Los fosfenos purificadores.
¡Heme aquí por fin! después de muchos años de trabajo descansando en mi pueblito, en los días soleados siempre me ha gustado salir y admirar las flores cada una con su individual belleza y siempre en lo más alto el sol, deslumbrándome con su luz, viéndolo durante un tiempo se puede admirar su redondez, como una bola roja gigante la cual después de 2 o 3 minutos empieza a atemorizarme, por lo que vuelvo mi cabeza al campo de flores; con la vista llena de fosfenos, solo puedo ver las siluetas de las flores, que de esta manera parecen esconder enigmas, hermosas y misteriosas, este pensamiento me indujo pensar en las mujeres y el amor, seres y sentimientos que encajan perfectamente con la descripción anterior; note que este campo era como la vida misma, yo como un insecto (Me gustaría ser una abeja o algo por el estilo obediente y leal a su reina, además de trabajadora y solidaria con sus semejantes), rodeado por flores, que no sé cómo lucen si bellas y delicadas como las orquídeas, tal vez flores sencillamente hermosas como las rosas o una dulces como una flor frutal en fin, no conozco nada sobre como luce la flor y solo me dejo llevar por los aromas del polen y lo acogedoras que lucen sus siluetas en este paisaje lleno de fosfenos y destellos.
En mi ceguera note la silueta de un alcatraz, por mucho mi flor favorita, sencilla, bella y con un toque de clase, de no sé qué tipo solo puedo llamarle clase (En mi metáfora de abejas seria lo acogedor de la flor), esta flor fue la que escogí especialmente para…….. En esos momentos la silueta sufrió una transformación drástica y yo también, la silueta tomo la forma de una bella señorita y yo volví a ser un joven inexperto en estas cosas (de flores e insectos), no es que mi yo de ahora sepa mucho pero entonces no tenía una idea siquiera (No podía dejar de zumbar). En lo más profundo de mi alma sentí un alivio y esa sensación que sentí una sola vez en mi juventud, ¡volvió! me sentía revitalizado y mi pecho un latía cada vez más y más fuerte. – ¡querida! ¿Dónde has estado todo este tiempo?-. Nada; no hubo respuesta alguna pero yo me seguí sintiendo feliz y mucho más joven (Además de seguir sintiendo el zumbido interno), con mi corazón palpitante y esperando ansioso su respuesta no sabía que tan solo una simple petición, algo brevísimo que me hiciera sentir tan feliz de estar vivo (Acércate dame un abrazo).
Desde de lo más hondo de mi alma salió otra sensación pero esta fría y con la cual enseguida sentí una infinita tristeza (El zumbido fue silenciado como si a aquella pobre abeja le hubiera dado un aplasta moscas o un zapato) y sin poder evitarlo la amargura respondió.- Tu que vas a saber de estas cosas eres solo un “niño” ¡lárgate de aquí!- En ese momento vi todo claramente incluso en alta definición, me ajuste los anteojos, me apreté la corbata y recordé lo que alguna vez le dije al pobre Mario cuando se comprometió.- Todos en esta vida son Rocas, entendiste ¡ROCAS! frías y duras, no les importa nada, mucho menos “alguien” (Esta demás decir que mi amistad con Mario termino esa misma noche).
Entonces camine hacia el alcatraz con una mirada de loco desquiciado (Mi mente no paraba de repetir ¡roca, roca, roca!) lo tome y arranque desde el tronco aquella flor dejando apenas el suficiente para no sacar el camote y evitar que siguieran creciendo alcatraces, al hacerlo sentí una sensación muy parecida al placer pero potenciada infinitamente sin comparación alguna, sin embargo también una infinita tristeza, la sensación de las siluetas había desaparecido por completo y llevada por el frio a lo más profundo de mi alma, con esperanzas de poder algún día erradicarla (Entonces la pobre abeja fue enterrada entre tanta roca). Ya a salvo dentro de casa coloque la flor en el florero más feo que encontré para que resaltara su belleza y pagara por lo que me había hecho sentir, alce la mirada al techo y por fin el frio llegaba de resguardar al rebelde sentimiento de calor antes experimentado, en ese momento la amargura volvió a su sitio muy asustada por lo que el frio se volvió intenso y yo sentí el placer y la tristeza más grandes y dichosos de mi vida, (¡Claro era esa la sensación que tenía al trabajar tan arduamente!), entonces la voz más siniestra de mi interior había retomado el control y recito en el tono más serio posible para algo de su naturaleza .- Creo que estamos listos para volver al trabajo “niño”, pero antes lee algo te hará sentir mejor. Yo con el rostro cubierto de lágrimas aunque sin un solo sollozo asentí, como buen “niño” que “soy” fui a la sala, tome un libro y lo leí de principio a fin, era curioso como los libros me adoctrinaban y devolvían algo de la tranquilidad y calor después de haber pasado semejante experiencia, tanto me adoctrinaban los libros como la voz siniestra a mis sentimientos y poco a poco me quedaron las cosas claras dejaría de vagar y haría lo que mejor sabía hacer volver al trabajo para olvidarme de los sentimientos y tener otra vez el mando así es ¡como la mismísima voz siniestra! ¿Quién necesita alcatraces? (Pensé con mi todo placer e infinita tristeza).
