En el cielo estrellado dos corazones unidos, entre latidos lejanos, perplejos ante el otro, donde el calor se esconde y un lazo se extiende más allá del tiempo y el espacio entero.

Cada mirada al horizonte con aquella luz plateada como reflejo del deseo y un recordatorio constante del no poder tenerse, el inevitable querer de aquellas almas convertidas en amantes, quienes sin saberlo se escapan de sus manos, pero no de sus mentes.

En la vastedad del firmamento, aquel amor es un anhelo imposible pero eterno.

Con lágrimas y suspiros, sus corazones debaten, esperando el contacto, deseando que sea correspondido, no solo algo apresurado e impulsivo y ocultando aquellos sentimientos secretos que la luna solo conoce.

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