Cada vez que miraba hacia el cielo tan puro y observaba esas estrellas tan brillantes me sentía tan libre, tan llena de tranquilidad y se me venía a la cabeza su recuerdo, porque esas sensaciones eran las mismas que tenía cuando estaba cerca de él, sólo el cielo y la noche oscura me lo traía del pasado y aquella canción que hice mía desde que se fue, aquella canción que me trae tanta nostalgia, la que me recuerda mis raíces, la canción es “Alpaquitay” y no es una alpaca en diminutivo, es una palabra en quechua que significa “Amor de siempre para siempre”, «La promesa de estar siempre juntos», “Amor que se guarda para siempre”, y es que nada podrá igualar este sentir, así es como sentimos a esos amores que no están destinados a ser pero que te dejan una huella impregnada en la piel, en el pensamiento, en el alma, en todo aquello es imperceptible a la vista.
En aquellas noches frías en las que me pongo a pensar en “nada” es cuando prendo mi playlist y escucho esas canciones tristes y canto como si fuese la última vez que lo hago:
Nuestro amor siempre dure
Siempre perdure hasta la muerte
Solo tú sabes que aquí en la sierra
El primer beso, ¡es para siempre!
Que el juramento de amor
Tiene la fuerza del sol, también del viento
¡Y no se rompe!
Prométeme, que mía serás
Alpaquitay, alpaquitay, alpaquitay
Mi corazón, tuyo será
Solo tú y yo, me prometiste y me dijiste:
«Y yo te prometo, que todas las estrellas del cielo, serán tuyas»
Sí! , muchas veces me gusta pensar en el que hubiese pasado sí, me gusta castigarme así, júzguenme ustedes si nunca lo hicieron, creo que ninguno lo hará.
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