
Mi madre siempre me decía que existían dos tipos de hijos: Los prósperos y los que eran como yo, nunca me explico cuáles eran el tipo de hijos iguales a mí, pero siempre me decía que los hijos prósperos eran los que traían el sustento a su casa, aquellos que trabajaban en una oficina, estaban bien vestidos, siempre olían rico, le llevaban los mejores regalos a su madre, le hacían el mercado, pagaban los servicios de la casa de su madre y siempre tenían presente el cumpleaños del ser que les dio a luz, que nunca iban con un chocolate si no que iban con joyas, carros, y algún otro tipo de regalo caro.
Tenía 12 años cuando mi madre me dijo estas palabras, recuerdo que sus palabras no llevaban algún tono de dulzura, si no que tenían un tono amargo con cierto toque de interés y repudio al mismo tiempo, aunque sus palabras fueron incomodas no les presté atención en ese momento, solo me dije así misma: ¡No pienses estupideces es tu madre y te ama!, pero mis pensamientos cambiaban y la tristeza me invadía cuando mi hermana de 24 años llegaba a casa en su automóvil caro, con un traje de diseñador puesto y un perfume que olía hasta mi cuarto, y es que mi madre siempre la recibía en la puerta de la casa, le decía que la amaba cada 2 minutos, pero eso sí; a cada rato miraba el auto de mi hermana o sus manos para ver que le había traído a regalar esta vez, debo confesar que ese momento fue tan incomodo y me hizo sentir como si mi hermana fuera mi rival, mi contraria, mi enemiga, aunque me repetía mentalmente así misma a cada rato que mi madre me amaba, que mi madre estaba orgullosa de mi por el solo hecho de ser su hija, estas palabras se desvanecían cuando enfrentaba la realidad y dejaba de crear ilusiones vanas en mi mente.
Cuando mi hermana se marchaba yo que me encerraba en mi cuarto y lo primero que hacía era mirarme al espejo y al ver mi aspecto físico y mi condición pensé que no era nada igual a mi hermana, desde niña siempre he sido más limpia, más ordenada que mi hermana, aunque ella era sumamente inteligente nunca le ayudaba a mi madre con los oficios de la casa, siempre gana premios, medallas, reconocimientos, viajes a otros países y mi madre siempre sonreía cuando le decían que tenia que viajar junto con mi hermana, ella siempre sonreía.
A veces limpiaba mi cuarto, el de mi hermana y el de mi madre para ver si así sonreía y sentía que estaba orgullosa de mí, pero era inútil siempre me decía de una manera muy simple: está bien el cuarto y luego se marchaba. Era extraño porque nunca odie, ni ame a mi hermana era un sentimiento neutro, nunca me enojaba si ella no limpiaba su cuarto, si dejaba sus zapatos en la sala o si estaba todo el día en el televisor, yo solo hacia todo por ella tratando de buscar la aprobación de mi madre, ignoraba a mi hermana y me desgastaba físicamente esperando un simple gesto de amor por parte de mi madre, pero llegaron los 21 años y para mi todo era igual, aunque mi hermana tenia carros de lujo tan solo a sus 24 años ya tenía empresas y apartamentos, pues yo no tenía ni siquiera una bicicleta, si iba a la universidad pero apenas estaba en el 4 semestre por que mi madre enfermo por un tiempo, padeció cáncer y para mi era imposible alejarme de ella, yo la cuidaba y aunque mi hermana me insistía en pagar una enfermera, yo le suplicaba que me dejara cuidar de mi madre, gracias a Dios ese caos termino y mi madre logro vencer el cáncer, aunque nunca me dio las gracias, nunca me miraba a los ojos cuando la iba a bañar, pero yo me sentía feliz con solo estar a su lado.
Y así me la pasaba, en el día hacia los oficios del hogar, iba a la universidad, en las noches me miraba al espejo y solo me preguntaba: ¿Cuáles son los hijos como yo?, después de pensar tanto en esto, me golpeaba así misma, llena de rabia y frustración a veces arrancaba el cabello con mis manos y luego me ponía a llorar por horas, y así me la pasaba, sin vida social, no me importaban los amigos, el noviazgo, solo me importaba mi madre.
En el año 2020, poco antes de la pandemia se mudo al lado de mi casa una pareja de esposos con 3 hijos: El mayor quien se llamaba Juan de 25 años, el del medio llamado salvador de 23 años y Carlitos de 9 años, escuche que el hijo mayor de la pareja de esposos era un reconocido Doctor, dueño de varias empresas de salud pero su vida cambio cuando su personal médico cometieron algunos errores y su hospital fue demandado y lo cerraron, termino en depresión y luego sus padres lo llevaron a vivir con ellos, aunque no preste atención a los rumores me parecía un poco extraño que Juan siempre estaba encerrado, miraba por mi ventaba y casi nunca lo veía salir, en cambio, Salvador vivía con sus padres solo por apego, no era capaz de irse, lo sé porque empecé a tomar clases virtuales ya que estábamos en pandemia y me sorprendió que el nuevo profesor era mi vecino de tan solo 23 años, al presentarse nos dijo que aunque su sueldo era bueno y podía independizarse prefería vivir con sus padres, que no quería separarse del calor maternal y paternal, mientras mi nuevo profesor hablaba yo solo pensaba: ¡Hijo prósperos!, pero me quedaba con la dudad si Juan era un hijo prospero o no.
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