Las pinturas de Serey y el bosque de Yin

Las pinturas de Serey y el bosque de Yin

Dani Blue

11/04/2017

LAS PINTURAS DE SEREY &

EL BOSQUE DE YIN

POR

DANI BLUE

CAPÍTULO 01

Eran los últimos días de verano, la brisa helada entraba a las casas, la ropa llena de polvo a salir de los armarios y parecía que las hojas de los arboles comenzaban su vejez, volviéndose de color café cada una, como dirían coloquialmente “Con un pie en la tumba”. A las personas les parecía entrar la tristeza, que más que nunca el calor estaría más lejos, pero para otros…para otros el frío, la lluvia, la estufa cerca de la cama, parecían placeres tan grande como la de una gallina que logra poder volar antes de morir. Entre todas estas personas había una mujer, que cuando era niña disfrutaba mucho de estas estaciones, pero con el tiempo, su infancia se alejó tan rápido como un avión se aleja de su aeropuerto.

Serey era una chica de cabello negro, unos ojos enormes y redondos. Tenía una mirada que pareciera saberlo todo, su nariz separaba paralelamente sus ojos, y sus labios eran como un tesoro oculto que no se podía gastar. Delgada, alta y siempre con un caminar elegante, ella no lo sabía, pero era una escultura andante, su risa se transformaba en música y ella en arte. Hizo varios cuadros como “El pasto de Leighton”, “Ella duerme en el jardín de los muertos”, “Un cuadro para Antilao” y “Lucy” (este último dedicado a su gatita). Cada cuadro tenía magia y vida misma, su particularidad y su pasión, podían expresar sus sentimientos y resaltaban como un holograma directo a los ojos. Lamentablemente no mucha gente pudo ver sus pinturas, o más bien, solo las vieron los precisos.

Pasaron los años y nunca se casó ni estuvo de novia, mucho menos tuvo hijos. Se dedicó a viajar por el mundo (Estados unidos, Japón, Korea y Nueva Zelanda) y ocurrió algo muy importante… ella dejo de pintar. Se dedicó a su trabajo, era “Química y farmacéutica”. Había perdido las ganas de crear obras y todo sentido en la vida, más que trabajar. Serey despertaba por las mañanas, se lavaba los dientes, se bañaba, tomaba desayuno y se iba a su trabajo. A la salida pasaba siempre a un café que quedaba a 2 cuadras de su trabajo y pedía siempre lo mismo “Late Vainilla descafeinado sin azúcar con espuma”. Para ella su vida adolescente era más una anécdota, un recuerdo muy hermoso y preciado, pero ahora solo pensaba en hacer bien su trabajo para poder pagar sus deudas: el dividendo de su departamento que quedaba en la comuna de Santiago centro, justo en la intersección de Marín con Lira, en el piso 12, departamento 1256.

Su vida siguió como lo estaba haciendo hasta ahora, aunque lloviera o saliera el sol, pasaba por su café diariamente, no se fijaba en la gente que estaba a su alrededor. Desde afuera parecía un ánima perdida en el limbo. En su trabajo siempre se destacó por ser estable y una excelente empleada, pero a ella eso no le importaba mucho, ya que sentía que solo cumplía con su trabajo.

Otoño en su plenitud y caminó por las hojas secas, que ella tanto amaba, estaban todas en el suelo, como una piscina donde querer lanzarse y olvidarse de su existencia. Junto con este hermoso paisaje, llegó el fin del pago de sus deudas y con eso, un extraño alivio. A pesar de esto no cambió su vida y siguió comportándose de la misma manera.

Con el pasar del tiempo ella sentía que algo estaba haciendo mal, que no podía dedicar su vida a algo tan monótono, que debía inventar, crear o hacer algo que la llenara e hiciera feliz, entonces… hizo algo diferente. Serey se encontraba saliendo de su lugar de trabajo y despidiéndose de sus compañeros, levantando la mano de lado a lado, mientras ellos dicen “te apuesto que ira a ese café de nuevo, no falla nunca”. Pero ella en vez de ir al café, hizo un cambio y fue a un restaurant chino que quedaba cerca de su casa. Una vez ahí ordenó un plato vegetariano y al mismo tiempo miraba una pintura de un jardín chino, que en el fondo tenía una gran montaña y parecía salir volando un gran dragón blanco. Este maravilloso paisaje dejo a Serey perpleja, con los ojos inmensos y con las manos temblorosas. Ese cuadro le hizo volver la imaginación que había perdido hace ya 10 años, así que, dejando su plato a medio comer, se levantó de la mesa y se dirigió a su casa para poder pintar algo, lo que fuera, ella solo quería que sus manos dejaran de temblar y sacar esa angustia que sentía en su pecho. Una vez en la calle comenzó a llover, las gotas caían de manera diagonal golpeando con furor los árboles, edificios y el rostro tan delicado de Serey. Ella no llevaba paraguas, así que con su bolso de trabajo se cubrió la cabeza y corrió rápidamente a su casa. Mientras miraba al suelo y pisando las hojas caídas por el otoño. Comenzó a reír y disfrutar ese momento. Ella no lo sabía, pero eran los sentimientos que la hacían feliz cuando era una niña.

Al llegar a su hogar, busco en el closet sus antiguos implementos de pintura, ni siquiera se tomó el tiempo de secarse la ropa ni el cabello, saco una bolsa con muchos tarros de pintura, el atril y los papeles donde hacia sus obras. Entonces, en una pieza que usaba para la ropa sucia, instaló todo lo que antiguamente ella usaba para inspirarse. No sabía cómo empezar ni en que inspirarse, hasta que se inspiró en ella misma, en el encierro de su vida laboral y, al mismo tiempo, en la felicidad de volver a sonreír. Eso hizo que pintase un cuadro con mucho color, con un bosque muy verde, con un lago en medio de él y encima de este, un dragón blanco (un cuadro bastante parecido al jardín Chino). En la entrada del bosque un hombre de unos 30 años, al cual lo llamó “Archibaldo de la Cruz”. Lo pintó con un cuerpo de estatura normal, una gran mochila, y con una tristeza en su rostro. Pasaron varias semanas mientras pintaba su obra. Cada vez que salía del trabajo corría directamente a su casa, ya no pasaba por el café de siempre, más bien iba una vez a la semana. Serey siempre fue muy detallista y muy romántica, no quería dejar nada al azar, quería recuperar la imaginación que perdió de su juventud y tomarse todo el tiempo del mundo para dejar ese cuadro como un reflejo de su felicidad perdida.

Luego de 2 meses Serey terminó el cuadro, lo miró y dijo con una sonrisa:

-Yo Serey te nombraré “El bosque de Yin”.

CAPÍTULO 02

Archibaldo de la Cruz, más conocido como “Archi”, era un hombre con una vida normal, un trabajo estable y una adorable esposa de nombre Fernanda Muñoz o “Feña” como le decían generalmente. Archi trabajaba en una oficina de contabilidad, revisando informes sobre las acciones de compra y venta de una empresa de antenas parabólicas. El llevaba mucho tiempo ahí y empezaba a disgustarle su trabajo, lo que hizo que su ánimo decayera con el pasar del tiempo. Esto trajo problemas en su relación con “Feña”, que era una mujer muy alta, delgada, de piel blanca, una sonrisa muy particular y unos ojos que parecían un vidrio de acero, ella era profesora de historia. Feña pensaba en Archi todo el día e intentaba siempre subirle el ánimo, incluso le hacía regalos o le cocinaba cosas especiales, ella tenía mucho tiempo para dedicarle a él, ya que estaban en plenas vacaciones de verano. Pero Archi, tan desgastado, no tomaba en cuenta nada de lo que ella hacía. El en su trabajo no daba lo mejor de sí y era seguidamente regañado por sus superiores y compañeros, ya que las cosas que le pedían las hacia mal y eso recaía cada vez más en su ánimo. El no entendía porque le pasaba esto, ya que a él le gustaba dedicarse a la contabilidad, pasaron varios años donde él fue un trabajador destacado, claro, hasta hace un tiempo…

A diferencia de su pareja, el solo pensaba en sí mismo, en que le pasaba, por qué había perdido tantas ganas de hacer las cosas bien, o mejor dicho, por qué perdió las ganas de vivir. Archi llegaba a su casa y prácticamente hacia oídos sordos lo que Feña le decía o hacía y así era día tras día, la imagen era la de un hombre con la mirada hacia abajo, sin ganas de nada y la de una mujer que lloraba encerrada en el baño, buscando las respuestas en sus lágrimas.

Con el pasar de varios meses Feña ya no aguanto más tanta lágrima y esperó que Archi llegara del trabajo y le dijo:

-¡O cambias tu actitud o esto se acaba para siempre!

El sorprendido se quedó congelado mientras que ella, con un bolso a medio llenar, se fue del departamento de manera drástica, dándose cuenta de que él y solo él, era el culpable de su soledad.

A causa de tanta presión y soledad, Archi enfermó y eso hizo que se derrumbara por problemas psicológicos hasta llegar al siquiatra. Archi vivió los días más oscuros de su vida, no comía, no se bañaba, no se levantaba, se acostaba tarde, nadie lo llamaba ni sabía de él, los medicamentos lo absorbieron hasta no poder moverse, eran los días de un hombre dentro de una cárcel en su propia mente. Cansado de tomar pastillas para poder vivir, se levantó de su lecho y con gran valor tomó la osada decisión de irse de la ciudad, lo hizo por él y por Fernanda. Él siempre escuchó que la naturaleza era la mejor cura para todo mal, entonces aprovechando su licencia de 2 meses, decidió irse al bosque más lejano, cerca de las montañas, sin avisarle a Fernanda. Así que tomó un avión que demoró 8 horas hacia el sur y luego un bus a las montañas, tomándole 16 horas más hasta llegar a una “posada”, bastante vieja, donde recibían gente en temporadas altas, en invierno (Esquiadores de todo el mundo llegaban a esos remotos lugares para practicar su deporte, pero en verano, parecía más bien un cementerio abandonado). A Archi no le importaba que la casa que fuera antigua, solo quería desconectarse de todo. Él conocía ese lugar porque un antiguo amigo, “Leo” de la universidad, que también era contador y de hobbies pintor, le había dicho que “tenía una mística ese lugar”, palabras que nunca pudo olvidar y que siempre se le quedaron en su mente, quizás pensó que si un día enfermaba podría ir allá.

Una vez instalado, él y la dueña de la casa, de más o menos 90 años cenaron juntos en el living. Archi observaba los muebles, muchos adornos antiguos, figuras ancestrales de la cultura Americana que parecía no conocer y fotos viejas que parecían de familiares muertos, había un cuadro muy lindo de un ave Fénix que le llamo la atención y que decía las iniciales “L.S”. Mientras Archi observaba, la señora notó la angustia en sus ojos. Ella le contó que en medio del bosque, había un pequeño estanque que curaba todo mal, pero que solo una persona lo había podido encontrar. Ella le dijo que el Dios del bosque decidía quien podía hallar esas aguas, pues sabía que existían personas que desearían hacer negocios o sólo divertirse:

-Dice una antigua leyenda, que me dijo mi abuelo “quien necesite el agua sagrada es alguien que realmente no vino a buscarla, pero si la necesita, siempre me contaba esa historia cuando era niña”.

Archi conmocionado se quedó pensando en las aguas y en Fernanda, mientras la señora se levantó lentamente, se acercó a un mueble, abrió un cajón y sacó algo, acercándose a Archi y le dio una especie de amuleto que decía “Que las hojas vuelen por tu bosque”, la anciana lo miró a los ojos y le dijo:

-Para que se cuide en su viaje, para cuando realmente necesites encontrar las aguas sagradas, para encontrar el norte del camino, use este talismán.

Archi, con los ojos humedecidos, se sintió aliviado y mirando a la anciana guardó el regalo en su bolsillo.

Al otro día, temprano por la mañana, Archi tomó su mochila y comenzó su viaje por el bosque, que en realidad era bastante grande. Él no pensaba encontrar esta agua, él solo quería distraerse del stress de la ciudad.

Antes de irse apareció la señora y le dijo:

-Joven viajero, si vas a entrar en el bosque no olvides seguir siempre el norte, aunque pasen semanas, ten fe y el Dios del bosque te protegerá.

Archi asintiendo con la cabeza, como tomando en cuenta lo que le decía la señora, se internó en el bosque sin miedo y con decisión. Mientras caminaba recordó tomar sus medicamentos, para no tener síntomas durante su viaje.

CAPÍTULO 03

Pasaron varios días antes que Fernanda tomará la verdadera decisión de irse a algún lugar fijo. Por el momento se quedaba en un hotel, pero ella quería en realidad ir a casa de sus padres en Buenos Aires Argentina. Finalmente partió donde su hermana Constanza, con quien se llevaba muy buen. Ella se instaló y le contó su drama. Ella, acogiéndola, le dio una habitación que tenía desocupada, que en época de clases la arrendaba a estudiantes que venían a Santiago a estudiar.

Un día Fernanda despertó con dolor en el pecho, era un dolor amoroso, ella sentía que era así, como cuando pierdes a un ser querido, y se lo comentó a su hermana, quien le respondió:

-Lo más sano para ti es irte del país por un tiempo, mientras Archi encuentra su espacio y logra sanarse.

Fernanda le hizo caso a Constanza y decidió hacer el viaje para sanar su dolor.

Era de noche en Santiago y Fernanda miró por la ventana del aeropuerto, como los aviones iban y venían, se preguntaba si las personas a veces debían ser así o estar siempre juntas, ella se sentía culpable por dejar a Archi solo, pero sabía que si se quedaba, ambos caerían a un pozo sin fondo. En eso recordó un regalo que le había dado él, ella lo tenía guardado en su cartera, era una foto de ambos sonriendo con un parque de fondo, que decía “No importa que a veces no nos entendamos, siempre tendremos algo bueno y algo malo que nos une, siempre estaré a tu lado, Archi”. Feña guardo la foto y se puso a llorar tranquilamente. En eso sonó el altavoz: “Vuelo 920 de Santiago con destino a Buenos Aires, Argentina, salida en una hora más”. Fernanda llamó inmediatamente a Archi, pero no le contestó. Al parecer tenía el celular sin señal. Luego llamó a un compañero de trabajo que tenía registrado en su celular, que Archi había guardado una vez que olvido llevar su móvil a una cena familiar. Se llamaba “Felipe”. Luego de 3 tonos él le contestó. Fernanda llorando la preguntó si había visto a Archibaldo en el trabajo, pero le respondió:

-Archibaldo se tomó dos meses de licencia. Feña quedó mirando al vació y cortó el teléfono, dejó hablando sólo a Felipe. Ella comenzó a pensar en todos los momentos que vivieron juntos, cuando se conocieron en la universidad, cuando él la invito a salir, cuando le pidió matrimonio y cuando viajaron a Korea el año pasado. En ese momento ella sonrió por tener tan bellos recuerdos y decidió irse, porque sabe que aunque despegaran al mismo tiempo por separado, estarían siempre unidos, como decía la carta que Archi le dio a ella e Imaginó a sus 2 corazones viajando muy lejos y que tarde o temprano, volverían a reencontrarse para volar juntos.

CAPÍTULO 04

Cae la noche y Archi preparó su comida y acampó. Llevó varias bolsas de comida, para preparar rápidamente y una cocinilla de fácil uso. Pasó el tiempo y empezó a recorrer el bosque con tranquilidad, a veces pisaba el barro, se detenía a ver las hojas de los árboles, a veces pasaban conejos y él les sonreía. Tuvo que cruzar varios ríos para seguir los senderos, los que mojaban sus botas, que no eran realmente especiales para la lluvia, pero disfrutaba haciéndolo, bebía de esa agua y se mojaba la cara y el cabello cada día. Subía los cerros rasmillándose los dedos y las manos, se asustaba al ver insectos al agarrarse de ramas, pero toda esa adrenalina, en el fondo, la disfrutaba como nadie. No recordaba la última vez que se sintió tan conectado con la naturaleza. Pasaron 5 días entre todos estos paisajes lo que hizo que Archi se desgastara, el sintió que su viaje ya era suficiente, pero con tanta ansiedad se adentró demasiado en el bosque que se perdió. Sentado en el pasto, empezó a preguntarse como volvería a la posada para poder volver a su hogar. Se acostó en el pasto y luego de 2 horas empezó a anochecer, asomándose la primera estrella en el cielo. Tuvo un flashback en su mente y corazón. Recordó a un viejo amor “Ana”. Justo antes de conocer a Fernanda le había hecho un tatuaje de una brújula en su brazo derecho. Recordó su voz: “Solo ve la estrella Amanda, aquella que es la primera en aparecer y te indicará el norte y podrás encontrar el camino a tu hogar”. Sorprendido por la coincidencia entre las palabras de Ana con la señora, indicando el norte como la solución de los problemas. Empezó a caminar al sur para volver a la posada, ya agotado y sin olvidar tomas las pastillas.

Pasaron 4 días más y parecía que la posada estaba bastante lejos y que Archi se había perdido. Durante la madrugada apareció un gato blanco con la cola ploma, ojos color miel, bastante bonito. El gato le dijo:

-¿estás perdido humano? Yo puedo ayudarte jeje.

Archi frotándose los ojos y confundido le dijo:

-¿eres un gato y puedes hablar?

-¿acaso no me estas respondiendo? El Dios del bosque me dio este don, me encontró cuando era un bebe abandonado, me alimento y me regalo el vocabulario de 100 idiomas.

-¿Co-co-cómo te llamas?

Preguntó Archi:

-“Ycul”.

Y el gato le contestó:

-mucho gusto mi nombre es….

-ARCHI, lo sé te estado siguiendo hace ya varios días.

Archi le dijo

-¿y por qué no me ayudaste, o hablaste antes?

A lo que el gato respondió

-porque no quise, ahora sígueme antes que me arrepienta.

Como viviendo un sueño, Archi siguió al gato, entró caminando y trotando, mirando la brújula en su brazo junto con la estrella notó que no coincidía con el camino, pero continuo sin dudar, avanzando por el sendero durante más o menos 12 horas, hasta que anocheció.

De repente llegaron a un río con una gran cascada e Ycul le dijo:

-OH oh…

Archi sin entender lo que estaba pasando vio un montón de karpas subiendo la cascada y le pregunta al gato:

-¿por qué intentan subirla?

Ycul, alejándose susurró:

-Es un ritual.

Archi volteó la mirada a la cascada y vio que una karpa llegó a la cima y saltó salpicando al resto del bosque. En los alrededores del pez se formaron luces, como estrellas fugaces, un arcoíris que transformó a la karpa en un gran dragón blanco de unos 4 metros de largo. Archi no sintió miedo, pero Ycul quiso huír. El dragón, ya transformado, se percató de su presencia y como deslizándose por los aires, se acercó a ellos y le dijo al gato con una voz muy profunda:

-¿Qué estás haciendo por acá Ycul? ¿Ya estás extraviando humanos? vete de acá antes que te devore.

A lo que Ycul salió corriendo hacia el bosque gritando ¡Miaauuuuu!”.

Archi miró al dragón y le dijo:

-¿ese gato era malo?

El dragón le respondió.

-Sí, tuviste suerte en encontrarte conmigo viajero, me llamo Lett, soy unos de los guardianes designados del bosque.

-Mucho gusto yo me llamo “Archi”. Contestó el asustado viajero.

EL dragón lo observó y se percató de que Archi se veía bastante cansado y con la ropa dañada por lo que le dijo:

-¿Estás buscando la salida del bosque de Yin?

Archi responde:

-¿Yin? ¿Quién es Yin?”

-Él lo es todo, es el Dios del bosque, es el que me transformo en dragón, son los árboles que respiran cada mañana, el río que suena con sus peces y las luciérnagas que iluminan la noche.

Archi respondió:

-Gran dragón, yo vine acá porque estoy enfermo y busco el agua sagrada para sanarme de este mal.

Lett le indicó:

-mmm ya veo, buscas las termas de Yin, sube a mi lomo yo te acercare y guiaré, no puedo llevarte al agua sagrada ya que es una zona donde solo Yin puede estar.

Archi se subió con confianza sobre el dragón blanco y entre las estrellas de la noche y la gran luna llena, viajaron por los cielos de las montañas, las nubes parecían envolverse entre ellos, se podía ver el horizonte de cada lado del mundo. Archi le preguntó a Lett cómo se pudo transformar en un dragón siendo un simple pez, a lo que este le respondió:

-Cómo te dije soy uno de los guardianes del bosque, una vez que muera siendo un dragón, reencarnare nuevamente en un pez, luego Yin nos pone a prueba, si somos capaces de subir nadando esa cascada, como premio al esfuerzo y dignos de ser guardianes nos transforma en dragones.

Archi le preguntó:

-¿y si no logras subirla?

Lett le dijo:

Te quedas como pez hasta que logras subir la cascada, si no logras hacerlo simplemente mueres, y después de eso ya no hay reencarnación.

Archi pensó “Que dura es la vida para los animales y criaturas en el bosque”,

-Así es, pero soy feliz acá, Yin mantiene mi vida en paz y se lo agradezco mucho.

Archi quedó sorprendido por saber que el dragón también podía leer su mente.

Luego de un largo viaje nocturno y una gran conversación, Archi se relajó, se recostó, cerró los ojos y se quedó dormido profundamente sobre el lomo de Lett.

Ya era de día y Archi despertó a la orilla de un lago, donde un sendero indicaba un camino. Cuando una voz desde del cielo, retumbando en su mente le dijo:

-Sigue el sendero, confía en la brújula de Ana y en la estrella de Amanda, llegando al templo de Michelle estarás cerca de las termas de Yin, pero no olvides que él debe autorizarlo para que tú puedas ingresar.

Era la voz de Lett dándole las indicaciones.

Comenzó un nuevo camino, una ruta menos sinuosa, muy recta. Parecía que podaban los arbustos cada cierto tiempo. Pero Entre las ramas y hojas apareció nuevamente Ycul, Archi le dijo:

-Ya sé que me quieras perder gato, así que mejor vete.

-¿y que buscas? ¿Las termas de Yin?, él jamás te dejara entrar, mejor devuélvete antes que te transforme en una rata.

Archi no lo tomó en cuenta y siguió su camino e instintos. El gato se le unió con un poco de miedo, mirando los al rededores preparado para correr. Pasaron varias noches, pero él seguía su camino mirando su tatuaje y al mismo tiempo mirando la estrella que estaba en el cielo, no sabía a donde iba, pero sabía que quería llegar.

Una noche soñó con Fernanda, la veía llorando en un lugar donde solo había oscuridad, de espalda, él la llamaba, y ella corría donde estaba su voz, pero pasaba por encima de él, como si fuese un ánima, Archi le gritaba:

-¡¡Feña!! ¡¡Feña!! ¡¡Estoy acá!!”.

Entre la pesadilla despertó y solo encontró al gato, mirándolo en su pecho con cara de pregunta y le dice:

-¿Feña Feña estoy acá? ¿Quién es Feña?

-Que te importa Gato, de todas formas que sabrás del amor.

Archi toma a Ycul y lo dejó a un lado, se levantó y le dijo:

-Vamos minino hay que seguir.

-¿Cómo que minino?, tengo nombre, me llamo Ycul ¡respétame!

Mientras seguían su camino, Archi sacó latas de comida y empezó a comer. Ycul, paseándose sospechoso le preguntó:

-Oye humano ¿Qué es eso que huele tan delicioso?

-Es atún, es sabroso y tiene muchas proteínas, lamentablemente Fernanda es vegetariana y no me deja comer estas cosas.

-¿oye y me puedes dar un poco? ¿Y me puedes responder quien es Fernanda?”.

Archi miró al gato y le dijo:

-¿Por qué habría que darte si intentaste perderme?

Ycul lo miró tiernamente.

-Pero estoy acá contigo y te ayudaré cuando lo necesites.

Archi dudando de su pequeño compañero le convidó un poco de atún (de todas formas igual le hubiese dado). El gato muy feliz, chupándose los bigotes y ronroneando se comió el atún y le preguntó nuevamente a Archi:

-¿Me dirás quién es Fernanda?

Archi le contestó:

-Es por quien estoy acá Ycul, es la mujer que amo y debo sanarme para no perderla.

El gato lo miro con cara de no entender mucho y siguió comiendo.

CAPÍTULO 05

Fernanda ya había llegado a Argentina, sus padres la estaban esperando con mucho entusiasmo, la abrazaron, la ayudaron con su equipaje y se la llevaron a casa.

Los Padres de Fernanda se habían ido a vivir hace poco a Buenos Aires, ya que habían jubilado. Ambos tenían 70 años y su sueño siempre fue vivir ahí, además tenían un almacén donde vendían abarrotes, no lo necesitaban monetariamente, pero lo hacían para no aburrirse.

Feña les contó el drama con Archi y ellos la acogieron de la mejor manera y también le dijeron que a veces separar a las personas las une aún más.

Una vez instalada, Fernanda se relajó y empezó a leer libros, salir a trotar y cocinar diferentes recetas a sus padres.

Una noche, mientras dormía, soñó con Archi, que caía del cielo mezclándose con las nubes y le gritaba:

-¡¡Feña!! ¡¡Feña!! ¡¡Estoy acá!!

Lo vio caer a 2 metros de ella, sobre un gran lago, inmediatamente se lanzó a nadar hasta al fondo para poder encontrar a su amado, repentinamente apareció una luz blanca que entraba por su mano, otra mano le tomó el brazo, pero no era Archi, parecía la mano de una mujer mayor. Feña sintió que era una mala persona. Y le dijo:

-No dejaremos que vuelva.

Fernanda despertó agitada y transpirando, miró la hora y vió que eran las 21:00. Se colocó ropa deportiva y salió a trotar para poder pensar y relajarse por las calles de buenos aires.

Después de una hora se sentó en una plaza poco iluminada y vacía, habían tantos árboles que los faros hacían un efecto de túnel donde descansaba. Inclina su cabeza al cielo y pensó en que había hecho mal para que pasara lo que estaba pasando.

A lo lejos, escucho un llanto de un animal, miró por todos lados pero no encontraba nada, seguía escuchando y se desesperaba por no saber de dónde venía, incluso pensó en que estaba imaginándolo. En ese momento miró debajo de la banca en la que estaba sentada, era una cachorrita, de 2 meses más o menos, negrita completa y con manchas blancas en el pecho, al parecer estaba abandonada. Feña se enamoró inmediatamente de ella y no dudó en llevarla a casa. Llegando donde sus padres, ellos se disgustaron y les dijeron:

-Supongo que te llevaras esa cosa a Santiago, porque aquí no queremos animales.

Ella respondió

-Sí, se la llevare a Archi, ella nos cuidara, le pondré de nombre Scarlett y le daremos mucho amor.

CAPÍTULO 06

El bosque oscureció, eran tantas las hojas que parecía de noche. Esto hizo que al par de viajeros les diera un poco de miedo y se acercaran un poco. Mientras caminaban por el oscuro camino, empezaron a aparecer varias tumbas de forma trasparente, cada una tenia letras extrañas, en un idioma que Archi no conocía. Parecían ser muy antiguas y, a coro, decían “Yiiiiin, Yiiiiiin, Yiiiiin”. Archi se quedó paralizado, sin entender lo que pasaba, por lo que Ycul le dijo:

-¡Miauuu! que miedo, deben ser ilusiones, vamos Archi sigamos rápido.

Archi respondió:

-¿Ilusiones, por qué?

-Porque no todos pueden entrar por acá.

Archi creyendo lo que le dijo su pequeño compañero, cerró los ojos y comenzó a correr sin parar, pisando posas y hojas secas, hasta que se tropezó con un tronco y caer. Al levantar su mirada, se encontró con un pequeño templo, que más bien parecía una animita, donde estaba la estatuilla de una mujer con el pelo ruliento, ojos hermosos y un cuerpo perfecto. Abajo, en sus pies, decía en un extraño idioma

“నాకు సమర్పించటానికి లెట్”.

Ycul le dijo:

-Este debe ser el templo de Michelle, la puerta a las termas de Yin.

Archi no sabía lo que le decía el grabado, pero recordó que Ycul sabía más de 100 idiomas por lo que le pidió al gato que se lo tradujera.

El gato le dijo:

-Vez, te dije que te iba ayudar, déjame ver, acá dice: “Déjame una ofrenda”.

Archi le preguntó:

-¿Qué idioma es este?

-Es de los Yinikos y Yanikas.

Archi preguntó:

-¿y ellos quienes son o quiénes fueron?

Ycul dando un suspiro soberbio le respondió con paciencia:

-Ambas eran tribus asiáticas nómadas que decidieron pasar por el estrecho de Bering hace unos 12.000 años atrás.

¿Y que paso con ellos? ¿Por qué no hay registros históricos de ellos?

A lo que el gato le contestó:

-Los Yinikos eran una tribu de unas 50 personas entre hombres, mujeres y niños y los Yanikas lo mismo pero unas 40 personas, ambas tribus tenían su propio líder “Yin” de los Yinikos y “Yan” de los Yanikas. Pasaron varios años y la decisión de Yin fue de quedarse en este bosque para vivir tranquilamente y dejar de ser nómada, en tanto “Yan” quería seguir viajando y expandir su pueblo, decisión que Yin no compartió obviamente lo que hizo que no llegaran a un acuerdo.

-¿Y qué paso con ambas tribus Ycul?”, preguntó el viajero.

