Las noches de 2022

Noche 1

1 de marzo

2:38 a.m.

Aquellos que exclaman ‘amor’ mientras hieren, imponen y pisotean están alejados de comprender que las palabras se quedan lejos de los hechos.

Cuando nos encontramos en una situación de entramados intereses que se escapan de un ‘te amo’ se hace evidente la brecha que nos separa: el autosustento de tus necesidades afectivas.

Deberías estar aquí, viendo como pienso que he hecho mal para darte motivos suficientes que justifiquen tus acciones. Mientras tomo sorbos de café y mi madre pregunta si todo está bien, respondo con un escueto ‘todo bien’, pero no es así. El sentimiento de autodesprecio es insostenible.

A lo largo de estos meses mi mente ha ido y venido por estos pasajes de insomnio, sin embargo esta situación es insostenible. Nuestra realidad, querido, ha comenzado a quebrarse. No me iré todavía, pero tampoco seré igual de paciente como antes, has deshumanizado cada sentimiento hacia ti. Ni siquiera sé cómo sigo desistiendo de mi partida cuando ya no existe algo que sentir.

Noche 2

3 de abril

2:56 a.m.

Ciudad diferente, pensamientos diferentes. El hecho de estar acostado en la cama con alguien ‘nuevo’ después de lo ocurrido con el energúmeno que transformó mi vida en un verdadero infierno no me sorprende, de cierta manera eso quería. Aún así, más allá de lo que se hizo o no dentro de estas paredes, existe una posibilidad de encontrar la paz en algo que no sea mis propios pensamientos. Quizá pueda ser el comIenzo de algo o el fin de nuestros propósitos: sernos útiles en las necesidades humanas.

A decir verdad, los momentos introspectivos que tú y yo hemos tenido han significado bastante. Nadie había tenido tantas atenciones conmigo y jamás había escuchado a alguien habLar tan apasionadamente de su carrera.

Existe cierta incertidumbre acerca de mi futuro al volver a poner un pie en mi ciudad. Lo que parecía indicar el final de una era es en realidad el preámbulo de un acertijo que definirá el resto de mi año. Por el momento me gusta tener la cabeza en las nubes -de forma figurativa y literal-, creo que es la mejor manera de protegerme de mis altas expectativas. Estando aquí esas ideas se mantienen alejadas, pero se encuentran al acecho como Cumulonimbus que incentivan la expectativa de cuándo lloverá o en este caso, en qUé momento estas van a alcanzarme y me arrebataran lo poco de lucidez mental que me queda. He comenzado a pensar en que tú eres la salvación a este escenario, pero no sé siquiera si existe un ‘nosotros’. Contar con dos escenarios similares a éste en dos ciudades diferentes me inquieta y a la vez me tranquiliza.

El sentimiento hacia estaS dos situaciones no es el mismo. Si tuviera que escoger me decantaría por ti sin dudarlo.

Noche 3

1 de junio

1:48 a.m.

El karma se hace presente como respuesta a mis cuestionables acciones. Las pesadillas no me dejan dormir y la enfermedad tampoco. Las altas fiebres se convierten en demonios que perturban mi necesitada tranquilidad.

Quizá lo mejor no sea escribir mis pensamientos en estos momentos. Miraré hacia el techo, esperaré hasta que el frío se convierta en calidez. Hasta ese momento descansaré.

Anexo un extracto de la anécdota Mi delirio es seis letras: D E N G U E escrita un día antes, 30 de mayo:

«Maldita seas desde el momento que entraste en mi cuerpo y lo convertiste en una constante de malestares que no le deseo ni a mi peor enemigo. A ti, que solo te creía como algo lejano; como algo que nunca pensé que me ocurriría. Pero ahora, sumerges mis noches en un tortuoso mar de delirios, mientras un sudor me recorre como si este fueran lágrimas que mi cuerpo libera para suplicarte que termines con este sinfín.»

[…]

«Por unos instantes le pido a San Pedro que me lleve de una vez, aunque sea unos minutos para dormir bien y después me retache con v de vuelta. Eres tan desgraciado que no me dejas probar un bocado sin querer vomitar. Al menos déjame echar algo a la panza si es que quieres seguir fastidiando mi existencia. En su lugar, hazme vomitar los medicamentos en lugar de la comida por que eso parece molestarte. Te mantienen a raya un tiempo, pero cuando estos ceden ante ti te preparas para atacar una vez más.»

Noche 4

1 de julio

5:44 a.m.

En definitiva el alcohol ya no es lo mío, y los lugares con música a tope tampoco.

Intenté ser una versión del yo de hace años sin éxito. Creo que jamás podré serlo de nueva cuenta, ya no me siento cómodo siéndolo afortunadamente.

Afrontando las consecuencias de haberme alcoholizado más de lo debido, me retuerzo de un lado a otro viendo como la luz de la luna cambia la iluminación de la habitación según la hora.

Me senté en la orilla de la cama y vi el reloj marcar las 5:44 am. Casi nada para la mañana.

Hace exactamente un mes el dengue me mataba y ahora es el alcohol el causante de mis desvelos, aunque prefiero que sea este el factor de mi insomnio y no la maldita enfermedad.

Ya son varias noches en las que he escrito estas reflexiones y en ningún caso me he sentido mejor liberando mi mente de toda esta paja mental, al contrario, nuevos escenarios surgen dentro de mis narrativas al punto en que no me siento conectado con mi realidad. Aún puedo librarme de mis pensamientos aunque escapar cada vez me es más difícil.

¿Cuando la cordura llegará al punto sin retorno?

Noche 5

29 de julio

3:07 a.m.

De aquel abril quedan secuelas de lo que pudo ser y no se concretó. El sentimiento se intensifica y perturba mis sueños, los convierte en historias con finales distintos, algunos más placenteros que otros.

Tengo miedo de que llegue agosto ya que el sentimiento de querer tenerlo todo se vuelve más fuerte conforme avanzan los días. Debería culpar a esa canción de Ms. Swift por hacer de un mes un momento de nostalgia de aquello que perdimos y que no regresará. ¿Por qué digo esto? Las vacaciones se terminan y eso significa que las posibilidades de un encuentro también. Todos volveremos a nuestros destinos conforme la ciudad finalice sus actividades.

Sin embargo, en el corazón de un patético las esperanzas no se esfuman. Las migajas dadas por gente como tú son la adicción más grande para las mentalidades débiles como la mía.