No quiero más

Tus ojos anoche al posarse sobre mí me hicieron querer llorar. Me hicieron querer rendirme ante tu belleza particular. Ante tus dolores y tus tristezas, tus pasiones y tu nobleza. Me hicieron querer vivir dos amaneceres a la semana junto a tus labios; para empezar. Fumar de un porro cuando me vean así llorar. Cantar canciones que me interesan tan solo a mí, que a ti me recuerdan. Leerte cuentos que amo en las noches y en las mañanas recordarte que no importa a cuantas toques, a cuantos mires, aquí me tienes. Tan solo tuya, si así me quieres.

Tus suaves labios que me intimidan y me convencen de ser quizá todo lo que quieras o necesites, me besan lento y me controlan los pensamientos. Desarrollaron en mí el deseo de depender de tu beso tierno, tu beso leve y los soniditos que emites cuando estas frente a mí, y me tientas a callarte con mi boca, temblando en nervios, queriendo estar sobre todo: muerto, pa’ no pensarte; en que no eres mío ni eres eterno.

Y si tus dedos fueran pensantes los convenciera de enamorarte de este trocito de alma en el mundo que ya ni siento que esté habitando, desde ese día que me tocaste a modo de broma una mejilla solicitando respeto, controlando mi comportamiento. Y yo que me dejo porque yo quiero.

Y a tus cabellos les hablo en serio cuando les digo que nunca siento tanta ilusión en mi propio pecho hasta que mis dedos tan impulsivos se van metiendo y retorciendo en tierno deseo entre tantas hebras cuando te beso.

No quiero otros. ¿Pero qué surge después de todo lo que me pasa cuando los chicos que me fascinan me alejan tanto con sus palabras? ¿Que viene luego de que el rechazo toque mi pecho con llama alta?¿Y si este cuento que me he inventado también me hiere la piel de dentro con sentimientos tan verdaderos, y tan violentos?

Quiero drogar cada gramo de este discernimiento y volar el cielo soñando ser eterno en tu cuerpo.¿Qué si me muero? Si ya no es vida la que yo vivo sin estar muerto de amor por ti, que ya no es vida si no te entrego hasta mis recuerdos.