Sólo he pasado por la muerte de un familiar cercano una vez, mi papá. Fue un proceso muy raro y difícil, mi mente estaba muy confundida y aturdida, no podía ver la diferencia entre la realidad y la ilusión, mi corazón dolía y mi vida cambió radicalmente, la fuerza que me daba tenerlo desapareció en un segundo. Hoy no enfrento la muerte de un ser humano, hoy se trata de soltar a un miembro de mi familia, un animalito que ha estado aquí conmigo por muchos años. Hoy tengo que aprender a decirle adiós a un alma que ni un segundo de su existencia en este plano dudó en amarme.

Recuerdo aquel año sabático que tomé, el 2006, entre mis múltiples ocupaciones estaba la idea de tener un perrito, ¿por qué un Chihuahua?, no lo sé, no lo recuerdo. No recuerdo de donde saque esa idea, pero me dedicaba a buscar en internet venta de perritos y había muchísimos vendedores. Una foto llenó mis ojos, era una foto de tres perritos acomodados perfectamente bien, de frente y uno al lado del otro, según recuerdo, los tres eran blanquitos y me enamoré de inmediato. Juan no estaba muy de acuerdo con eso de tener un perro pero insistí tanto que al final él hizo la compra, que más bien fue un intercambio, acordó con el vendedor intercambiar a un perrito Michoacano por una Palm Treo de aquellos entonces. El vendedor envió al perrito en avión con instrucciones precisas de que cuando éste llegara se le diera agua y Danonino. (ahora me pregunto, ¿por qué Danonino?)

Llegué al aeropuerto muy emocionada, me dirigí a el área donde me lo entregarían, cuando entré vi una caja transportadora gris y mientras hablaba con la asistente haciendo el trámite correspondiente mi mirada se enfocaba en buscar dentro de esa caja, que estaba a lo lejos, al que sería mi perrito, pero parecía estar vacía. Entonces pensé, esa caja seguro no es, porque no hay nada adentro. La señorita tomó esa caja y me la dio, recuerdo muy bien lo difícil que fue encontrarlo, era tan chiquito que casi no se veía. Espere hasta llegar a casa y estar en un lugar seguro para sacarlo. Recuerdo con claridad el momento en el que salió de ahí, yo estaba perfectamente preparada para darle todo lo que necesitara. Devoró su Danonino, tomó agua como si no hubiera un mañana, hoy el mañana ya llegó.

Pasamos un año juntos en la casa, es decir yo no trabajaba ni tenía que irme todo el día,  yo intentaba educarlo todos los días sin tener mucho éxito, era el más rápido cuando corría, mordía todo, destruyó una sala y hasta mordía las paredes. Poco a poco con el paso del tiempo nos fuimos adaptando y queriendo mas y mas. Siempre fue miedoso y huraño, no le gustaba que lo cargaran, no era tan encimoso como Cubita que llegó dos años después.

Viajó en avión, en coche, en camión, se adaptó a cambios, tuvo 6 hijos, corrió por la playa con un collar con luces porque en el anochecer se mimetizaba con la arena, no le gustaba meterse al mar, corrió por la ciudad, tuvo uno que otro amigo, anduvo en bici, no le gustaba el aire acondicionado, comió muchas croquetas y verduras, era amante del plátano, era súper fuerte a pesar de su tamañito, ladró solo dos veces en la vida, odió los fuegos artificiales, meó muchas esquinas, jugaba con Cuba, ella se escondía para espantarlo y él siempre caía, y siempre, todos los días de su vida sentía felicidad por todo, todo su día era su cosa favorita, desde despertar hasta irse a dormir.

A veces me pregunto como un ser que no habla puede enseñarte tantas cosas con sólo existir y ser. Hoy, su cuerpo es muy débil, pararse a hacer pipí implica un esfuerzo enorme y a veces falla.

Hoy me gustaría que la vida de Mojito sirviera para hacerle ver a las personas varias cosas (perdón, soy miss y soy medio mandona) una de ellas es la más importante desde mi punto de vista, los perros no son juguetes para los niños, no se compran para que el niño se entretenga. Mojito jamás fue agresivo ni por error, el único día que le gruñó y le aventó una mordía a alguien fue a una niña que no dejaba de molestarlo, al grado de que la niña se metió a su casita para agarrarlo y ya de plano él se desesperó.

A parte de esto es importante saber que un perrito no sólo se adopta para que nos haga felices, hoy se bien que un perro nos necesitará mucho más de lo que imaginamos en su vejez. No podemos nada más decir que está viejo y abandonarlo o quitarle la vida. Estos dos o tres últimos años Mojito día con día se fue convirtiendo en un perrito completamente dependiente, esto lo menciono a manera de recalcar que lo que hay que hacer por ellos es mucho y requiere de mucho tiempo, mucho amor y también de dinero.

Cada día desde que renuncié a mi trabajo presencial, el pasado 1 de agosto, me despierto para que Mojito tenga todo lo que necesita, desde llevarlo al solecito para que se caliente, hasta que es hora de dormir y hay que arroparlo bien. Y si soy honesta aún amo hacerlo, amo verlo como disfruta que entre el sol por su piel viejita, amo hacerlo taquito en su cobija para que se duerma, pero es muy triste ver que ya no puede estar en ese cuerpo que se hizo viejito y que duele tanto. Ya no corre, ya no mueve su colita de felicidad, ya no puede rascarse a él mismo, no puede lamerse sus partes, se le olvidó hace tiempo como tomar agua, no ve casi nada, escucha muy poco, sus patitas ya no saben cómo apoyarse en el piso y así podría seguir con una lista interminable que me rompe el corazón.

Hace pocos meses yo le decía a Mojito que lo iba a cuidar hasta que su corazón dejara de latir, pasará lo que pasará yo iba a estar con él hasta que el decidiera irse, pero hoy después de darle vueltas y hablar con muchas personas, incluido su veterinario, que es el mejor del mundo, me di cuenta de que le duele estar en ese cuerpo y que la muerte puede tardar mucho en llegar, lo que implica que el sufra mientras tanto y que en el proceso de la muerte pueda sufrir aún más. Hoy hemos decidido que es hora de que Mojito abandone ese cuerpo que ya no sirve y se reúna con la fuente. Es hora de que vuelva a sonreír, que vuelva a correr y a ser feliz moviendo su colita.

Duele mucho, muchísimo, pero no puedo seguir siendo egoísta, no está bien tener el poder de quitarle todo el dolor y no hacerlo. Merece descansar después de esta vida densa y dual. No sé cómo va a ser mi vida sin él pero sé que él estará mucho mejor de lo que está ahora.

Amo y amaré a este perrito toda mi vida, ha sido mi primer perrito mio, mio y espero que su vida no solo me haya enseñado a mi, si no que haya tocado a varias personas que lo conocieron y quienes lean esto. Le doy las gracias de parte de él a quienes en algún momento lo cuidaron para que yo me fuera a pasear, gracias por siempre estar ahí y quererlo.

Mi objetivo si bien es expresarme, también es hacer conciencia de que cuando adquieres un perrito adquieres la responsabilidad de cuidarlo en sus años felices pero también y mucho más en los años en donde es viejito. Para mí Mojito es un miembro de mi familia de cuatro, que ahora se convertirá en una familia solo de tres. Se que no se puede comparar la perdida de un animalito con la perdida de un ser humano, pero si se que duele hasta el fondo del alma.

Gracias por leerme.

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