2
Al despertar me encontraba más tranquilo, el frio, la amargura y el odio desaparecieron, todo quedo en el olvido, mi cabeza hueca es capaz de superar cualquier golpe sentimental, en menos de una noche y con una buena lectura, los libros es lo que más me recuerda a los alcatraces debido a que en mi vida solo ha existido un alcatraz y yo lo contemplaba mientras leía; La voz siniestra me ha ordenado trabajar, pero la rebeldía del día anterior me había afectado, necesitaba vagar un poco más, afrontar este problema antes de que engrandeciera así que me puse a recordar.
El origen de mi gusto por los alcatraces se remonta a este mismo pueblito, mi padre me traía al lugar de origen familiar de vacaciones y siempre llegábamos en época de alcatraces en primavera, mi padre también les tenia cierto cariño a estas flores y a mí me parecían tan frescas y hermosas (Tan puras y divinas), sin embargo no fue hasta el instituto donde encontré a una mujer digna de personificar en mi mente a los alcatraces.
Como olvidar aquellos días llenos de juventud, todos los días tenía la misma rutina y la tuve sin retoques por un buen tiempo, recuerdo que ahí me forme el temperamento que me rige actualmente, en aquella época mi pasión era el ajedrez, todos los días arrastraba al buen Mario conmigo a las lecciones y este como siempre me reprochaba tales acciones, las clases del instituto eran tan fáciles que daba pereza prestarles atención, por lo que buscaba emociones más potentes en el ajedrez, pero aun después de gastar una hora en las lecciones no me era suficiente, Mario partía a su casa después del ajedrez y yo me quedaba sin tener a quien molestar, entonces iba a los bordes las canchas de futbol rápido y me sentaba a leer, el sol daba con toda intensidad en las páginas del libro, lo que provocaba en estas un brillo como si estuviesen benditas. En una de esas sesiones fue donde ella llamo mi atención, al perecer tomaba clases de dibujo en el salón que estaba justo al frente de mi lugar de lectura, entraba con una hermosa sonrisa en el rostro y salía de igual manera, esa manera de transmitir la felicidad por medio de sus labios me conmovió y note lo ciego que estaba al darme cuenta de que asistía al mismo salón que yo.
Intente acercarme a ella, pero me deslumbraba, ¡era tan pura y hermosa! que hacía que la oscuridad contenida en mi corazón ardiera en una honda de pureza capaz de sacar la amargura de mi ser y hacer que la voz siniestra callase para siempre; tal vez por esta razón no podía estar cerca de ella mucho tiempo y por más que lo intente no podía sacar palabras coherentes de mi boca para poder expresarle mis sentimientos y no es que me faltase valor si no que temía contaminar su pureza, ese toque de divinidad en sus expresiones simples, el tono tan dulce de su voz y esa sutileza con que trataba incluso a personas como yo, ¿Por qué una persona como la que yo soy iba a tener derecho de disfrutar su existencia?
Mis acciones son espontaneas, no puedo controlar lo que hago, la voz siniestra ordena y mi cuerpo ejecuta sus órdenes, así ha sido siempre solo que antes de conocerla era más rebelde, trataba de ignorarla, de fingir que estaba loco y aquella voz no era más que un invento de mi subconsciente. Soy una mala persona no puedo estar tranquilo sin sentir el sufrimiento de algún ser viviente, de los ratones que come Doroti (Mi mascota, una boa de casi dos metros de largo), de mis padres en la adolescencia, de mis empleados, en fin nada de lo que me rodea se puede dar el lujo de ser feliz sin tener por lo menos un poco de sufrimiento antes de, al reflexionar de esta manera no fui capaz de acercarme a ella, de conocer sus gustos, sus ambiciones, sus fortalezas, sus libros favoritos… (Sus miedos y debilidades).
De esta manera pasaron 3 años y llego el momento de la despedía ella tomo su camino y yo el mío. Entonces la voz siniestra al estar libre de depredadores asumió el mando y me llevo al mundo de los placeres materiales y oscuros, incluso prohibidos que me han hecho tan feliz y con los que he sentido tanto placer.
Un día durante la universidad la alcance a ver a la distancia, seguía teniendo ese resplandor tan hermoso, la voz siniestra en ese momento era mi voluntad por lo que me aleje al instante y al hacerlo la amargura se apodero de mí, esa noche una pobre dama de compañía pago por las emociones despertadas en ese instante, al terminar me sentía muy alegre y la razón la tenía en la punta de la lengua, mas no pude deducirla en esos momentos, ahora sé que se debía a que ella no era esa dama de compañía, en lugar de vivir eso ella era feliz y conservaba esa luz en su sonrisa y expresiones que me conmueven tanto recordar.
La tarde me ha alcanzado y el alcatraz sigue en aquel feo florero, contemplarlo me causa tanto gozo, veo pasar ante mis ojos todas esas fantasías que tuve ella, fantasías en las que no era un hombre consiente de su maldad y poco le importaba si contaminaba su pureza y encantos divinos, aquel yo de las fantasías se centraba solo en complacer sus necesidades a costa de ella y no escatimaba en daños. Definitivamente no soy buena persona, al rato que he pensado en ello he tenido una erección, la voz siniestra también se está regocijando en placer y dicha al contemplarme en este estado tan lamentable; Creo que tendré que bajar al pueblo e intentar buscar compañía para poder sacar toda la cólera que he venido acumulando desde ayer.
3
Al regresar del pueblo por la mañana estaba algo ebrio y con un terrible dolor en el pecho (semejante a la sensación de cuando me dijeron que mi padre había muerto), no puede contener mi llanto y me senté a descargar mis lágrimas en el campo de flores (Justo al frente del alcatraz del que ahora solo quedaba un palito verde), no sabía que me ocurría, la voz siniestra comenzó a enfadarse al ver que no podía tomar el control, por lo que dio comienzo a la tortura, tratando de hacer que parara me recordó lo insignificante que soy, pero eso poco me importaba, no paraba de pensar en ella, tratando de recordar su nombre aunque no debía decirlo, podría dañar mi podrido interior vocalizando algo tan divino.
Si estás ahí en algún lugar del mundo y (Por artes desconocidas) puedes oír esto por favor escucha, me gustaría poder cambiar, salir a buscarte, ver si en la actualidad conservas ese encanto divino del que me enamore y por el cual reprimí mis impulsos, cedi mi voluntad a la voz siniestra con la condición de dejarte ir para que encontraras alguien digno de tu divinidad. En la actualidad tratar de recordar tu nombre me duele, este que es para mí señal de pureza y divinidad más bendito que la cruz; para un ser tan impuro y malvado como yo, es como veneno y hace que sienta como fluye la amargura buscando algún punto de escape, sin embargo estoy dispuesto a morir por recordar y decir tu nombre, no me importa si la voz siniestra se enoja tanto que bloque mi conciencia y me entierre en lo más profundo de mi propio cerebro, porque extraño ser lastimado por tu sonrisa, sentirme tan dichoso y a la vez tan culpable por hacerte objeto de mis fantasías llenas de horror, extraño el amable tono de voz con el que decías mi nombre, extraño tu olor que muy pocas veces percibí pero era tan agradable que al día de hoy lo recuerdo, extraño el destello de tus ojos con los cuales me mirabas de manera severa después de confesar haberte jugado una broma, por que eras tan ingenua y dulce que creías todo lo que te contaba (Fantasías producto de mi imaginación engañosa), extraño el poder contemplar tus expresiones al reír, al hablar, al enojarte, ¡cómo te extraño! (Pensaba mirando al sol y llenándome la vista de fosfenos) ¡Kary…! (Dije gritando a la luz del sol).
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