Cuenta la historia que quien lo invoca, tendrá que pagar las consecuencias, nunca se ha escuchado otra cosa más que esta corta y amenazante frase….hasta que un día un niño curioso por saber más sobre esta frase, investigó todo lo que pudo, hasta lograr encontrar el verdadero hechizo que trae al mundo terrenal tan extraordinaria criatura.
Kiro, un niño de 11 años, cuya vida era solitaria y aburrida, ya que no salía mucho y no tenía muchos amigos (excepto por los amigos de clan de videojuegos), escuchó esta frase y le preguntó a su madre por ella, sin hacer caso a ello le responde que le pregunte a su abuela y esta le dice que hable con su abuelo. El abuelo de Kiro, durante su juventud fue un gran aventurero e investigador de cosas increíbles, así que le preguntó a él.
Abuelo- ¿tú sabes de qué trata la frase que muchos dicen pero sin explicar nada más?
_ Por supuesto que lo sé- dice muy orgulloso el abuelo.
¿Lo invocaste alguna vez? – pregunta extasiado por la historia que se venía.
_No_ dice apenado, ya era mayor y me dejé cegar por la duda y las palabras de los demás, así que no me atreví… y desde entonces he dejado de investigar y averiguar cosas, termina de decir tras un largo suspiro.
_pero puedes contarme la historia de ello, ¿verdad?
_Claro que puedo, no dejaré que pierdas ese afán tuyo por averiguar e investigar cosas.
Escucha con atención… Durante la era Edo (1603-1867), del antiguo Japón, existía la creencia de la existencia de los “Kitsune”,…nadie los ha visto, pero existe un registro de después de esa era, de la imagen de uno que es representado por un zorro de 9 colas de color dorado intenso, y es considerado un “yokai” o demonio cuya sabiduría dio fin a la era Edo, pero hoy en día sabemos cuál fue el fin de esta era, así que si quieres averiguar y traer a este ser, no te detendré.
_K: Pero abuelo, ¿no me pasara nada malo si me atrevo a continuar?
_ A: Lo dejo en tus manos, no puedo decirte lo que sucederá ya que yo no tengo los conocimientos sobre esto. Dice apenado.
Kiro se dirige a la biblioteca de la ciudad y va directo a la sección de libros antiguos pero no encontró nada, cuando el bibliotecario, (un poco extraño para ser un bibliotecario) se acerca y le pregunta ¿que busca especialmente?
El muchacho le responde _ busco el antiguo escrito de Kitsune, el yokai de la sabiduría.
El bibliotecario con una sonrisa un tanto malvada, le dice _ te llevare al lugar donde está guardado.
La habitación era amplia muy distinta a todo lo demás una iluminación extraña la inundaba y en el centro de esta un pedestal con un gran libro atado con cadenas en su centro.
El bibliotecario le dice a Kiro que no tiene una llave, ya que no existe candado para una, y no ha habido persona alguna en este mundo desde que se escribió que lo haya podido abrir.
Kiro sin pensarlo dos veces he impulsado por las ganas de investigar y conocer más, se acerca a este pedestal, cuando de pronto una luz muy intensa de color rojizo y amarillo envuelve la sala y traga a Kiro, el bibliotecario en cambio solo ve esta intensa luz y nada más. Las cadenas comienzan a salir desde el libro, como látigos en una suave danza.
Mientras tanto dentro de esta luz el muchacho logra enfocar la mirada y para su sorpresa no era nada de lo que la gente según el abuelo había descrito. Era un zorro, sí, pero era una cría, tan pequeño y hermoso a la vez con unos ojos rojos como la manzana más dulce y un dorado en su pelaje que parecía armadura lo que traía y sus 9 colas tan esponjosas y suaves que lo primero que hizo el niño fue tocar una de ellas.
_ ¡hay! Dice la criatura, _ ¿cómo osas tocarme siquiera? _ ¿quién eres? _ ¿qué te da el derecho a hacerlo?
El niño sorprendido le pregunta a su vez _ ¿puedes hablar?
_ Claro que puedo hablar iluso, _ dice la criatura, años, décadas, siglos escuchando al hombre como se comunica, no voy a ser capaz de aprender el idioma humano. Respóndeme, dice, resonando así su voz tan chillona.
Kiro, al escucharlo, no aguantó y se largó a reír.
Enfurecida la criatura, le chilla nuevamente, _ cómo te atreves a reírte de mí, acaso ¿no sabes quién soy?
