LIRIOS DE UN DIA

CAPITULO I

     Un nuevo recuerdo de esa última noche con Él llegó a mi mente, se dibujó una sonrisa de placer en mis labios, volteé a mi derecha para esconder mi rostro, y evitar que mi acompañante me interrogara sobre el motivo de mi repentino gesto, me avergonzaría contarle.A través del cristal, pude ver con emoción, que el paisaje había cambiado considerablemente, reconocí enseguida los árboles propios del lugar, un sauce amarillo resplandecía entre el pasto enverdecido.   

     Abrí la ventanilla para asomarme como lo haría una niña traviesa, y dejarme acariciar por el entrañable clima de montaña, cerré mis ojos, unas lágrimas comenzaron a brotar irremediablemente, al tiempo que me eran arrebatadas por la fuerte resistencia del viento que ocasionaba el vehículo en marcha, de la misma manera la nostalgia por lo que quedaba atrás, y el gozo de saber que estaba tan cerca de mi destino contendían por prevalecer en mi corazón.                     
     _ ¡Vanesa, ten cuidado, mete la cabeza, puede ser peligroso! _, reí con ternura, al reconocer en esas palabras las ansias protectoras de mi padre. Fui obediente y volví a mi posición en el asiento. De pronto una agradable música comenzó a sonar, subimos el volumen, y la vocalizamos como expertos tenores, nos sentíamos felices de estar juntos.

     Avizoraba un viaje tranquilo en la compañía de mi ser más querido, esta vez me dejaría consentir.

      Hice mis maletas, fue mi decisión, tal vez la tomé en un mal momento, dicen que esas cosas no se deciden cuando la rabia o la decepción no te dejan pensar con claridad, pero ya no había vuelta atrás, ni siquiera la presencia sorpresiva del dueño de mi recuerdo prohibido, justo antes de mi partida, logró hacer que cambiara de opinión. Me pidió que me quedara, me ofreció un sinfín de argumentos para que optara por un arrepentimiento. Tal vez, si Él no hubiese aparecido a último minuto, después de castigarme con su indiferencia e indecisión de los últimos días, cuando ya las dudas habían carcomido mi corazón, sólo así, tal vez, me habrían persuadido sus palabras, pero su presencia sólo consiguió que mi repentino viaje se cargara de mayor emotividad, ademàs de hacerme sentir responsable de no haber hecho lo suficiente por nosotros, sé que Él de alguna manera también fue víctima de las circunstancias, no puedo culparlo, aún así mi decisión ya estaba tomada.

     _ ¡Iré por ti! _ fue lo último que le escuche decir.

     Mi compañero quería saberlo todo. Su curiosidad fue despertada desde la aparición de aquella persona, le conté algunas cosas, me reservé aquellas que en torno a Él aún me ocasionan sentimientos de culpa y dolor; a pesar de esto no pude disimular mi afectación por tocar el tema.

     _Comenzaras una vida nueva_ me dijo, mientras apretaba cariñosamente mi mano.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS