Viajar siempre apetece, es verdad qué, a veces, unos simples kilómetros bastan para encontrar lugares realmente preciosos. Da igual, abrígate bien, vamos a conocer el mundo más frío que puede haber, el ser humano, lo único qué necesitamos es intentar que esa persona que queremos conocer se abra a nosotros…, Dicen que las apariencias engañan y es realmente verdad pero no todo el mundo acaba engañada por estás.
¿Sabes? Tengo frío y más cuando hablo de mi, ahora mismo tengo frío, estoy temblando, ponte en mi lugar: A unos dos kilómetros de mi casa hay un bosque, parece ser un bosque que no es muy conocido porque nadie va pero me encanta ir. Me gusta estar sola, no me gusta demostrar lo que siento. Todos tenemos problemas, unos más que otros pero acaban siendo problemas que tarde o tempano mejoran ó lo siento mucho, pero empeoran. De pequeña siempre tuve una imagen en mi mente de como seria mi vida de mayor, a medida que fue pasando el tiempo la fui perdiendo… Me hubiera gustado meterme en el mundo de la medicina, ayudar a la gente para alejarme de mis problemas, suena irónico, ¿verdad? Ya no quiero el mundo de la medicina, quería exactamente ser psicóloga pero he llegado a la conclusión de qué jamás entenderé a la persona que necesita ayuda ya que a lo mejor no he pasado por la misma situación que ella, es verdad que puedo ponerme en su lugar pero nunca le podré ayudar porque la persona que solo te puede sacar de tu propia mente, eres tú.
Me gustaría contarte una cosa, el bosque del que te hablé antes es lo mejor que tengo, nunca se lo he llegado a decir a nadie, es un secreto que llevo guardando varios años, me gustaría que no saliera de aqui, sólo te estoy pidiendo que me escuches…
A todos les gusta el verano, disfrutar, salir con los amigos, la playa y la piscina, que si los chicos guapos o las chicas preciosas con cuerpazo. Pues a mi nunca me ha gustado eso, en ese aspecto siempre fui un poco rara, siempre he sido más de frío que de calor, En el verano del 2014 decidí ir a un bosque que había justamente a dos kilómetros de mi casa, un bosque precioso aunque la temperatura era bastante alta, ahí nunca hacia calor, por eso me gustaba. Ese bosque era como un refugio para mi, iba todo los días para poder sentirme bien. Dejé todo por el bosque. Con el tiempo quise hacer de ese bosque mío, entré a conocerlo más fondo y me encontré con una casa, lo primeros días estaba asustada, pensaba que alguien vivía en esa casa. Parecía ser bonito el lugar que había encontrado, una casa que cualquier persona con el gusto que tenga le iba a gustar, parecía ser una casa que te ofrecía hospitalidad sin nada a cambio, y así es, pocos días después de encontrarla fui otra vez hacia la casa y esta vez con intenciones de ver y saber quién vive en ese maravilloso sitio. Llegué, toqué y la puerta estaba abierta, no me lo pensé dos veces y entré. ¡LA CASA ESTABA EN RUINA POR DENTRO! No había nadie, estaba todo destrozado, roto y sucio, cómo si llevará años deshabitada. Pensé en limpiarla, ordenarla y llevar todas mis cosas apreciadas ahí y guardarlas en este lugar seguro para mi. El 29 de Agosto del mismo año vi a un niño en mi refugio, era la primera vez que le veía después de dos meses, tenía miedo, no sabía que hacer, nunca pensé que alguien podía encontrarme y decidí irme por miedo, dejé mis cosas ahí.
Acabó el verano, empezaron las clases, empecé mal, estaba preocupada por mis cosas y traumada por lo que había pasado. Estaba en la parte de atrás de la clase cuando de repente me quedo en mirando a a nada por qué vi ese niño de nuevo. Era la única que veíaal chico, por unos instantes me sentí loca, cada día que pasaba más me imaginaba a ese chico. El chico parecía tener 17 años, era bastante guapo, «seguro que eran imaginaciones mías», pensaba.
Tenía la necesidad de volver a aquella casa, a mi refugio, a ver mis cosas, a sentirme viva de nuevo pero tenía miedo, eran sensaciones horribles. Volví a mi refugio y todo parecía ir perfecto. Fui a clase al día súper contenta, feliz por haber vuelto a ver mis cosas,de volver a sentirme viva, de ser yo, hasta que de nuevo le vi pero esta vez no sentí miedo, me quedé un rato analizándole mientras oía la voz de una compañera hablándome, yo seguí empanada viendo a aquel chico, eso sí, yo no sabía que hacer ni como actuar. Me prometi no volver a esa casa pero igual que todo, nada cumplía. Volví, nada más abrir la puerta vi a ese niño en frente mía, estaba sentado, con lágrimas en los ojos y en la mano una pulsera con una inicial. No soportaba ver a alguien llorar, aunque no me terminaba del todo creer lo que estaba pasando me dirigí hacia él y le pregunté que le pasaba.
-No quiero que entres en este juego, ya sé que no me conoces y que te tengo asustada pero quiero que me escuches aunque no creo que me hagas mucho caso pero intentaré que me creas y salvarte, sobre todo.
Me quedé pensativa, escuchándole, no le interrumpí en ningún momento.
-¿Has visto esto?- Me preguntó mientras levantaba las mangas de su sudadera sin que dejará de hablar, siguió. -Esto empecé a hacer cuando venía a esta casa en el verano del año pasado, ¿por qué? Porque sentía lo mismo que tú, sentía soledad, frío, miedo… Sentía el mismo miedo que sientes tú.- Dijo Hugo, que es como se llamaba. -Necesito que te vayas de este sitio, sólo me ves tú, me he suicidado por los mismos motivos, porque estaba solo. Por favor, vete.
Yo no le hice caso, no pensaba en nada, solo le escuchaba.Me hacia gracia que solo le pudiera ver yo, era de tontos pensar que tenía un sexto sentido pero lo estuve pensando pero me di cuenta de que se´re como él, es lo que quería. Me enamoré de su forma de hablar, de expresarse y de su preocupación por mi. No me fui de esa casa solo por no dejarle sólo. Me daba las ganas. Por un momento me sentí feliz pero poco duró, hasta que se marchó. Hugo me había avisado de que en cuanto yo este bien él tendría que irse y así fue. No volvió. Fueron los peores de mi vida sin él. No sabes cuánto le echo de menos.
Me ayudó a estar bien y luego todo se fue a pique. Nadie iba a ayudarme como lo hizo Hugo, me alejé de todo, no tenia oportunidades de volver a estar bien y me fui con él, me suicidé, me ahorqué en esa misma casa por que no podía salir de ella, iba a acabar peor.
Quiero que me guardes este secreto, que no se lo cuentes a nadie, absolutamente a nadie, te arruinarán la vida y jamás me lo perdonaré. Ahora me tengo que marchar, cuídate.- Le dijo Ana a la próxima víctima del suicidio.
OPINIONES Y COMENTARIOS