Buscando sólo un brinco, el saltillo,
aunque al tigre dejó escondido.
Es toda una noche, despiertos y sudaditos,
pa no dejar descansar la piel.
Abrió la red,
siempre pensando evitar ser un maldito mujeriego.
Navegador del cyber espacio y se perdió,
y llego a la aplicación de a web.
Tanto que allí encontró,
pero descubrió un par de habitaciónes.
Y un galpón,
placer cerca de la estación de la tentación.
Ya pensar que tu eres esa musa que,
siempre inspirará al, despistado poeta.
Príncipe cansado,
del camino recorrido, pero, siempre activo.
Tu el complemento.
Pa fijar el felices por siempre.
Quiso creerte, y comenzo a quererte.
Pensó creer que ya podía entenderte.
Ya había encontrado a alguien,
la única persona que.
Con sus quereres, sabía como le extraía,
De a poco la esencia de la vida.
Desatando el extasis,
y lo que todos y nadie sabe.
El tiempo pasó, y estando sobre ti.
En una tarde gris, mirándote fijamente.
La historia fue interrumpida.
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Penetrando más que sólo en tus ojos,
Buscando la dicha para los dos.
Fue entonces que en ti descubrió.
Decepción. Hipocresía.
No eran tan reales tus quereses.
Sí que tenías mucha experiencia,
en esos placeres.
Se acabó el dinero
y hablando de trabajo, se te escapó que.
En algún lugar,
era parte de tus qué haceres.
Le ponías precio a tu compañía.
Tu falta de experiencia,
la fingías.
No siempre disfrutabas de su compañía.
Mentías.
Así descubrió tus mentiras.
Que tu dicha era fingida.
Sólo le envolvías, sabias cómo extraerle vida,
lo que decías, ya lo creía.
¡Y explotar en extasis!
¿Mentías?
Mentías.
Se entiende el por qué dijiste.
Verdadera amistad,
no existía
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