Te juro que haría cualquier cosa por verte feliz.

Te pido disculpas si
soy incrédula de lo que vos llamás felicidad. Quizás estés
contento; pero estar contento no es lo mismo que estar feliz.

Te pido disculpas
por tratar de darte un sermón acerca de ser feliz y por entrometerme
en tus creencias. Pero más adelante, dentro de algunos años, cuando
adquieras otras experiencias, vas a entender lo que te estoy diciendo
hoy.

Me arrepiento de
haber comenzado a escribirte tan tarde. Seguramente no hubiese
cambiado nada empezar a hacerlo antes, pero escribirte ahora me hace
temer que tu cabecita piense que es un intento de manipulación de
hermanas mayores.

De igual manera, hay
algo que me deja tranquila: haberlo hecho. No importa cuándo, pero
al menos estoy segura que en algún momento vas a pisar la tierra sin
miedo a caerte, y va a acontecer lo mejor que existe: darse cuenta.

Es difícil saber
que existe la probabilidad de que la vida de tu hermano, “el
menor”, se desmorone. Pero también es probable que «esto también
pase». Entonces, cuando intento auto-convencerme de esto, mi cuerpo
se relaja.

Es tan hermoso
querer tanto, pero de vez en cuando duele. Y… querer tanto, a veces
lastima al que quiere y al que es querido. No es esta mi intención,
en absoluto; pero el miedo a verte sufrir supera toda mi existencia.
Y ahora es cuando vas a creer que te creo débil. Quiero que sepas
que no es así. No te creo débil… te creo joven, muy joven.

Y como el fumador
viejo le dice al nuevo que no fume, yo te digo a vos que de esa agua
no haz de beber. ¡Qué importante hubiera sido que un adolescente
sea capaz de entender a otro que ya lo fue! Se podrían evitar tantas
injusticias como sufrimientos.

Querido… déjame
confesarte que soy una persona llena de miedos. Incluso ahora te
estoy escribiendo porque no sé cómo hablarte. También sé que
tenés que vivir tus cosas y que tu vida no tiene porqué ser como la
mía. Pero ese miedo forma parte de mí.

Si no sintiera estos
miedos desgarradores, seguramente no sería capaz de escribir.

Te juro que daría
cualquier cosa por verte feliz.

Mientras tanto, hago
lo único que puedo: te dejo vivir.

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