Lonely Land

Lonely Land

Charles

16/05/2022

Capítulo l: El inicio de un gran viaje

… Cuando llegué a este lugar, estaba desconcertado, me desperté en el suelo, me dolía la espalda y la cabeza, en ese momento no sabía cómo diablos había llegado ahí, tampoco sabía porque estaba tirado en el suelo, y lo único que recordaba, era estar sentado en el autobús, en dirección a mi casa, recuerdo que era de noche, el cielo estaba nublado y estaba a tan solo unas calles de mi casa, pero cuando desperté, era de día y podía sentir el calor del sol en mi cuerpo.

—Ahh maldición, mi cabeza, oh dios mi espalda ¿donde mierda estoy? Y… ¿por qué todo está cubierto por maleza, plantas, y árboles? parece que esta zona ha vuelto a ser lo que fue antes de la urbanización, aún así, la densidad de los árboles en la zona en la que estoy no es la suficiente como para cerrar el cielo con ramas y hojas.

En ese momento, estaba asombrado y consternado por lo que estaba viendo, decidí caminar e ir observando mis alrededores, y a cada paso que daba, el bosque en el que estaba comenzaba a hacerse ligeramente más y más denso, la temperatura se empezó a sentir ligeramente más baja en algún punto. Creo que el lugar donde desperté, estaba en una parte del bosque que era ligeramente menos densa que lo demás.

—Suficiente, ya estoy cansado, solo he caminado un rato, y todo es lo mismo, y ahora que lo pienso, lo único que tengo ahora mismo, es la mochila que traía conmigo cuando iba en el autobús, y dentro solo hay… Una libreta, una botella de agua, un lápiz, una goma, una pluma, cerca de doscientos dólares y las llaves de mi casa…

—¡Joder es verdad! mi casa ¡mamá, papá! lo había olvidado, donde… ¡¿donde están ellos?!

En ese momento corrí lo mas rápido que pude por la calle casi vacía, y llena de hojarasca en la que estaba, era un poco complicado pues el suelo estaba agrietado y algunas partes de ella estaban alzadas, pues la maleza y las raíces habían empujado el concreto.

Después de unos minutos, llegué a casa, y la única sensación que inundó mi cabeza en ese momento, era preocupación, por mis padres, tenía dudas, demasiadas dudas que no podría responder en esos instantes, ¿por qué está área volvió a ser bosque? ¿Por qué estaba tirado en el suelo? ¿Qué diablos había pasado? ¿Por qué no había visto a nadie en ese poco tiempo?

De todas maneras, entré rápidamente en mi casa la cual se veía ya bastante endeble, sin mencionar que la casa ya ni si quiera tenia puerta, podría haberse caído o haber sido tirada por algún animal. Pero en el momento no lo note, pues solo pensaba en mis padres. 

—Ma… ¡madre! ¡padre! So… Soy yo, Nathan…

Llame varias veces, pero no hubo respuesta, temía que mis sospechas se volvieran realidad, temía que mis padres… hubiesen muerto por alguna u otra razón, y lo que más me aterraba en ese momento, era la posibilidad de ver los cadáveres inertes de mis padres, en el suelo de esa casa conquistada por la madre naturaleza.

—Mierda, mierda, donde están, donde diablos están… ¡madre, padre!

Después de buscar y llamar a mis padres por toda la parte superior de la casa sin éxito alguno, decidí bajar al sótano cuya puerta estaba rota y llena de setas, lo cual ahora que lo pienso no me extraña, pues la puerta era de madera y había bastante humedad en la casa.

Después de unos momentos, bajé las escaleras del sótano, y aunque tardé un poco, lentamente mis ojos se fueron adaptando a la oscuridad del sótano, para mí buena o mala suerte, lo único que encontré ahí, fueron los estantes en los que poníamos cajas con cosas que ya no usábamos o no servían.

Estaba desesperado, solo y hambriento, lo único que podía hacer en ese lugar que alguna vez llamé hogar, era sentarme y resignarme a la posibilidad de que mis padres estuviesen muertos, pero aún así yo quería creer que estaban vivos en alguna parte.

Luego de estar un tiempo sentado en el frío suelo del sótano, empecé a tranquilizarme y a respirar profundo, ya era de noche en ese punto, lo cual no me sorprendía, ya que cuando llegué a mi casa ya estaba terminando el atardecer, en ese caso deberían ser alrededor de las nueve o diez pm aproximadamente.

—Padre, madre, sea donde sea que se encuentren, solo espero que no estén mal, yo… Estoy bien, dentro de lo que cabe, así que, no se preocupen por mi, los amo.

Después de rezar por ellos, y dedicarles unas palabras, saqué la botella de agua que tenía en mi mochila, me bebí la mitad, y con ello me quedaba medio litro, luego de ello, me dormí usando la mochila como almohada.

A la mañana siguiente, desperté con dolor de espalda y la cabeza me dolía ligeramente, no era para menos pues no estaba acostumbrado a dormir en el suelo, además no había comido nada y sólo había bebido poca agua, pero estaba tan cansado el día anterior que en cuanto me recosté en el suelo me dormí.

Luego de unos momentos, decidí pararme y llevar unas cuantas cajas fuera del sótano, las dejé en el suelo, cerca de la ausente puerta de mi casa, saqué mi libreta y mi pluma de la mochila, y comencé a pensar en un plan para sobrevivir, pues ya había asimilado la situación en la que me encontraba, estaba en un bosque boreal, pues es el tipo de bosques que hay en Canadá. 

Pensé en las cosas más necesarias para mi supervivencia, medite en lo que necesitaría encontrar lo más pronto posible para no morir. Anote en mi libreta cinco cosas de suma importancia, la más importante era encontrar una fuente inmediata de agua.

Y aunque quería encontrar una fuente confiable de agua, como un río o un riachuelo, primero tendría que prepararme para poder iniciar mi viaje, revise a profundidad mi casa, deseando encontrar algo que me sirviese, empecé por las cajas que había sacado del sótano, pero no encontré algo que me pudiera servir por ahora, había componentes eléctricos como: motores pequeños, cables, clavijas, botones, focos, pilas, resistencias, entre otras cosas.

—No puedo creer que entre todas estas cosas no haya algo que pueda usar como arma de defensa en caso de que me ataque un animal salvaje.

—Además, hay demasiados componentes eléctricos, ¿pues cuantas cosas descomponíamos?

Una vez termine de revisar las cajas, decidí ponerlas de nuevo en el sótano, tal vez podría ocupar algunas de esas cosas después. Decidí buscar en la cocina de la casa, posiblemente habría algo que pudiera ayudarme en esta situación tan deplorable, y encontrar algo que pudiese comer, no me vendría mal en lo absoluto.

Además, aunque pudiese no funcionar, podría probar a abrir la llave de la cocina y ver si salía agua, aunque sinceramente dudaba en que funcionase, pues si todo estaba conquistado ya por la naturaleza, era sumamente probable que las tuberías por donde pasa el agua hubiesen sido rotas o algo del estilo hubiese pasado.

Habiendo llegado a la cocina pude percatarme que había hongos en algunas esquinas de la casa, de todos modos, empecé por ver si aun seguían esos cubiertos que recordaba con cierto cariño, y para mí sorpresa, aun estaban ahí.

—Vaya, no puedo creer que aun sigan aquí los cubiertos de plata que usábamos en cenas importantes, la última vez que use uno de estos fue a los ocho años.

—Jajá ese día fue un completo desastre, justo cuando mamá estaba cocinando, se fue la luz en toda la calle, creo que fue por un problema en la central eléctrica o algo así, esa semana nos quedamos sin electricidad

—Ayyy señor, y justo ese mismo día llegaría papá a la casa después de no verlo todo un mes, a causa de un viaje laboral, llego todo empapado y su traje estaba lleno de lodo, ya que, lo que empezó siendo una tarde con lluvia suave, terminó convirtiéndose en una noche de tormenta, y nos dijo a mamá y a mí que un tipejo con mucha prisa lo empujó accidentalmente y cayó en un charco lleno de lodo.

—Papá hubiera estado muy molesto, pero el tipo que lo empujó, se disculpo demasiado con mi padre y lo ayudó a levantarse, papá nos contó que se veía arrepentido, así que lo disculpo sin mayor problema, papá siempre fue así, un tipo amable pero descuidado en algunas ocasiones.

Ese día, aunque fue desastroso, terminó siendo un muy lindo momento, cenamos a la luz de las velas, con la lluvia de fondo, y aunque al principio algunas cosas habían salido mal, el calor de hogar y el sentimiento de estar acompañado, hizo que el ambiente fuera más ameno, papá sonreía, mamá estaba feliz al saber que a papá le encantaba la comida especial que había hecho para él, simplemente fue un momento especial para nosotros.

—Cómo añoro ese momento en estos instantes, creo que me llevaré los cubiertos de plata, junto con algunos normales.

Después de esculcar los cajones, decidí buscar en los gabinetes de la cocina, afortunadamente encontré una bolsa de lentejas y otra de frijoles con esto podría suplir mis necesidades alimenticias, aparte de las bolsas de legumbres, encontré tres litros de agua embotellada.

Seguí buscando algo de comida en la cocina, pero sólo había paquetes de galletas, algo de pan y cosas que no podría comer, pues la fecha de caducidad probablemente se había vencido hace ya demasiado tiempo, de todas formas, encontré dos recipientes que me servirían más adelante, uno de ellos contenía azúcar, y el otro contenía sal, me sentí afortunado de tener sal y azúcar en la cocina, de esta manera podría tener comidas no tan desabridas.

Al terminar de buscar comida en la cocina, había llegado la hora de la verdad, me acerque a la llave de agua de la cocina, abrí la llave esperando que por milagro saliera agua, pero desafortunadamente mis predicciones eran correctas, y no salió nada, cerré la llave con desgano y con ello, había terminado de saquear mi cocina.

Decidí que sería buena idea llevar una especie de diario, en parte para hacer un inventario, y porque podría anotar hallazgos y descubrimientos personales que, aunque no serían nada del otro mundo, me ayudarían más tarde… probablemente.

Saqué de nuevo mi libreta y la pluma que previamente había guardado, y comencé a hacer el inventario de lo que encontré útil en la cocina de mi casa.

—Veamos, encontré, tres juegos de cubiertos de plata, varios vasos de vidrio, algunas ollas de metal, sartenes, unos cuantos pocillos, cubiertos de metal, sal, azúcar, una bolsa de lentejas, una bolsa de frijoles, y lo más importante, tres litros de agua embotellada.

—Aunque mi situación es algo mala, a mejorado significativamente, por lo menos podré sobrevivir unos cuantos días con esto.

Después de ello, volví a la página anterior y rayé dos de mis prioridades, el agua inmediata y la comida casi igualmente inmediata, con ello, ahora faltaban tres cosas por encontrar.

La primera era una fuente estable de agua; ya fuese un río o un riachuelo, la segunda, una librería o alguna clase de libro en alguna casa; pero el libro que debía buscar o encontrar era específicamente sobre hongos, plantas, o sobre técnicas de supervivencia, eso me ayudaría a sobrevivir.

Mi exigencia por encontrar libros de ese tipo, tenían una justificación, y es que, aunque tenga una buena intuición, eso no siempre me salvaría, cuando se acabarán las cosas que saquear en las casas, necesitaría una fuente de alimentos que no fuera la carne, y el bosque seguramente estaba llena de hongos, de los cuales sólo algunos serian comestibles y todos los demas no tanto, definitivamente no quería morir intentando adivinar cual de ellos era comestible. 

La tercera cosa que necesitaba hallar, era una zona de caza, porque, aunque no quería hacerlo realmente, para conseguir carne, tendría que cazar animales pequeños, posiblemente conejos o liebres, tal vez algún ave, y usando animales pequeños como cebo, incluso podría cazar un zorro.

—De verdad espero poder encontrar algún tipo de libro sobre plantas u hongos, de lo contrario tendré que aprender por mi mismo que puedo y que no puedo comer, y espero no morir intentándolo. Además, me sería de mucha ayuda saber que plantas podría usar como medicamento en caso de que algo pasase.

Recuerdo que ese día, ya era de tarde cuando termine de hacer mi inventario y aun no había comido ni bebido nada, y aun así decidí salir a reunir hojarasca, ramas, palos y maleza para intentar hacer una fogata a la antigua.

Pará mí fortuna, no había que buscar mucho pues, por obvias razones, había material de sobra por todos lados, así que recolecté todo lo que pude lo más rápido posible, y lo metí en mi mochila.

—Tengo un buen botín, ramas delgadas, palos secos, hojarasca y un pequeño tronco delgado, ahora solo falta iniciar el fuego, espero que no sea tan difícil la manera mas tradicional de encender fuego, de todos modos, tarde o temprano terminaré dominando la técnica.

—Solo espero no tardar demasiado intentando encender un fuego, porque en verdad tengo hambre.

Rápidamente dejé mi mochila en lo que alguna vez fue mi patio, entre a casa y fui a sacar la bolsa de lentejas, una botella de agua; la cual abrí para tomar un trago, pues ya no soportaba la sed, un pocillo, y el recipiente de la sal.

—Fue buena idea juntar todo lo útil de la cocina y moverlo cerca de la salida, mañana en cuanto despierte, buscaré una mochila más grande, saqueare algunas casas, y creo que reuniré todo lo que consiga aquí en casa, también buscare a fondo dentro de mi propia casa, solo he visto a profundidad el sótano y la cocina, buscaré en los cuartos lo que quede y espero encontrar algo útil.

Estaba cansado, era ya el segundo día en el semibosque que alguna vez fue una ciudad y aún tenía demasiadas dudas, no entendía porque no había nadie, no entendía porque había aparecido de la nada en el suelo, y tampoco sabía que había pasado.

Las dudas dominaban mi cabeza, pero aún con eso intenté centrarme, saqué la botella de agua, la libreta, lápiz, goma y mi pluma de la mochila, y con eso fuera, vacíe mi mochila, dejando caer la hojarasca y las ramas en el suelo del patio, después de ello volví a meter lo que previamente había sacado, junte el par de botellas de agua, y busque unas cuantas piedras para rodear el área de la fogata, no encontré muchas pero peor era nada.

Agarre la rama más recta que encontré entre lo que había traído, rápidamente volví a entrar a la casa, agarre un cuchillo y regrese para cortar el palo y volverlo como una especie de lanza, de manera que al hacer fricción la punta se centrará en un espacio más pequeño haciendo más calor, después tome el tronco y con mucho esfuerzo y fuerza, logre hacer un corte sagital, para poder tener más espacio en el que trabajar, fue complicado cortar ese tronco, en parte porque el cuchillo no coopero mucho, pero de todas formas lo  logré, agarre la rama que usaría como taladro y comencé.

Fueron momentos muy cansados y dolorosos, pues el hacer presión mientras giras un palo es cansado y las manos te terminarán doliendo si no tienes experiencia, como yo en ese entonces, sin tomar en cuenta que hace un rato había hecho mucha fuerza para cortar un tronco con un cuchillo, de todas formas, tarde demasiado pero finalmente lo conseguí, empezó a salir un poco de humo levanté el palo y vi una pequeña lucecita roja, era la braza.

En cuanto la vi, agarre la maleza seca y hojas, de manera que hice una especie de nido como el de las aves, agarre la base donde empecé a taladrar y tire la braza en el nido, sople un poco y casi enseguida, salió el fuego, estaba emocionado, emocionado de haber logrado hacer fuego por mi mismo y sin ayuda, pero a la vez temeroso, de que se apagase el fuego.

Puse el nido con la llama en el suelo, y le puse las ramas y demás cosas que había puesto en el suelo, la llama comenzó a hacerse un poco más grande, agarre el pocillo y una de las botellas de agua, vertí medio litro, después agarre la bolsa de lentejas y la abrí con el cuchillo, agarre un puñado y lo vertí en el pocillo, agregue una pisca de sal y con eso, ya estaba lista la mezcla de lentejas.

Busque entre lo que había traído un palo largo, pero no tan grueso para poder colgar el pocillo, agarre uno y con ayuda del mismo palo, hice un pequeño hoyo en la tierra del patio, clave el palo en la tierra y volví a llenar el hueco, puse encima varias piedras para que no se fuera a caer, y colgué el pocillo, ya solo era cuestión de esperar.

Pará cuando termine de hacer el fuego y preparar mi comida ya era de noche, y me quede contemplando el cielo nocturno, fue una de las cosas más bonitas que había visto.

—Hace mucho que no veía un cielo como este, simplemente es precioso.

No sé cuánto tiempo espere, pero fue el suficiente como para que el agua del pocillo hirviera, retire el palo del fuego, agarre más hojas, ramas y maleza, y las eche al fuego para que esté no se apagará.

—Por fin, podré comer algo, diablos, no tengo una cuchara.

Me levante y fui por una cuchara, creí que ese era un momento especial, y por mis logros, decidí usar una de las cucharas de plata, regrese donde la fogata, agarre con cuidado el pocillo, y comencé a comer.

—Aunque no tenga el mejor sabor, estoy agradecido de poder comer algo en dos días, tuve suerte de encontrar esas bolsas.

Cuando terminé de comer, metí a casa todo lo que había sacado, también decidí guardar las dos botellas vacías, luego de ello me recoste cerca de la fogata, y en poco tiempo me quedé dormido. Desperté con una sensación agradable, era la primera vez que dormía afuera, y debo confesar que fue muchísimo más cómodo que dormir en el suelo del sótano, o el suelo lleno de hojas y ramas en el que me desperté el primer día.

Me levanté, vi los restos de la fogata, y pensé en lo afortunado que era al poder haber encendido un fuego esa noche, aunque tuvo sus costos, porque las manos me dolían bastante, suponia que era por haber frotando con fuerza ese palo mas el corte del tronco, de todos modos, era un nuevo día y debía ponerme en marcha.

—Un nuevo día, un nuevo comienzo, espero poder encontrar algo útil hoy.

Entre una vez más a casa y me dirigí a mi cuarto, vi varias cosas, como setas en las esquinas del techo, pequeños pedazo de madera en el suelo, que suponía pertenecían al techo, ignore todo eso y hábilmente empecé a buscar en mi cuarto cosas que me sirvieran, encontré un poco de ropa, húmeda, pero ropa al fin y al cabo, esculque los pocos cajones que tenía en mi habitación, y afortunadamente había encontrado mi reloj, ya no funcionaba, debido a que no tenía la batería que necesesitaba desde hace mucho tiempo, aun así me lo puse en la muñeca izquierda.

—Me alegra haber encontrado este reloj, ahora podré sentir que llevo conmigo a mamá.

Aunque no tuviese baterías y no funcionase, ese reloj era preciado para mi, fue un regalo de mamá, lo use durante el tiempo que sirvió, pero las baterías se acaban en algún momento, no tenía mucho tiempo libre como para ir a buscar un lugar donde las vendiesen, por lo que decidí guardarlo en el cajón de mi cuarto.

Junto al reloj también encontré una antigua foto mía con mis amigos, la foto estaba enmarcada por lo que no le había pasado gran cosa, decidí también llevarme eso pues, aunque no sirviera de mucho, podría verlos cuando quisiera.

—Esta foto, recuerdo claramente ese momento, teníamos dieciséis años, estábamos sentados en clase, el profesor había faltado y ese día, Jack había llevado su guitarra para que pudiéramos componer una canción como parte de un trabajo.

—Jajaja no hicimos nada de lo que planeamos ese día, pero usamos esa hora para pedirle a Jack que tocará unas canciones, Connor estaba a lado de mi, aunque se había sentado en el suelo, y Rayder estaba enfrente mío.

–Cantamos algunas canciones juntos, aunque sinceramente la mayoría no sabía cuáles eran, pero fue un momento muy agradable, fue uno de los mejores días que he tenido con ellos, como los extraño chicos.

Después de recordar con añoro a mis amigos, moví la ropa y la foto que había encontrado junto con las cosas que saqué de la cocina, una vez hecho eso fui al cuarto de mis padres para buscar más cosas. Abrí el armario y había varias prendas de ropa de ambos.

No necesitaba mas ropa, por lo que no agarre nada de eso, pero algo que si agarre, fue una mochila grande que papá tenía, con ello tendría ahora dos mochilas y podría llevar muchas más cosas en el momento que tuviera que empezar mi travesía en busca de una fuente de agua.

No había encontrado muchas más cosas que pudiera utilizar sólo ropa, algunas cobijas, almohadas, pero todo ello estaba húmedo y en el momento que tuviera que irme, no podría llevarme demasiadas cosas, por lo que dejé todo eso ahí.

Agarre la mochila de papá y me dirigí donde estaban todas las cosas, abrí la mochila de papá y metí los cubiertos de plata y unos pocos cubiertos comunes, uno de los pocillos, la azúcar, y la foto de mis amigos, todo acomodado de manera que aún tuviera algo de espacio para meter unas pocas cosas más, cerré la mochila y salí de casa.

Agarre la mochila que había dejado en el suelo de mi antiguo patio la noche anterior, y con ánimo camine hacia la casa de enfrente, debía aprovechar lo que quedaba del día, así que pronto llegue a la puerta de la casa, decidí darle una patada para tirarla, pero…

—¡Ahh mierda! Soy un idiota, pensé que esto funcionaria, demonios.

No funcionó en lo absoluto, ahora que lo pienso la puerta de esa casa no se veía tan endeble, y con la patada que le di, solo había conseguido que me doliera el pie y una parte de la pierna. No me creía capaz de poder abrirla o si quiera de romperla a golpes, así que decidí buscar una ventana.

La casa tenía varias ventanas, pero todas estaban cerradas y sucias, así que decidí regresar velozmente a mi casa, agarre una playera y me enrolle la mano derecha con ella, regrese a la casa de enfrente, y con la mano protegida, le pegue varias veces a la ventana con el puño cerrado. Logré romper el vidrio de la ventana, y aún con la mano enrollada, quité los pedazos de vidrio que sobresalían.

Logré entrar con éxito a la casa, y rápidamente fui a las partes de interés, fui primero a la cocina en busca de más bolsas de cereales, encontré la mitad de una bolsa de lentejas, pero decidí no agarrarla pues el abrir la bolsa acortaba el tiempo útil, y no quería correr riesgos.

Por otro lado, encontré también una bolsa cerrada de arroz, así que la metí en la mochila, busque también en los cajones y encontré un cuchillo de metal algo grande y liso, pensé que me serviría mas adelante, por lo que también lo guarde en la mochila. Revise los otros gabinetes e incluso el refrigerador, encontré una botella de agua a la mitad, podría decir que eran aproximadamente trecientos mililitros de agua.

—Ahhgg bueno, peor es nada, en cuanto termine de saquear dos casas más iré a casa, cocinare algo y haré el inventario de este día.

Después de asaltar la cocina, fui a los cuartos en busca de algo útil, pero sólo había más ropa, zapatos y cosas del estilo, me di cuenta que esta casa no tenía sótano y en los cajones de la habitación que suponía era de una pareja, solo había un control remoto, y unos chicles que me vi tentado a agarrar, pero decidí no hacerlo, también había una cajetilla de cigarros que ignoré.

Salí de la casa esta vez por la puerta principal, y en seguida fui a la casa de a lado esta fue exactamente igual que la anterior, volví a enrollarme la mano con la playera y rompí el vidrio, quite los pinchos sobrantes y entre, en esta casa había menos comida, pero más agua, esta vez encontré dos botellas de agua, lo demás era bolsas de pan a la mitad, cajas de galletas y demás cosas que no podría comer.

Guarde una de las botellas saque la botella que tenía poca agua y junto con la mitad de una de las botellas que encontré en esa casa, me había bebido unos ochocientos mililitros, guarde ambas botellas y proseguí con mi saqueo, note que en esta casa había una estantería con libros, revise las portadas, pero ninguno era de lo que necesitaba, solo eran novelas y cuentos.

—Bueno, tengo que decir que habría sido demasiada casualidad encontrar un libro que me ayudase en una casa común y corriente.

—Ese tipo de cosas solo suceden en las películas, no tengo tanta surte como para ello.

Aún así decidí llevarme dos libros, tal vez podría leerlos en otro momento, en esta casa si había sótano, intente abrir la puerta y afortunadamente no estaba bajo llave, por lo que en seguida baje, encontré varias herramientas, una sierra, una segueta, tres destornilladores de diferentes tamaños, un martillo, una cinta métrica, entre otras cosas.

Agarre la segueta y la metí en la mochila, también agarre la cinta métrica y unas tijeras para podar. Salí de esa casa y me fui de vuelta a mi casa, ya era de tarde cundo llegué, pues me había tomado mi tiempo romper las ventanas y encontrar cosas útiles.

Una vez más saque mi libreta, mi pluma, y recuerdo que escribí lo que tenía en esos momentos.

“Día 3 he conseguido de las casas saqueadas, litro y medio de agua, una bolsa de arroz, un cuchillo, una segueta, una cinta métrica, unas tijeras de poda y dos novelas.

Actualmente y antes de la cena, mis suministros son 3 litros y medio de agua, una bolsa de lentejas abierta, una bolsa de frijoles, y una bolsa de arroz”

—Mis suministros son pocos, creo que mañana solo me dedicare a buscar agua y un poco más de comida, después de eso me aventurare de una buena vez, además debo apresurarme porque en cuanto llegue el invierno, todo será muchísimo más difícil.

Dejé lo que había reunido cerca de todo lo demás, y también había sacado la libreta y la pluma, las dejé cerca del área de la fogata, y junto a ello, también las dos novelas que me había llevado, y como él día anterior reuní otra vez hojas, ramas y palos.

Esta vez con un poco más de calma, agarre la misma base de madera que había usado el día anterior y agarre un palo como taladro, antes de empezar a encender mi fuego, fui por el cuchillo que había encontrado, e hice una muesca en la base de madera, para hacer más fácil el paso de oxígeno, de esa forma esperaba que se hiciese una braza de forma más rápida, una vez hecha la muesca empecé a taladrar.

Esta vez me tomo ligeramente menos tiempo e hice exactamente lo mismo, puse la diminuta braza sobre un “nido” previamente hecho, soplé y… voilá, un pequeño fuego había nacido, lo puse en el área designada para mi fogata, le puse palos, ramas, hojas y demás. Preparé exactamente la misma mezcla de lentejas solo que esta vez había puesto un puñado más de lentejas, y puse el pocillo al fuego.

—Bueno, ya solo falta esperar, mientras leeré un poco de una de estas novelas que traje, espero que esto haga más amena mi situación.

Abrí una de las novelas, dispuesto a leer y maravillarme, pero el texto era ilegible todo estaba manchado y algunas hojas estaban pegadas entre sí, supongo que la humedad había arruinado el libro, intente ver el otro, pero ese estaba igual de ilegible.

—¿Es en serio? De verdad quería leer estos libros, ahhh bueno, no hay nada que hacer en estos casos, aunque he de mirarlo por el lado positivo, secando estos libros, podré quemarlos, me dolerá hacerlo, pero me servirán de una u otra forma.

Luego de un rato mi escasa comida ya estaba lista, fui por una cuchara normal, y comí, también me bebí medio litro de agua, una vez terminado, guardé todo y una noche más había pasado, me recosté y dormí de nuevo en el suelo cerca de la fogata.

Los siguientes días no fueron muy diferentes a este, rompí ventanas, busque suministros y después de tres días ya estaba medianamente listo para iniciar mi travesía, para la mañana del séptimo día me levante como cualquier otro día e hice mi inventario previo a la salida.

—Esta bien, esta bien, he reunido bastantes cosas, aunque me preocupa mi estado de salud, durante aproximadamente una semana he estado comiendo solo una vez al día, bebiendo poca agua, golpeado ventanas y caminando mucho, los dolores de cabeza aumentan su frecuencia, pero por suerte no su intensidad, supongo que es por mi edad jajajá soy relativamente joven aún. Aunque debo adminir que la espalda me duele bastante y no se diga de mi mano derecha, debería dejarla descansar un poco durante un tiempo. 

—Veamos en estos tres días logre reunir diez litros de agua y teniendo en cuenta que por día gasto cerca de uno o dos litros, con esto podré sobrevivir de cinco a diez días, todo depende de las circunstancias.

Me acerque al lugar donde tenía todo y anote todo lo que me llevaría en las mochilas, en la libreta.

—Haber, me llevaré un pocillo, diez botellas de agua de un litro, dos bolsas de lentejas, tres bolsas de frijoles, dos bolsas de arroz, una olla, una cuchara, un cuchillo de sierra, un juego de cubiertos de plata, el cuchillo grande y liso de metal, la cinta métrica, la segueta… y creo que es todo.

La mochila de papá era la mas grande entre las dos, así que en ella metí todos los suministros como pude, las botellas de agua y las bolsas de legumbres, dos de las botellas iban a los lados de la mochila, porque dentro ya no había espacio, de hecho, todo estaba muy apretado, aún así, la primera mochila estaba lista.

La segunda mochila la llene con las herramientas, esta quedó llena, aunque fue más que nada por la olla, de todos modos, en esta mochila también puse la foto de mis amigos, y además de ello, puse la libreta, mi lápiz, mi goma y unas cuantas plumas aparte de la que ya tenía, estas las había encontrado en una de las casas que asalte, había una caja en su sótano llena de ellas, tomé solo unas cuantas y me fui junto con los suministros que encontré.

Y aunque ya no cabía la ropa, me lleve solo unas pocas prendas en el hombro, seguramente en esos momentos me veía gracioso, pues una de las mochilas estaba en mi espalda, y la otra la llevaba al revés de modo que parecía un sándwich y las tapas de pan, eran las mochilas, las prendas de ropa que me había llevado solo eran un pantalon, una playera de manga larga y una chamarra, pues yo ya traía casi lo mismo puesto cuando llegue el primer día.

—Mamá, papá, deséenme suerte en mi viaje, se que no será sencillo, me esforzaré, espero no tener que morir en el intento, los amo.

—Jack, Connor, Rayder, los quiero chicos, ustedes también deséenme suerte. Bueno, ha llegado el momento ¡vamos!

Y de esa forma, a la tarde del séptimo día, me había ido de mi casa, sabía que no sería fácil, pero aún así, me esforzaría por sobrevivir.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS