Sensaciones de nostalgia, miedo del futuro y remordimiento del pasado, Damián siente que cae a un hoyo oscuro del que no podrá salir, recuerdos que creía enterrados y personas desconocidas cruzan por su subconsciente y lo hacen sentir en otra realidad, el sudor en su cuerpo y la incapacidad de abrir los ojos perturban más tan extraño sueño y al no sentir más que desesperación, decide sucumbir ante tan horrorosos escenarios.

Grande es su suerte cuando los rayos de sol provenientes de la ventana logran despertarlo, con la mente confundida y los sentidos deambulando logra levantarse y, cuando su vista es lo suficientemente clara puede percatarse de que no sabe dónde se encuentra y comienza a sentirse desesperado. Empieza a divagar por su mente, buscando información de dónde está y por qué, pero para su infortunio no hay nada, ni de su situación actual e incluso si se esfuerza un poco más por recordar más allá de ayer tampoco hay nada.

Si su mente no lo ayudará, buscará respuestas por él mismo, decidido a salir del cuarto, camina a paso apresurado y al abrir la puerta solo puede ver un pasillo lleno de miles de puertas, no muy convencido de lo que hará, toma el impulso de comenzar a abrir puerta por puerta hasta encontrar la salida, y antes de que llegue a la más cercana, alguien sale de la oscuridad de tan largo pasillo.

No abras ninguna puerta- Habló con determinación el hombre que no conocía, tenía un porte imponente y su sola presencia lo hizo sentir paralizado. – ¿quién eres? Seguramente sabes qué es este lugar y cómo llegué aquí, ¿también sabes qué le ocurrió a mi cerebro? Dejó de funcionar bien tan pronto desperté.

El hombre no dijo nada al respecto, al contrario, caminó justo por dónde vino y cuando Damián dejó su esperanza por una respuesta, el hombre le llamó para que lo siguiera.

Caminaron un largo rato por el infinito pasillo, pronto se dio cuenta que se sentía como recorrer un laberinto, Damián podía notar que todo estaba lleno de puertas, todas con características distintas, ninguna repetía color ni apariencia, unas eran más alegres, otras más oscuras, desgastadas o pulcras, lo cierto es que ninguna seguía un patrón. Luego de un rato más, llegaron a lo que parecía ser un enorme salón, todo era de color blanco y al rededor no había más que dos sillones y una mesa.

Seguro estas muy confundido, pero debes saber que algo dentro de la vida que no recuerdas quebró tu centro de memorias, por eso terminaste aquí. – dijo con tanta simpleza que pareciera no es su primera vez dando esa clase de noticias. – ¿Algo roto? ¿Y cómo se supone que lo repare si no recuerdo nada? Saber mi nombre ya es ganancia.

Es por eso que estas aquí, un laberinto de memorias, cada una de estas puertas abren camino a un recuerdo de tu vida. No tenemos mucho tiempo, así que debemos explorar todas esas puertas hasta encontrar un suceso que te haga recordar que fue lo que pasó – El hombre sacó un gran libro, al abrirlo pudo ver una inmensa cantidad se fechas y nombres que suponía, debía conocer, y, sin embargo, ninguno se le hacía familiar. – ¿Y cómo sabré cuál es? A lo largo de la vida, estoy seguro que ocurren cosas que podrían quebrar tu curso, esto no tiene sentido.

– Sí que lo tiene, no por algo terminaste aquí hasta ahora. Va a ser muy fácil que sepas cuál es ese suceso que debes hacer diferente, a diferencia de otras malas experiencias que puedas encontrar en estas puertas, esta te hará recuperar por completo tus memorias, así podrás ir a remediar las cosas.

-Te oyes demasiado convencido, seguro que sabes que puerta es, anda, dime, mamá segura estará preocupada.

-Incluso si lo sé, el propósito de que estés aquí es que reconozcas lo que has hecho mal. Yo estoy aquí como tu guía y solo puedo ayudarte buscando las memorias que pienso te ayudarán, es tu deber encontrar la correcta.

– Estoy seguro de que todo es un mal entendido, pero no tengo remedio, vayamos a buscar esa memoria rota, cuando la encuentre le voy a poner un curita.

Damián vio como el hombre tocó un par de lugares dentro del libro y al poco tiempo aparecieron frente a una puerta de madera, esta tenía dibujos hechos con marcador y palabras mal escritas.

– La primera puerta, 13 de marzo de 1995, habitación de Madeleine Salazar. Es momento, entra.

Al entrar, se transportó a una recamara bastante linda, decorada con colores pasteles y mariposas, vio a un pequeño de unos 5 años que sin saberlo, era él mismo jugando con una niña, los dos bastante entretenidos, no entendía esta memoria, los niños no decían nada y solo estaban jugando, le pareció absurdo e iba a salir, pero se oyeron gritos lejanos del otro lado de la puerta, la abrió y se dio cuenta que no era más el laberinto, sino más bien un pasillo normal, a lo lejos vio a una mujer de cabello rizado, de unos 30 años, junto a él un hombre de más o menos la misma edad, veía y escuchaba como discutían sobre su divorcio, palabras más palabras menos, su yo pequeño iba a salir de la habitación, la niña, que suponía era Madeleine lo detuvo y al ver los ojos cristalinos del menor, lo abrazó.

Todo va a estar bien, no debes preocuparte, con o sin papá estaremos bien, viviremos felices- a modo de consuelo exclamaba la niña, pudo ver al pequeño tranquilizarse y repentinamente se le estrujó el corazón.

Sin necesidad de reflexionarlo mucho, sabía que todo esto seguramente le ocurrió a él, pronto pudo sentir como algo dentro de su memoria empezaba a verse de manera clara, era como si estuviera armando un rompecabezas y todo esto que veía le ayudaría a encontrar la respuesta.

Es entonces que recordó aquel día que su papá se fue, la inexplicable sensación de tristeza y alivio que su partida causó en él, pero había algo más, una mancha borrosa, sabía que se trataba de su madre, pero no lograba ver más allá. Pronto acabó el recuerdo y se encontró frente a la puerta nuevamente.

– Lo que hayas visto espero te haya aclarado algunas cosas, no te agobies si no es demasiado, es el comienzo, estoy seguro que la próxima memoria te abrirá más el camino a la respuesta. Sígueme

Salieron de ese pasillo al principal justo donde estaban antes, nuevamente vio al hombre buscar fechas y nombres. Trataba de conectar la poca información que tenía, si le habían mostrado esa memoria, estaba seguro que lo que había que arreglar tendría que ver con sus padres, pero no creía que sería tan sencillo como eso, debía haber más.

– Bien, próxima puerta, 17 de julio de 2003, casa de los Salazar. – Se transportaron a una puerta café, no tenía nada peculiar, solo una entrada común de una casa común que esperaba albergara una familia común.

Entró y lo primero que vio fue a un adolescente frente a una mujer, la misma de la visión anterior, está vez menos borrosa, arreglaba la corbata del joven, se notaba que iban a una graduación, suponía de él mismo. Vio a su hermana con el teléfono, una cara de enojo poseía su rostro, colgó el teléfono y pronto comenzó a hablar.

– Era papá, dice que no llegará – vio al joven entristecer y a su madre enrojecer de coraje, incluso el mismo se sintió mal. Nunca entendería como los padres pueden apartar a sus hijos como si fuera nada. – Si tu no hubieras causado tanto lío por su secretaria papá estaría aquí, es toda tu culpa mamá.

El Damián de 13 años jamás pudo entender que su mamá no fue la causante de que su padre se alejara y no apareciera para verlos, todo ese enojo se vio expulsado hacia su madre. Entonces pudo entenderlo, nunca dejó de culpar a su madre por lo que había pasado, pero tampoco tenía el valor de decirle algo a su padre, por lo que echo la culpa a quien más cerca tenía.

El recuerdo terminó con un joven huyendo a su habitación y una madre muy triste esperando poder arreglar las cosas con su hijo.

– Mira que esto me está agobiando demasiado, necesito que vayamos más rápido, llévame a un recuerdo más reciente a mi edad actual, creo que estoy listo para descifrar lo que ha pasado.

– No te desesperes, te llevaré a algunas memorias que creo necesario que veas y después te llevaré a donde quieras.

Como la vez anterior, llegaron al gran salón y siguieron viajando a diferentes puertas.

Durante toda la travesía, Damián había descubierto muchas cosas y, pronto pudo ver con más claridad que era lo que debía arreglar. La relación con su madre era la clave, luego de tantas memorias, pudo ver que su lazo se iba desmoronando poco a poco, todo a causa del nulo interés de su padre por fortalecer lazos con él. Entendió entonces que todo este tiempo creyó que había sido culpa de su madre, y por eso ahora había terminado así. Ya sabía a quién debía pedir perdón y cómo salir de aquí.

– Quiero que me lleves a la última pelea con mi madre, unos momentos antes, así podré evitar ese momento y hacerle saber que nada es su culpa.

– Bien, veo que te tomó menos de lo pensado hallar la respuesta. Hazlo bien esta vez, si vuelves a este lugar no podrás salir jamás de aquí, suerte.

Nuevamente vio al hombre buscar en el gran libro, pero esta vez fue diferente, no apareció frente a ninguna puerta y mucho menos estaba viendo la memoria en tercera persona. Era él mismo parte de ella, por lo que cuando vio a su madre con los ojos llenos de lágrimas sabía que era a causa de su yo del presente, no el de esa memoria ni los de todas las demás, era justo él, el que estaba parado frente a ella, él era el único que podría remediar todo.

Sin preguntar nada a su madre, pues ya sabía que todas las peleas eran por la misma causa, se apresuró a cambiar el rumbo de las cosas con esas palabras tan simples, que, si las hubiera dicho antes se habría ahorrado tantas peleas y también terminar en ese laberinto.

– Madre lo siento mucho, fui un tonto, no tienes la culpa de nada, que mi padre no haya querido saber de nosotros luego de su divorcio no es tu culpa. Perdón por entenderlo tan tarde y hacerte pasar por tanto sufrimiento, permíteme iniciar de nuevo, te amo mamá.

Su madre estupefacta por tan repentino cambio acepto sin dudarlo, pues no importaba que tan mal se sintiera por todo lo que había pasado con su hijo, ella estaba dispuesta a aceptarlo todo porque lo amaba, y eso no cambiaría nunca.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS