En esta realidad emocional que estoy viviendo nunca me había dado cuenta que la vida estuviera llena de momentos, felices, tristes, agradables y horribles. Pero lo mejor de todo es que pude darme cuenta una mañana que los momentos que le doy a mi vida son los más maravillosos de mi existencia.

He tenido momentos maravillosos toda mi vida, pero no los había notado porque paso mi vida frustrando cada uno de mis sueños con mis pensamientos negativos y llenos de odio, coraje y temor. Ahora que literalmente abrí los ojos y pude darme cuenta de las bendiciones que me da Dios en la vida, sé que puedo llenar mi vida de momentos hermosos siempre que lo desee.

Al nacer experimente uno de los momentos más maravillosos de mi vida, porque conocí por primera vez el contacto humano y que mejor que sentir el calor de mi madre, estar en sus brazos y sentir la primer señal de amor que se puede expresar entre seres humanos.

Durante mi vida he vivido situaciones difíciles que me han enseñado a salir adelante. Siempre han estado ahí personas que han cambiado mi vida, como olvidar esos momentos tan lindos cuando mis padres me enseñaron a caminar, a hablar, a leer, a reír y a sentirme completamente vivo.

Alegrías que me han llenado cada uno de los amigos con los que he compartido momentos maravillosos y también momentos desastrosos, pero quien no disfruta de un momento donde te metes en problemas cuando eres niño y compartes la culpa con alguno de tus amigos, quien de niño no quebró un vidrio, le pego a un portón con una pelota y disfruto de sentir la adrenalina de timbrar en una casa y salir corriendo para no ser descubierto.

Es bonito recordar el primer amor, los primeros maestros, los primeros libros, hasta la ilusión de la primera ropa, calzado y comida que se tuvo en la vida, esos momentos son maravillosos. Y yo desperdiciando tanto tiempo quejándome de que sufro tanto en esta vida, llenando mis momentos de pensamientos negativos, rencor y odio, cuando en verdad estoy disfrutando de toda la dicha que Dios me puede dar. Cuantas veces no he volteado a ver a una persona que no tiene con que alimentarse y no he hecho nada, cuantas veces he visto personas que no tienen con que vestir y yo quejándome que la ropa que uso es usada. A qué grado estaba yo desperdiciando cada momento de mi vida, que me quejaba de que tenía que ir a la escuela, cuando hay gente que quiere estudiar y no puede hacerlo porque le faltan recursos para hacerlo.

Cuantas veces me he quejado de la vida que viven los demás cuando ni siquiera me he puesto a disfrutar de mi vida misma. Cuantas veces he juzgado a los demás por lo que son, cuando mis acciones llegan a ser más crueles que las de los demás. Cuantas veces me he arrepentido de estar con alguien que quiero por el que dirán o por lo que pensaran de mí. Cuantas veces he dejado escapar trabajos y oportunidades grandiosas por el temor, o por la simple razón de creer que no las merezco.

Siempre es bueno saber que los momentos más felices de la vida los vivimos siempre que queramos, con la familia, con un amigo, con la pareja, con los hijos, en un jardín, en un hogar, en la calle, en donde sea. Hay que saber valorar lo que se tiene y se aprenderá a enriquecerse con lo que vaya llegando a la vida. Doy gracias siempre y a cada momento por los días calurosos, por los lluviosos, por las cargas de trabajo y por los ratos de relax, por las tareas excesivas y por las tareas accesibles, por aquellos maestros que fueron exigentes conmigo, y con los que nunca me exigieron, por los amigos buenos y por los amigos malos, por las personas que me enseñaron a amar y por los que me enseñaron a odiar, porque gracias a ellos he aprendido a valorar cada parte de mí, cada momento de mi vida y vivirlo con la mayor felicidad posible.

Los momentos que más disfruto son aquellos en donde puedo dar amor, porque lo puedo hacer a cada momento, no me cuesta nada y no pierdo nada y obtengo una ganancia secundaria aunque no la desee, y esa ganancia es mucha más felicidad y la felicidad de aquellos a quien les doy amor.

Yo no estoy para dar consejos, pero sinceramente quien tiene el tiempo de leer esto recuerden una cosa; “los momentos en la vida se hicieron para disfrutarlos, buenos o malos, felices o tristes, porque de cada momento aprendemos el valor que le damos a nuestra propia existencia”. Por eso es bueno hacer que cada experiencia que se presenta en nuestra vida sea siempre la más maravillosa que podamos experimentar.

Vive y disfruta de la vida todo lo que hagas, solo recuerda hacer cosas buenas, ya que solo tú eres dueño de tus acciones y las recompensas serán en base a tus acciones.

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