Si tú fueses una canción, yo la cantaría plácidamente.
No es ninguna equivocación, eres dueña de mi mente.
Fuiste quién iluminaba mis días como aquel sol de mi corazón,
siempre me despertaba pensando en ti sin ningún motivo o razón.
Truenos sentía dentro de mi interior al ver que me rechazabas,
lo peor de todo fue que no te importaba y fácil me remplazabas.
Toda la gente de ti me advirtió pero yo no escuche,
temía que todo lo que decían fuese verdad y al final fuiste como un serruche.
Un serruche que a la mitad corto mi corazón sin piedad alguna,
de noche me encontraba llorando y me desahogue con la luna.
OPINIONES Y COMENTARIOS