Caminos sobre el mar
Me asomo al acantilado
grito palabras ahogadas
para sacarte de dentro, mi mar.
Grido paroles d´amore.
Me asomo al precipicio,
afloro de puntillas
para mirarme, ola.
Me rasgo en la rompiente.
Como mil gotas he volado alto,
sobre altas simas
de abismos interminables.
Contigo isla que flotas,
confidente de mis sueños,
mecida a mi compás,
de miles de mis olas,
que este mar herido
lanza fuera de sí.
Quiere arrancarse los recuerdos
que jamás podrá olvidar.
De tanto bañarme en tus aguas,
mi alma quedó atrás.
Faro que iluminas
de aquí al infinito.
Cabo de Cavalleria
salvaje, extremo.
Señor de la isla, tu norte
inspira a esta ola
que vaga exhausta.
Recorro mareas infinitas,
rodeada de ti, mi mar.
Resguardame de los vientos
que azotan mi libertad,
de amar sin fronteras
¿donde sino?
cercada de ti, mi mar.
Cuidado con lo que deseas, ola.
Más lágrimas derramadas
por deseos, que por la realidad.
Los dados juegan al azar
nos arrojan a su destino,
el que ellos tienen elegido,
el que no queríamos alcanzar.
Abren nuevos caminos,
caminos sobre el mar.
Suspiros de sal
Envuelta en suspiros de sal,
en noches profundas
de canela y cielo,
de tristezas inmensas,
entre tormentas de cal,
sobre arenas movedizas
y crisoles de mar.
Te asomas sigilosa, luna
entre el eclipse parcial,
a través de nubes grises:
Luna llena de fresa.
Flor plateada de junio
que juegas con el grial,
guardiana de los corazones,
ocultación especial.
Mis pasos quieren volver a atrás,
a los días de besos eternos
de caricias y mar
de cielos abiertos,
de soles y libertad.
Abrir la puerta de nuevo
quisiera volver a llamar
Ay ¡qué gran pesar!
Lágrimas saladas
me saben a ti mar,
mi océano,
miles de mares en uno,
únicos recuerdos
de un amor sin igual.
Lágrimas saladas
no cesáis de brotar,
de vuestro sabor me lleno,
a cada gota, un poco más.
Que el viento te lleve mi voz
que el viento te lleve mi aroma
que el viento te lleve mi caminar
que el viento te lleve mis besos,
de esos, nuestros besos,
de esos, de amor y sal.
Noche sin luna
Agua que se derrama
por el camino de regreso,
solo piedras y mis pasos.
Silvestres de los prados,
cantueso en flor,
retamas moribundas,
no quiero olvidar.
Cae la tarde, se pone
el sol en mi corazón.
Agua que se derrama
en la lejanía,
entre el resueno de las campanas
que me traen temblorosos
ecos de tu voz.
Con ellas tú recuerdo.
Agua que se derrama
sobre el embarcadero
los dedos hundidos en ti, mar
que como ola recorría
del norte al sur de tu piel.
Agua que se derrama,
eterna, colmada, sedienta,
por miles de gotas, de tu sal.
Agua que se derrama
desde tú cuerpo
hasta el mío.
Agua que se derrama
entre palabras rotas,
entre espacios en blanco,
hasta morir en mi boca.
Vacío de tus cálidas letras.
Agua que se derrama
en el atardecer de un día más.
Hoy se esconde la luna,
para no salir más.
Noche sin luna,
mares sin sol.
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