Cada vez que pasaba por
la calle de los helados, le llamábamos así pues en ella estaba la
única tienda de helados en el pueblo, hermosa y única con sus
ventanales. Solía terminar soñando despierto con el sabor a leche y
azúcar en mi boca con el helado derretido chorreando por mi mano, en
esos momentos, cuando me concentraba solo en mis pies deslizandose
por sobre la calle y mis pensamientos se vertían completamente en
que me podría encontrar con ella, con ella, si! con Melisa. Así que
solía pasear por la misma calle, mas de una vez siempre que tocaba
hacer algún mandado, las veces que tenia la suerte de pasar cuando
ella se dejaba ver por esa parte de la ciudad, eran sin duda por lo
que valía gastar el día por ahí. Hoy para mi era el tiempo en el
cual la suerte me sonreía.

Pasaba siempre
sonriente, dueña de dulces mejillas de un particular tono blanco que
casi brillaban cada vez que sonreía, como cuando reía feliz pues
había conseguido probar un nuevo sabor de helado o como cuando un
niño le lanzara una sonrisa de la nada o tal vez un perro que se le
acerque moviendo la cola. Eso le volvía el corazón feliz, lo que le
fascinaba mas a las personas a su alrededor que a ella misma. De
Melisa, no era solamente su belleza exterior la cual sin el menor
descuido deslumbraba a cualquiera que posara sus ojos en su ser, con
una figura de mediana estatura poseedora de unas suaves pero marcadas
curvas que hacían resaltar sus atributos de mujer.

Los que tenían la
suerte de cruzar palabras con ella quedaban como hipnotizados
afanados en el dialogo con esa singular señorita, tratando siempre
de alargar el mismo. El interlocutor procuraba aunque fuese un poco
retener su conversación y atención, ella siempre correspondía con
cortesía inteligencia y discreción, mas al momento oportuno se
despedía con una suave sonrisa que proyectaba toda la belleza de su
ser, la cual no podía tener algo distinto de respuesta, mas que la
misma cortesía.

Continuaba su camino
disfrutando de todo a su alrededor abriendo ojos grandes cuando algo
resaltaba algo su atención, solía divagar por entre las cosas que
las personas en sus puestos callejeros tenían a la venta, le
fascinaban los olores de las comidas de los pequeños carros. le
encantaba repasar en las vitrinas una y otra vez, me daba la
impresión de que ella quisiera siempre buscar aquello que fuese
distinto, algo especial como ella, que resaltase ese algo único e
inexplicable ese sentimiento que permite a una imperfección ser
considerada la mas especial y única en el mundo, eso que veía
reflejar en sus ojos cada vez que acercaba sus párpados agudizando
la vista tratando de encontrar la peculiaridad que poseía ese algo
como aquel pequeño jarrón de porcelana que lo llevaba a ser tan
hermoso a los ojos que miran. Eso que poseía en si misma y resaltaba
a todos los demás, era lo que sin saber ella trataba de encontrar
en todo lo que escudriñaba con la mirada siempre me llamaba la
atención su singular atención por todas aquellas cosas que para
ella contenían una particular hermosura que aquellos normales
humanos como todos nosotros no podíamos captar sin que fuese por el
consejo de esos seres especiales que la vida atribuye con una
perspectiva singular y única desde su realidad ideal y afortunada.

Melisa camina
sueltamente por la pequeña callejuela de la esquina la que termina
en un callejón sin salida donde esta una pequeñita y linda
panadería en la cual cada día que pasa ella sabe que la espera un
baso de leche y unas galletas de avena con miel, el Señor dueño de
esa panadería perdió sus alegrías cuando su mujer y su pequeña
niña que hoy tendría tal vez los mismos años que la joven Melisa,
procuraron su despedida de este mundo una tarde de verano en un
accidente de transito no sin alcanzar a decir aquel adiós que este
hombre aun guarda consigo las ultimas palabras de su mujer que se
gravaron en su conciencia y recuerda cada día cuando le dice adiós
a Melisa.