-Un día los Yanikas decidieron irse, pero sabían que necesitaban los alimentos de los Yinikos para poder irse de viaje y seguir conquistando territorio y así hacer crecer su reino, entonces, una noche decidieron saquear los alimentos de los Yinikos. Uno de los aldeanos súbditos de Yin se dió cuenta y avisó a la tribu, desencadenando una terrible lucha entre ambas tribus. A pesar de que los Yinikos eran más numerosos, los encontraron desprevenidos. Fue una lucha en la que ambas tribus murieron y los que sobrevivieron, murieron por heridas, extinguiéndose y quedando solo sus líderes vivos Yin y Yan. Yin era hombre y un buen líder, justo y sabio, pero también tenía un lado cruel, tomo como prisionera a Yin y la dejó amarrada en un árbol hasta que muriera de hambre. Yan, por su parte, siempre fue una mujer ambiciosa y egoísta, pero nunca dejo a su pueblo de lado. Quizás no hay registros históricos de esto, pero en el mundo siempre se cuenta con el símbolo que los humanos llaman “Yin y Yang” puede que esta leyenda tenga algo que ver. Terminando el gato su historia dejó de mirar a Archi y se limpió sus patas.

Archi sorprendido por tan fantástica historia (casi tanto como su aventura), miró el pequeño templo de “Michelle” y se percató de algo. Al lado de ella había un cuadro muy particular de un ave fénix que tenía las iniciales “L S.” él pensó:

L.S…L.S…Ls… ¡Leo Saavedra!” Era mi amigo de la universidad.

Archi tomó el Cuadro y se lo mostró a Ycul diciéndole:

¡Vés! Los humanos podemos llegar acá, puedo encontrar el agua sagrada de Yin. Lamentablemente Archi recordó que no tenía nada de valor para dejar como ofrenda o nada tan lindo como un cuadro. Y se sintió desilusionado.

Archi miró la estatua y empezó a pensar en todo lo que había vivido, mientras el gato se daba vueltas por el bosque. El gato le dijo:

-Llevas sentado ahí 2 horas, pronto anochecerá.

-¡ya lo sé! Pero ¿Qué quieres que haga? No tengo nada para entregar de ofrenda, ni cuadro, ni regalo.

“regalo…” en eso recuerda las palabras de la anciana “Toma este talismán, te protegerá”. Cuando en eso introduce su mano en el bolsillo y se encuentra con el talismán que le dio la señora. Lo dejó en el pequeño templo y le dijo a Michelle:

-Que las hojas vuelen por tu bosque, dejo esta ofrenda de mi más profundo corazón.

Pero no pasó nada. Miró al gato y le dijo:

-Oye gat….Ycul, ayúdame por favor, ¿puedes decir esto pero en ese idioma extraño?

-Bueno, para que después no digas que solo fui un estorbo en tu viaje.

Ycul mencionó las mismas palabras pero en el idioma de la antigua tribu. Al hacerlo así la figura del templo hizo una reverencia y se escuchó una pequeña risa con mucho eco “ehhhhee”. Archi, sorprendido, miró a su izquierda y en el bosque se empezaron a abrir las ramas y en medio de la nada se formó un pasaje que conducía a un pequeño lago con aguas termales, Archi exclamó fuerte:

-¡¡¡¡Las encontré!!!!

El gato dijo:

-“Miauuuu”.

Ambos hicieron muchos gestos de felicidad.

Rápidamente Archi se desvistió y se lanzó al agua y descansó. Luego de una hora apareció una persona frente a él. Era alta (2 metros y medio), delgada, cabello rojo, una máscara como de teatro y vestía con una túnica que parecía mapuche. Archi lo observó con cuidado y le dijo susurrando:

-¿tu-tu-tu eres Yin el Dios del bosque?

El extraño ser le respondió:

-Así es Archi.

-Muchas gracias por ayudarme, con esto me sanaré.

A lo que Yin le contestó:

-¿ayudarte? Yo no te he ayudado. Dime ¿hace cuánto no tomas tus medicamentos?

Archi sorprendido por la pregunta le dijo:

-Bue-bue-bueno hace 1 semana creo o más, no sé cuánto tiempo llevo perdido en su bosque.

-Llevas un mes, ¿y cómo te has sentido?

-Bien, se me había hasta olvidado mi enfermedad.

Yin le expresó:

-Ese es el problema de los humanos, viven pensando en sus preocupaciones, en sus negocios, en su tecnología y no ven lo que hay a su alrededor, el simple hecho de entrar con la naturaleza, entramos en un ciclo que es parte de la vida misma, yo no te sané Archi, tú mismo lo hiciste, escapando de la ciudad y atreviéndote a entrar a un bosque que no conocías, estas aguas son solo aguas termales, al estar en contacto con Lett y con Ycul te sanó lo que la ciudad te contamina. Espero que disfrutes estas aguas y gracias por la ofrenda, Michelle estará feliz con el talismán, adiós humano y no olvides agradecerle a ella por haberte ayudado, también agradece al universo que nos creó tanto a ti como a mí, cuando llegues a casa tendrás un regalo mío.

Yin le hizo una reverencia a él y al Ycul y se transformó en un zorro rojo, desapareciendo en el bosque.

Ycul mira a Archi con cara de preocupado y le dijo:

-Parece que ya tengo su aprobación.

-¿de qué hablas?

El gato le respondió:

-¿Acaso no te diste cuenta por qué intente perderte en el bosque? Yo soy una creación de Yan, por eso quise hacerte mal, pero, una vez que el dragón apareció, me sentí preocupado y quería ayudarte, sentí que tú estabas tan solo como yo, no suelo hablar de sentimentalismos, pero creo que viajar contigo me abrió los ojos.

Archi le frotó la cabeza y le dijo:

-jajaja, gracias amigo.

Pero Ycul, entristecido, le respondió:

-Si Yan me ve de nuevo me desaparecerá, ya que soy creación suya, no tengo salida, creo que moriré pronto, ya que Yin y Yan rodean el bosque, Yin solo aparece de día y Yan de noche y queda poco para que anochezca.

Luego de terminar el baño, ambos se levantaron rápidamente y ya vestido, Archi le agradeció al pequeño templo de Michelle por el baño. Su plan era correr lo que le quedaba de noche, para llegar a la orilla de la isla y salir del bosque antes de que Yan apareciera. La noche estaba cayendo y Archi e Ycul corrieron por el bosque, repentinamente aparecieron nuevamente las tumbas trasparentes, por lo que el gato le indicó:

-Son solo las ilusiones no te asustes de nuevo.

Archi miró detalladamente las tumbas, que tenían inscripciones con el mismo idioma que el templo de Michelle, al notar esto le dijo al gato:

-¡Ycul están no son ilusiones, son las tumbas de las personas muertas por la batalla entre los Yinikas y los Yanikas!

