Lágrimas de sangre


Cada noche luego de nuestra ruptura busco consuelo en la oscuridad de mi habitación.

Acostada en la cama escucho aquella canción llamada mil lágrimas, la misma cantidad de lágrimas que he derramado desde nuestra separación.

¿Quién diría que una simple canción causaría tan fuerte emoción en el corazón de una adolescente en desolación?

¿Quién diría que tu primer amor te llevaría a la desesperación?

¿Quién diría que lloraría lágrimas de sangre al percatarme de que la atención de mi amor se centraba en aquella silueta de cabello negro?

Sus intenciones eran desconocidas, pero atrevidas.

Una vez más mi intuición fue asertiva, ya que a los días el amor de mi vida se alejaría de todo lo que construimos entre risas, besos y caricias.

Siempre supe que esto ocurriría, pero decidí arriesgarme para continuar con la monotonía.

¿Quién diría que el primer amor te dejaría hecha trizas?

¿Quién diría que mi amor se transformaría en lágrimas de sangre?

Aquellas que escurrían por esas mejillas que un día sonreían por lo bello que sentía con tu compañía.

¿Quién diría que a tu lado una mentira viviría?

¿Quién puede culparme por llorar lágrimas de sangre por una persona a la cual fui devota y por la cual hoy en día aún no logro arrancar de mi vida?

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