu hermano mayor.

– ¿Mi hermano mayor? – Preguntó Violeta.

– Creo que te estás adelantando Milena, empecemos la reunión y con eso Violeta va entendiendo- Dijo Jacqui.

– De acuerdo- Dijo Milena

CAPÍTULO IV

– Bueno retomando la reunión pasada si a Violeta le parece quisiéramos seguir con tu intervención, es importante para nosotros saber lo que piensas hasta ahora y saber que has adelantado de tu informe- Dijo Jacqui.

– Me parece bien- Dijo Violeta- Yo tengo claro que desconozco muchas de las cosas que me dijeron, pero bueno aquí tengo este libro- Lo levanto- que prometo leer para la próxima reunión. De mi padre no sabía nada, recuerdo poco de él como les dije lo poco que me habló mi madre es que fue un revolucionario, que era inteligente, buen Físico. He de decirles que tengo dos tarjetas con información de mi padre, que llegó a mi casa poco después de cumplir 15 años, por más que he leído no entiendo, la mayoría son de política.

– ¿Tienes esos documentos? – Preguntó Juan Felipe con cierta emoción.

– Si los tengo están en mi red. Pero ¿De qué les sirve?

– Bueno aquí entramos nosotros- Dice Juan Felipe- Tu padre dedicó su vida entera a este proyecto revolucionario, toda su investigación se centró en cómo materializar nuestras apuestas, en cómo impulsarlas. Su muerte fue intempestiva y parte de la información se la llevó con él, por ello cada documento que puedas tener nos sirve de gran ayuda.

– Creo entender, de todos modos, la leeré otra vez y les haré llegar la que considere relevante para ustedes- Dijo Violeta.

– Gracias, es de mucha ayuda- Dijo Juan Felipe – Otra cosa que debes saber es que esta casa era de tu padre.

– ¿Esta casa? – Dijo Violeta, recorrió la habitación con su mirada tratando de imaginarse a su padre viviendo allí.

– Sí, aquí vivió después de que se separó con tu mamá, al principio vivía solo pero a los pocos meses yo vine a vivir con él- Contaba Juan Felipe- Mis padres también eran del partido y fueron asesinados cuando yo tenía ocho años, el ejecutivo nacional del partido había definido que debía ir a un hogar de niños huérfanos ya que no encontraron ningún familiar que pudiera cuidarme, pero tu padre que era del ejecutivo no le pareció buena idea y el mismo se ofreció a cuidarme un tiempo mientras aparecía algún familiar, a la fecha no ha aparecido nadie y yo seguí viviendo aquí después de su muerte.

No se esperaba Violeta esta información, pero explicaba muchas cosas, el aprecio que Juan Felipe sentía por su padre era de hijo.

– Por eso lo de hermano mayor- Dijo Milena.

A Juan Felipe lo de hermano le disgustaba muchísimo había definido no tener nada con Violeta, pero tampoco quería verse como un hermano.

– En todo caso Violeta- Continuo Juan Felipe- Esta casa es tuya como única hija de Simón Jara, yo tengo los documentos de la casa en los que puedes corroborar lo que digo y en el momento que lo pidas me marcharé.

– ¡No! No hace falta Juan Felipe, no tienes que irte si es la voluntad de mi padre que tu siguieras aquí yo no la voy a ignorar, lo de la casa ya lo hablaremos más adelante, tengo que revisar los papeles. ¿Hay otra cosa que deba saber?

– No- Dijo Jacqui- Lee el libro que te dio Juan Felipe y cualquier duda que vayas teniendo nos vas preguntando. Y ¿Del informe que nos tienes?

– Bueno ya le había adelantado algo a Juan Felipe en el Festival, logre averiguar de todas las familias que me dijeron, algunas se han ido no sé a dónde y otras se han quedado sin poner mayor objeción por los cambios, que sólo hay tres familias de las que debemos preocuparnos, la familia, Benavides, Suarez y Fontalvo. Por lo que pude averiguar no sólo no están conformes, sino que están citando a reuniones para ganar adeptos, ¿para hacer qué? Todavía no lo sé.

– Gracias Violeta, te felicito por la buena tarea enviaremos esta información al ejecutivo central para que tome determinaciones- Dijo Jacqui- Bueno el segundo punto era un informe político.

– Bueno camaradas, es algo extenso pero recoge todo lo que se ha hecho luego del triunfo del partido en todas las ciudades del país, como ya lo conocen se empezó a implementar el plan de choque para preservar la naturaleza- Dijo Juan Felipe- Este plan se divide en tres, la primera que va directamente al cambio de las leyes que busca la distribución gratuita de agua y alimentos a todas las personas, la no monopolización de recursos, acabar con los privilegios, el agua para las personas y las plantas no para los carros, restricciones del uso particular de vehículos, acabar con la explotación del petróleo y prohibición total de la gasolina, penalización para quien monopolice o viole estas normas. La Segunda parte del plan se enfoca en lo educativo inicialmente fue la democratización de la información, reimplantación de la libertad de cátedra, implementación de escuelas populares en barrios, sitios de trabajo y colegios, estas escuelas tienen el fin de socializar los cambios, que la gente conozca sus derechos y empiece a hacer uso de ellos. Y la tercera parte y más importante salvar la tierra, en este aspecto estamos siguiendo los lineamientos de otros países de la región que hace décadas ya lo implementan, enriqueciéndolos o adaptándolos a nuestro país, como saben se supone en nuestros territorios hay una parte de lo que se conocía como el pulmón del mundo el Amazonas, se hicieron ya los primeros estudios con una misión internacional para medir los daños los resultados son poco alentadores, las cifras oficiales de la totalidad de tala de árboles no corresponden ni al 30% de la realidad, la pérdida del ecosistema, erosión, desaparición de especies han hecho un daño muy grande. En el resto del país esta investigación se está replicando la idea es centrar todos los recursos financieros, humanos en la recuperación de los bosques. En cuanto al agua luego de que se secara el río Magdalena hace más de 10 años las opciones de fuente hídricas son pocas, el río Amazonas, con poco caudal y aguas supremamente contaminadas demorarán y dificultará en gran medida el acceso digno al agua y tienen que sumarle que buena parte del agua se debe destinar a la riega de plantas, hace más de dos años que no llueve cosa que no facilita nuestra situación. El uso del agua salobre no beneficia a las plantas por ello se plantea hacer llegar esta agua a buena parte del país para suplir las necesidades básicas. Los paneles solares para la generación de energía, así como la energía eólica. Por último, la implementación de cultivos urbanos será una tarea inaplazable se están preparando a formadores para que visiten cada barrio y los adiestre sobre este tema, es la forma más eficiente para contrarrestar la hambruna que amenaza a la mayor parte de la población. Eso es todo.

– Pero entonces necesitamos muchas más personas aquí, si queremos que la tierra tenga un futuro debemos buscar más personas- Dijo Violeta.

– Claro Violeta por eso la parte educativa con el pueblo, las escuelas se enfocan en mostrarle que la naturaleza no es un medio del que debemos proveernos, sino que es otro ser vivo que comparte este planeta con nosotros y que debemos respetarla- Dijo Sebastián.

– ¿Pero entonces si tenemos salvación?

– Claro que sí Violeta, por eso estamos aquí esa es la tarea que el pueblo le delegó al partido y no vamos a fallar. Todos nos unimos con este propósito. Dijo Milena.

A pesar de lo desolador del panorama la esperanza en Violeta había crecido, cuando se marchó a su casa iba pensando de qué forma ella podría ayudar, añoraba el próximo fin de semana, iría con sus camaradas a conocer su espacio de relación con las masas, con la gente. Su labor investigativa le gustaba, pero compartir con la gente le parecía más importante, ya se imaginaba las calles cubierta de verde, en que ya no tuviera que usar más una máscara para salir a la calle, que pudiera arrancar una fruta de la rama de un árbol, escuchar el sonido de las aves como se veía en las películas, estaba convencida de que todo esto iba a pasar con el nuevo modelo económico y político.

En el apartamento la esperaba su hermana y su novio, la notaron más contenta de lo habitual, a la hora de dormir habló de sus esperanzas con Camilo verla con ese ánimo en definitiva le cambiaba el semblante estaba particularmente más bonita que nunca y así se lo hizo saber, Violeta no se podía resistir a un cumplido de Camilo prometió llevarlo a una de sus visitas a barrios, era allá donde tenían que estar le aseguro a Camilo.

A la mañana siguiente empezó a leer el libro con la biografía de su padre en su tablet y aprovechó para revisar los documentos que encontró de él para enviárselos a Juan Felipe, seguía sin entender la mayoría que eran de física, término por sólo enviar los que vio de carácter político, los otros los iba a borrar, pero se arrepintió, terminó por subirlos a su nube. En la biografía encontró información que hablaba de su madre, ella también había militado en el partido y allí se conoció con su papá, le costaba imaginarla, había hasta fotos de sus épocas universitarias. No entendía que podía haber pasado para que cambiara de forma tan radical y menos por qué siempre le ocultó esta parte de su vida. Fotos de su matrimonio y hasta de ella cuando era un bebé en los brazos de su padre. Decía que «se había destacado por ser un excelente organizador con los camaradas de su generación habían peleado por acabar las «malas prácticas» al interior del partido que obstaculizaban su encuentro con el pueblo, mismas prácticas que se repetían en otros partidos minando la unidad entre la izquierda, tuvo muchos contradictores en el partido pero los resultados de su método eran incuestionables, demostró que desde el militante de base hasta la responsabilidad más representativa de la dirección podía tener trabajo de masas y que sólo con el ejemplo podían ganar más gente para el cambio. Sus contradictores terminaron aislados en su mayoría por inmadurez política, algunos pocos superando sus egos e individualismos se sumaron a sus ideas. Ideas que después de su muerte se replicaron en los otros partidos logrando una verdadera transformación que terminó en la unidad real, pasó de ser una unidad en las alturas a encontrarse en los límites de las calles, los barrios, las fábricas, oficinas etc, desdibujándolos. Fue así y sólo así que se logró la verdadera transformación con unidad que viene del corazón como decía Simón Jara”

Todo esto le dejaba más interrogantes que respuestas a Violeta, continuó con la lectura de los estatutos del partido todo estaba basado en el desarrollo de principios como crítica y autocrítica, centralismo democrático, etc. El objetivo era lograr una organización que se convirtiera en la vanguardia del pueblo, en la seguridad del pueblo, en la garantía del pueblo. Palabras que para Violeta eran acertadas, consideraba que ya era el momento en que el pueblo que es la mayoría sea el que determine su destino.

Continuó sus clases y leyendo en la noche todo lo que le habían dejado, siguió también su ronda de investigación con las familias y pudo averiguar que ese viernes había una de las reuniones para ganar adeptos, pensó en asistir e investigar por ella misma pero la convocatoria era cerrada y sólo podías ir si alguien te invitaba y ella no conocía directamente a ninguno. Un poco decepcionada por no poder asistir se disponía a encontrarse con Camilo para salir a su restaurante favorito, en toda la semana no había podido dedicarle mayor tiempo, entre la universidad y sus lecturas del partido no había tenido mucho tiempo, saliendo de clases con Isabela le comentó sus planes, Isabela le contestó:

– Me parece genial que le dediques tiempo a tu novio, lo tienes un poco olvidado.

– Lo sé, lo sé- ¿Y tú que vas a hacer hoy?

– Pues hoy si tengo algo interesante que hacer, no te había contado pero mi amiga Andrea Vélez me invitó a una reunión a las afuera de la ciudad, al parecer van a ir personas muy importantes.

Violeta se preguntaba si sería la misma de los «Burgueses contrarrevolucionarios» como les llamaba su padre. Le comento con cautela.

– ¿Por qué no me habías dicho? Me gustaría ir contigo suena muy interesante.

– Recién me invitó ayer- Dijo Isabela- pero si ya tienes planes con Camilo no los cambies por mí, puedo ir sola.

– No, quiero ir y no quiero que vayas sola, mañana me veré con Camilo. ¿A qué hora es la reunión?

– A las 8:00 pm- dijo Isabela- Te enviaré la invitación.

Llegaron a su apartamento y se alistaron para asistir- Debemos llevar una camisa negra así nos identificaremos todos- Dijo Isabela-.

– No tiene sentido eso, ¿De qué te dijeron que va a tratar la reunión? Dijo Violeta.

– Pues Andrea me dijo que se quiere ver como recuperamos algunos de nuestros privilegios- Violeta se la quedó viendo con los ojos bien abiertos- No me mires así, ves por eso no te quería decir, a mí no me parece mal, no te he dicho que todo, pero por lo menos unos que nos permita mantener algo de nuestras comodidades.

– ¿Cómo Isabela? ¿Cómo dices? – Decía Violeta alzando la voz- Es que ¿la estás pasando muy mal, te ha faltado comida, agua?

– No eso lo entiendo todos merecen comer, o eso creo, pero nuestros padres se mataron estudiando y trabajando para que ahora sus hijas no puedan usar su carro, tengan que usar metro y exponerse a quien sabe qué peligro, a vivir sin luz 6 horas cada día. Son cosas razonables ¿No crees tú? – Preguntó Isabela.

– No, no lo creo- Contestó enojada Violeta- Y vámonos ya que se nos hace tarde.

– No, no me parece buena idea que vayas si esa es tu actitud. Si quieres ir promete que tendrás la mente abierta.

– Lo prometo- Dijo Violeta.

Camino al punto de encuentro percatándose de que su hermana no la viera le envió un mensaje de voz a Juan Felipe: «Excelentes noticias ahora mismo voy camino a una reunión a la casa de los Vélez, luego te cuento chao».

Juan Felipe se encontraba en reunión con el ejecutivo central y estaba invitado el presidente de la República anterior secretario general, en estas reuniones el uso de sus biomoviles o cualquier otro medio de comunicación Tecnológico está prohibido, por lo que no escuchó el mensaje de Violeta sino dos horas después cuando se terminó.

No daba crédito a lo que escuchaba, Violeta se aventuró a ir a esa reunión sin tener idea del riesgo que corría su vida, algunos de los asistentes podrían identificarla como hija de Simón Jara y con los desesperados que estaban eran capaces de cualquier cosa.

La llamó en varias ocasiones, pero no respondió, llamó a Jacqui.

– Hola, necesitamos rastrear a Violeta con urgencia, ayúdame con eso por favor.

– Si claro, pero ¿Qué sucede? ¿Hay algún problema?

– No lo sé, es lo que trato de averiguar.

– Ya te devuelvo la llamada.

Juan Felipe daba vueltas por su cuarto tratando de mantener la calma ya habían pasado dos horas y media desde el mensaje de Violeta y no sabía nada de ella, temía lo peor. No pensó que se fuera atrever a tanto, no media el peligro al que se enfrentaba.

En el punto de encuentro las recogió una camioneta, le pareció bastante extraño que una camioneta estuviera circulando si esta no era del gobierno, se montaron salieron hacia el noroccidente de la ciudad por aproximadamente 30 minutos y llegaron a una casa campestre, bastante bonita, con ventanales grandes, muy bien decorada, cuando entraron ya habían llegado unas 20 personas, reconoció a varias. Andrea Vélez se acercó a saludarlas.

– Pensé que ya no venías- Le dijo a Isabela- Que bien que tu hermana también haya venido. Bienvenidas. Les señaló un mueble blanco donde se sentaron- En pocos minutos inicia la reunión.

Violeta estaba muy atenta, quería recordar todo y retener la mayor información posible, detrás de la sala en otra habitación se escuchaban unas voces, salieron dos hombres mayores y dos mujeres, agradecieron efusivamente la presencia de todos, parecían los líderes de este encuentro. Se sentaron en la mitad y procedieron a decir:

– Gracias a todos, me alegro de ver caras nuevas en esta reunión- Dijo una de las mujeres- Quisiera que se presentaran y digan brevemente ¿Quién los invitó y por qué están aquí?

– Mi nombre es Walter González, estudió en la Universidad de los Andes, me invito Carlos- Dijo esto señalándolo- Y estoy aquí porque creo que no debemos quedarnos con los brazos cruzados mientras perdemos nuestros privilegios, después de más dos siglos de tenerlos.

– Mi nombre es Isabela Castro, me invitó Andrea y estoy aquí…-hizo una pausa y miró a Violeta- Porque quiero escuchar que proponen para recuperar algunas de nuestras cosas.

– Mi nombre es Violeta Castro, vine con mi hermana y quiero también recuperar nuestros privilegios.

Se siguieron presentado, por poco Violeta revelaba el apellido de su padre y se preocupó seriamente de que alguien la pudiera identificar como hija de Simón Jara. La reunión siguió normal, la líder se llamaba Cristina Ochoa y en sus palabras era muy convincente, parecía que tenían bien planeada su estrategia y que pertenecían a una red nacional.

– De acuerdo con lo que dicen, estamos todos los aquí presentes de que debemos hacer algo para recuperar nuestros privilegios, pero es el momento de pasar a la acción. – Decía Cristina Ochoa- Sabemos de buena fuente cual es el plan del partido, y estropearemos cada paso que den. Contamos con el ingeniero León López y su equipo para cambiar los códigos de las bibliotecas e impedir el acceso a la información. Por otra parte, ya está todo listo para contaminar el agua potable en las principales ciudades del país…

Violeta no daba crédito a lo que escuchaba y no podía creer que su hermana se prestara para esto, cuántas personas serían afectadas sólo por seguir con esos no merecidos privilegios, ingresó un hombre a la reunión que posó su mirada inmediatamente en Violeta y no pudo disimular su sorpresa, se acercó al oído de uno de los líderes y los dos voltearon a ver a Violeta, más enojados que sorprendidos en este punto. En menos de 10 segundos los 4 líderes y la nueva persona estaban pidiendo un receso por un imprevisto.

– Tienes idea de ¿qué sucede? – Pregunto a su hermana Isabela

– No lo se

– Pero ¿que no viste como me miraron?

– Yo no vi nada, me parece que estas exagerando Violeta

Dos hombres se acercaron a Violeta y la sujetaron por los brazos para levantarla

– Suéltenme ¿Qué es lo que hacen?

– Suéltenla es mi hermana- gritó Isabela

– No le va a suceder nada necesitamos hablar unos minutos con ella, por favor no ponga resistencia.

Ella sola no iba a poder con estos dos hombres, miró a su hermana para que se tranquilizara y se dejó llevar por ambos hombres, mirando hacia atrás en todo momento a Isabela. Salieron de la casa y la condujeron hacia una casa pequeña que se encontraba al lado, mientras caminaban intento tener mayor información de lo que sucedería con ella, pero nadie respondió, la casa estaba sucia y la tenían para depósito, abrieron otra puerta a un cuarto un aislado, pequeño, oscuro, que olía a humedad.

– ¿Por qué me traen aquí?, esto es ilegal, exijo una explicación.

Siguieron sin contestar, cerraron la puerta y la dejaron sola, intentó usar el biomovil pero no tenía señal, gritó y pidió ayuda durante varios minutos pero nadie contestó, intento abrir la puerta, pero era de metal muy pesada, tenía frío, no entendía porque la habían identificado, muchos de los que estaban allí la conocen desde hace muchos años, conocieron a su mamá, algo no estaba bien en todo esto.

CAPÍTULO V

No se iba a quedar con los brazos cruzados, se quitó sus zapatos para usar los tacones en contra de cualquiera que entrara, se ubicó detrás de la puerta para atacar por sorpresa estuvo a la espera lo que ella considero mucho tiempo, hasta que se abrió la puerta, en cuanto una cabeza se asomó le pego fuertemente con el talón de su zapato, la persona se quejó y cayó al piso, Violeta salto encima de él y corrió, afuera de la casa se encontró con Isabela con los ojos rojos por haber llorado y esposada.

– Violeta ¿Estas bien? ¿Qué te hicieron?

– Estoy bien, no me hicieron nada solo me encerraron, ¿A dónde te llevan? ¿Qué pasó? – Miró a su alrededor y vio a hombres en camuflado, sacando esposados a los participantes de la reunión.

– Violeta llegaron de repente y nos esposaron a todos, preguntaron por ti pero nadie daba razón, Juan Felipe el muchacho que dio el discurso en la plaza, me pregunto por ti, le dije que estabas bien, que solo querían hablar contigo.

– ¿Juan Felipe está aquí?

– Si claro, está detrás de ti. –

– Violeta ¿Estas bien? – tenía sangre en la cabeza y en su camisa

– ¿Fuiste tú quien entró por mí?

– Si fui yo, estaba preocupado ¿Por qué carajos te arriesgaste así, como puedes ser tan irresponsable?

Violeta lo abrazó con fuerza, – Perdóname Juan Felipe, tenía miedo, estaba preparada para lo peor, no pensé que fueras tú.

– ! Violeta ¡- Grito Isabela mientras se la llevaban con los demás.

– No, deténganse, no se la pueden llevar, Juan Felipe por favor es mi hermana.

Se acercó al oído de Violeta y le dijo -Ella estaba con ellos, tranquila, no le importo tu paradero, es una de ellos Violeta y como tal será tratada.

– No, no por favor, ella no tiene la culpa, por favor solo la tengo a ella, yo te prometo que ella no volverá a tener nada que ver con esto.

Juan Felipe lo pensó un momento, la mirada de Violeta lo convenció.

– Esta bien, pero tu respondes por lo que pueda pasar- se dirigió a los hombres que la llevaban- suéltenla.

Le quitaron las esposas y corrió a donde Violeta- Gracias hermanita, gracias.

– Suban a la camioneta- Dijo Juan Felipe.

La camioneta tomó destino al norte de la ciudad, Violeta se había dormido cuando se estacionaron al frente de su conjunto.

– Gracias Juan Felipe, has sido de gran ayuda para mi hoy.

– Violeta, tú te quedas en la camioneta, tu hermana se puede bajar a su casa o de aquí la llevamos a donde llevamos a los demás.

– ¿Como? – Dijo Violeta

– No estás en posición de discutir nada, Violeta, lo que has hecho hoy es muy grave y no pienso discutirlo ahora, así que dile a tu hermana que baje, no lo vuelvo a repetir.

– No te preocupes por mi Violeta, voy a estar bien, mañana hablamos bien, chao- Se bajó Isabela y la camioneta dio vuelta al sur.

– ¿Por qué haces esto? ¿Por qué no puedo estar en mi casa?, contéstame.

– Ya te dije que ahora no voy a discutir, vamos a la casa y mañana te podré explicar todo lo que quieras.

El resto del camino estuvieron en silencio, entraron a la casa, Violeta no entendía la actitud de Juan Felipe, la había tratado mal innecesariamente, lo último que quería era dormir con él en la misma cama, pero no recordaba ver en toda la casa otra cama, pensó que lo mejor sería ir a donde su novio, pero primero debía saber, cómo la habían encontrado.

– Juan Felipe, si estas molesto conmigo por el golpe que te di, te pido disculpas nuevamente, en serio que no fue mi intención, si soy irresponsable por haber ido hasta allá, me parece injusto, esa fue la tarea que me encargó la célula y la estaba cumpliendo. Así que exijo explicaciones.

– Ahora no hablaremos, las explicaciones vendrán mañana, estoy muy cansado y lo mejor que podemos hacer es dormir,

– No hay más camas en esta casa?

– No, no la hay

– Voy a dormir a la casa de mi novio.

– No- gritó Juan Felipe- Te quedas aquí.

– Tu no decides, Juan Felipe, no me digas que hacer- Le gritó Violeta

– Las cosas no son tan simples como tú las ves, no te le vuelvo a repetir, te quedas aquí- La sujetó por los hombros y acerco sus caras, mirándola a los ojos con autoridad.

Violeta no estaba acostumbrada a este tipo de trato, se sentía humillada, no entendía el porqué de la actitud de Juan Felipe, de ninguna manera pensó que iba a quedarse con este hombre tan intransigente. Se sacudió entre sus brazos y lo empujo fuertemente, lo tomó desprevenido y cayó en el piso golpeándose con una silla en su camino, lastimándose el codo, Violeta no se podría considerar como una damisela en apuros, en realidad era bastante fuerte, lo suficiente como para no dejarse imponer de ningún hombre, corrió hasta la salida, en las rejas que daban a la calle había un escolta, de espaldas, también lo empujo y siguió corriendo. Corrió tan rápido siguió con ese ritmo otras 5 calles más creyendo que la podrían estar siguiendo, pero ya no había nadie detrás de ella, fue bastante ágil y no pudieron seguirle el ritmo. Eran aproximadamente las 11 de la noche, llamó a Camilo para pasar la noche en su apartamento, se encontraba a media calle de la estación de metro y tomó un tren con rumbo al norte. Camilo la estaba esperando a las afuera de la estación, cuando estuvieron de frente lo abrazo, con su cara en su pecho empezó a llorar, sin decir una palabra, descargó toda la angustia que había pasado en esta noche.

Llegaron al apartamento de Camilo sin decir ninguna palabra, entró directamente al baño de la habitación, cuando salió le preguntó si quería algo

– No, solo quiero dormir-le hizo una seña con la mano para que se acostaran juntos, él la abrazo por la espalda, oliendo su cabello, confundido con esta situación. Pero sólo él la conoce tan bien y sabe que es mejor darle su espacio, insistirle en algo cuando ella no está lista, nunca termina bien, por ello se habían separado cuando murió su madre y no estaba dispuesto a cometer ese error.

Juan Felipe no pudo dormir, daba vueltas por su alcoba no podía entender como se había marchado, y nadie pudo hacer nada para detenerla, aprovecho para revisar el correo que Violeta le había enviado de los archivos de Simón Jara. En la mañana a primera hora convocó a reunión de célula, necesitaba encontrarla y contar con otras opiniones, en lo que respecta a Violeta no pensaba con claridad.

– ¿Que sucedió ayer?, ¿cómo terminó todo? – Preguntó Jacqui

– Primero necesito que rastrees nuevamente a Violeta- Dijo Juan Felipe

– ¿Cómo así?, ¿Dónde está?

– Ayer cuando llegamos a la casa campestre, la encontré encerrada en un cuartucho, como sospeché la habían identificado, pero no los burgueses, la identificó uno de nosotros.

– No entiendo- Dijo Sebastián

– Tenemos un infiltrado de los burgueses en nuestro partido, bueno teníamos, ayer lo encontramos huyendo, es Diego Costa, ahora mismo está en interrogatorio, debemos de ser más precavidos con lo que hacemos. Él identificó a Violeta y la entregó.

– No lo puedo creer, nunca demostró nada, yo confiaba mucho en él- Dijo Jacqui

– Pero fue gracias a Violeta y su aventurerismo que pudimos descubrirlo, a él y todas las familias que en la ciudad que quieren recuperar sus privilegios.

– y ¿Dónde está Violeta? – le dijo Milena

– Violeta huyó ayer de esta casa, me preocupa su seguridad ahora que ya la identificaron, por lo que sabemos es una red nacional que busca derrocarnos, pero ella no quiso entender eso ayer y huyó.

– ¿Qué fue lo que le hiciste Juan Felipe? ella no se va ir solo porque sí, estoy segura que la gritaste, ¿Por qué tienes que ser tan intransigente? ella no tiene experiencia, no la puedes tratar como si fuera de tu propiedad, ella no es tu hermana- Dijo Milena

– Ya sé que no es mi hermana, pero se quería ir, no le importa su seguridad, no sabe los riesgos que corre, necesitamos saber dónde está urgentemente- Le dijo esto último a Jacqui.

– ¿Su seguridad te preocupa? Eso debiste de pensar antes de comportarte como un energúmeno, ahora está en las calles, quién sabe dónde, solo por tu soberbia- Le dijo Milena.

– Ya calmémonos- Grito Jacqui- En 10 minutos me confirmaran su ubicación, lo importante es encontrarla y explicarle todo. No podemos permitir que se aleje de nosotros, recuerden que ella tiene toda la información que necesitamos.

– Eso es lo único que te preocupa Jacqui- Le dijo Milena.

– Pues si a ti no te preocupa eso, haces mal.

– Hablando de eso, Violeta ayer me envió la información que prometió, pero solo lo referente a lo político, nada más, lo que más necesitamos no está en lo que envío.

– Es imposible Juan Felipe, esa información debe estar en su poder, no es posible con más razón debemos encontrarla. – Dijo Jacqui.

– No te preocupes, como sea la conseguiremos- Dijo Juan Felipe.

Despertó en los brazos de Camilo, estaba tranquila venir acá había sido la mejor decisión, lo extrañaba mucho, no podía entender como lo había abandonado estos días, por una gente que la trataba como una cosa, puso en riesgo su vida y la de su hermana, por esta gente que no valía la pena, esa mañana tuvo la convicción de que no volvería jamás al partido, seguiría el legado de su padre, pero fuera del partido, definitivamente no era esa la gente de la que se quería rodear y menos arriesgar la vida de su hermana, que es la única familia que le quedaba.

– ¿Qué piensas?

– En ti, en que me hiciste mucha falta Camilo, todos estos días, yo te prometo que no volveré a separarme de ti.

– Pero cuéntame ¿Que sucedió ayer?

Violeta respiro profundo y respondió en una sola frase – Fui a una reunión con mi hermana, con familias que quieren sabotear el gobierno del pueblo, me identificaron y me encerraron sola en un cuarto oscuro.

– ¿Cómo? – Gritó Camilo

– No me paso nada estoy bien, llegó Juan Felipe y me rescato, pero me trató muy mal, me hizo sentir como una idiota por haber ido a esa reunión, pero fue por mí que encontraron a los líderes de ese movimiento, esa fue la tarea que me asignaron y la cumplí.

– Entiendo y te felicito por tu valentía, no sé si sería capaz de hacer algo así, él no debió tratarte así, si expusiste tu vida por ellos, lo que debieron hacer fue agradecerte.

– Es lo que pienso, me hacen sentir como una niña incapaz de medir los riesgos.

– Pues son unos idiotas, si eso piensan de ti.

– Por eso es que te quiero- Lo abrazó y lo beso, lo sujetó con fuerza de sus brazos y se sentó encima de él, acercándosele todo lo que fuera posible, se quitó la camisa y volvió a besarlo acariciando su pecho desnudo, Camilo no se quedó atrás, la tomó por la cintura para acercarla más, presionando sus caderas. Creyó escuchar un ruido, pero no le dio importancia las ganas por tenerla le superaba, continuó quitándole el sostén y agarró sus senos firmes, prominentes sin ser exagerados, los estaba lamiendo, cuando abrieron la puerta con un fuerte ruido.

Violeta soltó un gran grito de susto, se separó de Camilo para encarar a quienes habían entrado de esa forma, no daba crédito a lo que miraba, dentro de la habitación estaban Juan Felipe, Sebastián, Jacqui y Milena.

– ¿No saben tocar la puerta? – dijo Violeta, recordó que estaba sin camisa y cubrió sus pechos con sus brazos.

Las miradas de Juan Felipe y Sebastián se enfocaron en esa parte de su cuerpo, por más que intento Juan Felipe guardar compostura, no podía evitarlo, a Sebastián le daba igual estaba disfrutando de esta escena.

– Salgan de mi casa- Grito Camilo, que por su parte recibía las miradas de sorpresa de Jacqui y Milena, deleitadas con su pecho y músculos definidos. Pasaron unos segundos que se hicieron infinitos, hasta que Camilo les volvió a gritar.

– ¿Están sordos?, salgan de mi casa ya.

Este último grito sirvió para que Jacqui reaccionara.- Violeta, perdona la intromisión, pero estábamos muy preocupados por ti, después de lo que sucedió ayer, te hemos estado llamando pero no respondes, así que te rastreamos con el biomovil y aquí estamos, debes venir con nosotros, las cosas no están seguras para ti- Violeta analizó sus palabras mientras recogió su camisa y se la puso de espalda a ellos, con mucha confianza pensó Milena, ya quisiera tener esa seguridad de Violeta con su cuerpo.

– Les voy a decir esto una vez y no lo repetiré- Empezó a hablar calmadamente- y aprovecho que están todos, he tomado una decisión, no quiero seguir más en el partido, no quiero tener que ver más nada con esto, agradezco la información que me dieron de mi padre y mis orígenes, pero no quiero ser mas parte de esto. Así que salgan de la casa y de mi vida.

– No, no te vas a salir del partido y vienes ya con nosotros. – Dijo Juan Felipe, conteniéndose de ir por ella y cargarla.

– No me digas que hacer, no voy a ir con ustedes- Dio unos pasos hasta quedar frente a frente con él desafiándolo con la mirada. Violeta era muy fuerte y no era pequeña, podía defenderse sola, pero Juan Felipe le sacaba una cabeza en estatura y tenía la preparación física que reciban todos los militantes del partido. El hecho de que ella se acercara facilitó las cosas, como ya lo había hecho antes la levanto por las piernas, y la montó en sus hombros, sujetándole las piernas. Camilo saltó de la cama y se abalanzó hacia ellos, pero se interpuso Sebastián empujándolo al piso, se levantó inmediatamente, también era un hombre grande, pero ellos ya venían preparados, mientras agarraba a Sebastián por la camisa y se disponía a pegarle en la cara, Jacqui lo tomó desprevenido por atrás y le puso un pañuelo en la nariz, que lo debilitó, entre Sebastián y Jacqui lo sostuvieron hasta que dejó de moverse.

Mientras Juan Felipe se llevaba a Violeta en sus hombros fuera del apto -bájame, esto no te lo voy a perdonar, a ninguno- la llevaron a la camioneta dejándola en el asiento de atrás, arrancaron rápidamente.

– Los odio, sáquenme de aquí- Gritaba, pero ninguno respondía nada, alguien le tapó la boca y se durmió.

Cuando despertó estaba acostada en el cuarto de Juan Felipe, tenía mucho dolor de cabeza, notó que a su lado estaba Milena.

– Hola, por fin despiertas, lamento todo esto no sabes cuánto ¿Cómo te sientes?

-Tengo mucho dolor de cabeza y no creo que lo lamentes- Milena se esperaba esta respuesta, tomo un vaso que estaba en la mesa de noche y se lo paso con una pastilla.

– No te preocupes, no son nada raro, te harán sentir mejor- Violeta se la tomo.

– No quiero ser grosera contigo Milena, pero si no puedo salir de aquí, déjame sola.

– Violeta créeme, más que nadie entiendo cómo te sientes, sé que Juan Felipe puede ser un poco posesivo, pero solo lo hace porque se preocupa por ti, él te protege como a una hermana menor, las cosas no son tan sencillas y él no las hace fácil. Por eso estoy aquí, pregúntame lo que quieras.

– Yo pregunté ayer y solo tuve malos tratos, ya no me interesa saber nada, solo quiero irme de aquí.

– El orgullo es mal consejero, si leíste de tu papá debes saber que esa actitud que tienes es equivocada, la ética hace parte de la vida militante, los hombres y mujeres nuevas debemos implementarla en todo nuestro accionar y no me refiero a la ética moralista y religiosa, me refiero a la ética que se construye colectivamente, pensando en el otro y en un conjunto a la vez, por encima de nosotros mismos.

– No he leído todavía esa parte, y no entiendo a dónde quieres llegar.

– Con el tiempo lo entenderás, pero a dónde quiero llegar, es que, si hay un problema, o algo que nos moleste, debemos enfrentarlo, hablarlo en colectivo, a la primera dificultad no te puedes ir corriendo y despotricando, la célula es el primer espacio de confianza, de camaradería y no son solo palabras al aire, lo serían sino lo ponemos en práctica. Baja conmigo y escúchanos, si después de ello decides irte, no te detendremos.

Es cierto su actitud no había sido la más madura, pero la de ellos tampoco, trayéndola en contra de su voluntad, querer imponerle cosas sin su consentimiento, era muy molesto, respiro profundo y se levantó de la cama.

– Esta bien, cuanto antes mejor.

Cuando bajó estaban todos esperándola, sentados en la misma mesa de siempre, se acomodó en la silla más lejana posible- Bueno escucho.

– Primero, lo primero, adelante Juan Felipe- Dijo Milena, él respiró profundo, sabía que su actitud había sido bastante inapropiada, nunca había tratado así a ninguna persona y en nada estaba ayudando a la situación que justo se saliera de los estribos con Violeta.

– Lo siento, pido que me disculpes, en realidad no era mi intención tratarte así, pero cuando te explique el porqué de mi actitud me entenderás.

– No Juan Felipe, cuando te pedí explicaciones las pasaste por alto, dándome órdenes como si fuera una niña, tú no eres mi hermano, ni que lo fueras acepto que me hables así- y sentenció su respuesta con un- Eres un machista.

– Lo sé, lo sé Violeta y lo merezco, pero ayer estuve muy preocupado por ti, te fuiste para esa reunión sin siquiera consultarlo con tu célula, Jacqui es la organizadora, por lo menos con ella debiste hablar, no te imaginas el riesgo que corriste.

– Primero que todo, te avise a ti a donde iba y con anterioridad, pudiste contestarme el mensaje y decirme no, segundo siempre he estado rodeada de esas personas, conocía a más de la mitad, realmente no veía el riesgo.

– No lo veías, pero ya todos sabemos que lo había- Dijo Juan Felipe- De hecho, tienes razón las personas que estaban en esa reunión por si solas, no te hubieran identificado nunca, pero si te identificó alguien de los nuestros.

– ¿Qué? No tiene sentido, ¿Enviaste una persona a espiarme?

– No, no estas entendiendo Violeta- decía Juan Felipe, subiendo el tono de su voz.

– Basta- Gritó Milena- La estas confundiendo más, ¿Qué pasa contigo Juan Felipe? ¿Dónde está tu paciencia? – Se giró a Violeta y le dijo- Lo que sucede es que teníamos un espía entre los nuestros, nos estaba haciendo inteligencia, haciéndose pasar por uno de nosotros para llevarles información a ellos y torpedear nuestro trabajo.

– Eso explica todo, yo alcance a escuchar parte de lo que dijeron que conocen cada paso que el partido va a dar, van a bloquear los códigos de acceso a las bibliotecas y a contaminar el agua.

– Es terrible- dijo Milena- Son capaz de todo con tal de acumular cosas para ellos.

– Violeta al parecer tienen información de primera mano, de tu militancia política solo lo sabía esta célula, pero afortunadamente lo pudimos detectar a tiempo y esa persona ya ha confesado sus planes.

– Y es gracias a mí, deben admitir que fue una buena jugada- Dijo Violeta

– Puede en parte, pero que se diera así fue apenas una casualidad- Dijo Juan Felipe- Ellos son solo la cabeza de una red y por lo que confesó esta mañana, ya toda la red está al tanto de ti, de quien es tu padre y van a enfilar sus esfuerzos por quitarte del camino, estás en riesgo Violeta, por ello no puedes volver a tu casa, por ello no puedes ir donde tu novio, por ello te debes quedar aquí, en tu casa.

No daba crédito a lo que decía Juan Felipe, ¿Por qué su existencia tendría tanta relevancia? – No te creo Juan Felipe, ¿Milena es cierto?

– Lo es Violeta, por ello irrumpimos así en el apartamento de tu novio, nos preocupaba que te pasara algo malo, debes quedarte aquí, se ha reforzado la seguridad, para que no corras ningún riesgo, no queremos que nada malo te paso. – Contestó Milena.

– ¿Y mi hermana?

– Tenemos motivos para creer que ella también hará algo contra ti. – Dijo Jacqui.

– Imposible- Gritó Violeta conteniendo sus lágrimas- Es absurdo mi hermana es incapaz de atentar contra mí, no lo acepto y no quiero que hagan algo en contra de ella.

– Violeta no haremos nada, siempre y cuando tú vivas aquí, pero la mantendremos vigilada, igual cualquiera que esté a tu lado en estos momentos corre peligro- Dijo Juan Felipe.

– De acuerdo, yo me quedo aquí, pero debo buscar mis cosas en mi apto y debo hablar con mi hermana y mi novio.

– Esta bien, te acompañaré para ayudarte a empacar, igualmente y aprovechamos para que encuentres toda la información de tu padre y nos la hagas llegar. – Dijo Juan Felipe.

– Yo ya te la envíe.

– Pero falta esa no es toda.

– ¿Cómo sabes que falta Juan Felipe? – dijo Violeta, no tenía claro porque sabía que faltaba información, no tenía cómo saberlo.

– Pues porque tu papá es físico, de seguro también dejó documentos sobre física. Dijo Juan Felipe.

– Pues sí, pero ¿tú que vas a hacer con esa información?, ¿A ti de que te sirve?

– Yo soy físico Violeta, de hecho, todos en esta célula lo somos.

Todos la miraron aceptando con la cabeza. Es extraño pensó Violeta, algo aquí no cuadra.

– Ok, ya veremos si les paso esa información, por ahora necesito ir a mi casa.

Fue en la camioneta con Juan Felipe, no hablaron en todo el camino, estaba analizando todo lo sucedido, antes de partir habló con su novio para calmarlo, cuando llegó al apartamento que compartía con su hermana, le pidió a Juan Felipe subir sola, no tenía claro porqué, pero no quería que tuviera acceso a la información en digital de su padre y tampoco quería que se topara con su hermana. Cuando fue a meter las llaves en la cerradura noto que la puerta estaba abierta, le pareció extraño, llamó a su hermana, pero nadie contestó, se dirigió a su cuarto y la puerta también estaba abierta, se acercó y escuchó ruidos, la empujo y encontró a su hermana y dos hombres revolcando toda su habitación buscando algo.

– Isabela- grito- ¿Quiénes son ellos?, ¿Qué buscas en mis cosas?

Isabela quedó muda de la sorpresa, no lograba articular alguna palabra que explicara esta situación, sin terminar en problemas; Violeta vio que uno de los hombres se acercaba a ella y retrocedió, mientras el sujeto empezó a correr tras ella, salió hacia el pasillo, pero se enredó con sus zapatos y cayó al piso. El hombre la alcanzó y se montó sobre ella, presionando su cara contra el piso. Le pidió a Isabela una cuerda para amarrarla con sus manos por la espalda.

– Isabela- gritó otra vez- cuando el sujeto la levantó del piso, la arrastró hasta la habitación y la arrojó sobre la cama- ¿Qué es esto Isabela? – Pero Isabela no le daba la cara- Contéstame.

El mismo sujeto se acercó y le pegó una cachetada, le tapó la boca con la mano se acercó a su cara y le dijo- tu hermana no te va a contestar, ahora sé buena y dinos donde guardaste la información de tu padre.

– No les diré nada, Isabela no me esperaba esto de ti, tu eres mi hermana- Le volvió a pegar otra cachetada, partiéndole el labio.

– Por favor, no le pegues- hablo Isabela, tratando de hacer entrar en razón a Violeta- Ella nos va a decir donde está, sin necesidad de que la maltrates, ¿cierto Violeta?

– ¿Qué es esto Isabela, con quienes te metiste?

– Violeta, tu nunca entenderás mis motivos, pero no estoy de acuerdo con la revolución, no quiero ser una marginal, quiero mi vida de antes y tu también la quieres, sé que es así, dinos ¿dónde está la información? me prometieron no hacerte daño si les dices.

– Lamento mucho que las cosas entre las dos terminen así, pero no te voy a dar nada, mátame si quieres- esto último lo dijo gritando.

– Si eso es lo que quieres, así será, pero primero jugaremos contigo- dijo el sujeto. Era corpulento, sus brazos eran del mismo grosor de las piernas de Violeta, tenía unos ojos azules intenso se podría considerar lindo, pero su oscura personalidad provocaba asco en Violeta.

– Sal del cuarto Isabela, es mejor que no presencies esto- dijo.

– No, Joaquin, no le hagas daño, ustedes lo prometieron ¿qué le van a hacer? – Joaquin miro a su compañero indicándole que sacará a Isabela del apartamento. este se acercó a ella la cargó en sus hombros y se la llevo.

– No, no, Violeta diles dónde está, díselos- Gritaba mientras la sacaban del apartamento.

– Ahora si estamos solos, esta es tu última oportunidad de que las cosas pasen por las buenas, dime ¿dónde está la información de tu padre? – le paso su lengua por la cara a Violeta. Ella le devolvió la caricia con un escupitajo, – no te diré nada- dijo Violeta.

– Como quieras- tomo el pantalón de Violeta y se lo quitó de un zarpazo, le rompió la camisa dejándola en retazos a un lado de ella. Violeta se sacudía e intentaba patearlo, pero este hombre era muy fuerte. Tomo sus manos y con la cuerda las amarro en la cabecera de la cama, estaba indefensa.

– No, por favor- dijo llorando Violeta.

– Esto te va a gustar, no te preocupes vas a pedir más- sujetando sus piernas se las separó y acercó su nariz a su entrepierna y aspiró con fuerza- rico- rompió su ropa interior, luego Joaquin tembló y sus ojos quedaron en blanco, cayó encima de Violeta que no entendía lo que sucedía, a un lado de la esquina estaba Juan Felipe con un arma eléctrica, le había dado una descarga de energía en el cuello.

– Violeta ¿Estas bien? – dijo Juan Felipe

– Si lo estoy- rompió en llanto.

– Calma, calma, ya estoy aquí, nadie te hará daño, corrió a Joaquin, la cubrió con la sábana y la desamarro. con estas mismas cuerdas amarro a Joaquin de manos y pies, lo dejó encerrado en el baño. llamó por apoyo y se acostó con Violeta en la cama abrazándola- Estas bien Violeta, tranquila, yo te cuidaré.

– ¿Lo prometes?

– Si, no permitiré que nadie te haga daño, te lo prometo.

Ella lo abrazó y así quedaron hasta que llegaron los refuerzos, se llevaron a Joaquín arrastrando y gritaba, -no podrán conmigo, no saben quién soy yo, Violeta vas a ser mía.

– No lo escuches, empaquemos tus cosas y vámonos a tu casa.

Asintió con la cabeza.

CAPÍTULO VI

Ya era de noche cuando llegaron a la casa de Teusaquillo, Violeta se había tomado un tranquilizante y estaba dormida, Juan Felipe estaba consternado por haber pasado por alto el peligro, exponiendo a Violeta de esa forma, de haber llegado unos minutos después no se lo hubiera perdonado, lo peor es que solo se alarmó cuando vio a la hermana salir con un hombre del edificio. En ese instante entró una llamada a su biomovil, era Jacqui.

– Ya tenemos identificado al sujeto su nombre completo es Joaquin Fontalvo, su familia es de las más influyentes, es sobrino del líder del proceso contrarrevolucionario Jaime Fontalvo, están moviendo cielo y tierra para liberarlo y temo que lo conseguirán- dijo Jacqui.

– De ninguna manera, yo estuve ahí la tenía atada a la cama, la golpeó.

– Si, pero en estos momentos no podemos darles excusa para hacer escándalo y ganar simpatía entre la gente, lo siento Juan Felipe, pero por lo pronto es mejor actuar con cautela.

– Entiendo, que Violeta no se entere de esto.

– ¿Te dio ya la información?

– Claro que no, quedó en shock está dormida, este no es el momento adecuado Jacqui entiende.

– No hay momentos adecuados Juan Felipe, estamos tardando demasiado, debes de conseguirla lo antes posible, antes de que otros lo hagan, viste lo que sucedió por poco y ellos la consiguen primero que nosotros, eso hubiese sido terrible.

– Lo sé, lo sé. Dame un día y esa información estará en nuestras manos- Dijo Juan Felipe. Creyó escuchar un ruido a sus espaldas, pero no vio nada- Te dejo Jacqui, hablamos mañana- caminó con cautela, pero no encontró nada, se preocupó de que alguien estuviera arriba con Violeta y corrió escaleras arriba, pero ella estaba dormida, no era nada, se acostó a su lado y cayó dormido.

Violeta se levantó un poco agarrotada, intentó estirarse, pero Juan Felipe la tenía abrazada, lo sacudió un poco para liberarse, pero no funcionó, él la apretó más contra su cuerpo. – Juan Felipe, despierta, despierta- él abrió los ojos sobresaltado, tomó unos segundos darse cuenta que la tenía abrazada y la soltó.

– Lo siento- dijo

– Esta bien, no quiero dormir sola-

Fue hasta el baño y revisó su biomovil, habían varias llamadas perdidas de Camilo, tendría que explicarle lo sucedido, sacó su llave de acceso a la nube de su sostén, tenía muchas dudas ¿Por qué todos incluido el partido querían la información de su padre?, lo escuchó ayer hablando por teléfono con Jacqui, eran textos de física, ¿Por qué eran más relevantes que los textos de política? hubiera deseado ser física en estos momentos para entender algo, decidió revisar uno a uno los documentos, para ver si su padre, le habría dejado algún tipo de explicación que ella pudiera entender, las tarjetas de información habían llegado a su casa desde que tenía 15 años y nunca se tomó el trabajo de entenderlas, afortunadamente su madre estaba fuera del país cuando llegaron, de lo contrario nunca se las hubiera dejado conservar. Ya no sabía en quién confiar, su hermana la había traicionado, si le contaba a su novio lo pondría en peligro. Estaba en una situación difícil, la única certeza que tenía era que, si quería continuar con vida, debía quedarse en esa casa.

Bajo a desayunar con Juan Felipe, le preguntó cómo seguía y transcurrió la mayor parte del desayuno en silencio, le ofreció llevarla al ático para que revisara las cosas que habían quedado de su papá, había libros impresos bastante viejos, ropa de él y una memoria con sus fotografías, encontró una de su mamá abrazada a su padre con un bebe cargado en los brazos sujetando un cartel que tenía una imagen de una señal de tránsito.

– ¿Que significa esta imagen? – se la enseñó a Juan Felipe.

– Es la señal de tránsito para el no retorno.

– Si lo sé, ¿Pero por qué está en el cartel?

– En esa época las protestas eran fuertes, como siempre el gobierno ocultaba información, pero los movimientos de izquierda sabíamos que el planeta había superado el punto de no retorno.

– ¿No hay vuelta atrás? – dijo Violeta

– No hay manera de revertir el daño que se le ha hecho al planeta.

– Bueno, pero ya sabemos que todavía se puede hacer algo- miro a Juan Felipe, pero él no expresó nada. – ¿Cierto?

Juan Felipe lo medito un momento y le dijo – Cierto.

– Yo sé que es así, cuenten conmigo para todo lo que se necesite.

– Hablando de eso, Violeta no me has hecho llegar la información de tu papá que hace falta, es muy importante para nosotros.

– Para ustedes y para ellos, hasta para mi hermana, no entiendo nada Juan Felipe, ¿por qué es importante esa información?

– Nada en particular, toda la información que dejó tu padre es de relevancia para el partido.

– No te creo, me quieren matar por esa información, creo que merezco saber porque mi vida corre peligro.

Juan Felipe respiro profundo, medito un momento y le dijo.

– Esta bien Violeta, creí que era obvio para ti, si ellos se apropian de esa información pueden hacerle mucho daño al partido y volver a recuperar el poder, por eso la necesitamos, en nuestras manos está segura.

– En las mías también están seguras y si ustedes me están protegiendo no se corre ningún riesgo.

– No, no entiendes Violeta, necesitamos esa información en nuestras manos.

– No, no entiendo explícame.

– Ya te lo dije, no hay nada más que explicar- dijo Juan Felipe

– Bueno, si es solo eso, entonces no corre ningún peligro en mis manos y así se quedará.

Juan Felipe salió del ático molesto la dejo sola. Jacqui no le prestó atención, hasta que por lo menos ella no entendiera de qué se trataba no la iba a entregar a nadie, bajó a la habitación y desempaco sus cosas, cerró la puerta con llave para poder leer cada documento, sería una tarea dispendiosa que le tomaría semanas, pero ya era hora de que lo hiciera, pasaron más de 3 horas y seguía sin entender, cuando alguien tocó su puerta.

– Hola soy Sebastian baja a comer Violeta- le dijo del otro lado.

– En un momento estoy allá.

Cuando llegó al comedor solo estaba Sebastián, le hizo ademan para que se sentara a comer.

– Te he preparado una comida casera muy apetitosa, para que te relajes un poco y disfrutes de algo exquisito- Le mostró su mejor sonrisa. Sebastián era el típico niño lindo, con unos ojos azules como el cielo, cejas gruesas y bien marcadas, alto de un cuerpo atlético, bastante deseable.

– ¿Dónde está Juan Felipe?

– Salió de viaje y me pidió que te cuidara.

– ¿Como? no se despidió de mí.

– Fue algo de último momento, me pidió que lo disculpara, no te quería interrumpir- Dijo Sebastián,

– ¿Cuánto tiempo?

– Dos semanas

– Increíble, ¿Que se supone que haré todo ese tiempo? ¿Puedo ir a la universidad?

– Me temo que no Violeta, no es nada seguro, yo estaré contigo estas dos semanas, te protegeré, no te preocupes ya encontraremos cómo gastar el tiempo- Le pico un ojo.

Definitivamente Sebastián no era mala compañía, era un tipo muy divertido, seguro encontrarán algo entretenido que hacer.

– ¿Qué hay de mi novio?

– No es seguro, no te preocupes hoy traje unas películas de humor para que veamos toda la noche.

– Esta bien.

Sebastián puso el reproductor de película en el cuarto se sentaron en la cama y empezó la función, las películas no eran de humor como habían dicho, eran de terror, Violeta detestaba este tipo de películas, no era el mejor momento tampoco, pero no tuvo más remedio. Termino abrazando a Sebastián del pánico, había seleccionado las peores del género, no creía posible que pudiera dormir sola en un par de años.

– Te odio Sebastián, ahora voy a estar con los nervios de punta.

– ¿Dónde quedo el materialismo, querida? – Se echó a reír a carcajadas.

– No me parece chistoso- se abalanzó sobre él y empezó a pegarle almohadazos.

– Para Violeta- Se subió encima de ella y empezó a hacerle cosquillas.

– Ya, ya, ya me rindo, tú ganas, viva el materialismo. Rieron otro rato hasta que Violeta se quedó dormida, Sebastián se acomodó a su lado y la abrazó por la espalda, definitivamente ella tenía muy buen cuerpo, harían muy buena pareja pensó.

Al día siguiente Sebastián siguió preparando la comida e invitó a Jacqui y Milena para seguir viendo películas, adaptaron el cuarto de estudios para poner el proyector, con unas colchas y almohadas, vieron dos películas, realmente la estaba pasando bien, se había relajado bastante.

– ¿Cómo te ha ido con Sebastián? – dijo Milena.

– Bien, me ha tratado bastante bien.

– Me alegro, él es muy divertido.

– Sí que lo es, me he relajado bastante este rato con él, ¿Qué sabes de Juan Felipe? – Preguntó Violeta

– Está de gira en la costa.

En ese instante Sebastián le arrojó algo a Violeta que empezó a gritar como loca, él se cayó al piso de la risa, cuando pudo identificar bien lo que tenía encima, era un pedazo de cuerda, corrió por la almohada para pegarle, pero Sebastián se adelantó, la tiró al piso y sujetó sus manos por encima de su cabeza y empezó a hacerle cosquillas.

– Ayúdenme por favor, auxilio, no más- decía entre carcajadas, Milena se metió y entre las dos lograron tumbar a Sebastián y hacerle cosquillas.

Jacqui contemplaba la escena, bastante contenta cuando recibió una llamada de Juan Felipe y se dirigió al baño.

– Te cuento que todo va sobre ruedas, Violeta va a caer rendida a sus pies- Dijo Jacqui

– ¿Estás segura? – Pregunto molesto

– Si los acabo de ver, ella no le quita la mirada de encima y se rie de cada chiste que sale de su boca.

– Increíble

– ¿Increíble que? Violeta es mujer y nadie se puede resistir a Sebastián, ¿acaso estás molesto?

– Si lo estoy esperaba más de Violeta.

– Juan Felipe, no seas ridículo ella no es tu hermana, no la sobreprotejas- pero se quedó hablando sola, le había colgado- Que infantil- Volvió al estudio y le dijo a Milena que ya se tenían que ir. Les propuso hacer una excursión mañana para que no estuviera toda la semana encerrada. Violeta saltó de alegría- Les prometo que cuadrare todo con los escoltas para que no corras ningún riesgo- Dijo Jacqui.

Esa noche antes de dormir Violeta habló con Camilo, sin entrar en detalles le explico lo que había sucedido, lo del riesgo que corría su vida pero sobre todo quería su consejo respecto a la información, sabía que era muy riesgoso contarle eso a él, pero necesitaba a alguien de confianza y su hermana ya no era una opción, Camilo se ofreció a ayudarla a interpretarla y si necesitaba esa ayuda, pero no quería exponerlo, le propuso que ella le iría haciendo preguntas a medida de que fuera avanzando y así de esta forma no entregarle directamente la información. Así quedaron, el momento más seguro para ella, era cuando supiera de qué se tratan esos escritos y hasta entonces lo mejor era mantener la distancia de Camilo, quedarse bajo la protección del partido.

Al día siguiente partieron muy temprano hacia la zona rural de la ciudad que quedaba al sur, no había tenido la oportunidad de ir, anteriormente este había sido un páramo y todavía se podía percibir un ambiente mucho más fresco que en la ciudad, decidieron hacer una caminata seguidos de cerca con los escoltas, Sebastián se llevó a Violeta a una fuente pequeña de agua, que todavía se conservaba y Milena se ofreció a acompañarlos, pero Jacqui le pisó el pie para que los dejara solo.

-! Oh ¡está bien los dejare solo, que conste que no estoy de acuerdo con esto- Dijo Milena susurrando.

– Ya cállate- Dijo Jacqui.

Caminaron hasta la fuente era un lugar realmente hermoso, increíble que algo así se conservara tanta de la ciudad que estaba tan contaminada y árida.

– Es maravilloso- dijo Violeta

– Lo sé, conozco este lugar como la palma de mi mano, mis padres me traían seguido cuando era niño, querían que valorara lo que la naturaleza nos daba- dijo Sebastián.

– ¿Tus padres eran del partido?

– Si, desde muy jóvenes.

– Ósea que conocieron a mi padre- Dijo Violeta

– Si claro, lo conocieron tienen un buen recuerdo de él, cuando quieras te llevo para que hables con ellos.

– ¿Harías eso por mi Sebastián?

– Claro no es nada.

– Gracias, para mi significa mucho.

– Claro Violeta, para eso estamos los camaradas- dijo esto acercándose a ella- debo confesarte que siempre pensé que la hija de Simon Jara sería una niña pretenciosa e insoportable, pero en estos pocos días he visto en ti esa vocación por la vida, que decía tu papá.

– Espero estar a la altura de lo que mi padre esperaba de mí, lo que esto fuera. – Dijo Violeta

– Claro que lo estás Violeta, mira todo lo que has tenido que aguantar y aquí estás, otra ya hubiera cedido, la burguesía suele ser muy convincente, haces bien en confiar en nosotros, sé que las cosas no son sencillas, pero todo lo que hacemos es por beneficio de toda la humanidad y tu estas a la altura del momento- puso su mano sobre la mejilla de Violeta, acercándola mas a él, ella permitió su contacto y lo disfrutaba, se sentía tan sola- siempre puedes contar conmigo, incondicionalmente es todo un orgullo para mi estar al lado de la hija de Simon Jara- Violeta cerró los ojos decidida a dejarse llevar.

Sebastián se fue acercando hasta que la beso, hace rato quería sentir sus labios suaves y carnosos, la beso despacio con cariño tomando su cara entre sus manos, dibujando una sonrisa en sus labios cuando se detuvo.

-Lamento mucho lo que sucedió con tu hermana, pero aquí siempre estaré para apoyarte- dijo Sebastián.

– No quiero hablar de ella- Violeta se separó y le dio la espalda- lo siento, no estoy preparada, no soy tan fuerte como piensas, vamos con los demás.

Sebastián se maldijo por tocar ese tema, siguieron su paseo durante todo el día, cuando llegó la tarde estaban agotados de tanto caminar, volvieron a la casa después de dejar a Jacqui y Milena en su apartamento.

– Tengo mucha hambre- Dijo Violeta mientras ingresaban a la casa- ¿Que vas a preparar para la cena Sebastian?

– Lo siento Violeta hoy toco imprimir 3d.

– Esta bien pero entonces mañana yo me encargo de cocinar, eso sí me tienes que explicar- sonrieron los dos cuando abrieron la puerta de la habitación.

– Juan Felipe ¿Qué haces aquí? no te esperaba todavía- Dijo Violeta

– Tuve que volver, se presentó un problema que debo atender personalmente- Dijo esto mirando a Sebastián fijamente.

– ¿Qué asunto? ¿Por qué nosotros no sabíamos nada? – Dijo Sebastián a manera de sarcasmo.

– No tienen por qué saberlo todo y ya te puedes ir Sebastián, yo cuidaré a Violeta.

– Esto no fue lo que acordamos- Dijo Sebastián devolviéndole la mirada a Juan Felipe.

– Me importa un comino lo que acordamos- Dijo Juan Felipe.

– ¿De qué están hablando? – dijo Violeta

– Nada importante, Sebastián ya se va ¿cierto?

– Esta bien Juan Felipe me voy- tomo a Violeta desprevenida y le dio un beso rápido en la boca- Nos vemos mañana Violeta.

– Claro- la tomó desprevenida, pero le gusto ese beso.

– Mañana no se van a ver, ya tengo planes con Violeta- dijo Juan Felipe.

– No hagas de hermano celoso porque no te queda.

– Paren, paren, recuerden paz y amor, yo debo ir al baño y nos vemos mañana Sebastián- dijo Violeta, miró a Juan Felipe y le abrió los ojos- ¿Tienes algún problema con esto Juan Felipe? porque no somos hermanos- siguió hasta el baño.

Cuando salió ya Sebastián se había ido, se acostó al lado de Juan Felipe que le daba la espalda, esa actitud de hermano sobreprotector ya estaba pasando a ser ridícula, muy seguramente se devolvió antes de tiempo por celoso pensó, será mejor no darle mayor importancia, había quedado de salir a una fiesta que tenía el partido en conmemoración del natalicio de una importante dirigente y no pensaba perdérselo por nada del mundo, además que Sebastián era muy buena compañía.

– Buenos días

– Hola Juan Felipe ¿Qué es eso tan rico?

– Huevos revueltos con maíz, siéntate en el comedor ya te llevo el desayuno.

– Que bien, con tanta amabilidad me voy a mal acostumbrar.

– Estaba pensando si ¿te gustaría ir a conmigo al laboratorio de tu padre?

– Claro que si ¿Cuándo vamos?

– Hoy por la tarde te llevo, primero debo hacer unas cosas.

– No, vamos mañana, debo ir a la conmemoración, Sebastián me va a presentar a sus padres.

– ¿A sus padres? – gritó Juan Felipe abriendo sus ojos como platos

– Deja esa cara, ellos conocieron a mi papá y me van a compartir sus recuerdos.

– No quiero discutir contigo Violeta, pero no me parece seguro que asistas a la conmemoración, recuerda que lograron infiltrarnos.

– Juan Felipe, estaré más atenta y no estaré sola, además no cargó la información conmigo, no te preocupes.

– De acuerdo, solo no te emborraches.

Que bien al parecer Juan Felipe amaneció de buen humor esa era la impresión que tenía Violeta, no tenía claro que ropa llevar a ese tipo de eventos, buscó la camisa negra con la imagen de su padre, se puso un jean negro y unas botas militares, buscó una boina tipo militar y se recogió el cabello, uso poco maquillaje, – esta es la pinta más “revolucionaria” que tengo- dijo esto frente al espejo. En la salida ya la estaba esperando Juan Felipe y los escoltas, había dos escoltas más, reforzó la seguridad de Violeta y uno estaba exclusivamente encargada de seguir cada paso que diera cuando estuviera fuera.

– ¿Qué tal me veo? – Dijo Violeta, Juan Felipe y los escoltas giraron y estallaron en risas

– ¿Que te pusiste? – dijo Juan Felipe bastante divertido.

– Pues busque en internet y este es look de una “revolucionaria” del siglo pasado- Dijo revolucionaria haciendo comillas con sus manos- más o menos contemporánea con la época en que vivió la camarada homenajeada.

– Increíble- dijo Juan Felipe- muy original te ves bien.

Cuando llegaron a la conmemoración todos voltearon a mirar la ropa que tenía Violeta, en definitiva, se había tomado el homenaje a pecho, en general todas las mujeres estaban de traje, se acercaron a la mesa en la que estaban sus camaradas de la célula.

– Te ves genial Violeta, me hubieses avisado para venir iguales- dijo Milena

– Te ves sensacional, te veo y mi espíritu revolucionario revive- dijo Sebastián con una sonrisa.

– Muy original- dijo Jacqui- ¿Juan Felipe podemos hablar un momento en privado?

Se dirigieron a la parte trasera de la casa que también era del barrio Teusaquillo, Jacqui estaba de muy mal humor, Juan Felipe estaba poniendo en riesgo todo.

– ¿Qué es lo que te sucede? – le dijo Jacqui- ¿Por qué sacaste a Sebastián de tu casa? ¿Estás loco?

– Calma, calma yo tengo todo controlado.

– ¿Todo controlado? estas pasando por encima de la célula, por encima del partido, esto no está bien, lo siento, pero esto lo pondré en conocimiento del ejecutivo central.

– Dame tiempo yo soluciono esto y tendremos la información en menos de lo canta un gallo.

– Tiempo es lo que no hay, te desconozco, estas anteponiendo intereses individuales, ante esta decisión colectiva, esta decisión humana- grito Jacqui

– ¿Nos hace humanos jugar con los sentimientos de Violeta?

– Pero ¿Que putas? si esta fue tu idea- siguió gritando Jacqui

– Si lo sé, pero nos equivocamos, Violeta es una persona en la que podemos confiar, esa decisión la tomamos sin tener los elementos en cuenta, pero ahora que los tenemos, me parece prudente que la replanteemos y que ella no se vea perjudicada.

– Ella no se va a ver perjudicada, ninguna mujer que se meta con Sebastián podrá considerarse perjudicada jamás, además por lo que he visto Sebastián lo está pasando bien y le ha cogido verdadero afecto a Violeta, así que antes y hemos servido de cupido- Dijo Jacqui, él no pudo disimular el desagrado que le causaban estas palabras- es eso estás celoso, ya te lo dije ella no es tu hermana y no es ninguna virgen, de eso nos pudimos de dar cuenta todo, es una chica muy segura y sabe perfectamente lo que hace, no necesita hermanos celosos para que la cuiden, estás haciendo el ridículo y de paso te estas llevando a todos por delante.

– ¡Ya para! dame dos días, sin en dos días no tengo esa información renunció a la secretaría política- dijo esto y la dejó sola, cuando regresó a la mesa Violeta y Sebastián ya no estaban, Milena le informo que estaban hablando con los padres de Sebastián. Tendría que actuar rápido si quería evitar que algo sucediera entre ellos, salió a la parte trasera de la casa y los encontró, la escena era bastante emotiva, Violeta escuchaba con atención mientras algunas lágrimas corrían por sus mejillas, definitivamente no podría interrumpir, sin quedar como un pesado.

No pudo volver a hablarle hasta el final de la conmemoración cuando ya regresaban a su casa en la camioneta:

– Violeta recuerda que mañana vamos al laboratorio de tu padre-

– Claro, Sebastián irá con nosotros

La rabia se apoderó de Juan Felipe, pero no lo iba a demostrar solo asentó con la cabeza y se giró hacia la ventana, siguieron en silencio el resto del camino llegaron a la casa y ambos estaban muy cansados, Violeta entró al baño a cepillarse los dientes, se acostó y espero a que Juan Felipe lo hiciera.

– Juan Felipe, no quiero abusar de tu hospitalidad y tampoco que creas que la pasó mal durmiendo contigo, pero realmente creo que es necesario adecuar una habitación para mi en esta casa, por lo menos mientras todo se calma y pueda volver a mi apartamento.

Juan Felipe no se lo esperaba, solo podía acuñar esta idea a Sebastián, haciendo gala de su mejor sonrisa, disimulo su rabia y le dijo:

– Violeta tu sabes que es tu casa, aquí el invitado soy yo, mañana adaptaremos una de las habitaciones para ti.

– ¿Seguro que no te molesta?

– No me molesta, ahora duerme.

– Gracias- Dijo Violeta.

Capitulo VII

Esa noche Juan Felipe casi no durmió, la decisión de Violeta respecto de cambiar de habitación le incomodo, no quería admitir su molestia y el hecho de que le estaba dando más importancia al asunto de lo que merecía, total Violeta necesita su propio espacio, pero esperaba que no fuera para estar a solas con Sebastián. Y justo a Sebastián se encontró en la entrada del laboratorio, tuvo que disimular su disgusto, era un momento especial para Violeta y no quería estropearlo, solo esperaba que esa emoción que se le veía en el rostro fuera por ver el laboratorio de su padre y no otra cosa. Pero esas conjeturas no se acercaban a lo que pasaba, Violeta estaba inquieta y lo que esperaba con esta visita era más ambicioso que solo ver los recuerdos de su padre, esta era su oportunidad de entender la información que su padre le había dejado.

En el laboratorio Sebastian y Violeta se agarraron de la mano, esto ya estaba pasando de castaño a oscuro, la rabia le carcomía a Juan Felipe, no podía entender por qué ella caía tan fácilmente en las garras de su camarada, Violeta lo sacó de sus pensamientos asombrada por el gráfico que estaba dibujado en un tablero.

– ¿Quién hizo esto? – Preguntó Violeta

– Lo hizo tu padre Violeta, esta tal cual como lo dejo- Dijo Juan Felipe

Ella se acercó asombrada, algo tan palpable de su padre casi se lo podía imaginar escribiéndolo y ese gráfico era el mismo que estaba en los archivos, era exactamente el mismo, necesitaba saber más.

– ¿Qué es esto? – Preguntó nuevamente

– Es un modelo bidimensional del puente Einsten – Rosen- Dijo Juan Felipe

Esto no le decía nada a Violeta, no tenía sentido, se consternó al pensar que nunca iba a entender los documentos de su padre, debió estudiar física.

– Perdónalo Violeta, a él se lo olvida que no todos son físicos- Dijo Sebastián- yo te puedo explicar, estos gráficos también se les conoce coloquialmente como agujeros de gusano ¿Si lo has escuchado?

– No estoy segura ¿Son como agujeros negros?

– Algo así, pero la diferencia está que el agujero de gusano conecta dos puntos del espacio tiempo, es decir que si estas en una entrada de agujero y quieres viajar a Singapur el país más cerca a nuestra antípoda- Dijo Sebastián señalando con su dedo una entrada del agujero- En lugar de rodear el planeta 180°, podrías pasar por este túnel hasta la otra entrada llegando a Singapur por una especie de atajo, y no por la superficie que te tomará más tiempo. Un agujero negro es diferente se traga todo, lo que entra no vuelve a salir. ¿Comprendes?

– Creo que sí.

– Es como doblar un papel y unir dos puntos, eso hace un gusano. – Dijo Juan Felipe.

– Ósea que mi papá estaba trabajando en un medio de transporte bastante rápido.

– Violeta no solo sirve para trasladarse de un lugar a otro, también sirve para moverse en el tiempo- Dijo Sebastián.

– ¿Viajar en el tiempo? – Preguntó Violeta

– Viajar propiamente no, solo se puede trasladar a determinados puntos, no hay total libertad- Dijo Sebastián- Se dice que hace unos 120 años se inventó una máquina capaz de originar agujeros de gusano.

– Es decir que mi papá estaba estudiando esa máquina.

– Sí-Dijo Sebastián.

– Pero todo esto es solo teoría, es imposible viajar, bueno trasladarse en el tiempo. – Dijo Violeta

– En efecto, todo es teoría no conocemos el primer ejemplo práctico- Dijo Sebastián.

Esto era nuevo, Violeta no se lo esperaba y solo demostraba lo importante que era esa información, debía protegerla hasta que no tuviera completamente claro, que era y por qué se la había dejado su padre, quería volver lo antes posible y revisar los escritos, agarró de la mano a Sebastián tirando de él para salir.

– Vámonos, salgamos quiero volver ya.

– Está bien calma, calma- Dijo Sebastián y la rodeo por la cintura apretándola contra él- No desesperes ¿Por qué tienes afán?

– Nada en especial, ya vi suficiente y todavía estoy cansada por la fiesta de ayer ¿Juan Felipe nos podemos ir ya? Recuerda que hoy vamos a organizar una habitación para mí.

– Si vamos- Dijo Juan Felipe, contento de que Violeta quisiera irse y separarse de Sebastián.

– Ya nos vamos, solo danos un minuto Juan Felipe- Dijo Sebastián- Tomó a Violeta por la parte de atrás de su cabeza y la beso, ella se sentía incómoda porque tenía afán por irse, pero terminó por corresponderle el beso, Juan Felipe ya no aguanto más, no se pudo controlar y empujó con brusquedad a Sebastián que cayó con Violeta al piso.

– ¿Que te sucede? – Gritó Violeta

Juan Felipe se acercó y tomó a Violeta del brazo la levantó de un tirón, ella trato de zafarse, pero él fue más rápido alzándola sobre su hombro izquierdo, la llevó fuera del laboratorio directo a la camioneta.

– Bájeme cavernícola, suéltame

Sebastián no había asimilado lo que estaba pasando, se levantó del piso y corrió tras ellos, estando fuera vio a Juan Felipe bajar a Violeta y dejarla con los escoltas que la metieron en contra de su voluntad en la camioneta. Se acercó corriendo hasta darle un golpe en la cara a Juan Felipe tomándolo desprevenido provocando que cayera al suelo, Sebastián se le tiró encima y siguió golpeando, pero recibió un golpe bastante fuerte en su nariz y Juan Felipe aprovechó para montarse encima de él, empezó a pegarle en la cara mientras Sebastián solo se protegía con sus brazos, los escoltas tuvieron que intervenir, tomando a Juan Felipe por la parte de atrás inmovilizándolo con sus manos detrás de la cabeza, lo arrastraron hasta meterlo dentro de la camioneta, cerrándola de un portazo. El otro escolta ayude a Sebastián ponerse de pie mientras la camioneta arrancaba, lo tomó de un brazo para ayudarlo a levantar y acompañarlo su casa, este no era el comportamiento que se esperaba entre camaradas.

En la camioneta Violeta gritaba desesperada a Juan Felipe exigiendo explicaciones, pero no le respondió nada, tenía mucha rabia y temía no poderse contener, no entendía que sucedía con él, nunca había actuado tan irracionalmente, solo se quedó callado lo más lejos posible dentro de ese estrecho espacio con Violeta, un escolta entre los dos y el otro conduciendo. Llegaron a la casa y él salió disparado hacia dentro, pretendía encerrarse en alguna parte para no darle la cara, pero Violeta salto de la camioneta y corrió detrás de él, lo alcanzó en las escaleras.

– Juan Felipe, detente y contéstame- Él siguió caminando e ingreso a su cuarto con ella corriendo detrás de él. Pero no le daba la cara, Violeta se desesperó y lo jalo del brazo obligándolo a verla.

– Explícame- Decía gritando con todas sus fuerzas- ¿Por qué te comportas como un idiota? ¿Qué te sucede? habla- Juan Felipe la miraba con furia, ira, rabia por sentirse, así como un animal, como un estúpido.

– Esta no te la voy a pasar por alto Juan Felipe, yo no soy tu hermana – Continuó gritando Violeta- No somos nada, ¿Que no entiendes? – Dijo esto último acercando su cara a la de él abriendo los ojos, retándolo ella no lo tenía miedo y esta pendejada tenía que acabar ahora, porque Sebastián le interesaba y no iba a permitir que por unos celos estúpidos él se interpusiera. Pero eso no era lo que le sucedía a él y Violeta lo entendió cuando Juan Felipe la tomó de la nada y la agarró con fuerza por la cabeza besándola desesperadamente. Al principio ella no entendía se había quedado estática, pero él insistía en mantener el contacto entre sus labios, hasta que ella reaccionó, puso las manos sobre su pecho y lo empujó, haciendo que él diera unos pasos atrás. Se quedaron mirando, respirando ambos de forma acelerada, rabia y pasión se confundían en el ambiente, Violeta necesitaba salir de allí, dio medio vuelta y caminó hacia la puerta, pero él corrió y la cerró antes de que ella pudiera alcanzarla. Se interpuso entre la puerta y ella.

– ¿Ahora qué? – gritó Violeta

Sin pensarlo más, se lanzó nuevamente sobre ella agarrando su cara y la volvía a besar, tenía que volver a sentir esa boca, ya había aguantado suficiente, puso su peso sobre ella obligándola a retroceder hasta la cama, haciéndola caer con él encima de ella, Violeta luchó para quitárselo de encima, lo empujaba pero era en vano, él seguía manteniendo el contacto entre sus labios y ahora su lengua, optó por tirar de su cabello, pero solo consiguió que Juan Felipe tomará sus muñecas sin separarse ni un instante de ella y las inmovilizara con una mano por encima de su cabeza. Ahora que tenía acceso a su boca no iba permitir que lo separaran, la tomo por la barbilla y suavizó más el beso, empezó a besarla con cariño, esto desconcertaba más a Violeta no se podía mover y estaba a merced de él, siempre pensó que Juan Felipe la veía como una hermana y no recordaba bien la vez que durmió borracha en su cama, pensó que había sido un sueño, pero ahora sabía que si había pasado. Su boca fue cediendo, sentía la firmeza de sus labios carnosos y movía muy bien su lengua, se descubrió disfrutando de esos besos, hasta que se dejó llevar siguiendo su ritmo, Juan Felipe intensifico el beso al sentirse correspondido, le encantó, ya estaba pensando rendirse y mirar de qué forma conseguía el perdón de Violeta, pero ahora estaba extasiado, se besaron otros minutos más, ella mordía sus labios y jugaban con sus lenguas, soltó sus muñecas y bajó una mano hasta su pierna acariciándola, Violeta lo acercó más envolviendo sus manos en la espalda de él.

Esto soltó una respuesta instantánea en la entrepierna de Juan Felipe que levantó la pierna de Violeta acomodándose entre las suyas, empujando en su centro y la ropa empezó a estorbar, sin pensarlo Violeta le quitó la camisa y desabrocho su pantalón ayudándolo a quitárselo, se quitó su camisa mientras Juan Felipe sacaba su falda y bajaba su ropa interior, quedando completamente desnudos. Ninguno de los dos se quería detener a pensar en nada, era un momento tan delicado que la más mínima palabra podría echar todo abajo, así que se miraron a los ojos y sin mediar palabra la penetro, era allí donde quería estar hace rato, su cuerpo se lo pedía, se quedó quieto un momento disfrutando la sensación y sin moverse beso los senos de Violeta, eran perfectos, toda era ella era perfecta, abrió más las piernas de ella y puso sus manos en sus nalgas, llegando más adentro y empezó a moverse, Violeta también posó sus manos en las nalgas de Juan Felipe y empezaron a moverse en un mismo compás, se sentía tan bien pensó Violeta, quería mas, lo empujaba con todas sus fuerzas hacia ella, recibiéndolo con placer, sentía que en cualquier momento iba al alcanzar el límite de su pasión, no podía contener sus gemidos, muy altos para su gusto, pero entre cada respiración y gemido se acercaba a su cúspide, no los iba bajar ni a detener necesitaba esto, incrementó la presión en Juan Felipe con sus piernas enrollándose sobre las caderas de él y atrayéndolo más hacia ella, lo quería mas adentro, aumento su placer y continuó gimiendo hasta que no pudo contenerlo, soltó un último grito seco mientras Juan Felipe apretaba sus nalgas y se descargaba con un gruñido dentro de ella.

¿Qué había sucedido? Violeta se sintió bien, no se imaginó nunca este tipo de relación con Juan Felipe, desde el primer momento que lo vio lo consideró un hombre muy serio para su gusto, pero este había sido un buen polvo, eso no lo iba a negar, no alcanzaba a saber si estaba bien o mal o cómo sería su relación de aquí en adelante, pero de cierta forma se sentía plena a su lado. Por fin Juan Felipe hablo:

– No sé qué decir, te pido disculpas

– Disculpas ¿Por qué? ¿Piensas que no me gustó?

– ¿Te gustó?

Solo esa pregunta faltó para que Violeta saltara sobre él y repitieran la faena otras dos veces más antes de caer dormidos, ya luego vendría el momento de enfrentar la realidad por ahora a descansar.

Ella fue la primera en despertar, se lo quedó mirando mientras analizaba la situación, ahora las cosas se encauzaban, la actitud demasiado protectora y posesiva de Juan Felipe, era porque sentía algo por ella, estaba segura, nadie se tomaba tantas molestias si no había un afecto importante y ya que el afecto no provenía de una relación de hermanos, era claro que Juan Felipe sentía algo fuerte por ella, pero que sentía ella por él, no lo sabía.

Espero a que se levantara y fue directa con él, necesitaba saber a qué se estaba enfrentando y odiaba evitar las cosas, Juan Felipe no se lo esperaba no fue nada más que abriera los ojos y ella estaba frente a él sentada con las piernas cruzadas, mirándolo fijamente. Unos buenos días fue lo primero que salió de su boba, pero las palabras de Violeta lo dejaron fuera de base.

– ¿Qué sientes por mí?

No supo qué responder, él no se había planteado esa pregunta, desde que la conoció le atrajo, no se la ha podido sacar de la cabeza, le hacía sacar a flote sentimientos que pensaba no tenía, cómo los celos, le molestaba verla con otro, la quiere solo para él.

– Es algo que todavía estoy tratando de descifrar- Se acercó a ella y le pasó suavemente sus dedos por los labios- Siento que las cosas se dieran así intempestivamente, pero no puedo seguir controlando esta atracción.

Se quedaron en silencio mirándose mutuamente, tratando de encontrar cada uno, la respuesta en los ojos del otro, Violeta rompió el silencio.

– ¿Entonces es solo atracción?

– No lo sé, dame tiempo para entender qué es lo que siento.

– Perdona que sea tan insistente Juan Felipe, es solo que necesito saber que va a suceder con nosotros, y si lo que hicimos ayer puede estropear o poner en riesgo nuestra relación como militantes y camaradas – Le retiró el cabello de la cara y pasó su mano por la barba que picaba- Eres importante para mí, comprende hasta hace poco mis sentimientos por ti se acercaban más a verte como un medio hermano, ahora no lo sé.

– Démosle tiempo al tiempo Violeta, la respuesta de lo que sentimos llegará a nosotros.

Pero precisamente tiempo era lo que no tenía, Juan Felipe sabía que había cometido un gran error y tendría que pensar rápido antes de que los demás se enteraran, tenía que conseguir esa información de Violeta lo antes posible.

– Violeta ¿Qué has pensado de la información que nos dejó tu padre?

– Que me dejó mi padre, ¿Qué he pensado de qué Juan Felipe?

– Si yo sé que te la dejo a ti y por ello te la estoy pidiendo.

– Lo siento, pero no te la voy a entregar ni a ti, ni a nadie más, por lo menos no por ahora.

Temía esa respuesta, Violeta estaba complicando las cosas, el resto de la mañana se escondió en su estudio, intentando idear una forma de obtener esa información lo antes posible sin que Violeta haga muchas preguntas, pero no se pudo concentrar ¿Qué sentía por ella? esa era la pregunta que se tomaba toda su atención. En medio de esta meditación ingresaron sin llamar a la puerta de su estudio, Jacqui, Milena y Sebastián, cerraron la puerta detrás de ellos.

– ¿Qué es lo que te sucede? – Dijo Jacqui susurrando.

– No te preocupes Violeta está dormida en el segundo piso.

– Entonces puedo hablar tranquila ¿Que mierda te pasa? Por qué golpeaste a Sebastián, sabes que lo que él hace es por el bien de todos y todas, no me vengas con ese cuento del hermano porque no me lo trago- Dijo Jacqui bastante exaltada, algo aquí no cuadraba y lo iba descifrar en este preciso momento.

– Si Juan Felipe ¿Que putas pasa contigo? – Intervino Sebastian- Violeta no es tu puta hermana y de verdad estoy interesado en ella, así que no solo hago esto porque es lo que toca, lo hago porque quiero estar con ella, porqué…

– No – Interrumpió Juan Felipe, levantase del escritorio y apuntándolo con un dedo – No, no, no y no. Violeta es mía y está conmigo y no quiero que te le acerques, me has entendido.

