Elena Poe, dijo lo siguiente:
“Se agradece la nobleza de quien te dice la verdad; no importa cómo ni de qué forma duela, te está haciendo un favor”.
Y con esa frase me arme de valor y decidí dejar de mentirte, dejar de mentirme a mí, dejar de mentirle al mundo, decidí ser sincera a pesar del dolor que pueda causarte, a pesar del dolor que pueda causarme.
Ya te he mentido en varias ocasiones, del mil maneras, mirándote a los ojos, tratando de creerme yo misma la mentira, a veces me cuesta decirte la verdad porque en un pasado fue una mentira que creí real y está tan marcada en mi ser.
En otros casos te miento porque me hiere la manera en la que me miras, la manera en la que dices las cosas, esa sutil manera que tienes de castigarte, castigándome a mí, sí, esa manera en la que te mientes a ti mismo, si, esos momentos en los que tus ojos, tu mirada me rebela la verdad, esa verdad que tú decides callar, ocultar y sepultar, todo por culpa del miedo.
Decidí hablar con la verdad porque así duele menos ocultar los “TE AMO”, puedo decir libremente cuando me siento lastimada, cuando me lastimas, puedo decirte sin miedo a reproches que me equivoque y que convivo con mi demonios, que aprendí el momento preciso para callar y el momento para hablar, no tener miedo a decir las cosas, porque sé que una mentira lastima más que la verdad y tú, sí tú, mi todo se merece solo la verdad, muy a pesar de todo.
Muchas veces es difícil decirte la verdad, sobre todo cuando esa verdad está relacionada a la manera que me hace sentir saber que hay alguien más en nuestras vidas, cuando está relacionada a este triángulo amoroso, donde a final de cuantas nos hemos dado cuenta que la sobrante no soy yo, sino ella.
Decirte la verdad en esos momentos es como gritar en el desierto y saber que nadie te escuchara, que tú eres el vigía y celador que hace mal su trabajo y aun sabiendo ello, no hace nada para mejorar esta situación, porque el que yo te diga la verdad no cambia nada, si tú vives en un mundo de mentira.
Estás en la delgada línea de la mentira y la verdad, te encuentras en el limbo, tienes miedo a salir de ahí, porque estas tan acostumbrado a no lidiar con el dolor que prefieres cagar con el dolor de los demás, así tu sufres menos, porque no son tus heridas las que duelen sino las de los otros, las heridas de los demás nunca dolerán como las tuyas, porque no te las causaron a ti, pero es más fácil simular ser fuerte para otros, que luchar con tus demonios y aprender a convivir con ellos.
Me di cuenta poco a poco que es tu modus operandi, entiendo porque estas con ella, también se porqué te cuesta trabajo estar conmigo, es hermoso saber que somos polos opuestos, puedo definirme como una persona libre de pensamiento y puedo definirte como una persona atada a sus pensamientos, te enfrascaste en una sola herida y no sabes volar, te cortaron las alas en una ocasión y te quedaste en el confort de tu jaula, pobre avecilla herida, no se dio cuenta que las alas vuelven a crecer, que hay un mundo por disfrutar, un mundo que nos entrega experiencias nuevas, para vivirlas, experiencias para disfrutar, porque de cada una de ellas se aprende.
Sigo en la delgada línea de la confusión, no puedo decidir si dejarte ir o aferrarme a ti, la dos me llevaran a la locura; si decido dejarte ir, sé que sufriré, me dolerá, porque estoy acostumbrada a luchar por lo que quiero y amo, porque esa es mi naturaleza, el pelear, apostando todo a ganador y dejarte ir sería rendirse sin pelear, aún tengo más para dar y sé que tú también. Si me aferro a ti, puedo ser yo misma, pelear por ti, porque aunque no lo digas sé que me quieres.
Pero tú tienes una carga pesada, una carga que solo te hace daño, se ve, se siente, por la manera en la que te hace sufrir, porque de cierto modo ella te ancla a un dolor innecesario, pero la culpa es tuya, por no tratarla con la verdad, no ser sinceró y dejar que ella viva un mundo de mentiras, creaste una lisiada, una lapa, alguien que solo busca su facilidad, tranquilidad y felicidad momentánea a costa de ti, porque se nota que no eres feliz, que te limita, que no te deja ser la bella persona que eres y te mientes a ti mismo, al final claro que te hará daño, porque dejas que te use y cuando todo acabe; y acabará mal, sufrirás por no ser sincero contigo mismo y con tus sentimientos.
Realmente decir la verdad me hace libre, porque te muestro mi alma, corazón y mente como son, pero tengo miedo de decirte cómo me siento en momentos, es ahí cuando se me olvida esta promesa y comienzo a mentir, como decirte que el causante de mis insomnios eres tú, que pasó noches en vela, recordando cada momento juntos, que me destruye cada mirada de dolor tuya, si, esa mirada cuando vas a verla y no quieres ir, porque tus miradas demuestran que lo haces por cumplir, que mi corazón se rompe cada vez que te veo agobiado por su culpa, pero dé la misma forma se va armando pedazo a pedazo cuando me abrazas, que mi mente se enerva cada vez que llega un pensamiento sobre tus besos compartidos, y me das nuevamente fuerzas con cada beso, sobre todo esos besos en la frente en los que te tomas tu tiempo y doy todo por solucionado, miento cuando veo cada detalle tuyo por ella, me miento a mí misma, porque el dolor es insoportable y es ahí cuando siento que no puedo más, es ahí cuando empiezan los recuerdos, esos recuerdos que solo paren tristezas, que nublan mi pensamiento y mis sentimientos; y empiezo a odiarla, odiarla por ser débil, odiarla por llegar antes que yo, odiarla por ser merecedora de tu lastima, pero recuerdo en ese momento que no puedo odiar a quien vive en mentiras, solo logra darme mas lastima.
Y de pronto me encuentro analizando lo desafortunada que es, pues no conoce el amor, porque no sabe darlo y tú, si tú, no sabes dárselo, pienso en lo lastimera de su vida ya que la única persona que ella cree que la ama, no lo hace, solo es un experimento en sus manos, un títere adaptado al dolor, pienso en el daño que se hacen los dos, tú al mentirle y dejarla vivir un falso amor, y ella, si ella, al no dejarte volar y reprimir a tu ser.
Es ahí cuando siento lastima por los tres, de ella por débil, de ti por ser el titiritero del dolor y por mí, si por mí, porque no lograr que seas realmente feliz, porque si tú no eres feliz tampoco lo seré yo.
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