Los muchachos perdidos

Los muchachos perdidos

Luis Osvaldo

07/04/2017

Los muchachos perdidos

Tengo miedo de mi voz

y busco mi sombra en vano.

¿Será mía aquella sombra

sin cuerpo que va pasando?

¿Y mía la voz perdida

que va la calle incendiando?

Xavier Villaurrutia

La situación era esta: En Monterrey, cinco personas muertas por impacto de bala, entre ellas cuatro alumnos y una profesora. El asesino había sido un alumno que después de haberlos matado, se había suicidado.

Parecía que la realidad superaba una vez más a la ficción, ¿cómo era posible que pasaran ese tipo de cosas? cosas que solo habíamos visto que pasan en otro tipo de países. La guerra entre narcos, más la corrupción política desenfrenada parecía ahogarnos cada vez más y luego sucede esto.

Mientras leía las noticias, Xavier pensaba en Jessica, hacía tanto tiempo que se había ido a vivir a Monterrey, ¿que habrá sabido ella de la masacre?, ¿cómo le habrá caído ese tipo de noticias? Jessica había sido una de sus mejores amigas, sino es que la más y simplemente un día se dejaron de hablar, como si no hubiera pasado nada.

Después de diez años de no verse, ni hablarse, Jessica trabajaba como fotógrafa en un periódico local, mientras que Xavier era reportero de un periódico de la Ciudad de México que sobrevivía con las limosnas que le daba el gobierno y que tomaba el nombre de publicidad gubernamental.

Esa mañana de enero, Xavier se despertó muy temprano; la noticia de Monterrey le daba vueltas y no podía sacársela de la mente.

-¿Que harán los estúpidos del gobierno?-El caso se había viralizado debido a que el video del asesinato se filtró y se podía ver ya en las redes sociales.

Tanto el procurador de justicia, así como los mandos policíacos se habían pronunciado al respecto, pero eran las mismas estupideces de siempre. -Atraparemos al o a los que resulten responsables, no puede permitirse un caso así- y crearon un chivo expiatorio sobre el cual pudieran descargar todo el peso de la ley.

Sin embargo, ¿qué justicia podría haber para los alumnos muertos o, para la profesora que si no le hubieran disparado seria injustificadamente en quien recaería la responsabilidad? Ellos que culpa tenían de un alumno con problemas psicológicos y que descargó toda su rabia, todo su odio y veneno en ellos.

Los familiares de los muertos estaban pasmados, ¿contra quién van o a quien demandar?

Días después del episodio violento, Xavier recibió una llamada telefónica. Era Jessica, y desde el momento que supo que era ella, sabía lo que le pediría.

No hubo palabras de cortesía, ni saludos de amigos que no se han visto en largo tiempo, simplemente le dijo – quiero que me ayudes, el hijo de un amigo ha sido asesinado-

-Sí, he visto el seguimiento del caso, ¿hay algo más en lo que podamos abundar? preguntó Xavier-

-Sí, hay un grupo en facebook, que se dedica a incitar este tipo de violencia, se hace llamar Legión Boom, una mezcla de adolescentes malcriados que quieren ver el mundo arder.

-Y ellos ¿lo incitaron, lo obligaron o como fue el asunto?

-Aún no se, solo sabemos que esto tiene un vínculo muy fuerte y que lo que ellos nos digan será fundamental.

Mientras Jessica le seguía contando sobre dicha organización, Xavier entró a ver de qué se trata el grupo.

-Pero si tienen más de cien mil seguidores, ¿cómo podremos saber qué pasa?-dijo Xavier

-Creo que lo importante será saber sobre el administrador, él es una pieza fundamental.

Encontrar a una persona que cuenta con un perfil falso y que maneja un grupo de “haters”, para que a su vez nos diera información que pudiera ser relevante o tal vez falsa. Vaya misión la que se le presentaba.

En sus tiempos universitarios Jessica y Xavier habían creado, el club de la novela negra, que se dedicaba en un principio a discutir libros policíacos para después comenzar a resolver pequeños casos que desembocaron en un caso de corrupción y red de prostitución que destaparon al interior de una escuela pública.

Eso había sido diez años atrás, le habían dado ya la vuelta a la página y ahora cada quien vivía su vida de manera independiente. Los demás miembros del club también habían dado por terminado ese capítulo de su vida.

II

El lunes por la mañana, después de salir de su trabajo, Xavier decidió sumergirse en internet, envió una invitación al grupo, sin embargo sabía que por el momento no aceptarían su petición, después decidió entrar con un perfil alternativo, uno que había creado hace ya tiempo, cuando era universitario y que solo lo utilizaba para navegar de incógnito.

Cuando entro, vio que tenía dos conocidos que formaban parte del grupo, Israel Palmer y Cesar Ávila; tendría que ponerse en contacto con ellos.

Les escribió, aunque sabía que no dirían nada. Después se puso en contacto con Jessica – ¿Qué hay de nuevo?- dijo

-La policía virtual está rastreando a los de la legión, pero así como son de imbéciles no creo que logren nada; por otra parte, como puedes ver en las noticias, el padre es cazador, tiene permiso para portar armas, así que la pistola que usó el niño es legal. Lo que habría que ver es el club de caza que frecuenta el padre y quienes son los vendedores de armas-

Si ya era fácil hacerse de un arma, después de la “operación rápido y furioso” implementada por el gobierno estadounidense, las cosas se volvieron aún más fáciles, más de dos mil armas habían sido vendidas a cualquiera, sin pedir identificación ni nada. Hasta un niño pudo haber comprado un arma sin necesidad de la deepweb.

El plan para la captura de los verdaderos culpables era el siguiente: Jessica indagaría sobre el padre, el club de caza y quien había proporcionado el arma para tal cometido. Xavier, por su parte buscaría información sobre la Legión, los conocidos que tenía e investigaría en los perfiles de los alumnos en Facebook, para ver si había algo importante.

III

Dos días después, recibió el correo de Israel

Que pedo we, te sugiero que no te metas en pedos ajenos, por acá todo bien, solo mantén la distancia.

Esa misma tarde, recibió el correo de César que decía cosas casi iguales, pero en el mensaje de este último notaba algo raro, su mensaje era tan monótono y formal que parecía que alguien más lo había escrito por él.

Ese día, Xavier decidió hacerle una visita a Israel, sabía que vivía por el rumbo de Los Indios Verdes, alguna vez había ido a su casa en un tarde de borrachera. Viajar en carro era un suicidio y más si se iba a tomar esos rumbos, así que decidió tomar el metro; llego a eso de las cinco de la tarde. La casa de Israel era una casa sencilla ubicada a unas cuadras del metro, casa de dos pisos y con entrada para estacionamiento. Cuando toco el timbre, su madre salió a recibirle, una señora de unos cincuenta años y muy alegre. Si no conocía a Xavier del todo, al menos lo ubicaba.

-Buenas tardes mijo ¿qué milagro?-dijo la señora

-Buenas señora, disculpe vine a ver a Israel, ¿está en casa?-

-No, ese ya ni se aparece por acá, tiene ya unos cuatro años que se fue pa’l centro-

-¿Y eso? Si aquí estaba bien, ¿sabe con quién se fue?-

-Son chavos que no creo que conozcas, ya no eran de la superior, son unos chavos que se la pasan todo el día en la computadora, al principio cuando Israel se empezó a involucrar con ellos no salía en días de su cuarto, ni para comer. Después cuando ya lo habían corrido de su trabajo y que se encerró ahí, le dije que aquí no iba a estar de mantenido, que si no trabajaba y no le entraba con el gasto se tenía que ir. Pero yo se lo dije para que recapacitara, pues que tanto tiene que estar haciendo frente a una computadora; pero no tardó ni una semana de que le dije cuando ya tenía sus cosas listas para irse.

-No pues, que le digo, no tenía ni idea de eso- le comentó Xavier

De pronto se le acercó como queriendo que nadie más escuchara lo que diría.

-Israel se fue solo con unos tres o cuatro, pero son un grupo enorme, no sabría decirte cuantos, se reúnen un sábado cada mes en el pentagrama.

-Y eso ¿es un bar, una cantina o club? Preguntó Xavier

-No lo sé, lo vi un día que entré a buscar un estuche al cuarto de Israel, cuando me vio en su cuarto se puso histérico y me preguntaba que, ¿qué había visto? Y para no meterme en más líos le dije que nada-

Siguieron platicando un rato más, la dirección de Israel tampoco la tenía, lo único que sabía es que era cerca de la Arena México, por Balderas.

IV

Xavier intento comunicarse con Jessica

-¿Por qué no contesta?- dijo

Tenía ya dos días que no se habían comunicado y quería saber si había algo, pero no contestaba. Debía seguir solo, sabía que se comunicaría después, tal vez estaba en algo.

Ese viernes por la noche salió a buscar la casa de Israel, camino hacia la arena, ese día había función de lucha libre y la gente abarrotaba el lugar. Decidió deambular un rato, ver si encontraba algo o reconocía a alguien, pero todo fue en vano, casi a media noche decidió regresar. Llegando a casa nuevamente marco a Jessica y esta seguía sin contestar. ¿Qué pasara? ¿Habrá encontrado algo?- se preguntaba Xavier.

Al otro día, por la mañana, vio que tenía un mensaje de Jessica – Por fin, pero al abrirlo:

“Promedia este número, tanta astucia genera rabia, ahora mismo acabo cansada, agotada. Lee lento, este riesgo es grande, ilusión nunca acaba. 4516”

Mientras reflexionaba sonó su teléfono, se escuchaba una voz completamente desconocida, gruesa y escabrosa: -mantente alejado, aún es tiempo de abortar el asunto, después te será tan tarde que no querrás habernos conocido. Después de dar el mensaje sonó el tono intermitente de teléfono ocupado.

Mantente alejado, era lo mismo que le había dicho Israel, había utilizado las mismas palabras, parecía que ya había gente que no quería que husmeara en sus asuntos.

Ese día en la noche salió nuevamente a los alrededores de la arena México; después de caminar un rato por las calles donde era posible poder encontrar a Israel y no hacerlo, opto por ir a la cantina «la hija de los Apaches» un bar que acostumbraba en sus tiempos de estudiante.

Pidió una cerveza, el lugar estaba repleto, la música ambientaba el lugar; se acercó a algunos grupos para ver si reconocía entre uno de ellos a Israel, después de algún rato y algunas cervezas se hizo amigo de un grupo de jóvenes. Cuando ya se sentía en confianza soltó el nombre del pentagrama, lo dijo en voz alta como esperando que alguien lo reconociera y lo dijo tan alto que los grupos que se encontraban cerca de él también lo pudieron escuchar.

Cuando soltó el nombre se escuchó un silencio, varias miradas lo habían captado, para después regresar a sus pláticas y no volver a prestarle atención. Decidió salir, fumar un cigarro mientras esperaba a algunos sospechosos que se habían girado hacia él. Encendió su cigarro, mientras pensaba en lo que Jessica le pedía que descifrara, de repente una mujer salió del bar, era una mujer de unos treinta años, morena, delgada, con unos rizos largos y rostro sumamente serio.

-¿Que buscas en el pentagrama? -pregunto

-Tengo algunos amigos que me han pedido ir, pero he perdido la dirección- contesto Xavier.

La mujer lo tomo del brazo, le giro el cuerpo y lo derribo mientras le hacía una llave, todo esto en cuestión de segundos.

-No estoy para tonterías, ¿qué quieres del pentagrama? -dijo ella.

–una amiga está ahí, al parecer la tienen secuestrada y quiero rescatarla- dijo Xavier

– Mira puto, te puedo tronar aquí mismo, pero necesito a alguien con quien entrar y creo que tú puedes ayudarme- mientras decía esto lo iba soltando.

-Y ¿por qué he de ayudarte? ¿Me ves cara de caridad o qué?

-Porque yo puedo decirte donde esta si tú me ayudas a entrar- comento ella

-Creo que podremos llegar a un acuerdo, yo soy Xavier y ¿tú eres?

-Paulina.

La cita era a las ocho en la librería del sanborns de los azulejos. Esa tarde Xavier intento contactar con Jessica, pero nada, Xavier sabía que algo terrible ya había pasado con ella y tendría que seguir solo. El acertijo que le había dejado le tendría que dar alguna respuesta, así que comenzó nuevamente a examinarlo.

Algunas horas después lo encontró, el acertijo estaba en las primeras y últimas letras de cada palabra, el mensaje por fin había sido descifrado o al menos eso creía.

Cuando encontró a Paulina, vio en ella a una mujer completamente atractiva, que a ningún hombre pasaba desapercibida. Caminaron con rumbo a Tepito, tomaron donceles y doblaron a espaldas de la catedral, llegaron a un edificio viejo en el que se notaba que había una gran fiesta en alguno de los pisos superiores. En la entrada había varios sujetos con cara de malandros, se formaron en la fila para poder entrar. Cuando llegaron el frente se dieron cuenta que no pedían dinero por entrar sino que se les solicitaba una contraseña.

-¿Cuál es la clave? – dijo uno de los sujetos que tenía cara de reptil

Xavier y Paulina se quedaron mirando, como preguntándose entre ellos

-Tu puta madre-respondió Xavier, a lo que le respondieron dos de los gorilas con golpes en el estómago y en la cara.

-No, solo bromeaba, aquí tengo la contraseña- y saco de su chamarra el papel con la clave descifrada que le había enviado Jessica.

Los sujetos al ver la contraseña platicaron un momento entre ellos, entre cuchicheos y a regañadientes decidieron dejarlos entrar.

-¡Te vamos a estar vigilando puto!-añadió uno de los gorilas

Al entrar había un enorme altar a la Santa Muerte, del que pendían billetes de todas denominaciones y de gran variedad de países. Mas al fondo se escuchaba un concierto de música balcánica, la cerveza y demás bebidas eran gratuitas, la coca, marihuana, el crack, metanfetaminas y demás drogas se ganaban por concurso, aunque estos eran por demás fáciles. Se dieron cuenta que había un grupo de seguridad que estaba al tanto de todo. Ahí, en el pentagrama se reunía le dichosa legión, aquella que había aportado el arma para matar a aquellos estudiantes en Monterrey y que ahora festejaban a la muerte.

-Tu que buscas por aquí- pregunto Xavier

-Vengo a ajustar cuentas con un cabrón que ha matado a mi hermanito- respondió Paulina

-¿Alguno de tus hermanos era de los niños de Monterrey? Pregunto Xavier

-No, ese caso es reciente, yo les vengo pisando los talones desde hace dos años, cuando sacrificaron a mi hermano- al decir esto las lágrimas casi salían de su rostro duro e impasible

-No te preocupes, yo estoy aquí por algo parecido, aunque siendo sinceros creo que no podremos hacer mucho.

De repente cesó la música, un hombre se acercó al micrófono de la banda que tocaba y comenzó un discurso, su voz era ronca y potente.

-¡Hola hermanos!- dijo, a lo que le siguió una oleada de aplausos y gritos de entre el publico

-¡Hemos venido a festejar a nuestro hermano caído en combate, pero que nos ha dado gloria- Nuevamente se escuchó el rugir de los asistentes.

-¡Viva Federico! ¡Viva nuestro hermano! viva la legión!- agrego el líder

-! El día de hoy festejaremos a nuestro hermano con un regalo a la muerte!