Hola Señor buenos
días¡¡¡ Buen Día…
le dice al hombre mientras se acomoda en
su silla.

Buen día señorita,
repite. si al parecer
es un lindo día y mas agradable con usted aquí.

Si me gusta no hay
demasiado calor tampoco hace frío ademas hay unas pocas nubes pero
el cielo se deja ver azul, Me gusta como esta el día..
Le dice
la chica con una sonrisa de oreja a oreja…

Si señorita es un
lindo día…

Alcanzo a oír el
pequeño dialogo mientras cruzo la esquina, voy pasando con la vista
concentrada en el lado opuesto de la calle del cual transcurre esta
conversación, pues mi estima no me permite dar la cara y ver de
cerca. Continuo mi andar tranquilo según yo, sereno y derecho, con
paso firme y seguro.

Melisa ya se había
acomodado en una silla cerca del viejo panadero, se veía desde la
distancia como charlaban y ella se reía cuando el viejo le contaba
algo y gestaba una sonrisa en su cara mientras la chica tomaba un
pequeño sorbo de leche y luego tomaba una galleta con miel y con
unos mordiscos pequeños iba acabando con ella.

Al cabo de un momento la
chica ya había terminado con las galletas y la leche, mientras el
viejo se levanta de la silla y se acerca al mostrador coge una bolsa
de papel en la cual introduce tres bollos de canela, cierra con
cuidado la bolsa de papel sin que esta se vuelva demasiado pequeña y
así aplastara los bollos de canela, entonces se los acerca a la
chica la cual los toma regalando al viejo la mas sincera de las
sonrisas, luego lo besa en la arrugada mejilla llena de surcos,
habida de innumerables arrugas que denotan la cantidad de días y
lagrimas que alguna vez corrieron por las mejillas del viejo. En el
momento que se produce la tierna despedida de la joven los ojos
azules del viejo tienden a brillar con el fulgor de antaño,
relampaguea la juventud perdida ni siquiera el sabe que sucede. Es
algo tan fugaz pero mis ojos ya están acostumbrados y mas que
felices de ver ese despertar que produce, en la gente, ella con su
ser.

No gustarías otra
taza de leche…
Le dice el viejo a la joven con unos ojos
saltones

Por el momento no
gracias, ya va siendo hora de almuerzo y a mi tía no le gusta que
deje comida y si me como otra galleta, no podré tomar bocado con
ella… así que no gracias

Bueno esta bien tu te
lo pierdes
– dice el viejo.

Ella gira entorno a si
misma moviendo la palma abierta en seña de despedida y sigue
caminando con la bolsa de papel entre los dedos de la mano izquierda.

El paseo hoy había
durado poco. Mientras voy cruzando buscando un lugar para detenerme y
pasar desapercibido como si siguiera mi normal andar por la ciudad y
regresar para verla una vez mas ella ya se alejaba. Bolsa en mano va
cruzando ya por el pequeño parque, ese que esta alas afueras del
centro de la ciudad, va caminando lentamente y en forma zigzagueante.
Pareciera que no lleva un rumbo fijo sus pies livianos y alegres se
desplazan jugueteando como una niña que iba feliz sobre la arena en
un día de verano

Siempre la veía tan
alegre y tan viva era la imagen de la alegría a mi conciencia de esa
edad, siempre linda y sonriente dueña de eso especial que necesitaba
observar con suma atención, su disfrute de los días comunes su
sincera forma de vivir, era lo que mas llamaba mi atención, quería
ser parte de eso quería mi trocito de felicidad. Mas yo siempre me
encontraba por entre las sombras y a una prudente distancia fuera del
radio de identificación de una persona normal, esos eran los limites
de mi territorio eran autoimpuesto y reclullente a las cercanías
pero nunca en un radio de interacción directa con mi persona.

Mis pensamientos
confiaban, divagaban, e imaginaban en su vida de felicidad eterna y
verdadera. Mas la verdad del asunto era que yo, pensaba que ella era
siempre feliz como una persona en un cuento de hadas con la vida
arreglada, mas solo era una suposición pues nunca había logrado
conversar con ella, solo una vez que me dedico un hola¡ de esos que
lanzas por cortesía a los ojos que se posan en los de uno y se
quedan fijos por un instante, mas para mi represento la alegría
imperecedera de aquella jornada eso fue un momento cualquiera en el
cual la suerte se apiado y me puso en su camino justo en la calle en
la cual me encontraba en estos momentos paseando. Una calle de ciudad
al medio de los edificios sin demasiado aire circulando pero con
abundantes y frondosos arboles los que proyectaban una sombra
continua y densa propicia para que las personas se acomodaran en los
pequeños bancos que están cada tantos metros al resguardo del sol,
bajo aquellos arboles.

Las ciudad en si
presentaba un enorme complejo de altos edificios con extensas
avenidas repletas de autos con las bocinas sonando incansablemente y
un ir y venir de incontables pasajeros en los medios de locomoción
colectiva agitados por tratar de llegar a sus casas luego de las
arduas horas en el trabajo peliandose de tanto en tanto por la
posibilidad de alcanzar una silla, en los acabados buses que circulan
la ruta que enseña el mapa que llevaban impresos en vistosos
carteles en cada uno de sus interiores, la ciudad emerge en un valle
que rodeado de sur a norte por un murallón de montañas en el lado
oeste, no siendo muy altos pero ávidos de precipicios de enormes
masas de roca como cortadas afilo dejando en si solo un muro de
piedra liso, para manos inexpertas imposible de escalar, por el lado
norte la ciudad colindaba con un lago de aguas claras y frías las
cuales se cubrían de una pequeña capa de hielo cada vez que llegaba
el invierno, los mas viejos de la ciudad bajaban hasta sus orillas y
resquebrajando un trozo de hielo y discutían con sus pares el año
en el cual el hielo tenia el mismo grueso y dureza con ello hablaban
de las características del invierno que se les acercaba, sin duda
era una ciudad moderna en la cual aun existía mucha gente de años
avanzados, una típica capital de los días modernos de hoy llena de
gente que solo sirve para trabajar y llevar un plato de comida para
alguien mas que es de su querer.

Mas el barrio de “las
callejuelas con arboles”, así era como yo lo llamaba en realidad,
el barrio “Las Callejuelas” como lo llamaban sus propietarios era
un conjunto de muchas partes de barrios que colindaban y se cerraban
sobre la vieja plaza, la cual no pertenecía por mapa a la fecha a
ninguno de estos barrios si no que perteneciente, no a otro barrio
sino al de “Las Callejuelas”, los habitantes de este lugar eran
personas antiguas que mantenían un barrio entorno a la plaza que se
dejaba querer por toda la clase de pequeños almacenes de mercaderías
y productos todos estos embutidos en un estilo orgánico de cultivos
y fabricación de productos caseros y remedios naturales, lleno de
lugares de trabajo echo por manos poseedoras de años de practica y
amor por su arte, dotaban cualquier producto que se vendiera o
transara en esta parte de la ciudad era de singular calidad que era
impregnada en su forma y color el barrio se distinguía en la ciudad
por su trabajo artesanal en todos sus productos.

Yo comencé viniendo por
el “pan”, pues a mi tía le gustaban los dulces y el pan recién
horneado que había en la panadería frente a la plaza, de aquel
viejito de barba blanca que llevaba esa boina de mezclilla que ya
había perdido el típico color azulado de la mezclilla y sobre las
orejas se veía el desgaste con algunas pequeñas hilachas que se
revoloteaba al viento por los costados del viejo, al parecer con mi
tía se conocían cuando eran mas jóvenes en el colegio tal vez
fueron compañeros, la verdad que nunca me interese demasiado en el
caso y tampoco le pregunte a mi tía, ni ella a mencionado el tema
aparte de aquella cena.

Las calles del barrio
“Las Callejuelas”, eran estrechas sin una forma definida, exentas
de un trazado limpio mas todas se contornaban en torno a la plaza
central no poseían ninguna característica normal de calle ubicada
en la típica urbe ya trazada y con orden que encaja perfectamente
entre las manzanas cuadradas de las ciudades, como lo era la ciudad
de la cual forma parte. Las calles pareciesen que se retorcían y
giraban en torno a la plaza como un punto central de convergencia
cada calle estaba conectada con sus pares mediante pequeños
callejones. las calles apenas daban el calce para la movilidad de un
carro de caballos. Esta demás decir que los ángulos de las esquinas
en los callejones no daban para que estos pasaran entre calles y su
único método de conseguir cambiar de calle era llegar a la plaza
central y una vez estando allí tomar la calle que se necesita. No
podía pasar cualquier cosa de grandes dimensiones entre calles, los
callejones de interconexión eran mas que nada utilizados por
peatones los habitantes llamaban a estos, las callejuelas, habidas de
gente y comercio las callejuelas eran el sitio propicio para los
pequeños niños que ofrecían sus servicios a las personas
acarreando sus paquetes por ellos o enseñando el camino para un
sitio en especial, a cambio de una propina. Las callejuelas que eran
los sitios por los cuales se movían, comprendían pequeños pasillos
de poco espacio a la sombra de las casonas antiguas con familias aun
ma antiguas que conformaban el barrio.

Según el viejo Don
Pepe, un anciano al cual se le veía todos los días sentado en el
pórtico de su casa siempre bajo el mismo cerezo a eso de la mañana
antes de la hora de almorzar, el viejo Don Pepe solía contar a quien
quisiese escuchar de como se creo el barrio como surgió de lo que
era la vieja quinta de los Neira, donde los empleados, de esos
antiguos terratenientes dueños de los terrenos donde hoy se emplaza
casi toda la ciudad. La concesión de la plaza a la comunidad vecinal
de trabajadores pudo ser lo único que el viejo Neira obsequiara sin
motivo alguno durante toda su vida, replicaba siempre en su historia
Don Pepe. Las casas se fueron sumando una a una contaba el viejo, que
se venia la prima de la tía con los sobrinos y había que agrandar
la casa o construir una mas pequeña en el patio y así las casas
crecían sin forma definida una al lado de la otra, algunas con las
murallas llenas de colores por todos lados y otras con paisajes
pintados.

Los alguna vez caminos
patronales conformaban ahora las siete calles principales que
recorrían el barrio, se puede llegar directo a la plaza desde los
puntos mas lejanos de la ciudad, en medio de estos caminos se fue
formando el barrio al extremo opuesto de donde estaba las casas
patronales, al pasar de los años no dejo sector sin vivienda alguna
pero solo este barrio conservaba sus primeros cimientos con casas
enormes al lado de algunas pequeñitas incluso había algunas que se
alzaban por sobre las callejuelas formando arcos que daban vida a
pequeños túneles, que se encontraban en lo que ahora son las
callejuelas mas visitadas del barrio. Una era la de los arboles que
al cruzar por bajo el arco de roble dejaba ver las frondosas hojas
des de montones de arboles cubriendo la calzada y sus bancos en donde
el imponente arco de madera labrada de la heladeria con sus grandes
ventanas dejaba una vista única de la plaza. En donde solía esperar
ver pasar a Melisa, pero era otra la que ella visitaba primero, era
la callejuela del mercadeo esta era la mas extensa de todas con
negocios de frutas y verduras en cada casa impregnada de olores con
los que nos llamaba alguna fruta exótica que trasladaba a quien
paseara por allí a lugares lejanos de su pasado, un lugar largo y
estrecho pero con mucha vida. De todas partes de la ciudad la gente
venia al barrio de las callejuelas el cual era famoso por sus calles
y productos pero mas pues en este existía aun la clase de vida ya
olvidada.

Nosotros solo éramos
dos personas mas que dejaban sus huellas en estas calles por las que
al día de hoy habían sido ya recorridas por generaciones y
generaciones, increíble es que esta vez nos toco vivir en los mismos
tiempos y nuestros familiares tenían el mimo gusto por las
mercaderías que se transaban por el barrio de las callejuelas.

Una buena mañana mi tía
me pide que valla por leche a las callejuelas cerca de la casa del
viejo Don Pepe sobre la misma calzada vive Doña Alba, la viejita de
lomo arqueado por el paso de los años sigue ejerciendo día a día
la misma rutina, el mismo trabajo de ordeñar las vacas en forma
manual, mi tía dice que la leche de esta señora tiene otro sabor
otra gracia y que la misma leche goza de una consistencia increíble
para ser utilizada en la fabricación de mantequilla o para preparar
algún bizcocho, eso según mi tía. El camino siempre es un poco
tedioso un tanto largo y siempre lleno de gente tratando de esquivar
en cada paso las cosas amontonadas de algún comerciante a señas
entendiendo el camino de algún deambulante que lleva sus cosas a la
rastra por todos los callejones que pueda recorrer en la jornada sin
que la policía diera con el, si bien las calles son alegres y con
mucha gente, agobian bajo el intenso sol y en particular hoy que voy
comprar en el primer día de verano el sol se deja ver en el alto del
cielo nos manda su brillo que para algunos es singular castigo a esa
hora del día como a mi que me ahuyenta de la calle y me lleva a
tomar el callejón en dirección al canal para meter mi cabeza en el
agua helada de aquel canalito subterráneo que se deja ver por
algunos metros en esa parte de la ciudad, sus aguas son claras y
frías. Y nunca esta de mas una sumergida de cara en esas aguas.

Al ver la apertura del
agua me voy de cabeza. Unos segundos de aguantar la respiración con
una calada profunda de aire que para esta hora del día ya se siente
algo caliente, con los ojos cerrados meto de lleno mi cabeza en el
pequeño caudal la cual refresca todo mi ser en un segundo, cuando mi
cabeza sale del agua a los pocos metros se escucha el sonido de una
risa un tanto apagada aun con los ojos cerrados no distingo a quien
pertenecen las pequeñas carcajadas.

Es una chica, la
escucho… Hola, esta rica el agua…

Hola la verdad es que
sin sabor ni olor, solo esta algo fría…

Se sueltan las pequeñas
risas otra vez mientras restriego mis ojos y ya sale lo ultimo de
agua acumulada entre mis pestañas.

Creo que te e visto
mas de una vez por estos lugares, vives con la Señora Iris?

Huuu… ya con
los ojos casi abiertos del todo.

Era ella era Melisa la
que estaba parada a mis espaldas. Y me vio como metí mi cabeza al
agua, como la sacaba y sacudía para que se desprendiera el agua a
cumulada en mi cabello y en mi cara.

Melisa que haces
aquí.. pero es que yo..

A veo que ya conoces
mi nombre pero yo sigo sin conocer el tuyo, ¿que es?

Aunque creo haber
visto ese rostro por alguna calle del pueblo, es mas creo haber visto
tus ojos siguiéndome mas de una vez. O acaso eres mudo y sin nombre,
de donde eres y que te trae por aquí en este bello ultimo día de
primavera.

Las manos me tiemblan la
lengua se me pega en el paladar y las palabras transcurren desde mi
mente con poca gracia a mi boca. De pronto las palabras al parecer
se tardan años en pronunciar cada una de ellas acumulandose como
refugiadas tras los dientes, cada una de ella se acoplan sobre el
paladar y no dejan salir a las demás.

No puedo… Ahh Ahhh

Que como que no
puedes que me dices…

No nada, lo siento…

Los pies desaparecen de
mi vista al salir corriendo el pecho casi me explota al quedar sin
aliento, todo el cuerpo lo tengo bañado en sudor mis manos estas
húmedas y temblorosas, “por que corrí por que no solo dije mi
nombre y la saludos, que fue lo que me paso”.

La primera vez que
cruzamos palabras y salgo corriendo después que me pide el nombre,
por que, por que, por que…Mi mente solo repite. “Tengo que
regresar y alcanzarla debo decirle mi nombre, es mas debo hablar un
poco mas con ell”.

A punta de esfuerzo los
pasos salen tímidos uno por delante del otro, mis ojos buscan por la
calle tengo que encontrarla, tengo que verla, algo dentro de mi dice
busca no desistas debes encontrarla y decir hola, es un primer paso
si me quedo con mi escapada de loco, que será lo que pensara ella.

Una mano se posa sobre
mi hombro al cruzar la esquina, es suave y pequeña, no pude ver
quien pues mis ojos están pegados en el suelo.

Hola de nuevo, vas a
salir corriendo nuevamente o es que me estabas buscando.

Hooo la la.

Ja ja ja y sabes
hablar jajajaj pensé que solo sabias correr.

Hola, soy Emiliano.

Si lo se, pues te e
visto mas de una vez y mi abuela es amiga de tu tía, mas no se por
que nunca me has dicho hola, pero hoy me queda claro que me tienes
miedo o estas muy enamorado de mi como para salir corriendo
jijajajaj
, la risita se apaga dentro de sus mejillas y se
ruborizan un poco las mismas.

Bueno anda di algo. Mi
cabeza habla claro y alto no como mis labios que se enredan en
sonidos que no dicen nada… Si bueno no se solo que te veías muy
distinta a mi, como que nunca podríamos ser amigos o algo.

Jajajaj y eso acaso
te parezco de porcelana o crees que nunca e puesto mis pies y manos
en la tierra, si comienzas así creo que esta será la primera y
ultima vez que hablemos.

No no es eso. Lo que
quiero decir solamente es que siempre te vi sola y sin una persona de
nuestro porte es mas solo te e visto las veces que vas a las
callejuelas a comprar algo.

Mmm ósea si que me
estas acosando jajajaja

No no no solo e
tenido la suerte de verte un par de veces.

Veo que pronto se te
va lo tímido y tartamudo.

Todo en mi cara se pone
rojo, mientras los ojos de Melisa me ven de arriba a bajo, me giro
sin pensar y le doy la espalda, a lo que ella me dice, bien si es
así como me quieres conocer, me voy de aquí
y se da media
vuelta y comienza a caminar zigzagueando como antes tarareando algo.

Hey espera un poco no
te vallas así puedo preguntar algo.

Otra pregunta o solo
esperas esta respuesta, pues ya lo que dijiste es una pregunta.

Si no hay problema
que otro día que te vea, hable contigo, al menos te puedo decir
hola.

Eso depende de ti, si
no sales corriendo y no das la espalda, entonces si. Nos vemos otro
día, Emiliano.

Esta vez si te fuiste y
me dejaste aquí parado sin poder mover los labios, al menos no soy
invisible a ese mundo que quisiera ver. La próxima vez si que lo are
bien.

De ese día ya van casi
veinte y cinco años, mi tía murió aquella noche y tuve que dejar
la ciudad y la posibilidad de ver a Melisa una vez mas.

Tras andar y vivir por
muchos lugares, las casualidades y el destino me traen a la misma
ciudad de aquellos largos veranos, pensar que nunca regrese hasta
ahora y todos estos recuerdos salen y explotan en mi cabeza hoy.

Regrese!!!, hoy
ya no casi no quedan callejuelas los grandes edificios han engullido
las casas de madera las habitaciones para alquiler han dado paso a
dormitorios para trabajadores, edificios repletos de pequeñas
habitaciones solo utilizadas para dormir, ya casi no hay nada de lo
de antaño, aun queda la plaza que menos que plaza hoy es un terreno
baldío sin vida y sin niños, aparte de la plaza lo único que veo
que me hace eco en mi memoria son las hojas secas de aquel cerezo en
el cual Don Pepe descansaba resguardado del sol, bajo su sombra.

El tiempo me trajeron
nuevamente a esta ciudad y mas que nada a este barrio, la plaza al
ser de la gente del barrio por escritura cedida y otorgada. No puede
ser vendida ni subastada ni siquiera apropiada por el gobierno.

Aparte
de la plaza aun mis ojos siguen viendo el viejo cerezo, cuando
alguien se acerca.

Hola, es usted
Emiliano.

El mismo mi amigo con
quien tengo el gusto.

Con el procurador de
la ciudad, según usted hay un registro histórico de los derechos de
propiedad de la plaza, que en lo personal me parece un peladero sin
nada. Pero bueno eso es a pensamiento personal.

Si efectivamente Don,
claro esta que se se menciona es por que esta, acaso no somos hombres
de palabra.

Pues claro esta, La
palabra de una Mujer o Hombre son su mayor fortaleza.

Entonces mi Don,
déjeme contarle un poco acerca de un viejo amigo mío llamado Don
Pepe.

Se fija en aquel
cerezo de un poco mas allá. Si aquel viejo y seco por fuera mas
estoy seguro que con vida aun por dentro, al igual que la plaza que
usted ve como un peladero sin nada.

Allá bajo el cerezo
se sentaba Don Pepe, un viejo que disfrutaba de hablar con la gente
contaba sus historias acerca de su gran viaje, una odisea
extraordinaria que no eran mas que historias en la imaginación de
aquel viejo, mas cuando estabas bajo su entera confianza y se movía
de su silla y abría esos ojos azules como el océano y te hablaba
acerca de su vida era increíble simplemente lo veías pasar adelante
de tus ojos cada palabra del viejo parecía hacerse realidad.

Al morir Don Pepe
alguien me contó que llego al funeral una señora pequeña en una
limosina con escolta y todo, cerrando las puertas de la iglesia
nadie podía ingresar ni acercarse a la iglesia, la viejita solo dejo
una especie de brazalete en la mano del viejo susurro un cumplid y se
alejo a paso lento, daba la impresión de que su energía se fue en
aquel brazalete al irse la viejita entre pasos cada vez mas lentos
fue tomada por sus escoltas y desapareció.

Nunca se supo quien
fue, Don Pepe, jamas hablo de mas, ni cuando pudo, ni cuando quizo,
siempre que dijo cumplio con su palabra y al parecer alguien mas por
el cumplio con la suya.

Don Pepe me dio su
palabra de que aquella escritura es verídica por lo cual yo cumpliré
con la mía y se la enseñare a usted.

Muy bien, que así
sea, ya nada mas esperar unos cuantos días entre tantos años que
mas va a dar.

De reojo por sobre el
hombro del procurador se alcanza a ver el antiguo arco de la
heladería aun continuaba hay bajo la sombra de los edificios justo
ante la plaza la viaja casa al parecer aun albergaba vida por las
luces que se alcanzaban a ver.

Entonces mi Don, nos
vemos en un par de días.

Claro esta!!!, Buen
Día.

Mis pasos se dirigen
directo de portal, la vieja heladería a dado paso a lo que al día
de hoy es un café de gente local con luces sobre las mesas y paños
paños de colores tendidos sobre ellas, las velas siempre ardían al
centro de las pequeñas mesas, que solían estar ocupadas por parejas
y de vez en cuando por algún distraído que no sabe que la barra es
para las personas que solo van por un café solitario.

El pequeño café abre
sus puertas a mi subir por las escaleras del arco, frente a la puerta
del salón central ya se huele el olor a hogar, la luz que se cuela
por los orificios del marco de la puerta me invitan a entrar, el
cuarto profundo y alto con sus enormes ventanas sigue ahí, mi mente
me lleva a la antigua heladería fue allí donde la vi por primera
vez tan feliz con el helado chorreando por su mano esa increíble
sensación de felicidad, aun están los recuerdos frescos.

