Las Bragas de Laura (Noveno Capítulo)

Las Bragas de Laura (Noveno Capítulo)

Llegando a su departamento, lo primero que hizo fue revisar su computadora y enterarse de todo lo que había pasado durante su ausencia en el trabajo, pues con lo ocurrido en la noche anterior y su corta estadía en el hospital, no había tenido tiempo de revisar el correo, así como los mensajes del móvil.

Luego de una breve ojeada no encontró nada interesante o que ameritaba que se quedara más tiempo en la computadora, estaba por cerrarla cuando se le vino a lamente una idea, debía saber que estaba haciendo su amigo Tom en su ciudad y cuál era el motivo o caso en el que estaba trabajando.

Busco en la plataforma de casos judiciales a la que tenía acceso como abogada de los tribunales, escudriño varios casos donde no aparecía el nombre de Tom, hasta que en uno que estaba considerado como especial, aparecía su nombre, abrió el documento y descubrió que estaba trabajando en el caso del preso llamado Darío y que se había fugado días atrás.

¡Coincidencias!

Este fue el primer pensamiento que tuvo y rápidamente, buscó más información sobre el caso, que le diera contexto sobre aquello en la que incidentalmente estaba involucrada; pues ella lo había defendido durante la audiencia pública en la que se descompensó.

Busco entre sus cosas del bolso, para encontrar algo que le calmara la ansiedad, pero lo único que encontró fue la nota que le había dejado el taxista y su móvil que estaba apagado después de varias horas de estar sin carga, lo conecto y espero unos minutos hasta que marcó el número de su amigo Tom para indagarle sobre el caso.

Al otro lado de la línea, su amigo se alegró de escucharla, pues no sabía de ella desde la noche en que habían ido al bar y él se había desaparecido y cuando regresó Laura ya había tomado un Uber para regresar a su departamento.

Luego de las respectivas aclaraciones Laura fue directo a lo que quería saber

¿Tu estas trabajando en el caso de un fugitivo llamado Darío N.?

Tom se extrañó por la pregunta, pero respondió.

¡Si!

Y de inmediato preguntó

¿Por qué?

Laura se tomó unos segundos antes de contestar a la interrogante de Tom, pues debía de poner sus ideas en orden para poder explicarle a su amigo los acontecimientos sucedidos.

Te comento Tom, que yo estaba defendiendo a ese sujeto como defensora publica, y durante la audiencia me descompensé y tuve que dejar el caso; además, que durante la noche

siguiente donde se había escapado, este sujeto me llamó a mi móvil y me manifestó que tenía algo que me pertenecía.

Tom decidido no indagar más y le manifestó a Laura que debían verse en persona para comentarle más obre ese caso. Tom fue hasta el apartamento de Laura, se tomó un café mientras Laura se preparó un té.

Con miedo y un poco de ansiedad le explico lo sucedido esa noche y todas las otras cosas que le habían sucedido en los días subsiguientes, incluido el episodio en el bar donde los dos habían ido. Tom se quedó en silencio mientras Laura relataba la historia, al final la tomó de la mano y le dijo que se calmara.

Tom le dio un par de sorbos a su café, y miró fijamente a Laura y le dijo. El prófugo al que estoy investigando, y que, según tú es el mismo, es un sujeto muy peligroso, está involucrado en tráfico de personas, tráfico de armas y no sé qué otras cosas más.

Laura sintió que un sudor frio se le escurría por la espalda, estaba por caer desmayada cuando Tom se percató de eso y alcanzo a sostenerla entre sus brazos y la recostó sobre el sofá, le dio unas palmaditas en el rostro para que recobrara la conciencia.

A los poco segundos Laura abrió los ojos y se quedó mirando a Tom con una mirada de asombro y de terror, mientras eso sucedía, un par de lágrimas rodaban por sus mejillas y se las limpio con sus manos.

Tom la ayudo a reincorporarse en el sofá y le siguió contando la historia del prófugo, cada relato de Tom era como una espina dentro del cuerpo de Laura, hasta que le pidió que parara de contarle cosas. Tom no le hizo caso y prosiguió, lo último que le manifestó que debería de pedir protección a la policía por si ese sujeto estuviera acechándola o intentara ponerse en contacto con ella.

Ton se terminó su café y se despidió de Laura y le dijo que no abriera la puerta a nadie que no conociera o que sospechara que fuera peligroso; Laura le dio un gran abrazo y luego cerró la puerta con llave y se fue a descansar en su habitación.

Trato de dormir, más eso le fue imposible, pues pensaba en todo aquello que le había contado Tom y, además, de la nota del taxista desconocido que supuestamente la había llevado a su casa porque ella se había dormido en el asiento trasero.

Le tomó foto al mensaje que tenía y se lo envió a una compañera que trabajaba en el departamento de huellas y era experta en caligrafía; quería estar segura que la nota no haya sido escrita por el fugitivo Darío, después de todo debía de agotar o anticiparse a todas las probabilidades que pudieran suscitarse.

Luego de eso se tumbó en su cama, después de varios días de sofocones, sustos y borrachera, se merecía dormir bien y en su habitación. Como pudo se puso la bata de dormir, se fue al baño a cepillarse los dientes y se acostó hasta la mañana siguiente donde el despertador hizo el papel de sujeto indeseable al despertarla.

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