Mi Cama Profanada.
Hay un hombre en mi cama. Su espalda ancha me acecha y las piernas me tiemblan.
Hay un hombre en mi cama y sudor en mi pecho, hay al menos un corazón muerto.
Hay un hombre en mi cama, y juro no lo llamé yo. Lo escuché en un sueño y de mi se acordó.
Hay un hombre en mi cama, ya casi se durmió, y en la curvatura donde termina su espalda mi alma se estancó.
Hay un hombre en mi cama, hay tristeza en mis labios… esa miel, ojalá durará mil años.
Hay un hombre en mi cama… espera, se ha levantado. Ya no vive en mi alma sabana, de mi piel se ha olvidado.
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