Lo que las estadísticas no cuentan

Lo que las estadísticas no cuentan

Un nuevo despertar, un día más al trabajo, Sofia sabía perfectamente el extenso camino que tenía que recorrer desde Mixcoac hasta Tláhuac resignado se levantó de la cama, se puso presentable y noto que como siempre iba tarde al trabajo, realmente no se preocupó pues sabía que si quería ver al misterioso chico del metro necesitaba tomar el que pasaba casi todos los días a las 7:15 am así que ya era costumbre y a su jefe no le molestaban esos 5 minutos que llegaba tarde. Salió de casa, entro a la estación caminos por los pasillos, compro un café y siguió caminando, espero donde siempre a que llegara el metro, subió al vagón y lo vio un chico casi de su edad alto con la piel color canela, una barba tal vez de tres días y esos ojos imponentes. Ella se quedó parada agarrándose de un pasamanos y volteo a verlo, él se percató de su presencia le regalo una sonrisa y siguió en su teléfono. Sofia pensó en la manera de hablarle, ya tenia casi dos meses subiendo a ese vagón y observando al chico misterioso, pero aún no lograba juntar el coraje de al menos saludarlo. -si yo no lo hago él tampoco lo hará- pensó mientras lo veía. Ella había logrado saber algunas cosas de el gracias a acosarlo visualmente tanto tiempo, sabia que era uningeniero que trabajaba en una empresa de tecnología ya que algunos días lo veía inmerso en códigos y planos, le gustaba el café de Starbucks y se llamaba Carlos, esto lo descubrió el mismo día gracias a ver la marca del vaso de café que llevaba en la mano y el nombre escrito en el mismo debía ser el suyo.

Se armó de valor y Con un suspiro tembloroso, sofia se acercó a Carlos. «Disculpa…», comenzó tímidamente, su voz apenas audible sobre el ruido del tren. Carlos levantó la mirada, sorprendido por la interrupción. Sofia tragó saliva, reuniendo todas sus fuerzas. «Quería decirte… que he notado que compartimos este vagón todos los días, y..», titubeó un poco, sintiendo el corazón golpeándole el pecho, «y me gustaría conocerte mejor. Soy Sofia». Carlos la miró por un momento, sorprendido por su valentía él estuvo pensando en hablarle varias veces, no sabía cómo acercarse sin parecer acosador, era un alivio que ella lo hizo primero y eso significaba que su atracción era mutua dejo que Una leve sonrisa se asomara en sus labios, su seriedad momentáneamente fue disipada por la dulzura del gesto. «Hola, Sofia», respondió con amabilidad, guardando su teléfono en el bolsillo. «Soy Carlos». Ambos se miraron, internamente sintieron ese chispazo de amor juvenil como si se conocieran antes de haberse hablado, el mundo se congelo y solo eran ellos dos, Sofia temblaba y de repente…… ¡no esto no es adrenalina el metro se está sacudiendo!, grito junto a los demás pasajeros que también gritaban y se aferraban desesperadamente a las barras metálicas mientras el caos se apoderaba del vagón. En unos segundos que ella y los demás pasajeros sintieron como horas se aferraron con fuerza el uno al otro, tratando de mantener un poco de calmaen medio del caos. El ruido ensordecedor de la estructura del tren cediendo era aterrador. En un último acto de valentía, Carlos instintivamente se interpuso entre Sofia y los escombros que caían del techo, protegiéndola con su propio cuerpo de una masa de metal que se desplomó sobre ellos con un estruendo ensordecedor. Una barra de metal atravesó el torso de Carlos dejándolo al borde de la muerte la misma barra atravesó la pierna de Sofia lo que la dejo inmóvil, entre tanto polvo no veía nada más que a Carlos a quien abrazo. Ella se quedó quieta no podía creer que su vida se le fuera de las manos así. A pesar de los esfuerzos de los equipos de rescate, el tiempo se agotó rápidamente. La esperanza se desvanecía lentamente, mientras los minutos se convertían en horas y los esfuerzos por liberar a los atrapados se volvían cada vez más desesperados.

Finalmente, en un silencio cargado de tristeza y resignación, las manos de Sofia y Carlos se soltaron lentamente, dejando espacio para el vacío que dejaba su partida. En ese vagón,rodeados por los escombros de lo que una vez fue su viaje diario, sus destinos se entrelazaron para siempre en un amor que trascendía la vida misma.

El noticiero de la tarde informo de la tragedia. «Esta mañana, un lamentable accidente en la línea 12 del metro ha dejado un saldo trágico. Según fuentes oficiales, hasta el momento se reportan un número desconocido de víctimas atrapadas bajo los escombros. Las autoridades han confirmado que se trata de uno de los peores desastres en la historia del transporte público de la ciudad. Se desconocen las causas exactas del colapso, pero se especula que podría estar relacionado con problemas estructurales en la línea. Mientras tanto, los equipos de rescate continúan trabajando en la zona, aunque las posibilidades de encontrar sobrevivientes son cada vez más escasas. Los usuarios del metro se ven afectados por el cierre temporal de la línea 12, lo que ha generado caos y retrasos en el servicio. Las autoridades instan a la población a buscar rutas alternativas mientras se llevan a cabo las labores de rescate y rehabilitación. Se espera que en las próximas horas se brinden más detalles sobre el número de víctimas y las causas exactas del colapso. Por el momento, las autoridades mantienen un hermetismo total sobre el tema. Seguiremos informando conforme se desarrollen los acontecimientos.

No hubo castigo a los responsables, Sofia y Carlos solo fueron una cifra más a las estadísticas.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS