Más allá de la soledad (copia)

Más allá de la soledad (copia)

The shadow girl

26/10/2019

Capítulo 1


-Señores pasajeros abróchense los cinturones de seguridad estamos atravesando un momento de turbulencia, en unos minutos estaremos aterrizando en Guadalajara, México.

Interrumpí mi lectura, me encontraba leyendo un famoso libro de Dan Brown llamado “El Código Da Vinci», una novela muy compleja para la capacidad humana, actualmente la ignorancia y arrogancia de las personas les impide apreciar la belleza y la complejidad de una obra de este género. El avión ya estaba por aterrizar, me apresuré a ponerme el cinturón de seguridad y guardar mi libro; estaba muy ansiosa ya que era la primera vez que viajaba sola y por un motivo que considero muy noble, para ayudar y dar una mejor condición de vida a mi madre que debido a su edad y sus problemas que le impide trabajar y dar de comer a mis 5 hermanos menores ya que mi padre nos abandonó y se fugó con nuestros ahorros cuando tenía 14 años dejándonos en la pobreza absoluta. La falta de trabajo en Grecia me obligó a probar una nueva oportunidad en Guadalajara, México por medio de un plan de intercambio .

El avión ya había aterrizado, agarré mi bolso y me dirigí a esperar a los señores Cervantes que me iban a alojar temporalmente en su casa. Ellos se encontraban en una esquina del aeropuerto con un cartel que llevaba mi nombre “Nerea Salvat”, rápidamente me encontraba caminando en su dirección y por un impulso que no pude manejar abrace a la señora Cervantes.

-Bienvenida Nerea. Soy la señora María Helena pero puedes llamarme de Malena si gustas, estos son mis hijos: los gemelos Leopoldo y Francisco y ella es mi hija mayor Vania; Eliseo, mi marido, fue al tocador.

Detrás de ellos se acercaba un hombre robusto más o menos de unos 45 años con una barba que le rozaba los redondos y grandes pechos de grasa acumulada. Estaba vestido con un traje negro y debido al calor que hacía el señor Eliseo tenía la frente mojada de transpiración. Noté en su mirada una cierta perversidad que no me agradó mucho, algo me decía que no confiara en él.

El trascurso en el coche fue silencioso, al parecer no le agradaba mucho a Vania, ella tenía unas ojeras profundas y en la cara se le notaba el cansancio de una noche mal dormida; el silencio fue interrumpido por la pregunta de Malena…

-Nerea, ¿cómo era tu vida en Grecia?

-Para serle sincera era una vida miserable, no tenía futuro allá. Mi familia es muy humilde por eso vine a estudiar acá en México.

-Que lástima, en esos lugares es abundante la pobreza y por ese motivo mueren de hambre; no terminan los estudios, las jóvenes se embarazan y así aumenta la población y junto la pobreza, ¡que desperdicio! Ensucian el nombre de la clamada y antigua Grecia, el lugar del Coliseo y no hablemos del famosísimo Louvre con las obras de Picasso, la que más me gusta es la Gioconda…

– Perdóneme señora María Helena pero usted se equivoca, El Coliseo no se encuentra en Grecia y si en Roma y el museo de Louvre se encuentra en Paris y creo que las obras a las que se refería son de Leonardo Da Vinci.

En ese momento supe que había cavado mi propia tumba, el gesto de Malena había cambiado totalmente y había adoptado un gesto de desprecio a mi superioridad del saber. No es por aparentar pero yo si sabia eso y solo quería corregirle pero a ella no le gustó para nada.

Al llegar a la casa, bajamos del coche y nos dirigimos al interior de mi futura casa temporaria, Vania fue obligada a mostrarme la habitación en la que dormiría y que para mi suerte se encontraba al lado de la de ella.

Dos días se pasaron, era un Domingo muy tranquilo, los señores Cervantes tenían una cena de negocios y tardarían en llegar, yo estaba en mi habitación mirando televisión con los gemelos. Un olor muy fuerte me impulsó a abrir las ventanas, salí al pasillo para ver de dónde provenía y al parecer era de la habitación de Vania, golpeé su puerta unas tres veces hasta que salió, estaba en ropa interior, fumaba algo en un recipiente de vidrio en su interior había un líquido azul, sus ojos estaban rojos.

