La deshumanización y explotación infantil como reflejo de la pobreza
Autor: Marín Torres, Camila
Méndez Barrientos, Flinders
Yupanqui Vargas, Raphael
Los gallinazos sin plumas, cuento emblemático del autor peruano Julio Ramón Ribeyro, retrata con crudeza la miseria y la explotación infantil en los márgenes de una sociedad indiferente. Con un estilo realista y cargado de simbolismo, el autor denuncia la deshumanización provocada por la pobreza y el abandono, revelando una realidad tan descarnada como vigente. En ese sentido, se hace necesario profundizar en la lectura de la mencionada obra para analizar las diversas situaciones en que se evidencia dichos maltratos, aclarando que rechazamos todo tipo de explotación infantil que se pueda desarrollar en las familias de condición humilde y en las diferentes clases sociales. A continuación, presentamos los diferentes fragmentos para que juntos tomemos conciencia de esta triste realidad que debe ser transformada con la ayuda de todos.
Al iniciar el presente comentario crítico, nos hacemos la siguiente pregunta reflexiva: ¿por qué las personas adultas abusan de los niños para obtener algún beneficio a cambio?
Veamos lo que nos narra el siguiente fragmento:
¡Ustedes son basura, nada más que basura!
¡Unos pobres gallinazos sin plumas! Ya verán cómo les saco ventaja.
El viejo los miraba con desprecio, su expresión desprovista de cualquier vestigio
de afecto, tratando a los niños como herramientas para su beneficio personal,
reduciéndolos a meros objetos sin valor humano. (Ribeyro, 1955, p.6)
Aquí se puede evidenciar una intención clara de utilizar a los niños para su propio beneficio, con una actitud profundamente despectiva llamándolos «basura», lo cual lo menosprecian y le hacen sentir inferiores, no dándoles el lugar que le corresponde. Definitivamente, es una acción deplorable que no debemos de permitir más aún cuando se trata de infantes que tienen todo el respaldo legal para hacer valer sus derechos.
En segundo lugar, el presente comentario crítico, nos hacemos la siguiente pregunta reflexiva: ¿Qué efecto puede tener en un niño crecer bajo constantes críticas y descalificaciones por parte de los adultos? Veamos lo que nos narra el siguiente fragmento:
Husmeaba entre las latas y si la provisión estaba buena hacía siempre el mismo comentario: -Pascual tendrá banquete hoy día.
Pero la mayoría de las veces estallaba:
– ¡Idiotas! ¿Qué han hecho hoy día? ¡Se han puesto a jugar seguramente! ¡Pascual se morirá de hambre! (Ribeyro, 1955, p.2)
Como podemos observar en el fragmento muestra a un adulto que responde con enojo y humillación ante una situación que no cumple sus expectativas. Expresiones como “¡Idiotas!” reflejan una falta de empatía que desvaloriza a los niños. Cuando un niño es constantemente criticado, comienza a dudar de su valor, pierde la confianza en sí mismo y puede crecer con miedo al error. Tenemos que romper con este ciclo de maltratos a los menores de edad, exigiendo educación emocional y una transformación cultural que valore el respeto como base de toda relación humana, especialmente con los más pequeños.
En tercer lugar, el presente comentario crítico, nos hacemos la siguiente pregunta reflexiva: ¿De qué manera podemos aprender a reconocer y manejar nuestras propias emociones de estrés y miedo para evitar que afecten negativamente a nuestros familiares? Veamos lo que nos narra el siguiente fragmento:
La última noche de luna llena nadie pudo dormir. Pascual lanzaba verdaderos rugidos. Enrique había oído decir que los cerdos, cuando tenían hambre, se volvían locos como los hombres. El abuelo permaneció en vela, sin apagar siquiera el farol. Esta vez no salió al corralón ni maldijo entre dientes. Hundido en su colchón miraba fijamente la puerta. Parecía amasar dentro de sí una cólera muy vieja, jugar con ella, aprestarse a dispararla. Cuando el cielo comenzó a desteñirse sobre las lomas, abrió la boca, mantuvo su oscura oquedad vuelta hacia sus nietos y lanzó un rugido:
¡Arriba, arriba, arriba! -los golpes comenzaron a llover-. ¡A levantarse haraganes! (Ribeyro, 1955, p.6)
El miedo y la desesperación de don Santos por alimentar a Pascual reflejan una preocupación profunda. Esta tensión acumulada puede llevar a que don Santos descargue su desesperación en quienes están a su alrededor, en este caso, sus nietos. Sin embargo, las reacciones violentas dañan el vínculo familiar y generan miedo en los niños, afectando su bienestar emocional y su confianza en los adultos que deberían protegerlos. Para romper este círculo, es necesario encontrar formas más saludables de manejar el estrés y que la familia en conjunto busque apoyo para enfrentar las dificultades sin recurrir a la violencia.
En cuarto lugar, el presente comentario crítico, nos hacemos la siguiente pregunta reflexiva: ¿Cómo afecta el trato cruel y la falta de empatía hacia los niños cuando están vulnerables, y qué impacto puede tener en su desarrollo emocional y físico? Veamos lo que nos narra el siguiente fragmento:
Efraín salió a la calle con su lata, apoyado en el hombro de su hermano. Media hora después regresaron con los cubos casi vacíos. – ¡No podía más! -dijo Enrique al abuelo-. Efraín está medio cojo. Don Santos observó a sus dos nietos como si meditara una sentencia. -Bien, bien -dijo rascándose la barba rala y cogiendo a Efraín del pescuezo lo arreó hacia el cuarto-. ¡Los enfermos a la cama! ¡A podrirse sobre el colchón! Y tú harás la tarea de tu hermano. ¡Vete ahora mismo al muladar! (Ribeyro, 1955, p.4)
El trato cruel y la falta de empatía hacia los niños cuando están vulnerables pueden causar daños profundos en su bienestar emocional y físico. En el fragmento, don Santos no solo castiga a Efraín por estar enfermo, sino que lo obliga a aislarse y exige que su hermano asuma sus responsabilidades, sin considerar las limitaciones y necesidades reales de ambos niños. Esta actitud puede generar sentimientos de rechazo, tristeza y desvalorización en los niños, además de aumentar su sufrimiento físico. Cuando los adultos no muestran comprensión, los niños pueden desarrollar baja autoestima, miedo y desconfianza.
En quinto lugar, el presente comentario crítico, nos hacemos la siguiente pregunta reflexiva: ¿Cómo puede la obsesión por un objetivo, como alimentar a Pascual, hacer que se pierda de vista el bienestar y las necesidades de las personas que están alrededor? Veamos lo que nos narra el siguiente fragmento:
Dentro de veinte o treinta días vendré por acá -decía el hombre-. Para esa fecha creo que podrá estar a punto.
Cuando partió, don Santos echaba fuego por los ojos.
– ¡A trabajar! ¡A trabajar! ¡De ahora en adelante habrá que aumentar la ración de Pascual! El negocio anda sobre rieles. (Ribeyro, 1955, p.3)
La obsesión por un objetivo, como alimentar a Pascual, puede hacer que se ignore las necesidades emocionales, físicas y afectivas de las personas cercanas. En el fragmento, don Santos está tan concentrado en el negocio y en asegurar la alimentación del cerdo que su mirada se vuelve dura y exigente, probablemente sin considerar el cansancio, la salud o los sentimientos de sus nietos. Cuando el bienestar humano se somete a una meta material, se corre el riesgo de afectar la calidad de vida y las relaciones familiares. Por eso, es fundamental encontrar un equilibrio que permita cuidar de los proyectos sin sacrificar la dignidad y el cuidado hacia quienes más queremos.
En sexto lugar el presente comentario crítico, nos hacemos la siguiente pregunta reflexiva: ¿De qué manera la presión por cumplir con responsabilidades puede afectar la salud física y emocional de las personas, y qué estrategias podrían implementarse para equilibrar estas demandas? Veamos lo que nos narra el siguiente fragmento:
A la mañana siguiente Enrique amaneció resfriado. El viejo, que lo sintió estornudar en la madrugada, no dijo nada. En el fondo, sin embargo, presentía una catástrofe. Si Enrique enfermaba, ¿quién se ocuparía de Pascual? La voracidad del cerdo crecía con su gordura. Gruñía por las tardes con el hocico enterrado en el fango. Del corralón de Nemesio, que vivía a una cuadra, se habían venido a quejar. (Ribeyro, 1955, p.5)
La presión por cumplir con responsabilidades puede generar un estrés constante que afecta tanto la salud física como emocional de las personas. En el fragmento, Enrique se enferma, pero la preocupación principal del adulto es cómo afectará eso al cuidado de Pascual, dejando en segundo plano el bienestar del niño. Este tipo de situaciones pueden llevar a la fatiga, ansiedad y enfermedades, ya que las personas se sienten obligadas a priorizar el trabajo sobre su salud. Para equilibrar estas demandas, es fundamental implementar estrategias como la organización del tiempo, la distribución justa de responsabilidades, la búsqueda de apoyo comunitario. Reconocer que el bienestar personal es la base para poder cumplir con cualquier responsabilidad es clave para evitar el desgaste emocional y físico.
En séptimo lugar el presente comentario crítico, nos hacemos la siguiente pregunta reflexiva: ¿Qué efecto tiene el miedo en los niños cuando la violencia proviene de alguien que debería protegerlos, y cómo puede afectar esto su desarrollo emocional y su sentido de justicia? Veamos lo que nos narra el siguiente fragmento:
Efraín se echó a llorar, Enrique se levantó, aplastándose contra la pared. Los ojos del abuelo parecían fascinarlo hasta volverlo insensible a los golpes. Veía la vara alzarse y abatirse sobre su cabeza como si fuera una vara de cartón. Al fin pudo reaccionar. – ¡A Efraín no! ¡Él no tiene la culpa! ¡Déjame a mí solo, yo saldré, yo iré al muladar! El abuelo se contuvo jadeante. Tardó mucho en recuperar el aliento. (Ribeyro, 1955, p.7)
Cuando la violencia proviene de alguien que debería brindar protección, como un abuelo, el miedo en los niños se intensifica y se vuelve más complejo. No se trata sólo del temor al dolor físico, sino de la confusión emocional que genera ver al cuidador como agresor. En el fragmento, “Enrique reacciona con una mezcla de shock y sumisión ante la violencia del abuelo, y solo logra actuar cuando su hermano menor está en peligro”. Esto revela cómo el miedo puede paralizar, pero también cómo, a pesar de todo, los lazos afectivos entre los hermanos despiertan un sentido de protección mutua. Este tipo de experiencias puede afectar profundamente el desarrollo emocional de los niños, generando traumas, baja autoestima y un sentido distorsionado de la justicia, donde el castigo se normaliza y el afecto se mezcla con el sufrimiento.
Por último, el presente comentario crítico, asimismo nos preguntamos: ¿Qué revela este momento sobre la necesidad de los niños de encontrar consuelo y explicaciones en los adultos, incluso en medio del dolor y la violencia? Veamos lo que nos narra el siguiente fragmento.
– ¡No! -gritó Enrique tapándose los ojos-. ¡No, no! -y a través de las lágrimas buscó la mirada del abuelo. Este la rehuyó, girando torpemente sobre su pierna de palo. Enrique comenzó a danzar en torno suyo, prendiéndose de su camisa, gritando, pataleando, tratando de mirar sus ojos, de encontrar una respuesta. (Ribeyro, 1955, p.8)
Este momento revela con crudeza la profunda necesidad emocional que tienen los niños de encontrar consuelo y respuestas en los adultos, especialmente en situaciones dolorosas. Ante el impacto de ver a Pascual devorando a su perro Pedro, Enrique no solo experimenta horror, sino también una desesperada búsqueda de sentido. Sin embargo, el silencio y la evasión del abuelo, que rehúye la mirada del niño, representan una ausencia emocional devastadora. Cuando el adulto no ofrece respuestas, el niño queda solo con su dolor y su confusión, lo que puede causar un daño emocional duradero. Esto demuestra que el papel del adulto no es solo el de autoridad. Los niños necesitan saber que no están solos ante el sufrimiento, y que sus emociones son vistas.
A manera de conclusión esta obra muestra cómo la pobreza puede llevar a las personas a actuar con crueldad, incluso con sus propios familiares. Esto nos hace pensar en cómo viven muchas personas en situaciones difíciles y nos deja varias incertidumbres, ¿hasta dónde puede llegar alguien por necesidad? ¿Y qué se puede hacer para romper con tanta injusticia? Todos estamos invitados a que estas acciones desagradables no se repitan, más aún cuando se trata de niños que son los más vulnerables de nuestra sociedad actual, puesto que ellos merecen tener una infancia saludable y con todos sus derechos que los asisten. Hacemos un llamado a las autoridades y las instituciones involucradas para que velen por el bienestar de los infantes y del público en general. ¡¡¡Todos unidos por nuestros niños del Perú!!!
REFERENCIAS APA:
Ramon Ribeyro J. (1995). Los gallinazos sin pluma. Círculo de revistas peruanas. https://www.academia.edu/33103686/Los_gallinazos_sin_plumas_Cuento_Texto_completo
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