_ perdóname, dice Kiro, _ pero con ese tamaño y el tono de tu voz no intimidas a nadie, _ secándose las lágrimas de tanto reír.
_Z: así que de eso se trata, dice la criatura cuando de pronto se inunda de una niebla espesa la habitación y de ella surge el verdadero zorro. Tan imponente, tan grande como la sala en la que se encontraban.
_ Z: dime enano, contéstame, dice nuevamente.
Kiro anonadado, solo lo miraba muy emocionado por lo que estaba pasando.
_ Z: espabila humano y respóndeme.
_ K: perdón, logra decir el niño, _ mi nombre es Kiro, Kiro Hansoku, no tengo el derecho de tocarte y aún así lo hice por la sorpresa que me has causado al momento de aparecer.
Un gran silencio había entonces, se escuchaba murmurar a la bestia, _ Hansoku, Hansoku, ¡Hansookuu!, grita la bestia, _ el príncipe Hansoku, Kan’in Kotohito, casi a finales de la era Edo.
Sobresaltado el chico dice, _ sí es mi antepasado.
_ Z: ya veo, dice el yokai Kitsune, _ por eso pudiste liberarme, dime ¿cuál es tu propósito al buscarme y traerme a esta era?
_ K: la verdad, dice el chico, _ no tengo ningún propósito, sólo te busque por el afán que tengo de investigar y conocer de todo, además de investigar y descubrir de todo lo que llega a mis oídos y me llama la atención, no tengo la intención de dominar nada, ni de lastimar a nadie, sólo adquirir el conocimiento que anhelo en el momento.
_ Z: sabes que el conocimiento igual es un arma de doble filo….dice sorprendido por las respuestas del chico.
_ K: no tengo idea de lo que me dices, yo sólo quiero saber las cosas que no se, descubrir lo que no se ha descubierto, y si eso ayuda a alguien, mejor aún, pero si causa daño, averiguaré nuevamente como remediar ese daño.
_ Z: me sorprende tu ansia de saber pequeño.
_ K: no me llamo pequeño, mi nombre es Kiro y tú te llamas “Akira”, que quiere decir brillante o inteligente.
_ Z: me ofendes con ese nombre, pero si te es más fácil decirme así, que así sea, además me tendrás siempre contigo, así que tomaré la primera forma con la que me viste y sólo tendré una cola, cuando requieras mi ayuda tendrás que estar sólo para así tomar mi verdadera forma y compartir mis conocimientos.
_ K: ¿qué pasa si alguien a parte de mí te ve en tu forma original?
_ Z: Lo creas o no en este tiempo igual hay demonios que anhelan el conocimiento para destruir tu mundo, por ello he puesto un hechizo en ti, así que recuerda estando contigo seré una cría ordinaria, cuando requieras mi ayuda tendrás que estar sólo, sino la gente pensará que estás loco al hablar sólo ya que nadie más puede verme excepto tú, gracias al hechizo que puse en ti.
_K: comprendo, pero también recuerda, no será mucho lo que te necesite porque todo lo descubriré y lo aprenderé con mis propios medios y esfuerzos, cuando no pueda descifrar algo requeriré tu ayuda.
_Z: ¡humano arrogante!, gruñe enfadado, ¿para qué me has invocado entonces?
_K: ya te lo dije, yo sólo tengo un afán por aprender de todo, averiguo, investigo y descubro y entre ese proceso, te descubrí a ti… dime una cosa, ¿prefieres ser libre o un alma encadenada a ese libro?
_Z: eres bastante inteligente para ser un mocoso, ruge y ríe la bestia, dando a entender con ello que prefería ser libre.
Así transcurrieron años, Kiro ya era un hombre y la bestia seguía a su lado, sorprendida por la convicción de aquel humano, ya que veía a los demás aprender sólo cuando iban a ese lugar llamado escuela y nada más, en cambio Kiro, salía del colegio directo a la biblioteca, investigaba sobre alguna nota interesante que anotaba durante las clases o simplemente buscaba el significado de alguna palabra desconocida para él y desde ahí desglosaba la historia del origen de esta palabra, maravillado con todas las historias y mística detrás de cada cosa por aprender…. Así el yokai Akira era un espíritu libre y Kiro pese a ser mayor nunca dejó de aprender por sí mismo.
Autor: Sakura Yume
Estudiante de Psicopedagogía.
OPINIONES Y COMENTARIOS