Los tres al otro lado del escritorio quedaron sorprendidos, no era posible lo que estaban escuchando, Milena que había estado callado fue la primera en hablar.

– ¿A qué te refieres con que es tuya?

– Tómenlo como se les dé su gana.

– Ya basta- grito Jacqui- Esto no puede seguir así, Juan Felipe ha perdido la cabeza y lo ha estropeado todo, nos pone en riesgo a todos, me comunicaré ya mismo con el ejecutivo central, alguien debe tomar cartas en el asunto.

Pero no alcanzó a marcar, Juan Felipe saltó hasta ella y la tomó del brazo.

– No, no lo harás, yo sé que lo estropee, pero todavía tenemos una oportunidad de lograrlo, Violeta confía en mí, y sé que me dará lo que le pida.

– ¿Por qué estás tan seguro? – Lo cuestiono Jacqui

– Hemos estado juntos y sé que ella se puede enamorar de mi…

– Lo siento, pero no puedo escuchar esto, eres una mierda Juan Felipe, por lo menos Sebastián siente algo por ella, los dejó solos, no cuenten más conmigo para esto- Salió Milena de la habitación azotando la puerta al salir.

– Me importa cómo lo harás, pero si sacaste a Sebastián de esto, te doy solo un día para que consigas la información, un día- Le mostró el dedo índice a Juan Felipe

– Lo haré, pero no quiero que Sebastian se le acerque más.

– Hecho- Dijo Jacqui dando la vuelta y abriendo la puerta – Vámonos Sebastián.

Sebastian se acercó a Juan Felipe, quedando cara a cara.

– Más te vale que no la cagues- Dio la vuelta y salió con Jacqui de la casa.

Y allí estaba ella leyendo absorta, no se dio cuenta cuando Juan Felipe se puso a su lado, sabía que tenía algo que decirle, lo percibía en su mirada.

– Cuéntame

– He estado analizando lo que hablamos esta mañana y debo decir que si siento algo por ti.

– Por la forma en que lo dices parece que estuvieras dando un discurso, relájate- Tiró de su brazo y lo sentó frente a ella- Ahora dilo de otra forma que me haga sentir un poco especial por favor.

– Claro que eres especial, eres la primera persona por lo que siento esto, solo quiero estar contigo y quiero que tu solo estés conmigo, quiero sentirte, olerte, abrazarte, no alejarme de ti, quiero tantas cosas que me da miedo, lo siento Violeta, trate de evitarlo, pero no lo logré, aquí me tienes soy todo tuyo.

Definitivamente esto no era lo que esperaba Violeta, eran sentimientos bastante intensos, no los quería dejar pasar, había estado analizando todo el día mientras estuvo sola, si podría llegar a sentir algo más por Juan Felipe y se encontró necesitándolo, extrañándolo, le gustaba mucho más las cosas cuando no eran planeadas, nunca dejaría pasar una buena oportunidad de amar, por miedos estúpidos, se sentía completa, que contaba con alguien y que tenía un hogar, que había encontrado una persona que podía llenar todos los vacíos de su vida.

– Seré sincera contigo, mis sentimientos no son tan intensos como los tuyos, pero quiero estar contigo, quiero compartir mi tiempo contigo, quiero ver a dónde nos lleva esto.

– ¿Y tu novio?

– ¿Qué pasa con él?

– ¿Cómo que qué pasa con él? – Alzó la voz Juan Felipe- No quiero compartirte Violeta te deseo solo para mí, el solo hecho de pensar que otro más te toca me enerva.

– Calla- Violeta le puso un dedo en la boca- Estas mal Juan Felipe, el amor no es poseer a una persona, no es condicionar o limitar a otra persona a tus pasiones, no es apropiarse de ella, no me van las relaciones exclusivas porque es negar lo que somos como humanos, es engañarnos y tratarnos como objetos y Camilo lo acepta, está de acuerdo conmigo en esta forma de llevar las relaciones. Me halaga tu atención, no lo voy a negar, pero no puedo cambiar lo que soy por ti, ni por nadie.

– Entiendo lo que dices, yo también pensaba eso mismo hasta hace poco, pero tampoco puedes ser prejuiciosa de las relaciones exclusivas, sino lo has vivido no puedes negarte a ellas sin conocerlas, no te digo que, para siempre, pero te pido que lo intentemos, no me siento preparado para compartirte y por ahora sé que ambos podemos llenar nuestras expectativas sin la necesidad de un tercero o tercera. Dame esta oportunidad, vivamos nuestro momento y ya veremos qué pasa.

– Camilo no solo es mi novio, también es mi amigo, le confió a él todas mis cosas, más que lo que hacía con mi hermana, ¿puedes entender lo difícil que es para mí dejarlo, dejar de contar con él?

– Perdóname, no pensé que fuera tan difícil, no sé qué sentir al respecto- dijo Juan Felipe mientras secaba las lágrimas que rodaban por las mejillas de Violeta- Cualquier decisión que tomes yo te apoyaré.

– Déjame pensar y ya te contaré qué camino elegí.

Juan Felipe la besó de forma suave y lenta, la abrazo y durmieron así abrazados. Era muy difícil para ella tomar una decisión, recién empezaba a reconocer sentimientos por Juan Felipe, como iba a abandonar a Camilo, aunque también era cierto, que era poco lo que lo podía ver mientras las cosas no fueran seguras, además de que sentía que él no encajaba en su nuevo estilo de vida, dejarlo implicaba confiar en otra persona. También quería intentarlo con Juan Felipe, era un hombre diferente a todos los que había conocido, le podía enseñar muchas cosas, había demostrado que se preocupaba por ella, aunque demasiado posesivo para su gusto, pero no podía dejar de lado que estimó a su padre, la necesidad que ella sentía de estar con él y no solo ahora, desde la primera vez que lo vio fue igual, solo que no lo había identificado, como lo hace ahora, la había salvado, había puesto en riesgo su seguridad por ella, podía confiar en él como lo había hecho con Camilo.

Lo primero que hizo en la mañana siguiente fue hablar con Camilo, su relación había funcionado por la sinceridad que tenían y no podía ocultarle nada, a pesar de que ya no fueran a continuar juntos, quería mantener su amistad, Camilo solo le dijo que respetaba su decisión, que siempre podía contar con él que diferente de Juan Felipe, que siempre insiste. Con las cosas más claras le comentó sobre lo que había descubierto en el laboratorio:

– Sé que esto que te voy a decir te puede parecer ridículo, pero es la única pista que tengo y la que más sentido tiene.

– ¿A qué te refieres Violeta?

– Mi papá estaba trabajando en una forma de regresar en el tiempo, quería volver al pasado y la información que me dejo, debe ser sobre eso. Hay otra cosa que no te he informado, todos los que me rodean del partido y que me han solicitado la información son físicos.

– ¿Regresar en el tiempo? Violeta esos son mitos, nadie puede viajar en el tiempo, por más que se haya inventado la forma de unir dos puntos en el tiempo, la solo idea de que una persona pueda pasar por ese agujero de gusano y salir ilesa es ilusa. – Dijo Camilo.

– ¿Cómo sabes tanto de este tema? Me sorprendes.

– Sabes que mi mayor pasión en esta vida es leer, y no creas que leía precisamente física, encontré este tema en un libro de historia en específico, ahora que abrieron todas las áreas en la biblioteca Central. Te propongo algo, veámonos en algún lugar seguro y llevaré el libro a ver que podemos encontrar.

– Es muy peligroso, pero tengo un fuerte presentimiento al respecto, yo te envío un texto y te aviso cuando vernos.

Como haría para salir sola, tenía que inventar una buena excusa a Juan Felipe no se le ocurría algo que no levantara ningún tipo de sospechas, se encontraba en la cocina tomando una bebida caliente, dándole vueltas al asunto, sintió un beso en su mejilla y sonrió al ver a Juan Felipe bastante animado, le gustaba esta faceta de él, se le veía contento.

– ¿Tomaste una decisión ya?

– ¿Por qué tenía que ser tan insistente?

– Lo siento, solo creo que entre más rápido tomes una decisión menor será el daño.

Claro esta es una buena excusa, no vio mejor solución y era cierto, no estaba jugando con nadie.

– Ya tomé mi decisión Juan Felipe, lo voy a intentar contigo en una relación exclusiva – dijo Violeta con su mejor Sonrisa. Juan Felipe la abrazo acercándola a su cuerpo, mirándola a los ojos, retiro su con una mano el cabello que tenía Violeta en su rostro.

– Me haces muy feliz, no te vas a arrepentir.

– Lo sé, estoy segura de ello. Tengo que decirte otra cosa – La miro Juan Felipe expectante – Debo hablar personalmente con Camilo.

– No, no es seguro para ti salir en estos momentos.

– Entiendo, pero es necesario y tendré cuidado si te parece iré con tus escoltas. Comprende si ya no seguiré con él quiero decírselo en persona.

– Esta bien Violeta, hablaré con mis escoltas estarán disponibles en una hora, para que vayas a donde tú quieras.

– Muchas gracias. – Lo abrazo y lo atrajo hacia si para besarlo.

Durante todo el trayecto a la casa de Camilo estuvo pensando que haría con esa información, si la entregaba al partido, por alguna razón su padre no se la había dejado a ellos y se aseguró de que solo ella la tuviera, delegando en ella una responsabilidad frente al cuidado de la misma, no es que desconfiara del partido, pero no quería dar un paso en falso, los burgueses ya se habían infiltrado en algunas estructuras del partido, que le daba certeza de que no estuvieran infiltrado en las esferas más altas. Todo esto rondaba por su mente cuando se encontró con Camilo. En cuanto lo vio se abrazaron, esto de la relación exclusiva con Juan Felipe era algo nuevo para ella y pese a sus reticencias lo iba a intentar, por más que extrañara a Camilo.

– Gracias por ayudarme con esto, sabes que en estos momentos no puedo confiar en mucha gente. Dijo Violeta.

– Aquí tengo el libro, se llama No Retorno.

– Sé de qué se trata, vi algo al respecto en los recuerdos de mi padre, pero no ven que se relacione.

– Mientras llegabas pude volver a revisar el libro – dijo Camilo – y justo encontré la respuesta a nuestras preguntas.

– ¿Estás seguro? – Violeta estaba muy intrigada, realmente la conexión entre viajes en el tiempo y un movimiento político – ambientalista era bastante absurda.

– Violeta, la conexión es de mucha lógica, los movimientos de No Retorno fueron los primeros en evidenciar de que estábamos destruyendo la tierra y que ya no habría solución, por ello no solo se dedicaron a luchar porque todas las personas pudieran acceder a los recursos naturales que quedaban en la tierra, también se buscaron una solución para salvar la tierra y toda la humanidad con ella. – Dijo Camilo.

– Si ya superamos el punto de No Retorno, la única oportunidad que tiene la tierra de salvarse es regresando en el tiempo y evitar esta catástrofe. – Si la verdad no era tan difícil de deducir, pero era difícil de aceptar, ya no había salvación para la tierra, a pesar de todos los esfuerzos por el cambio que estaba impulsando el partido, ya era demasiado tarde. Violeta no pudo evitar una lagrima, Camilo la abrazo.

– Violeta es desconcertante esta noticia, pero es gratificante saber que personas como tu padre lucharon por conseguir una alternativa, y eso es lo que debe contener la información que te dejo.

– ¿Qué hago ahora? Por esta información perdí a mi hermana, me han intentado matar, me persiguen; esto es lo que me han pedido en el partido desde que me conocieron, ¿Pero por qué no confiaron en mí?, ¿Por qué me hicieron creer que había una oportunidad de salvarnos? – Pregunto Violeta consternada.

– Creo que debes confiar en el partido, los dos no somos físicos y jamás entenderemos como usar esta información, estas acon Juan Felipe y sé que confías en él.. No veo otra alternativa, no creo que los burgueses estén interesados en hacer algo bueno con esta información.

– Gracias eso haré, Camilo necesito ese libro, es mi única prueba, quizás consideren que estoy loca.

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