LAS NUBES SON ROSAS Y EL CÉSPED AZUL.

LAS NUBES SON ROSAS Y EL CÉSPED AZUL.

Lucas Castañeda

22/08/2020

LAS NUBES SON ROSAS Y EL CÉSPED AZUL.

_ ¿Papá, sabes donde esta Víctor? _ le preguntó David al señor Nelson, mientras disfrutaban un momento padre e hijo en la terraza de la casa _ hace un par de días no lo veo, pensé que estaría cerca y que vendría pronto por eso no te había preguntado nada.

_ Está en Valledupar, fue a recoger una encomienda para mí _ respondió el señor Nelson.

La señora Doris salió a acompañarlos y mientras se sentaba en la silla sobrante de la mesa, el señor Nelson preguntó.

_ ¿Dónde está tu novia?, desde ayer no la veo _ sacando un habano preguntó.

_ Si, que paso con Luisa, ¿dónde está? _ intervino la señora Doris.

David agachando la cabeza respondió.

_ Terminamos la relación y se fue muy furiosa, me dijo ¡no quiero volverte a ver! _ respondió mientras la señora Doris lo consentía, sobando su cabeza.

_ ¿Y tú?, ¿quieres volver a verla? _ preguntó el señor Nelson prendiendo su habano.

_ Se nota que estás enamorado de esa chica, nunca te había visto así _ dijo la señora Doris sonriendo y prosiguió _ a mí en lo personal Luisa me cae muy bien, se ve que es una buena mujer y que también te quiere mucho.

_ Yo quise una mujer así, pero no la encontré, me toco conformarme con tu madre _ exclamó el señor Nelson riendo y dándole un beso a la señora Doris _ si estás enamorado de ella búscala, no dejes que escape, sigue tu corazón hijo, lucha por lo que quieres y te haga feliz.

_ Es verdad papá, voy a buscarla, iré a su casa y la traeré de vuelta, aunque me toque rogar _ dijo David levantándose de la silla y siguió _ ya regreso, me voy en mi auto.

David se retiró de la terraza en camino al parqueadero, en busca de su auto, dejando al señor Nelson con la señora Doris ahí.

_ ¿Aún me amas? _ preguntó el señor Nelson.

_ ¿Tú que crees? _ respondió la señora Doris, viéndolo a los ojos y dándole un beso apasionado _ te amo con todas las fuerzas de mi corazón, tu eres mi esposo, el padre de mi hijo, eres lo mejor que me ha pasado en la vida. Aunque los dos estamos condenados, de algo hay que morir, y cuando llegue ese día, quiero morir a tu lado.

Besándose muy apasionadamente se levantan de las sillas y van a su habitación, mientras tanto David enciende el automóvil y se dirige a la casa de Luisa. En el camino decide comprar rosas y chocolates para pedir su perdón, cuando paró en un local de flores, se acercó y luciendo su sonrisa de galán de vereda le preguntó a la señorita que estaba atendiendo.

_ ¿Qué flores tienes? _ preguntó coqueteando con su mirada.

_ Depende la ocasión te puedo ofrecer algo, ¿para que las necesitas? _ respondió la joven con una sonrisa.

_ Se enteraron que fui infiel y me abandonaron a mi suerte _ dijo, guiñando su ojo izquierdo.

_ Sí, tengo las indicadas para eso _ respondió la joven tomando un ramo de rosas rojas con un listón amarillo en las puntas y siguió _ cuestan cuarenta y cinco mil pesos.

_ ¿Porque tanto?, ¿vienes incluida en la compra? _ preguntó David volviendo a sonreír con picardía en su mirada _ hagamos algo, yo te compro cinco ramos de esas rosas y tú me acompañas a tomar un café.

La joven accedió a pesar de lo que había escuchado, cuando llego al automóvil se sorprendió de ver un auto tan hermoso y costoso, sin pensarlo dos veces se subió y sin saber a dónde irían se colocó el cinturón de seguridad. David se percató de la mirada de sorpresa que tenía la joven y siguió la conversación.

_ David, mi nombre es David _ le dijo, estirando su cuello para darle un beso en la mejilla.

_ Mi nombre es Alejandra y no tengo novio _ respondió muy apresuradamente recibiendo el beso.

David supo que esa chica estaba interesada en él con solo escuchar eso, encendió el auto y pisando el acelerador hasta el fondo la sorprendió con el sonido feroz que emitió el mofle, dio un paseo por la ciudad con ella, condujo varios kilómetros hasta llegar a un centro comercial, entraron al parqueadero, dejaron el auto y subieron las escaleras hasta llegar al cine.

_ ¿Pensé que habías dicho un café? _ preguntó Alejandra.

_ Quiero que nuestro primer beso sea en el cine _ respondió David sacando la billetera, dejando ver mucho efectivo _ son casi las once de la mañana, a esta hora no hay nadie viendo películas, podre abusar de ti.

Compraron las entradas y mientras comenzaba la película fueron en busca de un helado, quince minutos después regresaron al cine y entraron a la función, como no había nadie se sentaron en la parte de atrás, en lo más alto de la sala, para que nadie los interrumpiera o si alguien lo hacía, ellos podrían ver que irían y tendrían un tiempo para reaccionar.

_ ¿Qué tal besas? _ quiso saber David, colocando la mano derecha en la pierna de ella.

_ Eso no se dice, eso se demuestra _ exclamó y después de quedarse un par de segundos mirándolo se acercó un poco más y le dio un beso.

David le respondió el beso y mientras se besaban, él pasaba sus manos por las partes íntimas de Alejandra diciéndole.

_ Te quiero hacer el amor aquí y ahora _ le dijo mientras intentaba quitar su blusa.

_ ¡Alto galán!, creo que vas muy rápido _ respondió Alejandra quitándole las manos de la blusa y siguió _ creo que te confundiste conmigo, primero quiero conocerte y después veremos qué puede pasar.

David un poco confundido volteo a ver a su alrededor, la tomó por el cuello con su mano izquierda casi ahorcándola y le dijo.

_ Yo siempre tengo lo que quiero _ mientras pasaban los anticipos de las próximas películas, le dijo, y con un gesto de desdén en su rostro siguió hablando _ tú, me vas a dar lo que yo quiero.

Alejandra le quitó la mano de su cuello y parándose rápidamente de la silla le dijo.

_ Conmigo es diferente _

Ella le dio una cachetada y se levantó de su asiento dejando a David atrás, mirándola con rabia por haberlo golpeado.

Él se paró de inmediato y fue en su persecución, alcanzo a tomarla antes de salir de la sala, halándola del cabello la tira al piso y subiéndose encima comenzó a golpearla brutalmente hasta dejarla sin sentido. Cuando capto que estaba inconsciente acerco su oído a la nariz de ella para escuchar si aún respiraba, después de darse por enterado que aún seguía con vida, siguió golpeándola hasta que escucho unos pasos entrar por el otro extremo de la sala, como todo estaba oscuro no se alcanzaba a notar de extremo a extremo quien estaba o que estaban haciendo, David se levantó y dándole una patada en la cara se va de la sala, llega al parqueadero, enciende el automóvil y se va de ahí en busca de las flores y los chocolates para pedir su perdón ante Luisa.

De nuevo en camino a la casa de Luisa paró en otro local de flores, se acercó a la señorita que atendía y esa vez sin vacilar compro el ramo de flores más costoso y los chocolates más finos que estaban ahí, volvió al automóvil y emprendió su ida a buscar a Luisa, cuando llego finalmente a su destino pensó en aquella chica que había dejado tirada en el cine, sonrió de una manera farisaica y salió del auto con sus manos ocupadas, en la izquierda llevaba las rosas y en la derecha los chocolates. Llegó a la puerta y toco el timbre, cuando abrieron la puerta, se arrodilló sin notar que era la madre de Luisa quien había acudido a la llamada del timbre.

_ ¡Perdóname! _ dijo él, postrado ante una persona errónea.

_ Te perdono, de lo que seas que hayas hecho _ respondió la madre de Luisa en un tono burlón.

Levantándose rápidamente y con bochorno le dice.

_ Discúlpeme señora Marta, pensé que era Luisa quien abriría la puerta _ dijo, sonriendo y cabizbajo siguió _ ¿ella se encuentra?

_ Debes estar cansado con todo eso en tus manos, pasa y descansas un poco _ le respondió la señora marta mientras le abría paso para que entrara.

David entro a la casa y dejando las flores y los chocolates en la mesa del comedor se sentó en la sala mientras esperaba que la señora Marta le trajera algo de tomar, como fue costumbre en su anterior visita de presentación.

_ ¿No esta Luisa? _ preguntó, recibiendo un vaso con gaseosa _ quiero verla.

_ Ella está en Valledupar, justamente se fue hace un par de horas al aeropuerto, a estas horas debe estar arribando el avión en Valledupar _ respondió la señora Marta mientras lo miraba con ganas de preguntarle algo _ ¿tu padre a que se dedica?

_ Papa, es político, también empresario, nosotros somos dueños de las empresas De La Peña, producimos metal, cemento, ladrillos, bloques, entre muchas cosas más que ahora no las tengo presente _ respondió David tomando un poco de gaseosa y siguió _ ¿qué está haciendo ella allá?, ¿con quién está?

_ Está con mi hermana Luz y su marido, quería alejarse unos días de ti, o eso fue lo que me dijo ayer por la noche _ cruzando las piernas respondió _ sé que no es de mi incumbencia, pero, ¿puedo saber que paso?

David le dijo todo con lujos y detalles, en un acto desesperado de aprobación, le prometió que jamás volvería a hacerle daño a su hija y que la querría y respetaría por siempre. La señora Marta creyendo en sus palabras y viendo el rostro triste de David por no tener a su lado a la mujer que amaba, le dijo que lo ayudaría y que haría lo posible por que Luisa estuviera con él, levantándose de las sillas y dirigiéndose a la puerta David le dice.

_ De casualidad me podría facilitar el número de teléfono y la dirección de su hermana _ llegando a la puerta le dijo y siguió _ me podría hacer el favor.

_ Claro que sí, espérame un momento subo y bajo _ respondió la señora Marta, sonriendo dando la vuelta.

David se quedó mirándola mientras ella subía las escaleras, David la miraba no con ojos de yerno sino con ojos de deseo, yo no alcance a conocer a la madre de Luisa, pero según lo que me dijo David fue que la señora Marta, era una mujer muy bien conservada que a pesar de sus cuarenta y dos años se veía muy bien. Cuando bajo de nuevo a la puerta, le dio la dirección y el número de teléfono que le había solicitado, David abrió la puerta y le dio un beso en la mejilla a la señora Marta de despedida. Regreso al auto, lo encendió y se dirigió a su casa.

Casi media hora después de camino llego a su casa y entro muy rápidamente a llamarme, después de haber hablado conmigo fue a la cocina, se sirvió un pedazo de ponqué y se sentó en la mesa fuera en la terraza, el señor Nelson llego unos minutos después, se sentó a su lado y le preguntó.

_ ¿La encontraste? _ preguntó, tomando un pedazo de ponqué y comiéndolo.

_ No, ella no está en Medellín, se fue a visitar a su tía en Valledupar _ respondió enviando una cucharada con ponqué a su boca _ llame a Víctor y le di la dirección y el número de teléfono de la tía, para que fuera y hablara con ella, espero no te moleste.

_ No, no me molesta _ dijo el señor Nelson acercando un poco más su silla _ ¿cómo te va con Víctor?

_ ¿Por qué la pregunta? _ preguntó mirándolo.

_ Estos últimos años los he visto muy juntos _ respondió enviando nuevamente su mano al ponqué _ ¿confías en él?

_ Si, si confió en él, estos años me ha demostrado mucha lealtad _ exclamó _ no tengo ningún motivo por el cual desconfiar.

_ Hijo, confiar es bueno _ dijo el señor Nelson, enviando por última vez su mano al ponqué, y levantándose de su silla exclamo _ ¡pero, desconfiar es mejor!

El señor Nelson desalojó la terraza dejándolo solo, terminando su ponqué David se quedó pensando en las preguntas que le había hecho el señor Nelson. Unos minutos después el señor Nelson llego a su habitación y busco una agenda de teléfonos que estaba escondida en su mesa de noche, paso página por página en busca de un número en especial, cuando lo encontró, tomó su celular y llamó.

_ ¿Antonio? _ preguntó cuándo le contestaron la llamada.

_ Si, el habla _ contestaron _ ¿con quién hablo?

_ Nelson, habla Nelson, necesito un favor tuyo _ contestó y siguió la conversación _ ¿todavía eres espía? Y ¿estás en Valledupar?

_ No, no soy espía como tú dices, soy un detective privado, y si, si estoy en Valledupar, ¿Qué necesitas esta vez de mí? _ respondió.

_ Te daré una dirección, necesito que averigües todo lo que puedas de una persona que está allá, que averigües que come, con quien habla o duerme, que hace en las mañanas, en las noches, quiero que seas su sombra, especialmente quiero que tomes fotos de todo lo que haga y con quien lo haga _ le dijo el señor Nelson dándole la dirección y finalizando la llamada.

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