Mi silla está triste

Mi silla está triste

marita s

17/12/2020

Aquí está mi silla preferida y mágica. Hoy se ha puesto contenta cuando me he sentado como siempre en ella. Pero de pronto se ha puesto a llorar y como no quería tener que consolarla y además sus lágrimas humedecían mis piernas. Muy enfadada he dado un brinco y me he levantado mirándola con desconfianza ¿qué es esto? ¿Me estaba engañando cuando creí verla antes con una sonrisa alegre? Mira…yo no estaba de humor para escuchar lamentos y me he alejado rápidamente sin miramientos. Pero al momento…he vuelto, decidida a regañarla y a preguntarle por su desconsideración. Llevo meses sentándome en ella día y noche, porque se ha convertido en mi confidente. Y ahora, que tengo libertad para ir a la calle y pasarme el día entero por ahí, cuando he vuelto a casa súper contenta después de haberme quedado todo el día en la calle disfrutando de mi libertad como una loca. Llego, y en vez de encontrarme con una amiga me encuentro con una plañidera. Me he quitado mi mascarilla de un manotazo y la he puesto en mi regazo, sentándome bruscamente en la silla para que comprendiese mi disgusto. Muy decidida me he puesto a preguntarle…¿por qué no me ha dejado relatarte mis múltiples encuentros de conocidos y no conocidos, y mis interminables charlas con ellos? Charlas que he tenido porque ahora puedo sentirme de nuevo muy feliz saliendo de casa y dejando este confinamiento que ha durado meses y meses. Y en vez de verla contenta compartiendo mi alegría la veo llorar. Y claro, mi pregunta me ha salido muy afilada y muy mal intencionada ¿Qué te pasa? ¿Quieres amargarme mis paseos y compras por todos los comercios que han abierto sus puertas para todo el mundo por fin?¿Quieres que me siente aquí cuando venga de la calle como siempre o prefieres que te lleve al desván con todos los trastos inservibles? Y muy triste me ha respondido. Lloro. Porque quiero verte siempre, aunque ya no me elijas para sentarte y aunque me arrincones en el desván. No quiero dejar de verte entrar en la casa. No quiero tener miedo cada día que salgas, de que ya no puedas sentarte sobre mi ni sobre ninguna otra silla. No quiero perderte. Hoy me he dado cuenta…cuando te vi llegar con tu mascarilla puesta después de no haberte visto en todo el día. Tengo miedo de que con tantas salidas y amigos…no puedas volver. Miedo a que no pueda volverte a ver jamás. Reflexión.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS