Las idea era sencilla

Si acababa con el, con su muerte acabarían mis problemas. No ignoraba que me torturaría el crimen a lo largo de lo que me quedaba por vivir. Pero la idea de liberarme de su presencia muda superaba todos los aspectos negativos de este acto despiadado y feroz. Tengamos en cuenta que era un acto de generosidad.Su enfermedad era irreversible. Su enfermedad me obligaba a prestarle una atención continua. Su mirada inexpresiva me aterraba. Me miraba desde la muerte, eso también me desconcertaba, como si en cierto sentido me invitará a unirme con el en la muerte su lucha contra ese cancera desbastador. Un cáncer que se comía entero su pensión. Y yo en el paro, sin trabajo, y el agotando la vida de manera inútil. Y el dinero que costaban las cuidadoras, que le hablaban con suma cortesía cuando le aplicaban sus curas o le suministraban el montón de medicamentos, medicamentos que lo único que conseguían era alargar la agonía. Pero lo peor de todo, lo que llegaba ya a limites insostenibles era que después de que le cambiaran de sonda gástrica me miraba con cierta sonrisa despiadada. Era una burla total, devoraba mi vidas, se la quería llevar a la tumba. Era como si en su hundimiento me arrastrase, me queria llevar al infierno, tanto si le mataba o no. Ya estaba en el. Lleva vamos tres años en la espera de que falleciera, los médicos no se explicaban bien a que obedecía esa resistencia titanica, fuera de la lógica. A mi cuando me lo explicaban a uno metros de el , yo callaba en una ignorancia fingida. El quería destrozarme por completo. No había duda, quería dejarme arruinado. Me enviaba a la calle. La cuenta corriente bajaba como esas gotas que le suministraba la sonda, tranquila y perezosamente, pero vaciando la botella..es decir la cuenta bancaria. Eso me ponía enfermo, literalmente me quitaba el apetito. En su calvario a la muerte me arrastraba lenta y digamos que con cierta rabia, con cierto y amargo humor. Estaba claro su muerte constituida una venganza. Se reía de mi el jodido y perverso moribundo. Puedes morirte y no reírte de las personas, se debe ser serio hasta en la propia tumba, pero existen una serie de individuos que se rien hasta de la propia muerte.Este era uno de esos sacos. Dando guerra y despreciando a los que dejaba cargado de pagos. Las facturas se acumulaban, la luz, el gas y ese montón de enfermeras se comían el escaso patrimonio que tenia. Un día , una de esas noches en que no dormía, en que sus ojos se clavaban en mi como si fueran un cuchillo de desprecio, se lo dije

– Podias estirar la pata, con dignidad, sin arruinarnos a todos. Nos quieres llevar al hoyo, a todos esos mata sanos les engañas a mi no, tu quieres hundirnos. Se bueno y cierra los ojos para siempre. Prometo llevarte una vez al año unas flores, y encender una de esas velas eléctricas de la parroquia, no se como lo haces, pero es alguna venganza. Mira se que no hice cosas buenas en mi vida, pero si te quito de en medio, todos se alegraran, claro todos son unos cínicos y lo único que quieren es que otro te de el pasaporte. Pero te garantizo que tu presencia no se agradece, si seguimos asi, tendremos que pagar a los médicos de nuestro bolsillo. Y deja de reírte de mi. Hasta para morirse tiene uno que tener clase.-

La tarde siguiente fui muy animado. Le desconectaría de la maquina. Luego me faltaban las fuerzas., Me daba miedo, no a la cárcel, a que descubrieran mi delito, sino a que durante las noches, su sonrisa de enfermo terminal, su mirada pérfida, su rictus de mortaja no me dejara conciliar el sueño, me desvelara, me acosara y me hiciera sufrir solo por haber evitado una agonía innecesaria.

Ensaye varios sistemas para provocar un colapso cardíaco, partidos donde su equipo perdía, fotos de su mujer con amigos, banderas republicanas, tarjetas de crédito personales, su coche destripado por una farola a la que le di con ganas y de manera feroz y despiadada.Pero sobrevivía a todo. Lo único que le llevo a la muerte autentica, no al sucedáneo de muerte en que vivía fue el sacrificio de su perro. Tan viejo y tan decrepito como el. Se dio cuenta rápidamente que le había envenenado para rematarle. En cierto sentido de esa forma se reunían en el mas allá amo y perrito faldero.

M.V.Z

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