De pronto sacaron a una joven desnuda y con la cabeza cubierta por una máscara de demonio,

Los asistentes ya transformados por la droga y el alcohol comenzaron al unísono a gritar.

-¡MATALA!, ¡MATALA!, ¡MATALA!

Y el líder del cual se pudo enterar Xavier que le decían «Sargento X», comenzó a decapitar a la joven, entre miradas de éxtasis, fascinación y delirio.

La sorpresa e incredulidad se apoderaron de Xavier y Paulina; cuando le cortaron la cabeza a la muchacha la sangre brotó sobre el sargento x, quien extasiado pregunto a la multitud.

-¿Quieren conocerla?-

A lo que todo mundo respondió -SIIIIIIIIII-

Y de la máscara saco la cabeza de la joven, la cabeza de una mujer inocente que había caído en garras de este grupo de imbéciles. Era la cabeza de Jessica.

V

-Mi nombre es Xavier, Xavier Villaurrutia, como el poeta, lo bueno de todo esto, es que como casi nadie lee, no tengo que andar dando explicaciones. Pareciera que el nombre me marco y se impregno en mi hasta hacerme caer en la locura y las consecuencias han sido terribles.

Aquí estoy, atado a una camilla, desde donde veo pasar los días, a veces quisiera creer que podría salir y continuar con mi vida normal, pero el pasado me detiene y me recuerda el rostro del supremo, ese maldito rostro que ha dejado pesadillas en mí, pesadillas que han trastornado mi mente.

Mi vida quedo marcada desde el momento que entre al pentagrama, baluarte central de la legión, en aquel momento sabia de lo difícil que sería salir de ahí con vida, pero tenía otro objetivo, saber si habían capturado a Jessica, ella sabía la clave para entrar, entonces ya tendría que estar ahí. Cuando el Sargento X comenzó su acto de decapitación que termino en el sacrificio de Jessica, sentí como mi cuerpo se convulsionaba de rabia y dolor, no era posible lo que veía, mi mejor amiga asesinada por estos beodos. Cuando el sargento X, levanto la cabeza en señal de triunfo se escuchó un aullido generalizado, Paulina y yo nos quedamos viendo, ella reprimiendo el miedo y yo la rabia. De pronto, un mensaje llego a mi celular:

Te advertí que no vinieras, eres hombre muerto, si quieres salir de aquí, camina hasta la última sala y encuéntrame en donde detrás de la escalera.

Tome a Paulina de la mano y corrimos hacia el punto, pero ya era demasiado tarde; el cuerpo de seguridad ya nos rodeaba y estaban dispuestos a aniquilarnos. De pronto Paulina saco una pistola, quien sabe de dónde rayos, y asesto un balazo en la cabeza al guardia que se acercaba velozmente a nosotros. El cuerpo quedó tendido y la cabeza quedo completamente abierta. Una alarma tipo ambulancia comenzó a sonar, los demás guardias no se acercaban a nosotros pero nos seguían vigilando, los refuerzos estaban llegando y pronto nos acorralarían. Salimos corriendo de esa sala y llegamos al borde de la escalera, ahí nos esperaba Israel, quien al vernos se lanzó hacia mí con cuchillo en mano. Esquive su lance e inmediatamente lo voltee quedando tirado y con la boca hacia el suelo, lo desarme, mientras que Paulina le pateaba la cabeza.

-¿Por qué me quieres matar? Pregunté

-Ya suéltame, si yo te mataba podría conocer al supremo- contesto gritando de dolor

-¿Ustedes planearon lo que ocurrió en Monterrey? Pregunte

-Sí, ya suéltame, ¡¡¡HERMANOOOS, AUXILIO!!!-Grito nuevamente

-¿Por qué lo hacen? ¿Quién está detrás de todo esto?-Pregunte mientras enterraba de a poquito el cuchillo en un costado de su espalda.

-AAAAAAAAAAAAH- decía mientras se lamentaba.

-Todo es un sacrificio para el supremo, es el que controla todo, es el amo y señor de todo- dijo

¿Y quién es ese wey?- pregunte

-Ya lo conocerás tú mismo, lo único que te digo es que yo fui quien capturo a Jessica, y sabes que, LA VIOLE, LA VIOLAMOS TODOS, JAJAJAJA, esa imbécil nunca creyó que aquí serían sus últimos días JAJAJAJA-decía esto como aullando, como gritando de placer y locura.

El odio y la rabia acumulados hicieron que enterrara profundamente el cuchillo hasta dejar sin vida a Israel, mientras lo hacía, pensaba en las palabras de su madre. “En qué momento se desvió mi hijo y se fue con esos muchachos perdidos en la vida que nadie sabe que buscan o que quieren.

De pronto, comenzaron a rodearnos los guardias y apareció ante nosotros el supremo. Si no lo hubiera visto con mis propios ojos podrían decir que invento, pero era un hombre de la mitad hacia arriba y la otra era mitad animal, mitad cabra, su rostro era humano pero iba sufriendo una transformación diabólica y horrorosa, de su frente comenzaron a brotar cuernos, sus ojos eran completamente oscuros y su mirada parecía que desprendía todo el odio acumulado a través de los siglos y me hizo caer en un vacío profundo, tan profundo que por un momento me extravié.

Y Paulina a través de ciertas palabras pronunciadas en voz baja y detrás de mi cabeza logro sacarme de ese trance maldito; mientras que el demonio comenzaba una especie de ritual.

Paulina vació su pistola, pero las balas nada hicieron; quisimos escapar pero los guardias nos cerraron el paso, no podía ver nuevamente a los ojos a aquel ser infernal, comencé a sentir un miedo atroz, Paulina me tomaba con fuerza de la mano, de pronto los guardias la tomaron sin que yo pudiera hacer algo.

-HIJOS MIOS, LA SANGRE DE ESTA MUJER NOS PERTENECE- dijo el supremo

Paulina saco de una de sus bolsas un cuchillo de plata y me lo lanzo, sabía que no tendría otra oportunidad así que tome el cuchillo y me fui directo contra el supremo, soporte nuevamente su mirada oscura y mórbida, mientras los guardias disparaban contra mí y con el último aliento logre enterrar el cuchillo en el pecho de aquel infeliz.

El sargento X que durante todo este trajín se mantuvo como mero espectador tomo a Paulina y comenzó a golpearla sin que tuviera oportunidad alguna de defenderse y después la mitad de los guardias la pateaban y golpeaban sin cesar mientras la otra mitad me torturaba.

En ese momento perdí la razón, si hubiera muerto en el acto seria lo más heroico que podría haber hecho. Paulina sucumbió ante tal tortura y desde antes que me desmayara veía que ya no había vida en sus ojos.

Cuando desperté supe que un grupo policial había entrado, del supremo no encontraron nada, lo que me hace suponer que sigue vivo y si es casi estoy seguro que me buscara más adelante. En la redada atraparon a más de cincuenta jóvenes provenientes de familias adineradas, los cuales no duraran ni medio año en prisión.

¿En qué momento la sociedad se ha descompuesto a tal grado de ser la caricatura malvada y putrefacta que es ahora? Aquellos muchachos de la legión Bloom les podemos poner “Los porkis”, “Los centinelas” “Legión Holk” y siguen siendo los mismos mirreyes con falta de valores, jóvenes que tuvieron todo y no valoran nada. Aquellos muchachos perdidos de una generación que probablemente nos llevara al fin del mundo.

Y aquí estoy, atado a una camilla sin poder caminar, viendo pasar mi sombra por las noches y escuchando mi voz, tan parecida a la del supremo, sé que hay vida después de la muerte, lo he visto, a través del supremo vi cosas impronunciables. Espero ese día para ver si logro encontrar en la otra vida a Jessica y a Paulina.

Luis Osvaldo

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