-¡Tienes razón! Entonces fue acá esa legendaria batalla.

Ycul se subió al hombro de Archi y le gritó:

-¡Por favor corre! ¡Corre!, Yan debe estar cerca y está a punto de irse el sol, sí aparece será mi fin.

Archi miró al gato, luego al cielo con la estrella de Amanda que aparecía tenuemente como guía y empezó a correr. Mientras seguían su camino, se escuchaban voces de gente gritando, gimiendo y sufriendo. ¡Estaban reviviendo tan miserable noche! Pero no se veía nada, más que el bosque con las tumbas.

De repente hubo un gran silencio y se detuvieron, echaron un vistazo hacia atrás y no vieron nada, ambos se miraron con cara de “nos salvamos ¿de qué? No sé”. Archi dió un paso encontrándose de frente con una mujer de 2 metros, sin labios, cabello rubio y con una túnica muy parecida a la de Yin.

Le preguntó:

-¿Quién eres?

Ella solo le dijo:

-Ycul, has traicionado a tu creadora, te has vuelto en un ser más bueno que malo, y ahora desaparecerás.

A Ycul se le vuelven los ojos blancos y comienza a flotar hacia la mujer, Archi le gritó:

– ¡¡Ycul!! ¡¡noooooo!!Eres Yan ¿cierto? no dejare que te lleves a mi amigo.

Archi corrió hacia el gato y lo tomó fuertemente, pero al hacerlo sintió un golpe de corriente que lo lanzó lejos, Yan le dijo:

-jajaja incrédulos humanos, este gato fue creación mía y yo decido si vive o muere.

Archi, reponiéndose, le contestó

-Ya no lo es, Yin lo aprobó como uno de los suyos, así que no lo es del todo.

Yan con una sonrisa cínica le dijo:

-Sí, pero es de noche y el ya no está acá para salvarlo, ni a ti tampoco.

Archi comenzó a llorar por su amigo, intentando salvar a Ycul, pero cada vez que lo hacía se veía arrojado varios metros, como un golpe de corriente. Arrojado en un tronco, empezó a perder la conciencia y con los ojos borrosos, vió cómo Ycul se introducía en el cuerpo de Yan. Archi miró al cielo, a la estrella de Amanda y vió una luz que bajaba. Entre el shock y los golpes, imaginó a Fernanda que venía a salvarlo y cayó finalmente desmayado.

Lo que realmente bajaba era Lett, quien con una ráfaga, golpeó a Yan y con sus dientes rescató a Ycul, posándolo encima de Archi.

Yan le dijo:

-¿Por qué arriesgas tu vida por estos dos individuos?

El dragón le respondió:

-Soy un guardián y debo alejar las malas energías como tú de estas zonas.

Yan le contestó:

-Está bien, pero lo lamentaras.

Lett se lanzó sobre Yan, mientras ella lo golpeaba con el viento al azotar rápidamente sus brazos. Durante su combate, el dragón empujó a Archi para que despertara junto con Ycul.

-Jajajaja ellos ya estarán muertos después que acabe contigo. Dijo Yan.

Archi despertó junto con Ycul y vieron la feroz batalla entre ambas criaturas, Lett les ordenó:

-Rápido huyan, yo distraeré a Yan, corran lo más lejos posible, ella no puede atacarlos de día.

Archi le respondió:

-¡No! nos quedaremos acá no podemos dejarte solo.

Ycul, apoyando a Archi, le dijo:

-Me salvaste, luchare contigo.

Lett los reprendió diciéndoles:

-No sean idiotas, un humano y una creación hecha por un Dios. Aunque sea un gato, no pueden luchar, solo yo puedo hacerlo.

Yan lanzó lejos a Lett con una ráfaga de viento que azoto entre sus brazos y el dragón se estrelló contra un árbol que lo dejó sangrando. Archi se le acercó y le dijo:

-Lett no puedo dejarte, menos ahora debo ayudarte.

El dragón respondió:

-No te preocupes por mí, yo estaré bien, dentro de mi tengo a Yin, él es la luz.

Lett se lanza sobre Yan pero solo la empuja y no logra hacerle daño, ya habían pasado varias horas de la lucha entre Lett y Yan y parecía que iba a amanecer. Archi e Ycul miraban hacia las montañas y veían cómo el cielo se iba aclarando y como el sol salía. Ambos se miraron sonriendo y dijeron “¡nos salvamos!”. Se escuchó un gran golpe ¡CRASH!, miraron a Lett y se dieron cuenta que Yan había a travesado al dragón en el pecho con un tronco que había en el lugar. Yan se acerca a los dos viajeros:

-Ahora siguen ustedes.

Ella nuevamente comenzó a absorber al gato, y Archi, inmóvil, solo le rogó:

-¡no lo hagas por favor!

Mientras el gato flotaba, Ycul cae frente a ella. Yan sorprendida miró frente suyo y se encontró con Yin y este le dijo:

-Ya es de día Yan.

Mandándola a volar muy lejos y al caer fue absorbida por el suelo.

Archi e Ycul, con lágrimas en los ojos, se acercaron a Lett que yacía unos metros más allá, lo abrazaron e intentaron sentir su pulso, pero ya parecía estar muerto, desatando un llanto profundo y triste en ambos amigos, que se abrazaban junto al gran dragón que los salvo.

Yin se dirigió hacia ellos y consolándolos les dijo:

-Lett tiene gran valor, enfrentarse a un Dios no lo hace cualquiera.

Y con sus manos, lo tocó y lo hizo desaparecer. Mientras se alejaba, Archi le dijo:

-¿No vas a traerlo de vuelta? ¡Nos salvó la vida!

Y Yin le contestó mientras se perdía en el bosque:

-La vida es parte de la muerte, no hay ciclo que empiece ni que no termine, es la forma circular de la vida, el ir y venir.

Archi e Ycul se miraron tristemente y caminaron de vuelta, el gato repentinamente le dijo:

-¿Ahora que haremos? tenemos que darnos prisa, tenemos que volver a tu posada para que Yan no nos encuentre.

Archi miró al gato seriamente y le dijo:

-Tranquilo, piensa en las palabras de Yin, todo estará bien.

Archi empezó a correr junto con el gato, sin parar, como si huyeran de un león que los quisiera devorar.

Empezó a anochecer e Ycul le dijo a Archi:

¿Dónde nos llevas? ¡Por aquí no es el camino, ahora tú me estás perdiendo!

Archi miró al gato y le contestó:

-Gracias a ti llegaremos a casa ahora.

Ambos siguieron corriendo hasta encontrar un río, que tenía una enorme cascada, Ycul le dijo a Archi:

-¿Qué estamos haciendo acá?

Y este le respondió sonriendo, Lett renacerá, cuando llegue a la cima una vez más y nos llevara a casa. Ambos miraron a la cascada y vieron como una karpa alcanzó nuevamente la cumbre de la cascada y entre las luces y estrellas se transformó en un dragón blanco. Archi le gritó:

-¡¡LETT!! ¡¡LETT!!”

El dragón los miró y le dijo:

-Recordaste lo que dije, Yin no me dejaría morir, menos después de luchar con Yan, ¡vamos! suban a mi lomo, los llevare a casa.

Ycul y Archi abrazaron con mucho entusiasmo a Lett y se subieron a su lomo recorriendo nuevamente por el bosque. Archi miró hacia abajo y se dió cuenta de que el lugar donde estaban, las termas no existía, que solo era un gran lago, Lett le dijo:

-Yin es capaz de ver a través de los ojos y el corazón, por eso dejó que entraras en este bosque y te mantuvo vivo tantas semanas. Él te probó y a cambio de eso tú te recuperaste.

Luego de un largo viaje Lett, Ycul y Archi llegaron a la posada y el dragón, tras despedirse, se fue volando haciendo señas desde el cielo, desapareciendo entre la estrella de Amanda.

Archi junto al gato fueron donde la anciana, la encontraron con el mismo talismán que le regalo a su huésped al inicio del viaje y con una gran sonrisa le explicó:

-Muchas gracias por el talismán, ahora esta bendecido por el Dios del bosque.

Archi anonadado le preguntó:

-¿perdón?, ¿señora usted como se llama?

A lo que ella responde:

-Michelle por su puesto jejejeje.

Al otro día Archi tomó su mochila y fue a tomar el bus que lo llevaría de regreso al aeropuerto. El gato se le acercó algo tímido y le dijo:

-Llévame contigo, eres mi único amigo humano, el bosque es peligroso y ya nadie me quiere ahí.

Ante eso, Archi miró a la posada, vió a la señora y le dijo:

-Yo creo que hay alguien más que te necesita pequeño gato.

Ycul miró a la anciana y corrió hacia ella, la anciana lo tomó en sus brazos y comenzó a ronronear en su pecho.

Archi pensó que a veces hay personas que son mezquinas porque simplemente se encuentran solas en este mundo, pero al final todos necesitamos un poco de compañía y amor. Archi tomó el bus mirando el bosque y a lo lejos se vió a Lett volando entre los cielos, en este viaje él aprendió que las curas están más cercas que lejos de casa.

Llegando a Santiago, Archi se encontró con Fernanda y ella lo abrazó llorando:

-“¿Dónde estabas? Estaba tan preocupada.

Archi respondió:

-Me tome unas pequeñas vacaciones querida pero ya estoy bien, para mí y para ti.

Ella lo siguió abrazando y llorando y le dijo:

-Tonto, perdóname, prometo no dejarte solo nunca más…

Feña se giró y fue a buscar algo.

-Mira, te tengo un regalo.

Archi se preguntó que podía ser y ella le colocó entre sus brazos, la pequeña cachorra de 2 meses.

-Mira Archi, la encontré en Buenos Aires, la traje hace unos días para que nos cuide, va a ser nuestro pequeño ángel.

Archi la miró, la tomó y le dijo:

-Oh pero que linda eres… eh ¿Cómo se llama?

Fernanda le respondió:

-Se llama Scarlett, pero donde es muy largo le abrevio y le digo Lett ¿lindo nombre, no?

Archi entendió que ese era el regalo que Yin le había enviado.

CAPÍTULO 7

Habían pasado ya varios meses desde que Serey pinto “El bosque de Yin”, después de hacer esta obra hizo 9 pinturas más, las que “le volvieron el alma al cuerpo”. Se sentía en plena felicidad, tanto en su trabajo como con sus obras de arte, había también conocido a un amigo muy especial. Esta persona era del café donde ella siempre pasaba por las tardes, se conocieron de casualidad porque ella derramo sin querer su “Late Vainilla descafeinado sin azúcar con espuma” en su chaqueta, él se llamaba Andrés y era músico, comenzaron a salir y él se enamoró perdidamente de ella, pero nunca pudo abrir su corazón hasta mucho tiempo después.

Pasaron varios meses, incluso varios años, y un día, Él desde lo más profundo corazón le dijo:

-Eres el puente entre el túnel de mi vida y el sol de tu mirada.

Serey entendió los sentimientos de su amigo, se abrazaron pero no se besaron.

Con una sonrisa en su rostro, volvió a su taller de pintura (el cuarto de lavado) y comenzó a ver sus obras sintiéndose plenamente feliz, sin saber si estaba realmente enamorada de él o no. Se acercó a su pintura “Al bosque de Yin”, la miró fijamente, y sintió mucho cariño, luego miró a su pequeño personaje “Archi” y se dió cuenta que ya no estaba triste, sino sonriendo. Ella no se explicaba cómo, porque recordaba con claridad haberlo pintado deprimido, pero no la dió importancia, se dió vuelta y comenzó a pintar su siguiente cuadro.

EPILOGO

Cuando “Serey” pensaba que no tenía inspiración, crea un cuadro llamado “el bosque de Yin”, donde dibuja un pequeño personaje llamado “Archi”. Dentro de esta pintura se crea una aventura, donde este personaje va en busca de la tranquilidad de la naturaleza, para sanarse de una enfermedad que lo agobia. En su viaje se encuentra con distintos personajes, que hacen que su camino tenga sentido.

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