Que pasa te quedas en
blanco Flaco…

Don Pepe… no
disculpe solo soñé un poco despierto.

Disculpe Don Este,
usted sabe quien es de los mas antiguos por aquí, necesito saber un
par de cosas.

Mmmm, que yo sepa
ella es la que mas sabe de este lugar que se conozca por aquí.

Su dedo se vuelve en la
dirección contraria de donde apuntaba su atención, un giro de media
espalda y su dedo apuntaba impasible, lo que mas brillaría nunca a
mi vista, casi tal cual como la primera vez con su profunda mirada
sobre un papel en la mano derecha y un túmulo de papeles mas
pequeños en la izquierda, allí estaba y todo se volvió atrás en
un segundo y regreso me seco la boca goteo frío por mi espalda y la
voz en mi cabecita sonó fuerte y claro… Esta vez no la dejas ir.

El salón se vuelve
increíblemente largo, cada paso por frente a la barra al costado de
las pequeñas mesas se hace eterno, mi cabeza piensa millones de
resultados, incluso hasta los buenos algunas veces pasan ante mis
ojos, las manos sudan. “Que hago si no sabe quien soy tal vez nunca
logre reconocerme han sido muchos años, solo preguntare lo que
necesito saber y me iré ya que mas voy a hacer no se de ella ni lo
que ha siso de su vida, bien que mal un cuarto de siglo no son dos
noches de un fin de semana”.

Hola… Buenas
noches.

Haa… hasta que
aprendiste a decir Hola sin tartamudear y cuanto has progresado hasta
lograste agregar buenas noches.

Si ya puedo hablar un
poquito mas, a pasado tiempo.

Mas que un tiempo.
Entonces hoy si me dirás por que me sigues.

Si es que aun lo
quieres saber…

Pues te fuiste nunca
mas te vi y siempre me pregunte que clase de loco era el que me
perseguía por el barrio, jajajja bueno ya estas acá, aunque costo
un tiempo, ya estas acá.

Las manos no me paran de
sudar, por que me recuerda por que sabe quien soy como es que supo
quien era, mi mente repetía cada una de esas palabras demasiadas
veces mientras mis ojos estaban fijos en ella, la misma simplemente
increíble.

Jajajaj que te pasa
que te quedas mirándome así, es acaso por que se quien eres, es
normal te vimos en la mañana al llegar a la plaza y con tu nombre,
que nos dio el procurador, lo asociamos a tu tía y aquí estas, que
pensabas?

No nada solo un
pequeño sueño, un recuerdo.

Del cual no puedes
despertar, en fin dime que te trae por acá.

Recuerdas a Don Pepe?

Si por supuesto que
si, el viejo siempre hablo de todos los sueños que el halzaimer
mezclo.

Yo recuerdo el de la
carta de regalo de los terrenos de la plaza a la junta vecinal y es
eso lo que vengo a tratar de encontrar. La hoja que diga la verdad de
aquel verde lugar.

Te refieres al
peladero de al frente?

Si ya no lo tienen en
estima por aquí, bueno al parecer no tanto como este lugar que
quiere pasar a ser patrimonio de la ciudad, ya el barrio y sus
callejuelaz desapareció y no voy a dejar que este verde recuerdo sea
tragado por la ciudad.

Creo que hay algo que
te podría ayudar, este lugar tiene entre sus estantes muchos papeles
de años atrás recuerda que aquí dijo el viejo Pepe, que el perro
negro del Neira regalo ese lugar.

Seria increíble
poder revisar y buscar.

Por que te interesa
tanto este lugar si ya ase mucho tiempo que lo dejaste atrás.

Algunas cosas nunca
pasan, nunca se olvidan y nunca mueren. Hoy volví por algo que
quería proteger y me dio algo que debía encontrar.

Entonces hoy si que
vas a Hablar…

FIN

@f_a_c_s

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