-¿Que buscas Nerea?

-El olor que proviene de tu habitación es muy fuerte, ¿Qué estás fumando? ¿Tus padres saben que fumas?

-Mis padres no se importan con nosotros, vete de mi habitación.

Se escuchó un objeto caer dentro de la habitación de Vania, forcejeando conseguí entrar, se encontraban dos muchachos en el mismo estado que Vania, parecían drogadictos. Vania cerró la puerta, hizo señas a sus amigos que rápidamente se levantaron y se colocaron a mi lado.

-¿Qué van a…

Uno de ellos me tapó la boca mientras el otro rasgaba mi ropa, le miré a Vania suplicándole que les hiciera parar pero ella solo reía y disfrutaba del espectáculo; comenzaban a manosearme mientras sentía mis cachetes húmedos por las lágrimas que comenzaba a derramar, sentía miedo y repugnancia al mismo tiempo, no tenía fuerzas para actuar y librarme de ellos hasta que Vania habló: -Llegaron mis padres, ¡sueltenla y escóndanse deprisa!- En el mismo instante que me soltaron salí corriendo de la habitación de Vania, entré a mi recamara ignorando a los gemelos que se habían quedado dormidos en mi cama, me dirigí al baño, me llaveé ahí, prendí la ducha y comencé a llorar con más fuerzas; estaba sucia, asqueaba mi cuerpo con las huellas de aquellos repugnantes hombres que me manosearon y lo que me más me asqueaba fue que accedí a aquella violencia y terminé por mojarme y por desear llegar al orgasmo; comencé a golpearme por ser una morbosa y asquerosamente perversa. El sueño me dominó, me tumbé en la cama supongo que los gemelos se levantaron y se fueron a su habitación , estaba desnuda sin importar si alguien entrara en mi habitación, solo quería cerrar los ojos y olvidar.

Me desperté con la mirada del señor Eliseo posada en mi cuerpo desnudo, rápidamente me enrolle en las sábanas de mi cama, mi corazón latía más rápido que nunca, el señor elíseo se giró mirando hacia la pared y me dirigió sus palabras:

-Nerea, no te preocupes por este inconveniente. No le diré nada a mi mujer sobre lo ocurrido.

Me quedé quieta sin saber que responderle al señor Eliseo.

-Baja a desayunar.

Sin más preámbulo el señor Eliseo se retiró de mi alcoba. Me levanté, me duché lo más deprisa que podía y bajé.

-Buenos días Nerea, ¿Estás preparada para tu primer día en la preparatoria?

-Si, creo que si lo estoy. Va a ser difícil adaptarme nomas.

-Como sea, tendrás que ir en ómnibus. Como has tardado mucho Eliseo se fue con Vania.

-Ah, no hay problema. Quería hablarme de un asunto.

-¿Si, cual?

-Anoche mientras usted y el señor Eliseo no estaban, Vania trajo a dos muchachos; y estaban fumando algo muy fuerte, diría que es droga. Fui a preguntar que estaba fumando y los muchachos quisieron abusar de mí, Vania no hizo nada para evitarlo.

-¡Pero que disparate! Yo conozco muy bien las amistades de Vania, y ninguno de ellos fuma y no serían capaces de hacer algo así. Seguramente no te aceptaron en la habitación y vienes con chismes. Que falta de respeto, haciendo quedar mal a la hija de tus anfitriones. Ya veía que eras una ramera, una desubicada y mentirosa.

-Perdón, pero yo no miento. Estaba fumando y quisieron abusarme.

-Absurdos niña. Esta vez dejaré pasar por que eres nueva aquí. La próxima te mando de regreso a Grecia.

Sin más discusiones me levanté de la mesa, me despedí con un beso en el cachete de los gemelos y salí a la calle. Como no me creía, no sé que pensar; ¿Sabrá el señor Eliseo que su hija se droga y su mujer la encubre? Alejé esos pensamientos cuando llegó el ómnibus.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS