MI FIEL AMADA Y YO

Son las 02:00 y recién se acabaron las actividades y los movimientos encima de mí. Así, agotada, espero a que llegue ella, mi compañera de toda la vida, mi amada que siempre a esta hora trata de ayudarme y quitarme lo que otros han tirado, han dicho y han pisado. Lo intenta pero solo limpia la superficie, no tiene más fuerza para penetrar dentro de mí, una capa inaccesible donde se esconden secretos que no serán desvelados jamás. Me atrevo hablar de mí sin ser escuchada, porque cargo encima un peso enorme, que me duele, que me pone triste, es como una puñalada que mana sangre, colorada, con historias amargas, llenas de remordimientos y penas, triunfos y caídas, lágrimas y sonrisas, sueños y realidades, paz y guerra. Me ubico en todas partes, soy como un río largo, ancho, sin fin, que conoce cada historia y sabe cualquier secreto.

Por las noches, hay veces que tengo ganas de hablar con alguien, así que me imagino estar en una plaza grande, de un héroe llamado Skenderbeg, cuya historia habla de cómo luchó para salvar sus tierras, su país, además de la manera en que luchó por su patria, con un afán religioso, por proteger el cristianismo y a la vez las tierras de un maravilloso lugar en Albania. Siendo que hoy en día todo es mutuo, yo también le hablo, y juntos más lloramos por los males que reímos por los buenos, aunque yo siempre digo que más allá de las nubes el cielo es siempre azul. Soy testigo de cualquier maldad, de los asesinatos, prostituciones, malas lenguas, hipocresías, muertes no contabilizadas, llantos sin fin, sé estrategias de guerras y muchas otras cosas, soy el mejor mapa de la historia.

Todos los días escucho a través de los edificios y las casas gritos, rumores, insultos y peleas de unos seres que jamás se podrían llamar humanos, porque un ser humano nace entre el amor de dos personas y un ser humano es el amor en sí mismo.

¡Ay, cómo duele!

¿Sabéis que el paso es ligero, porque se da en el aire, pero cuando me pisan, suele ser tan fuerte, tan pesado que deja huellas e, inclusive cuando mi compañera intenta borrarlas, jamás se quitan? Yo siento en mí pasos malos, que se han derrumbado, y esos me duelen más que las impurezas, y lo único que me puede aliviar por un lapso corto son algunos abrazos de los familiares, los besos de los enamorados, el paseo de una pareja, el canto de un pájaro por ahí, las campanadas de una iglesia cuando se celebra un matrimonio y los primeros pasos que dan unos niños, que serán parte de esta vida, la cual se podría escribir sin un error, pero jamás vivirla sin ellos. Ocurren muy poco, pero estas pequeñas cosas son los que me dan un hilo de esperanza: el mundo no se ha destruido por completo todavía, y no me resta más que esperar otro día.

Me duele el alma cuando encima de mí camina gente vieja. No les queda mucho tiempo de vida e intentan dar consejos a los demás, aunque en un tiempo cometieron errores imperdonables. La lluvia también me ayuda, pero el aire todavía sigue contaminado, porque ellos viven, quedan ahí, y yo los tengo que soportar. ¡Ay cómo me gustaría tener una boca y hablar con voz alta, gritar para que todos escucharan, para poder cerrarles la boca y no escuchar más palabras que matan! Pero sería como pedirle agua a las piedras.

Sería bueno que, a los que viven a costa de mí, los arrastrara y los mandara a algún lugar en donde podrían ver la vida como espectadores, para así ver las injusticias que hacen las personas como ellos, para ver los daños que causan y que solo yo sé cómo se sufren, se sienten y se miran.

¡Ay, qué cansada estoy, tan cansada! Estoy apunto de explotar todo lo que llevo dentro, un abismo de dolor, estoy a punto de decir todo desde la A hasta la Zeta, que toda esta mentira se acabe y que ellos sean capaces de repartir sonrisas, amor, y de esta manera destruyan la maldad.

¡No sé porque estás tardando tanto, amada mía, necesito estar un poco limpia, aunque mañana con el primer albor de día me manche otra vez! Ven rápido, por favor, porque mañana tendré que aguantar aceras cargadas de objetos que encierran traiciones, mentiras, odios, maltratos, violaciones, indolencias e infidelidades.

¡Ahí está, lo veo, y ella me está mirando también! Se acerca y me mira, quiere decirme algo, pero yo no lo permito, y le digo: ¡Por fin llegaste, mi fiel compañera, yo, tu amiga Calle, te estaba esperando desesperadamente. Pensé por un momento que me olvidaste, mi amada Escoba, y que me dejarías con todo esto encima!

-¡No, no mi amada! ¿Qué es lo que te pasa por la cabeza? Si ellos no hubiesen existido, tú tampoco habrías existido. Si ellos no hubieran hecho lo que han hecho, tú tampoco hubieras existido. ¿Por qué hablas siempre con dolor, cuando sin todos ellos no tendríamos sentido ni tú, para cargarlos; ni yo, para borrarlos? Ellos estarán siempre presentes. ¿Quiénes, si no?

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